noviembre 25, 2014

Una exigencia ética: la liberación de Laurence

En México un estudiante chileno, Laurence Maxwell, es detenido y acusado de los delitos de terrorismo, tentativa de homicidio, motín y asociación delictiva en medio de las manifestaciones en México por la desaparición de 43 estudiantes normalistas. La información disponible indica que Laurence, quien se encontraba comiendo en las cercanías, quedó imprevistamente en medio de los estudiantes que escapaban de la represión policial, sin alcanzar a tomar su bicicleta para salir del entuerto.

Laurence es un estudiante que se encuentra realizando un doctorado de letras hispánicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); quienes lo detuvieron son agentes policiales de la unidad de delitos terrorista, la Subprocuradoría Especializada de Delincuencia Organizada (SEIDO).

Con su detención, el objetivo perseguido no es otro que amedrentar, servir como escarmiento y desviar la atención del drama que vive México. Los policías no hallaron nada mejor que agarrar al primero que encontraron a mano y mostrarlo como trofeo ante sus superiores. Mal que mal, no podían regresar a sus cuarteles con las manos vacías. Nada nuevo bajo el sol, al menos para quienes vivimos en Chile. Acá también, a como dé lugar agarran a cualquiera, lo tapan de acusaciones, y le sacan declaraciones forzadas bajo apremios ilegítimos, para posteriormente inculparlo y sobarse las manos: misión cumplida, como diría el innombrable.

La detención arbitraria e indiscriminada responde a la clásica política destinada a criminalizar las protestas y perseguir a quienes se movilizan. En este caso, para saber dónde están los 43 estudiantes normalistas.

El presidente uruguayo, Pepe Mujica, aunque posteriormente se haya arrepentido de la boca para afuera, dado el cargo que representa, lo dijo sin pelos en la lengua: “parece que México es una especie de Estado fallido”. Me atrevería a decir que fue generoso, porque no dijo que era un Estado fallido, sino una especie de Estado fallido. Esto es, tuvo algún grado de diplomacia, porque en estricto rigor México es un Estado fallido, como tantos otros donde las instituciones simplemente no funcionan.

En México, a lo largo de estos años registra más de 10,000 desapariciones, una cifra que supera las padecidas bajo las dictaduras militares del cono sur. Pepe dice una verdad del porte de una catedral cuando afirma que “los poderes públicos están perdidos totalmente de control, están carcomidos”. México se encuentra atrapado por el crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico, que se ha infiltrado en todas las esferas, empresariales, políticas, judiciales y militares. México no será capaz de salir por sí mismo, requiere del apoyo del mundo entero, tal como en su momento Chile no podía salir de la dictadura militar sin el respaldo de las fuerzas democráticas en todo el mundo.

Por lo expuesto, el primer objetivo de Chile debe ser la liberación inmediata de Laurence, y el segundo, formar parte de una cruzada internacional destinada a liberar a México de los criminales que se han apropiado de él.

Para saber más:
Ayotzinapa, evidencia de una crisis estructural del estado mexicano de Jorge Antilano

noviembre 20, 2014

Santiago debe colapsar

La capital del reino está sufriendo, ya no solo por el Transantiago, sino por el tren metropolitano (metro). Los problemas del Transantiago, si bien se han mitigado, o la población se ha adaptado a ellos, parecen estar contagiando al metro. En mi opinión, tales problemas no debieran ser resueltos, para que se agudicen y fuercen decisiones que de otra manera no se adoptan.

Como todo lo que se deja al libre mercado, salvo que exista capacidad de planificación urbana no capturada por intereses espúreos, la tendencia es a la conformación de megápolis de 5, 10 y más millones de habitantes a expensas de pequeñas ciudades y del desarrollo integral del país. Estas megápolis concentradoras de población demandan, entre otros, más y más transporte y seguridad pública. Esto es, inversión pública por más y más calles, subterráneos, policías.

