Hoy salí a caminar hacia la playa de Merón, en San Vicente de la Barquera (SVB). Es una playa inmensa que estaba con la marea baja y llena de surfistas en el agua esperando pacientemente el paso de las olas para deslizarse sobre ellas.
Se nota que estamos en
Semana Santa porque SVB está siendo invadida por los turistas. El día estaba
ideal para caminar, nublado, fresco.
Antes de salir me entero de la muerte de Mario Vargas Llosa, de quien he leído varios libros, y a quien considero un excelente escritor, merecedor del premio Nóbel de literatura. Premio que obtuvo en buena lid. Es un peruano de tomo y lomo que honra a su país. Los peruanos pueden estar orgullosos de ser uno de los suyos.
Incursionó sin éxito en la
política cuando tenía todas las de ganar, siendo vencido por un desconocido
Fujimori que después salió con su domingo siete. Es el clásico dictador que
emergió a partir del voto popular. Para ser demócrata no es condición
suficiente acceder al poder político a punta de votos, también se requiere gobernar
democráticamente.
En sus tiempos mozos,
Vargas Llosa coqueteó con el comunismo, pero no nació para ser rastrero ni obsecuente, sino como un liberal de tomo y lomo, en el más pleno y positivo sentido de
la palabra. Demócrata a carta cabal rechazó toda dictadura. Recuerdo que poco
antes del plebiscito del 88 vino a Chile, participando en un foro junto con
Adolfo Suarez, quien fuera presidente de España, respaldando a quienes
estábamos por derrotar a la dictadura en el plebiscito con un papel y un lápiz.
Varios de sus libros
son memorables, me atrevería a decir que todos. Le he leído varios de ellos. La
fiesta del chivo es uno de ellos. En él retrata la dictadura de Rafael Trujillo
en la República Dominicana. Tenía calados a todos los dictadores. A él no le
venían con cuentos. Supo retratarlos con maestría, sin medias tintas.
Hace no mucho estuvo en Chile invitado por fundaciones proclives al neoliberalismo donde lo entrevistaban para llevar agua a sus respectivos molinos. En una de estas entrevistas, le preguntaron si no veía con buenos ojos a Pinochet por la política económica aplicada, asumiendo que con ella había logrado sacar adelante al país. Quien lo entrevistó fue Alex Kaiser, hermano de Johannes, el Milei chileno.
Vargas Llosa no pisó el palito. Respondió que esa era una mala pregunta, que no hay dictaduras buenas y malas, que toda dictadura es mala, que no se puede diseccionar, rescatando de ellas eventuales cosas buenas dado que son malas per se (leer aquí)
Acá me estoy volando. No son estas sus palabras, pero sí fue capaz de
pararle los carros a quien lo estaba entrevistando. La entrevista completa debe estar en
youtube donde pueden encontrarla.
En todo caso, como
escritor, mi apreciación la sintetizo en una palabra: NOTABLE, con mayúscula. Le hace honor a
la literatura en nuestro idioma. Grande Mario Vargas Llosa.
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