diciembre 27, 2019

2019 Un año imprevisible

No cabe duda que se va un año que pocos previeron, tanto a nivel nacional como internacional. No sé de nadie que haya previsto que en Chile este sería el año del estallido social, que se abriría la cancha para el cambio constitucional y que la coalición de gobierno viviría su crisis más intensa.

A fines del año pasado, respecto de lo que se venía para el 2019, hice mención a la existencia de una suerte de orden de “virar hacia la derecha” caracterizada por un viraje hacia el autoritarismo en lo político con miras a imponer orden y seguridad, hacia el neoliberalismo en lo económico, y hacia el conservadurismo en lo valórico. Todo ello a como dé lugar. Pues bien, en Chile, el estallido social de octubre que sorprendió a moros y cristianos, parece representar un alto en este viraje si nos atenemos a las demandas políticas, sociales y económicas que están tras las movilizaciones. En concreto, un hastío con el modelo neoliberal imperante.

Habrá que ver en qué terminará este cuento. Esto es lo que estará en juego el 2020. Todo parece señalar que será un año en el que estará en juego la continuidad de la actual constitución política del Estado, así como lo medular de un modelo al que se le imputa la mayor responsabilidad de la agobiante y creciente desigualdad reinante.

El año 2019, sorprendentemente termina con una coalición de gobierno hecha trizas, lo que de ningún modo significa que la oposición pueda cantar victoria, porque ella sigue por los suelos sin atinar. Probablemente sea el plebiscito de abril la ocasión en que surjan nuevos clivajes. Dentro de la derecha habrá quienes defenderán con todo la actual constitución y quienes se abran a la elaboración de una nueva. En la izquierda estarán quienes respaldarán el cambio constitucional, y quienes se marginen del proceso por no confiar en él. Lo que posiblemente esté en juego es el ascenso de los extremos, la polarización, o el predominio de la moderación, del sentido común.

A nivel internacional fue un año más previsible: Trump continúa en las cuerdas y el mundo sigue pendiente de una guerra comercial USA-China, donde sus principales líderes parecen estar jugando como el perro y el gato poniendo en ascuas al resto del mundo que vive al vaivén de sus caprichos.

En Gran Bretaña, Boris Johnson se está saliendo con la suya, siendo un hecho que el 2020 será el año del brexit, la salida de la Unión Europea. Lo ocurrido en Gran Bretaña es expresión del ascenso de los nacionalismos.

Mientras tanto, el cambio climático sigue su curso a vista y paciencia de todo del mundo sin que se visualice capacidad política para enfrentarlo. El fracaso de COP25 en Madrid es una clara señal de la ausencia de liderazgo que se vive a todo nivel.

Resulta paradojal que en tiempos de globalización, estén resurgiendo los nacionalismos en una suerte de reacción del tipo “sálvese quien pueda”. Frente a un tema que afecta a todo el planeta, como es el cambio climático, no existen soluciones nacionales, sino soluciones globales. Más que nunca se requieren acciones a nivel mundial, conjuntas. No hay que ser muy astuto para percatarse que al paso que vamos, vamos hacia un punto de no retorno. La complejidad del momento que se vive exige acciones globales. Aún es tiempo.

diciembre 26, 2019

¿Qué dijeron los talquinos?

Uno de los hitos del año que se va estuvo constituido por la consulta ciudadana que tuvo lugar este mes a lo largo del país. En el caso de Talca contó con la participación de más de 30,000 ciudadanos, quienes tuvieron oportunidad de expresarse en torno a temáticas puestas sobre la mesa por el estallido social del 18 de octubre. Estallido que tiene marcando ocupadas a las elites nacionales, procurando desentrañar los misterios de su origen, su razón de ser, sus características. Mientras unos ponen el acento en la forma, otros lo ponen en el fondo; unos en la represión, otros en la atención a las demandas.

Con los resultados a nivel comunal en mano, es interesante conocer lo que nos dicen los talquinos. A nivel institucional, en línea con los resultados nacionales, sobre el 90% de los talquinos afirman estar de acuerdo con una nueva constitución, y un 70% aspira que ella sea elaborada por una convención constitucional, esto es, por delegados especialmente elegidos para estos efectos. Menos del 25% se declaró partidaria de una convención mixta en la que la mitad de los delegados fuesen los actuales parlamentarios. Y sobre el 85% desea que se retorne al voto obligatorio, el que es concebido no solo como una derecho, sino como un deber ciudadano. Esto último se debería a la creciente proporción de ciudadanos que no votan en las elecciones a las cuales han estado convocados, particularmente por parte de los más jóvenes.

En el ámbito municipal, más del 80% de los talquinos, al igual que en el resto del país, aspiran que los municipios estén premunidos de más atribuciones y recursos. En este plano parece confiarse en profundizar una agenda de descentralización, regionalización y municipalización. Mal que mal, lo que la ciudadanía tiene más a mano, son los municipios.

Respecto de la consulta asociada a la corrupción, lavado de dinero o narcotráfico, sobre el 90% de los talquinos consideran que a quienes son condenados por estos delitos se les impida postular a cargos de representación popular y a empleos públicos. Similar proporción se expresó en los mismos términos a nivel nacional.

Al igual que en el resto del país, en Talca sobre el 90% se manifestó de acuerdo con rebajar el IVA a los productos de primera necesidad. Esta rebaja que en el pasado se veía como impensable, hoy se ve como imprescindible para aliviar los bolsillos de los sectores más desposeídos por su impacto dentro del presupuesto familiar.

En el ámbito social las tres demandas sociales visualizadas como las más importantes por los talquinos fueron el mejoramiento de las pensiones (25%), el mejoramiento de la calidad de la salud pública (20%) y el acceso y la calidad de la educación pública (15%). Estas tres demandas sociales son las mismas que encabezan los resultados a nivel nacional, y que ha enarbolado el estallido social de octubre.

Sobre el 85% de los talquinos afirman estar de acuerdo con eliminar el sistema de AFP y subsidiar los pagos que deben realizar los adultos mayores en materia de contribuciones de bienes raíces, de transporte público y de consumos básicos (luz, agua y gas). Las bajas pensiones de la inmensa mayoría de los adultos mayores explican esta contundente respuesta de los talquinos.