De tiempo en tiempo, se nos anuncian ampliaciones de líneas existentes, o nuevas líneas del metro; o de aumentar la planta de carabineros. Todo esto, para mantener la sostenibilidad de Santiago. Desgraciadamente, por esta vía, los recursos destinados a sustentar la capital del reino son cada vez más significativos. Como los recursos tienen usos alternativos, el resultado es que todo peso que se destina a Santiago, es peso que se resta de regiones.

El resultado es lo que tenemos, una capital que tiende a absorber más y más recursos, que convive con regiones raquíticas, que por lo mismo van perdiendo y ganando atracción. Perdiendo, porque bajo el modelo de desarrollo que vivimos, centralizador, los mejores empleos tienden a concentrarse en Santiago, dado que allá está todo. Ganando, porque la vida en regiones tiende a ser más plácida, menos tensa.
En concreto, al país le haría bien dar vuelta la tortilla, esto es, hacer un alto, y tomar la decisión de hacer más atractivas las regiones y menos atractivo Santiago. Ver como un bien fortalecer asentamientos humanos en regiones y como un mal el crecimiento de Santiago. Visto así, deben aplicarse impuestos a quienes viven en Santiago y subsidios a quienes viven en regiones.

Actualmente, las empresas tienden a usar las regiones como espacios para extraer recursos y trasladarlos a la capital. Los impuestos que tales actividades generan, deben ser para las regiones donde tienen lugar.

Los recursos humanos más calificados tienden a concentrarse en Santiago, restándole fuerza a las regiones. Esto puede cambiar si se les subsidia cuando se instalan en regiones y se les castiga con impuestos cuando prefieren estar en Santiago. Así de simple.

Lo descrito está asociado al concepto de las externalidades que manejan los economistas. Externalidades negativas, cuando genero costos en terceros y que uno no paga; externalidades positivas cuando genero beneficios en terceros por los cuales éstos no pagan. En este caso, Santiago está generando externalidades negativas, que estamos pagando quienes vivimos en regiones.

En concreto, en su propio beneficio, a falta de decisiones políticas contundentes, Santiago debe colapsar si es incapaz de dejar atrás un modelo de desarrollo centralizador que está imposibilitando un modelo de desarrollo nacional, integrado, descentralizado.

noviembre 13, 2014

México en manos del crimen organizado

Hace ya casi 50 días de la desaparición de 43 estudiantes normalistas, jóvenes que aspiraban desempeñarse como profesores en escuelas primarias en zonas rurales, pobres, de México. Pasarán los meses y los años, y sus familiares los seguirán buscando hasta encontrarlos, vivos o muertos. Esta búsqueda solo terminará cuando los encuentren. No podrá haber ley ni acuerdo, ni amnistía que favorezca a los responsables de tales desapariciones, hasta que sean devueltos a sus familiares.

Esta es una demanda contra viento y marea en defensa de un derecho humano fundamental, el de saber ¿qué pasó? ¿quiénes fueron’ ¿dónde están? Es una demanda que debe trascender a la localidad y al país en que se produjo. Es una demanda global, del mundo entero, de todo hijo(a) bien nacido(a).

El modelo de las Escuelas Normales mexicanas fue creado en la segunda mitad de la década de los 30 del siglo pasado, modelo que ha sido afectado por las políticas dominantes neoliberales en el ámbito educativo. En Chile, este modelo fue destruido bajo la dictadura del innombrable.

La falta de apoyo a este modelo educativo en México, se ha expresado en la insuficiencia de las becas de estudios y que ha dado origen a sucesivas protestas. En el municipio de Iguala, del Estado de Guerrero, su alcalde ordenó una represión tal que su consecuencia fue el asesinato de 6 jóvenes y el secuestro de otros 43 estudiantes. La policía municipal no halló nada mejor que entregar a estos 43 estudiantes a uno de los carteles del narcotráfico, Guerreros Unidos, quienes actuaron coludidos con el municipio.