Por último, los resultados agrupados en el voto comunal, señalan que las cinco necesidades más importantes que se debieran satisfacer, cada una de ellas con más del 10% de las preferencias, son disponer de: una clínica odontológica municipal; un hospital base exclusivo para Talca, esto es, uno aparte del hospital regional existente; parques y áreas verdes en aquellos barrios donde viven los sectores más vulnerables; un plan de desarrollo participativo con los jóvenes y para los jóvenes talquinos; y consultas ciudadanas sobre materias de interés vecinal, al menos una vez al año.

Como puede verse, los resultados nos muestran a grandes brochazos las principales inquietudes de los talquinos y que las autoridades, tanto comunales, regionales como nacionales harían bien en analizar para orientar sus políticas y correspondientes acciones.

diciembre 18, 2019

¿Qué nos dijo la consulta ciudadana?

El pasado domingo 15 de diciembre tuvo lugar una inédita consulta ciudadana a nivel nacional que contó con la participación de más de dos millones de personas que votaron. A cada uno se nos dio 3 votos. Uno era el voto institucional de carácter eminentemente político, que fue el mismo a nivel nacional; otro era un voto de carácter social en torno a las demandas más relevantes; y el último era de carácter comunal propiamente tal que apuntaba a identificar las necesidades que la ciudadanía visualiza como más importantes. Desafortunadamente, al momento de escribir estas líneas aún no cuento con los resultados a nivel comunal para conocer seguir la pista de los resultados a este nivel.

La relevancia de la consulta radica en su carácter de pionera y ser consecuencia del estallido social desencadenado el 18 de octubre. Sin dicho estallido, no habría existido esta consulta. Las que han existido en el pasado han sido puntuales, esporádicas, a nivel local. De hecho la actual Constitución del 80 no contempla esta clase de consultas., y por lo mismo, sus resultados no son vinculantes. Esto es, no obligan a nada. Los alcaldes, los políticos, el congreso nacional, el gobierno pueden hacerse los locos, mirando el horizonte, sin cambiar en nada sus respectivas hojas de ruta.

No faltarán quienes busquen minimizar la relevancia de la consulta, ya sea porque no abarcó a la totalidad de las comunas, como porque no contó con el apoyo del Servicio Electoral (SERVEL) y porque sus resultados pueden pasarse por alto. Sería un craso error que nos puede costar caro. No hay que olvidar que fue una consulta realizada a capella por las Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM) donde participaron alcaldes de todos los colores políticos, quienes asumieron la responsabilidad de su organización como una manera de “saber” lo que la gente quiere, sin violencia, sin odio, sin presiones, sin destrucción, sin mayor publicidad, y sin intermediarios, en forma directa. Es importante resaltar la ausencia de publicidad y la baja participación de los políticos en esta consulta. La gente tuvo ocasión de expresarse sin influencias indebidas ni machacantes.

Los resultados que se han estado dando a conocer son bastante elocuentes respecto del sentir ciudadano, tanto a nivel nacional como comunal, los cuales son bastante coincidentes en general, salvo en casos muy puntuales. Es así como más del 90% de quienes votaron afirman querer una nueva carta constitucional, y sobre el 70% aspira que esta nueva constitución salga de una convención constituyente integrada en un 100% por personas elegidas para estos efectos, excluyendo a los actuales parlamentarios.

Estos resultados dan cuenta de, al menos dos cosas. Una, que la ciudadanía estima que la actual constitución ya no admite más parches o reformas como las efectuadas a la fecha, y que a casi 40 años desde que nos rige, ya es hora de tener una constitución en regla, debidamente legitimada, que responda al Chile de hoy. Y dos, da cuenta del desprestigio de los actuales senadores y diputados, dado que no se quiere que participen en la construcción de esta nueva constitución no se quiere contar con la participación de ellos. Lo señalado debiera verse corroborado en el plebiscito de abril del próximo año.

A los resultados señalados se agrega que más del 80% de los votantes aspira que los municipios estén dotados de mayores atribuciones y recursos para el cumplimiento de las tareas que les son propias. Y por último, sobre el 90% de la población considera que quienes hayan sido condenados por corrupción, lavado de dinero, o narcotráfico, no pueden postular a cargos de elección popular ni ocupar empleos públicos. Faltó consultar si tales delitos deben ser inexcarcelables, esto es, penalizados con cárcel y no por clases de ética o pagando con recursos financieros como es lo que ha estado ocurriendo.

En el ámbito social, las mayores preocupaciones están centradas en mejorar las pensiones, en el acceso y la calidad de la educación pública, y en el mejoramiento de la calidad de la salud pública y su financiamiento. Como puede verse, estos resultados están totalmente alineados con lo que ha sido la agenda social de la rebelión de octubre.

diciembre 16, 2019

De bono en bono

Foto de Kira auf der Heide en Unsplash
Los gobiernos parecen haber encontrado en los bonos la varita mágica que les permita sortear conflictos, sacar de apuros, y/o resolver problemas. Estamos hablando de todo tipo de bonos, los de invierno, los de marzo, los de la luz, el agua, las fiestas patrias, etc. Poco se diferencian de los aguinaldos dado que estos tienen un carácter más permanente, legal. Con el paso del tiempo, en particular el modelito neoliberal que nos consume, ha ido haciendo uso y abuso de ellos.

Las razones que explican los bonos son esencialmente dos. Uno, son temporales, no comprometen recursos en el tiempo, se dan de una vez, para capear un temporal, para resolver una urgencia. Los economistas ortodoxos son proclives a los bonos justamente porque no demandan recursos a futuro que no se sabe si se van a disponer. Dos, fomenta la dependencia, el clientelismo. Por lo mismo, los políticos son proclives a ellos. Hacen creer en terreno que gracias a ellos los beneficiados tienen bonos. Como si los recursos salieran de sus bolsillos. Invita a congraciarse con ellos, a creer que gracias a los gobiernos tenemos bonos.

Aprovecho de dejar constancia que esta no es una crítica a ningún gobierno en particular, sino que a todos, moros y cristianos, de izquierda y derecha. Mal que mal a los bonos han recurrido todos, desde el innombrable en adelante. Y seguro que antes también. No será hora de poner los puntos sobre las íes?

Los bonos no resuelven nada en el mediano ni largo plazo. Tan solo sirven para urgencias. El tema es que cuando con cierta frecuencia las portadas de los medios faranduleros informan de algún bono, ello da cuenta de una agenda política-económica dominada por urgencias, y por tanto, de que algo anda mal. Y esto ocurre cuando lo urgente domina lo importante.

Veamos un ejemplo simple. Las aceras se encuentran en tan mal estado que a cada rato hay que andar reparándolas. O las calles, cuando hay que andar tapando hoyos que incrementan los gastos de mantenimiento y reparación de los automóviles y la locomoción pública. Los bonos representan eso: tapar hoyos. Es la solución a nuestros problemas? Para nada! Cuál es la solución? Muy simple para cualquiera con dos dedos de frente: hacer bien las aceras, construir bien nuestras calles acompañándolas de adecuados mantenimientos en los momentos oportunos. El costo que involucra esto, pueden tener la certeza que es menor que la de andar tapando hoyos.

Así y todo, se nos va la vida tapando hoyos, esto es, a punta de bonos. No será hora de abordar los problemas del país más en serio?

diciembre 09, 2019

¿Qué pasó? ¿Qué pasará?

Con motivo del estallido social que se ha prolongado ya por más de un mes y medio, Lucía Santa Cruz, factótum de una derecha conservadora, se explayó en el diario El Mercurio bajo el mismo encabezado de esta columna (6 de noviembre de 2019). Allí afirma que desde un tiempo ha venido insistiendo en torno a 7 puntos sobre los cuales me permito compartir algunas reflexiones a partir de una invitación de una prima muy querida.

a)la fragilidad de nuestra democracia;

Me pregunto: cuándo ha habido democracia en el más pleno sentido de la palabra, al menos en Chile? La verdad que nuestra democracia está al debe en muchos sentidos. Si bien se ha extendido el derecho a voto, no ha sido gracias a mujeres como Lucía, sino que muy por el contrario, ha sido una conquista que ha costado sangre, sudor y lágrimas. Por otra parte el voto ha sido distorsionado en distintas etapas dela historia política por la indebida intromisión del dinero, ya sea vía compra de los votos en tiempos de latifundios, ya sea por la magnitud de recursos financieros de que disponen la distintas fuerzas políticas. Por lo demás, la independencia de los distintos poderes del Estado característicos en una democracia, ha dejado bastante que desear en varios pasajes de la vida política nacional. La fuente de la fragilidad, qué duda cabe, reside en la desigualdad social imperante y la concentración de recursos económicos en una élite que le permite controlarlo todo.

b)la pérdida de los consensos fundamentales;

Me pregunto ¿cuándo han existido? ¿A qué le llama consenso fundamental? ¿A aquellos acuerdos impuestos a punta de bayonetas? ¿A aquellos celebrados bajo cuerda después del triunfo del NO en el 88 y antes de las elecciones presidenciales del 89? ¿Con el dictador gobernando un año más a pesar de ser derrotado sin apelaciones con todo el viento a su favor? ¿con el dictador cautelando “la transición democrática” desde la comandancia en jefe del ejército para evitar que se desbocara el caballo, esto es, la democracia? ¿el dictador devenido en demócrata? ¿y luego, sin pisar tierra, deviene el senador vitalicio para asegurarse fuero y no ser juzgado por crímenes de guerra? No hay tal pérdida de consensos fundamentales porque nunca han existido. Para que existan es imperativo que estemos sentados en una misma mesa en igualdad de condiciones, sin armas ni dineros bajo ni sobre la mesa.

c)la legitimación de la violencia para resolver las diferencias, y la complicidad con ella de actores supuestamente democráticos;

Me pregunto: ¿Qué dijo Lucía cuando el palacio de La Moneda ardió en llamas en 1973 cuando fue asaltado y bombardeado? Ahora viene a espantarse, y pero no la he escuchado decir ni pío en tiempos realmente violentos, cuando se torturaba en silencio, cuando se exiliaba, se desaparecía, se perseguía sin piedad a quienes no pensaban lo mismo que la derecha que aupó a las FFAA para que actuaran. Ahora, con ocasión del estallido social hacen lo mismo, solo que las FFAA de ahora quieren manos libres, no quieren ser juzgados por crímenes de guerra ni terminar en Punta Peuco. Porqué la violencia de las evasiones, de las colusiones, de los fraudes no se castiga con cárcel, sino que con clases de ética o pagando con los millones defraudados? Porqué Lucía no nos habla de la violencia partera de la violencia física que estamos viviendo estos días? De esta violencia Lucía no nos habla, hace la vista gorda.

d)la gradual erosión del prestigio de todas las instituciones del país por razones objetivas, pero también en virtud del asedio deliberado en contra de ellas;

Me pregunto: ¿quién ha estado erosionando el prestigio de las instituciones y las asedia deliberadamente? El prestigio de las instituciones se erosiona cuando ellas incumplen los deberes para las cuales fueron creadas, y su asedio proviene de aquellos sectores que promueven tales incumplimientos. En tiempos del innombrable, el poder judicial se convirtió en sucursal del poder ejecutivo controlado por las FFAA. Mientras se vulneraban los DDHH la Corte Suprema de Justicia, renunció a su rol cautelar mirando al techo. En tiempos del innombrable, el poder legislativo estuvo constituido por los cuatro comandantes en jefe de las distintas ramas de las FFAA y Carabineros. Y en la actualidad, con un poder político supuestamente democrático, pero que en la práctica está bajo el alero del poder económico concentrado en pocas familias cuyos delitos son excarcelables, no cabe duda que el prestigio de las instituciones está por el suelo.

e)la precariedad de un Estado de derecho incapaz de hacer valer la ley en La Araucanía o en el Instituto Nacional;

Me pregunto: ¿Qué dijo Lucía cuando el Estado de derecho fue arrasado en los 17 años del innombrable? ¿Acaso imperó entonces el estado de derecho? Impera el estado de derecho cuando te cobran intereses usureros? Cuando te fuerzan a endeudarte con sueldos irrisorios? ¿Cuándo estás forzado a aceptar lo inaceptable? ¿Cuándo se discute hasta la saciedad para subir el sueldo mínimo o la pensión básica por unos míseros pesos, mientras al mismo tiempo los parlamentarios se suben las dietas en millones de un minuto a otro? O cuando se aprueban gastos reservados millonarios para las FFAA?

f)el menoscabo de valores como la tolerancia, el pluralismo y la legitimidad de los acuerdos

Me pregunto: ¿Qué entiende Lucía por tolerancia? Aquella de los peones, de los obreros, a quienes se les pagaba su trabajo en las haciendas y minas con fichas para que compraran en los boliches, tiendas de los mismos dueños de tales haciendas y minas? No fueron los conservadores los que encabezaron la rebelión para terminar con el sistema de inquilinaje y opresión reinante. ¿Cuántos pagaron con sus vidas para terminar con este sistema laboral impuesto por una casta, la misma casta a la que pertenece Lucía? ¿De qué pluralismo nos habla Lucía? ¿El de la derecha social, liberal, conservadora? ¿El pluralismo entre iguales? ¿El de los decentes? ¿Qué entiende por decencia? ¿La de quienes vulneran una y otra vez los DDHH? ¿La de quienes quieren imponer el orden, su orden, a como dé lugar?

g)la ausencia de un grado mínimo de amistad cívica para que los adversarios no sean enemigos a ser destruidos.