Se asume que fueron asesinados, quemados para no dejar rastro alguno y de este modo dificultar la identificación de los restos de cadáveres que se han encontrado. Ya nadie se fía ni de las investigaciones judiciales ni de los forenses mexicanos, razón por la cual se está exigiendo la intervención de forenses extranjeros.

Estamos ante un crimen de un Estado coludido con carteles del narcotráfico que todo lo compra a partir de una protesta cuya criminalización ha conducido a la tragedia que se vive. Se estima que más del 10% de los municipios mexicanos están controlados por el crimen organizado, y que hay más de 30 mil desapariciones forzosas sin aclarar. En muchos de ellos, están involucrados policías, políticos y militares. La desconfianza imperante es tal que se cree que tan solo menos del 10% de los delitos son denunciados.

Como broche de oro, México es el país con la mayor cantidad de crímenes contra periodistas en nuestro continente. Dado el nivel de poder que ha alcanzado el crimen organizado con el respaldo del narcotráfico, se hace difícil creer que el presidente haya sido realmente elegido en forma democrática; imposible no pensar que lo sea con el respaldo de quienes están tras estos asesinatos, secuestros y desapariciones.

noviembre 07, 2014

La izquierda en busca de su destino

Ad portas de las elecciones presidenciales en Brasil y Uruguay, hice referencia al riesgo de que las coaliciones de sus gobernantes actuales fuesen derrotadas por coaliciones de centroderecha. Ello no ocurrió.

En Brasil, Dilma triunfó en la segunda vuelta a pesar del apoyo que el candidato de la centroderecha tuvo de la candidata que salió tercera en la primera vuelta, y que por momentos se había constituido en un fenómeno político. El pueblo brasileño volvió a darle la espalda a las ideas de la centroderecha.

En Uruguay, a diferencia de Brasil, lo que tuvo lugar fue la primera vuelta, la que confirmó lo que vaticinaban las encuestas: que habría segunda vuelta, y que ella sería entre Tabaré y Lacalle. Donde se equivocaron las encuestas fue en la distancia que los separarían, la que superó todo pronóstico. En efecto, ni sumando la votación de Lacalle y de Bordaberry, quien salió tercero, alcanzan la votación de Tabaré. Por la tanto, el favoritismo para la segunda vuelta está cargado a favor de Tabaré. Sin embargo, al igual que en el futbol, los partidos hay que jugarlos hasta el último minuto antes de cantar victoria.

La renovación generacional en la derecha, tanto en Brasil y Uruguay, por parte de sus candidatos, no les fue suficiente para ganar, en gran parte porque los candidatos eran hijos de expresidentes de derecha, al menos en Uruguay. Quien salió tercero fue Pedro Bordaberry, hijo de José María Bordaberry, quien se prestó para ser el brazo civil del golpe militar en años 70.

En ambos países, los triunfos obtenidos por la centroizquierda ocultan la ausencia de un relevo generacional y de una alternativa de sociedad que vaya más allá de administrar el modelo actual. En ese plano la derecha sigue en una posición expectante, tanto en Brasil como en Uruguay, y en muchos otros países, entre ellos Chile.

Se tiene claro que bajo el modelo socioeconómico, político y cultural dominante, los problemas que tenemos no se van a resolver, y que por el contrario, tienden a agudizarse. Esa misma claridad es la que parece que no se tiene a la hora de levantar un nuevo modelo y de cómo hacerlo, dadas las restricciones que la realidad impone.
Somos países que hemos tenido toda clase de vivencias, las que si bien no deben ser asumidas para inhibir nuestros sueños, sí deben servirnos para aprender, para extraer lecciones. Entre ellas, que no bastan los voluntarismos, que para cambios sustantivos se requieren mayorías claras, que no hay atajos, y que atizando los conflictos solo se lleva agua al molino de los más poderosos.

No queda otra que la búsqueda incansable de la colaboración, la integración, los acuerdos de cara a la gente, sin letras chicas, mirándonos a los ojos, teniendo siempre presente a los más débiles y teniendo presente que nuestros países lo tienen todo para darnos una buena vida a todos, sin excepción.