Me pregunto:¿Qué entiende por la legitimidad de los acuerdos? ¿la der los acuerdos cocinados entre cuatro paredes? ¿la de los acuerdos entre los cuatro miembros de la junta militar? ¿la de los acuerdos entre conspicuos? ¿la de los acuerdos “impuestos” con pistolas al pecho o con dinero sobre, o bajo la mesa? La legitimidad de los acuerdos está dada por ser entre iguales, de cara a la gente, con todas las cartas sobre la mesa.

Con todo, concuerdo con Lucía, aunque mis motivos son diametralmente opuestos. En efecto, comparto que nuestra democracia es frágil porque está capturada por el nuevo dios imperante: el vil dinero que la corroe. Discrepo con Lucía respecto de la pérdida de los consensos fundamentales dado que ellos nunca han existido, y cuando han existido han sido de mentira, forzados, no voluntarios, impuestos, contra la voluntad popular.

Coincido con Lucía que se ha legitimado la violencia, pero yo hago referencia a otra violencia, la de los saqueos de las ISAPRES, de las AFPs, de los bancos y un largo etcétera. No intento minimizar ni validar la violencia de estos días, sino que por el contrario, procuro colocarla en su justa dimensión, en su globalidad, en forma no reduccionista.

Coincido en la precariedad del estado de derecho, no de ahora, sino que de siempre. Siempre ha sido precario para proteger los intereses de los más débiles. El estado de derecho, al igual que las FFAA son creaciones para proteger los intereses de los de arriba, en circunstancias que su razón de ser se asume que es al contrario: debe existir para defensa de los más débiles, no los más fuertes.

Coincido en que hay menoscabo de valores como la tolerancia, el pluralismo y la legitimidad de los acuerdos. No solo ahora, sino que siempre. Nunca hemos podido sentarnos en una misma mesa de igual a igual. El día en que sea posible, otro gallo cantará.

En síntesis:
Qué pasó? Pues todo lo que menciona Lucía se nos ha recordado como consecuencia de la explosión social.

Qué pasará? Todo depende de si nos tomamos en serio lo ocurrido, si somos capaces de sentarnos en una misma mesa, mirándonos a las caras, sin dinero ni armas en la mesa ni por debajo de ella; si somos capaces de tratarnos de igual a igual, sin discriminarnos, sin imposiciones, sin engañarnos. De lo contrario tendremos más temprano que tarde, una nueva erupción. Esto es como los terremotos, cuando la tierra se agita para liberar energía acumulada; mientras más energía se acumula, más fuerte el próximo terremoto.

diciembre 04, 2019

Los derechos humanos


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Por estos días, a raíz del estallido social vivido en Chile, ha resurgido el tema de la violación a los derechos humanos (DDHH) en el accionar de las fuerzas policiales. Personeros de organismos internacionales vinculados a la temática, en sus visitas al país han verificado numerosos casos de violación a los DDHH luego de innumerables denuncias y desgarradores testimonios por parte de los afectados.

Quienes defienden a los carabineros aluden a las difíciles circunstancias que les corresponde actuar en el cumplimiento de sus funciones, velar por el orden público en un contexto de manifestaciones, agresiones, saqueos, destrucción de bienes públicos y privados. A ello agregan que se encuentran sobrepasados, agotados, y que los carabineros también tienen DDHH.

Al respecto es importante distinguir cuándo se debe hacer referencia a los DDHH y cuándo no. Si una persona ataca o agrede a otra persona podemos estar en presencia de un delito según el tenor de la agresión y sus consecuencias; si una persona ataca o agrede a un carabinero, la connotación del delito es de mayor magnitud por tratarse de una agresión a una autoridad, a un funcionario público, a nuestro custodio.

Distinto es el caso de una agresión por parte de un carabinero, no en el marco de su accionar para repeler a un ataque, sino en el marco de un abuso del poder que le ha sido concedido por la sociedad para su resguardo. Es el caso cuando se dispara, golpea y/o patea en el suelo a una persona que ya ha sido reducida. O cuando se lleva a una persona detenida a una comisaría y se le apremia ilegítimamente, se le desnuda, atormenta, lesiona para reducirlo a la más mínima expresión. En estas circunstancias cabe la expresión de violación a los DDHH. Por tanto, en ella concurre el abuso del poder por parte de un agente del Estado en desmedro de las personas.

Dado el estallido social que se ha estado viviendo desde el 18 de octubre, no pocos han estado relativizando el concepto de los DDHH y su violación por la necesidad de imponer y restaurar el orden a como de lugar. La lógica subyacente es que en este minuto, la imposición del orden es más importante que los DDHH. Ello supone que sería imposible restaurar el orden sin violar los DDHH. Muy por el contrario, la violación de los DDHH “desordena” en vez de ordenar, atiza el fuego, asume que el orden se impone por terror, mediante el amedrentamiento, el efecto “ejemplificador” que se busca cuando se violan los DDHH.

Entre los logros, aprendizajes de la humanidad, de la sociedad en general, se encuentra el de rechazo a los atropellos a los DDHH, los cuales no son permisibles bajo circunstancia alguna.

Tanto carabineros como las FFAA no tienen manos libres para hacer lo que quieran en todo momento, así como nadie la tiene. Menos ellos que tienen el monopolio de las armas. Monopolio que solo tiene sentido en la medida que estén subordinadas al poder civil.

Todo indica que entre los déficits a lo largo de los procesos posdictatoriales de América Latina se cuenta una apropiada formación en DDHH por parte de las FFAA y carabineros, así como en parte importante de la población civil, y en una subordinación total, sin medias tintas de ellas al poder político civil.

*) quien escribe esta columna no es abogado ni experto en DDHH, por tanto, los conceptos vertidos vienen de una persona común y corriente, y por lo mismo estoy abierto a las rectificaciones pertinentes.

diciembre 03, 2019

Uruguay: ¿qué es lo que viene?


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La ajustada victoria de Lacalle es ilustrativa de una realidad que se está dando en todas partes: la existencia de dos mitades que no piensan igual, más bien que piensan, razonan de una manera diametralmente distinta. Entre esas mitades existiría una grieta cuya profundidad cuesta dimensionar. Si bien no son mitades homogéneas dado que al interior de ellas existen fisuras, éstas no alcanzan a tener la dimensión de la grieta.

Si tomáramos una línea con un punto inicial y un punto final, ambos asociados a las extremas derecha e izquierda, podemos decir que existía una suerte de continuum por la existencia de un centro moderador, que de alguna manera actuaba como vaso comunicante o amortiguador. Hoy la línea está quebrada, transformada en dos líneas, sin puntos en común. El quiebre es la grieta, es la señal de incomunicación, salvo que exista un esfuerzo de aproximación, de reconstrucción de una única línea, una línea de reencuentro de ambas. En Uruguay, el escenario político a lo largo del siglo pasado estuvo dominado por los partidos blanco y colorado, sin contrapeso alguno. La derecha y la izquierda se encontraban subsumidos en ambos partidos merced a la ley de lemas imperante. Recién a inicios de la década de los 60 hace su aparición Frente de Izquierda de Liberación Nacional (FIDEL), nacido al amparo de la revolución cubana, antecesor del actual Frente Amplio (FA).

El FA logra romper la hegemonía de los partidos tradicionales recién a comienzos del presente siglo, encabezando el gobierno por tres períodos consecutivos. Los grupos de izquierda que se encontraban en los partidos blanco y colorado, aun siendo por lo general minoría al interior de ellos, lograban algún grado de influencia en las correspondientes andaduras gubernamentales. Al desprenderse para confluir en el FA, una consecuencia fue la derechización, tanto del partido blanco o nacional como del partido colorado.

Es así como se llega a que así como blancos y colorados eran partidos rivales, hoy son partidos aliados que, junto con la reciente creación política de uncomandante dado de baja por el presidente Vázquez, Manini Ríos, Cabildo Abierto. Este último partido tiene su base partidaria entre los militares y de quienes tienen una débil adhesión a los ideales democráticos.

Así como en Uruguay, en muchos otros países, al menos de Latinoamérica, se ha producido un vaciamiento del centro, que es la que explica la grieta. Cuán insalvable sea esta grieta está por verse. Este vaciamiento político, también se ha estado dando a nivel socio-económico. En efecto, dentro del eje pobreza-riqueza, la grieta se expresa en la creciente y lacerante desigualdad que nos afecta. Si bien, en mayor o menor medida los niveles de pobreza han disminuido, quienes han salido de ella se encuentran en un estado de alta vulnerabilidad, “a medio morir saltando”, bajo el temor de volver a caer en cualquier momento en la pobreza por la inseguridad y precariedad de sus empleos.

La elección presidencial uruguaya y su resultado se inscriben en este contexto. Los pilares del triunfo de Lacalle fueron crecimiento y seguridad, los mismos que llevaron al triunfo de Piñera, candidato de la derecha en Chile. Se acabaría la fiesta de los delincuentes y se retomaría la senda del crecimiento. Al menos en lo que respecta a Chile, lo concreto es que hoy se puede afirmar que los delincuentes ya no están de fiesta, sino que de carnaval. Y respecto del bajo crecimiento que reprochaban al gobierno de Bachelet, hoy se tienen que morder la lengua, porque el deterioro que se observa es demasiado elocuente.

Haría bien Lacalle en leer bien el escenario en el que se encuentra. Si quiere imponer el modelo neoliberal a como dé lugar, siguiendo el camino de Chile, le irá mal. Lo que se está viviendo en este minuto, el reventón social es consecuencia de una imposición del modelo que la izquierda no fue capaz de desmontar, a lo más amortiguar, retrasar el estallido que ya nadie pensó que vendría.

Al respecto sugiero leer la columna fin del modelo neoliberal 

El FA ya gobernó y cayó en la trampa de la corrupción, de la cooptación, del anquilosamiento, del nepotismo, y por poco se le perdona. Su derrota en la actual coyuntura debe verse como un triunfo. Suerte que no ganó porque la obliga a repensársela, a volver a sus orígenes, a renovarse. Con otro triunfo se habría dormido en sus laureles. Tenía que morder el polvo de la derrota.

Ahora Lacalle deberá tener al frente a un FA más inteligente, más joven, que rescate lo mejor de sí. Si Lacalle decide ir por el camino de dotar al país de un mejor Estado, más robusto, con menos grasa y más músculo, que no sea cooptado por grupos de interés, con una seguridad basada en una mejor educación y una mejor salud, antes que en más FFAA, deberá contar con el apoyo entusiasta del FA.

En estas circunstancias, la insalvable grieta a que hacía alusión al comienzo, se podría salvar.

noviembre 29, 2019

Violencia callejera

Ilustrador: Cristóbal Schmal

Qué está pasando en Chile?
Un estallido de larga duración que nadie se imaginó. Mal que mal se le tenía por un país modelo en América Latina que había logrado reducir significativamente sus índices de pobreza. Ya lleva más de 6 semanas y no se vislumbra su fin.

Por qué tanta violencia callejera?
Cuesta explicarla, y como siempre, aparecen explicaciones desde los más diversos ángulos. Ahora está ocurriendo lo mismo. La violencia callejera, expresada en saqueos, vandalismos, incendios, muertos, mutilados, heridos, destrucción de bienes públicos y privados, podemos explicarla por distintos factores.

Porqué ahora bajo el gobierno de Piñera y no antes?
Esta pregunta apunta justamente a uno de los factores, el que tiene que ver con las expectativas, con una suerte de defraudación. Mal que mal Piñera fue elegido bajo el eslogan de “Y arriba los corazones porque vienen tiempos mejores” y lo que la gente ha estado viendo no es eso, sino que todo lo contrario. El gobierno se defiende atribuyendo las dificultades actuales a la herencia recibida y a un contexto internacional marcado por la guerra comercial China-USA. A esto se agrega que se confió en un gobierno cuya publicidad, y accionar, estaba centrado en el crecimiento y la seguridad. La coalición actualmente en el gobierno reprochaba al anterior su baja tasa de crecimiento y la inseguridad imperante. Haber generado altas expectativas le está pasando la cuenta al gobierno, y no solo a él, sino que a todo el país.

Qué otros factores están incidiendo?
Bueno, a la defraudación de las expectativas habría que agregar la acumulación de abusos de toda índole, particularmente de las élites económicas, sin que se les ponga coto. A lo largo de todas estas décadas las colusiones, los fraudes y las evasiones han estado a la orden del día y las penas aplicadas son irrisorias. Pagan fianzas, multas y chau. Incluso hay un sonado caso, el caso PENTA un holding empresarial cuyos más altos propietarios y ejecutivos están vinculados a uno de los partidos de derecha, la Unión Demócrata Independiente (UDI). Sus más altos ejecutivos, Eugenio Délano y Eugenio Lavín fueron “castigados” con clases de ética por su aporte de dineros irregulares a campañas políticas. Por mucho tiempo las élites políticas como las económicas han estado haciendo la vista gorda ante una lista interminable de abusos a lo largo de todos estos años. Tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe.

Hay más factores?
Si, el listado no se agota en los mencionados. También inciden la creciente desigualdad, un modelo económico-social que exacerba el individualismo en desmedro de lo colectivo, una disonancia entre el discurso y la realidad. Se habla de igualdad de oportunidades, de meritocracia, pero lo que la gente ve no es precisamente eso, sino que todo lo contrario. Ve a los hijos del presidente viajando con él a China en ruedas de negocios, ve a los parientes de los ministros encaramados en puestos de poder o accediendo a becas destinadas a quienes tienen menos recursos

A ello se agrega el narcotráfico que está siempre está presente. También el eventual interés de otros países por azuzar el conflicto. Pero estos son factores externos que solo entran a tallar si hay tierra abonada, de lo contrario no encuentra eco.

Qué posibilidades hay de normalización?
Si, posibilidades siempre hay. Al final del túnel hay luz. Más temprano que tarde volverá la luz. Cuán largo será este túnel está por verse y dependerá de la capacidad de reacción de los distintos actores involucrados. La violencia que se ha observado, si de algo ha servido, ha sido para percatarnos que no todo lo que brilla es oro.

Habrán reformas?
Tienen que haber. Esto no puede continuar así. No hay país que aguante mucho tiempo en este estado de conmoción sin que termine mal. Ya hay un acuerdo político en torno a un itinerario para una reforma constitucional, la que define las grandes reglas de juego bajo el cual el país decide vivir. Es un gran paso, necesario pero no suficiente. La gente necesita visualizar cambios inmediatos y concretos. El cambio constitucional pertenece al terreno de lo abstracto y no es inmediato.

Cuáles son estas reformas concretas e inmediatas a las que se refiere?
Lo que la gente exige es poner término a los abusos políticos, económicos y sociales de parte de los sectores dominantes, de más altos ingresos. Por tanto, sin perjuicio de otras adicionales, en lo inmediato las reformas que visualizo deben estar orientadas a: a) exigir que los delitos de cuello y corbata sean penalizados severamente e inexcarcelables; b) reducir la brecha de ingresos elevando las tasas impositivas a las familias de mayores ingresos; c) eliminar el impuesto al valor agregado aplicado a los bienes de primera necesidad que pesan fuertemente en las familias de menores ingresos; d) abordar el grave problema de las exiguas pensiones que recibe la mayoría de los jubilados; e) intervenir los intereses usureros que se están aplicando y que agravan el alto nivel de endeudamiento en que está sumida la mayoría de los chilenos.

Cree que estas reformas lograrán reducir la violencia callejera?
Confío que sí, junto con un accionar de las fuerzas policiales menos reprochables que el que han tenido hasta ahora. Los excesos en la actuación policial más que reducir la violencia callejera parecen haberla alentado. Tanto Amnistía Internacional como otras organizaciones internacionales han corroborado en terreno torturas y violaciones que no se condicen con la función policial y los derechos humanos. No puede ser que para resguardar el orden tengan que andar violando los DDHH. En este sentido hay un déficit en la formación preocupante que está dificultando el proceso de pacificación que es necesario emprender a la brevedad.

Todo esto puede terminar mal?
Claro, un escenario posible es que esto termine en una masacre y/o en una dictadura. No pocos ya quieren que las FFAA se hagan cargo de esto para imponer el orden a como dé lugar. Si no lo han hecho es porque están tan desprestigiados como todos los otros poderes. Mal que mal hay generales de ejército y de carabineros procesados judicialmente por millonarios fraudes.  El gobierno se equivoca si cree que sin una potente agenda social y reforzando la represión logrará contener la violencia. Es pan para hoy y hambre para mañana. Confiemos que termine imponiéndose la cordura y el énfasis se ponga donde corresponde: a las causas del estallido.

Uruguay: una elección ejemplar


El reciente balotaje, o segunda vuelta de la elección presidencial uruguaya arrojó un apretado resultado a favor de Luis Lacalle, un joven y experimentado político de derecha, hijo de un expresidente. Venció a duras penas al candidato oficialista de izquierda, Daniel Martínez, luego de 15 años de gobiernos frenteamplistas.

No fue una victoria contundente, sino que por el contrario, a duras penas, a pesar de que todo hacía prever que ganaría con cierta holgura. No obstante que Martínez obtuvo la primera mayoría en la primera vuelta, la coalición que logró armar Lacalle con el respaldo de los candidatos que quedaron en el camino, auguraban un triunfo de Lacalle.

Las razones son las mismas que llevaron a la derrota a la Concertación después de 16 años gobernando: desgaste, cansancio, clientelismo, petrificación, no renovación generacional, de cabezas e ideas. En democracia, la posibilidad de levantar periódicamente tarjeta verde, roja o amarilla por parte de la ciudadanía es una de sus características esenciales. Y Uruguay acaba de hacer honor a ello. La alternancia es una virtud, un signo de vitalidad que limita la perpetuación y posibilita la renovación.

Lo que viene no deja de ser una incógnita. Si bien habrá un giro respecto de lo que fueron los gobiernos frenteamplistas, la duda reside en su intensidad, su tenor, los que vendrán dados por diversos factores que empujarán en una u otra dirección. Entre ellos destaca el contexto. Uruguay, así la gran mayoría de los países, no se manda solo tanto por su tamaño, por estar encajonado entre dos países como Argentina y Brasil, como por las especiales circunstancias que vive nuestro continente y el mundo.

Cabe agregar que el triunfo de Lacalle fue posible gracias al apoyo de Guido Manini Ríos, un excomandante del Ejército quien fuera destituido por el presidente Tabaré Vázquez al efectuar declaraciones en defensa de exmilitares que vulneraban el principio de subordinación al poder político. Formó de inmediato su propio partido, Cabildo Abierto, aglutinando a una derecha dura, la que reivindica la dictadura militar, y que en su primera experiencia electoral logró una no desdeñable votación en torno al 10%. Su irrupción sorprendió al mercado político dado que casi sobrepasa al histórico partido colorado.

La votación fue tan estrecha, que tuvo que hacerse un recuento, dado que la cantidad de votos objetados superaba la diferencia que fue del orden del 1%. En no pocos países, habría ardido Troya con partidarios de uno y otro candidato reivindicando para sí el triunfo con acusaciones de fraude. Ocurrió todo lo contrario, los candidatos y sus partidarios esperaron con calma que la organización responsable del recuento electoral hiciera su tarea. Es así como esta semana Lacalle fue proclamado candidato electo, lo que fue reconocido ipso facto por su contendor.

La estrechez del resultado fuerza al entendimiento si no se quiere caer en la trampa de agudizar las diferencias que solo conducirán a la paralización. Congeniar Estado con Mercado es uno de los grandes desafíos a abordar. A ninguno de los dos se les puede dejar sueltos.

No será fácil su gobierno, pero al menos parte con el pie derecho luego de una contienda limpia. Por su parte, la remontada que tuvo a última hora el Frente Amplio, que casi casi le permite ganar, abre la cancha para un crudo análisis introspectivo y una completa renovación de todo orden. No pocas veces las derrotas sirven más que los triunfos.

noviembre 20, 2019

Desobediencia civil: origen del concepto

A raíz de la explosión social que se vive en Chile desde hace ya más de un mes, han surgido distintas expresiones para caracterizarla. Una de ellas es el de la desobediencia civil, suele asociarse a las acciones o movimientos ciudadanos de protesta social, política y/o económica, así como de desobediencia a las leyes por razones de justicia o convicción.

La primera referencia es atribuida a Henry David Thoreau, al negarse a pagar sus impuestos al gobierno de Estados Unidos en 1846 en oposición a la esclavitud imperante y a la guerra en contra de México. Condenado a prisión por ello, sienta las bases de lo que se entiende por desobediencia civil: el rechazo público, consciente, colectivo y pacífico a acatar leyes o políticas gubernamentales consideradas injustas o inmorales.

El concepto toma cuerpo con Mahatma Gandhi, en la primera mitad del siglo pasado, en oposición al monopolio impuesto por el imperio británico sobre la producción y distribución de sal que antes de la llegada de los ingleses podía realizar cualquier habitante de la India. Además, los ingleses impusieron un impuesto al consumo de sal. Cabe destacar que en esos tiempos la sal era un producto de primera necesidad para la conservación de la carne y otros alimentos.

En contraste a quienes propugnaban la violencia ante una decisión e imposición unilateral, Gandhi propuso el camino de la no violencia, la desobediencia civil. Es así como luego de un recorrido a pie de 300 km, llega a la costa del océano Índico alentando a sus compatriotas a violar las disposiciones vigentes, para tomar agua del mar, dejándola evaporar en un cuenco para sí producir sal. Con ello, tanto Gandhi como sus seguidores, se expusieron a las severas penas impuestas por los británicos a quienes produjeran sal por su cuenta. Gandhi solicitó a sus seguidores que no se resistieran a los violentos arrestos de la policía colonial. Junto con otros 60,000 personas calificadas como ladrones de sal, fue detenido y encarcelado.

Ante la imposibilidad de imponer la ley, sin una violenta represión ante quienes estaban incurriendo en la no violencia para desafiar la ley,el virrey británico termina por derogar la ley reconociendo a los indios el derecho a recolectar por sí mismos la sal.

En consecuencia, la desobediencia civil tiende a definirse como una acción de protesta colectiva, moralmente fundamentada, pública, ilegal, consciente y pacífica que, violando normas jurídicas concretas, busca producir un cambio parcial en las leyes, en las políticas o en las directrices de un gobierno.

En relación a la explosión social que vive el país, los actos de vandalismo, saqueos, destrucción de bienes públicos o privados, se oponen a lo que se entiende por desobediencia civil por su carácter no pacífico, violento, que en vez de atraer adhesión a las causas invocadas, la alejan. Por tanto, es imperioso aislar la violencia que termina por opacar el origen pacífico de una legítima protesta ciudadana contra todo tipo de abusos.

En otra columna espero explayarme más sobre el tema.

Para saber más:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-00632009000100003

noviembre 19, 2019

Uruguay: elecciones presidenciales

Este fin de semana tendrá lugar la segunda vuelta presidencial en Uruguay a la que llegan los candidatos con las dos primeras mayorías en la primera vuelta, Martinez y Lacalle, ambos representantes del Frente Amplio y del Partido Nacional, respectivamente. El Frente Amplio, es una coalición de izquierda, que ha estado gobernando los últimos 15 años, en tanto que el Partido Nacional, es un partido de centro derecha cuya base electoral histórica reside en el campo.

En la primera vuelta quedaron en el camino, entre otros, Talvi, en representación del Partido Colorado, y Manini de Cabildo Abierto. El Partico Colorado, que ha gobernado la mayor parte del tiempo en la historia uruguaya en base a una impronta social marcada por un significativo rol del Estado y cuyo fuerte se concentra en la capital, está viviendo una decadencia que se arrastra por un buen tiempo con significativos desgajamientos, tanto por la izquierda, capitalizados por el Frente Amplio, como más por la derecha, particularmente en las últimas contiendas electorales. Cabildo Abierto, partido de reciente creación por parte de quien fuese el último comandante en jefe del Ejército uruguayo del gobierno de Vázquez, Manini Ríos, obtuvo una votación que da cuenta del fortalecimiento de una derecha dura, sin medias tintas, que pone el acento en una seguridad basada en la necesidad de intensificar la penalización de los delitos, en un ambiente marcado por la inseguridad.

La votación de Manini es la que muy probablemente posibilite el triunfo de Lacalle Pou de este domingo marcando el fin de la hegemonía frenteamplista por más de una década. Este fin se visualiza por un conjunto de factores que también se dieron en Chile con la Concertación por la Democracia luego de 20 años gobernando. Entre estos factores destacan una suerte de cansancio, agotamiento, no renovación de ideas y cabezas en el Frente Amplio, las que terminan desembocando en corruptelas y abusos que producen hastío, sino rechazo en la ciudadanía, en una realidad signada por el nulo o débil crecimiento económico.

En este contexto, los cantos de sirena destinados a retomar la senda del crecimiento y terminar con la inseguridad y la corrupción, suelen encontrar eco en una ciudadanía que siente que se le mueve el piso, sin percatarnos que lo que se está moviendo tiene componentes estructurales dados por un modelo político-económico-social basado en el crecimiento perpetuo que es insostenible en el tiempo.

Prueba lo señalado lo que se está observando a nivel mundial, en diferentes países, sean estos del primer, segundo, tercer o cuarto mundo.

noviembre 15, 2019

¿Un buen o mal acuerdo?

Anoche casi todos los partidos con representación parlamentaria firmaron un histórico acuerdo en favor del cambio de la carta fundamental, la Constitución Política del Estado. A continuación acompaño una entrevista que se me hizo al respecto donde especifico mi posición.

¿Fue un buen o mal acuerdo?
Depende para quienes.

¿Cómo es eso?
Para los que juegan al todo o nada fue un mal acuerdo. Unos porque querían mantener la constitución actual, sin modificación alguna; otros, porque consideran muy alto el quorum para la aprobación de la que salga como fruto de la convención que se constituya. Fue un mal acuerdo para quienes militarizan la política creyendo que toda negociación es entre cuatro paredes, espúrea.

Fue un buen acuerdo para quienes privilegian la solución política por sobre la imposición militar o paramilitar; para quienes ven la política como un espacio de negociación, sin violencia, sin odio, sin pistolas ni billetes sobre ni debajo de la mesa

¿A quiénes se refiere?
Respecto de quienes juegan al todo o nada me refiero tanto a la derecha golpista, la que está parapetada tras Acción Republicana, como a los comunistas, así como algunos otros grupos tanto a la derecha como a la izquierda. Ven toda negociación como acuerdos cocinados tras las bambalinas, con cartas escondidas. Parte de la historia los respalda, pero esta misma historia señala que son los mismos que llegan siempre atrasados. La historia corre por delante de ellos. La desconfianza los absorbe, los anula. En momentos como estos hay que incurrir en actos de confianza, aún a riesgo de ser defraudados. No queda otra, no se puede andar por la vida desconfiando.

Fue un buen acuerdo, para unos más dulce, para otros más amargo, pero un buen acuerdo al fin y al cabo. Se apuesta por un futuro promisorio, por levantar la mirada. El acuerdo es un acto de fe en el porvenir, en que podremos ponernos de acuerdo. Es mejor vivir así que al contrario.

¿Qué ganó la derecha y/o la centroderecha?
Como siempre lo ha hecho, poner la vara alta, resguardarse. Tal como en su momento se resguardó con el sistema binominal, los senadores designados, vitalicios, los quórums calificados. La vara la reduce o elimina, cuando ve que ya no la necesita, cuando le conviene.

Siempre llega atrasada, es el freno de mano. Ahora igual, cuando vio que no tenía como seguir sosteniendo la constitución del 80, se abre. Ganó en el sentido que puso sus condiciones, que la constitución que emerja deberá contar con su visto bueno.

¿Qué ganó la izquierda y/o la centroizquierda?
Como siempre, la izquierda empujando, va más de la mano con los tiempos políticos. Logró ganar el gallito de poner en jaque la actual constitución gracias a las movilizaciones. Sin las movilizaciones pacíficas no habría pasado nada. Los saqueos, los incendios, los actos vandálicos, por el contrario, entorpecieron, pusieron en riesgo el acuerdo.

Ganó el derecho a que sean los ciudadanos los que decidan si quieren o no la constitución que tenemos, si quieren o no una asamblea constituyente, y que sean los mismos ciudadanos quienes se den la carta fundamental que quieren. El quorum exigido para que rija una nueva constitución es alto, dos tercios.

¿Cómo ve Ud. el alto quorum exigido?
Es un problema, pero prefiero verlo como una oportunidad. No sacamos nada con tener una constitución aprobada por el 50% más uno de los ciudadanos. La constitución supone que provee la estructura, el marco, el modelo de sociedad, de país, donde queremos vivir. Y lo ideal es que logre tener la más amplia mayoría, que logre unir a la mayor cantidad de personas. Nos plantea una exigencia no menor, tener un país, no dos países en uno.

Para Ud. ¿fue un buen o un mal acuerdo?
De lo dicho se desprende que respaldo plenamente el acuerdo alcanzado. Que sea bueno o no dependerá de los resultados que se logren, de la constitución que emerja, del clima que se logre generar, de no hacerse expectativas que no corresponden, de que sea acompañado de acciones, medidas que se pueden adoptar desde ya y que urgen.


Qué piensa respecto de quienes no participaron del acuerdo y/o lo rechazan?

No concuerdo con ellos, pero respeto su decisión de marginarse. Los motivos aducidos son diversos. Unos, porque no estiman que no fueron considerados; otros que se trata de un acuerdo cupular en el que no han participado los protagonistas del gran movimiento social que se ha generado; y otros, por desconfianza a la luz de experiencias anteriores. Todos tienen sus fundamentos, más o menos poderosos.


¿Cuáles son sus expectativas?

Ya lo sostuve más arriba. Confío que haya luz al final del túnel. Aunque nuestras confianzas en el pasado hayan sido defraudadas una y otra vez, no por ello dejaré de confiar. Podemos caernos una y otra vez, y no por ello dejaremos de levantarnos cada vez que nos caigamos. En 1988 se logró derrotar a la dictadura mediante un lápiz y un papel, sin violencia, sin odio, bajo el slogan de La alegría ya viene. Para muchos esa alegría aún no llega. No pocos se han visto defraudados y se sienten traicionados, no sin razones. La explosión social desatada el 18 de octubre, en plena primavera, resuena como un eco de aquel triunfo del NO en el plebiscito del 5 de octubre del 88. 

Ahora con nuevos actores, con los hijos y nietos de los protagonistas de entonces. Ellos han tomado la posta. Confiemos en que sabrán hacerlo mejor que nosotros.