marzo 31, 2022

Retiros de los fondos previsionales

Pirámides Chile 1990 vs 2020

Gran parte de la clase política está empecinada en que saquemos nuestros fondos de las AFP. Unos, para que las familias en situación crítica puedan salir del paso recurriendo a sus fondos previsionales. Otros, para hacer zumbar las AFP en razón de su oposición al sistema que encarnan. Unos van por el quinto retiro del 10%, en tanto que otros van a por todas, esto es, el 100%.

Quienes promueven esto se ubican en todo el espectro político dado que sus promotores, sin vergüenza alguna, se encuentran tanto a la izquierda como a la derecha. En lugar de centrarnos en conversar y discutir para llegar a un acuerdo en torno al sistema previsional que queremos tener, lo que se nos ofrece es pan para hoy, y hambre para mañana.

Para el mundo político pareciera ser más fácil legislar para autorizar a que metamos mano en nuestros bolsillos para obtener recursos destinados a nuestra vejez, que legislar para construir un sistema previsional capaz de conciliar los intereses individuales con los colectivos. Esta es la tragedia que nos embarga.

Es hora de ponernos serios: no podemos pedirle peras al olmo. Mientras los sueldos sean bajos, es imposible pensar en que las pensiones no lo sean. Cualquiera sea el sistema previsional que nos rija, bajo la lógica dominante que sostiene que las pensiones se calculan en base a los bajos ingresos recibidos a lo largo de nuestra vida, será imposible hacer el milagro de que como jubilados no tengamos pensiones bajas.

El sistema de reparto que no pocos añoran, al menos tal como se conoció, en la actualidad es insostenible dado que la pirámide se ha invertido en los últimos 50 años como resultado del proceso de envejecimiento poblacional que ha elevado la cantidad de personas en edad de jubilar, de la reducción de la tasa de natalidad y del proceso de automatización que han experimentado las empresas. Menos trabajadores tendrían que estar financiando a más pensionistas.

Necesitamos buscar un sistema previsional que considere los antecedentes expuestos sin perder el foco: pensiones decentes requieren de sueldos decentes. Lo primero es lo primero. Y para tener sueldos decentes es imprescindible equilibrar la relación entre el factor capital y el factor trabajo. Este desequilibrio se expresa en el bajo peso que tienen las organizaciones sindicales en relación a las organizaciones gremiales empresariales, y una de sus consecuencias es que las cotizaciones previsionales descansan en los propios trabajadores sin que el dueño del capital haga aporte alguno. Y el extremo individualismo que se vive en el país se expresa en la baja contribución estatal, lo que se ha ido modificando primero con el llamado pilar solidario y últimamente con la pensión universal garantizada.

Sin embargo queda mucho por recorrer, a abrirnos a pensar “fuera de la caja”, incluyendo la posibilidad de desacoplar las pensiones respecto de los ingresos percibidos en nuestra vida laboral. Pero lo que no podemos seguir haciendo es esconder el problema bajo la alfombra, que es lo que se ha estado haciendo con los sucesivos retiros de los fondos desde las AFP.

Las AFP han hecho su aporte al desprestigio que les aqueja. Uno de ellos es el énfasis puesto en su publicidad de que los fondos son de cada uno de los cotizantes para asegurar su futuro. La pregunta que se hace el grueso de quienes cotizan es ¿cuál futuro? Y por otro lado, al insistir en que los fondos son nuestros ¿por qué no podríamos recurrir a ellos en casos de emergencia?

Por otra parte, las propias AFP sembraron expectativas que resultaron ser falsas cuando en sus inicios informaron que jubilaríamos con el 100% de nuestros ingresos. Y que hayan sido creadas en tiempos del innombrable tampoco ayuda a prestigiarlas, y menos aún al ver que los miembros de las FFAA y de Carabineros continúan bajo un sistema de reparto.

marzo 25, 2022

Universidad de Talca: elección de rector

En la Universidad de Talca tuvo lugar la elección de rector. El más reñido del que se tiene conocimiento hasta la fecha. Ninguno de los cuatro candidatos obtuvo la mayoría absoluta, razón por la cual habrá segunda vuelta, la que tendrá lugar el próximo 31 de este mes. Al obtener las dos primeras mayorías, los candidatos que siguen en carrera son Carlos Torres y Arcadio Cerda.

Carlos Torres, Ingeniero Civil Mecánico de la Universidad Federico Santa María y Doctor en Economía del Desarrollo de la Universidad de Leipzig en Alemania. Su trayectoria incluye la Vicerrectoría de Reconstrucción creada con motivo del terremoto de febrero del 2010, la Vicerrectoría de Innovación, Desarrollo y Transferencia Tecnológica, y la Vicerrectoría de Gestión Económica y Administración. Este último cargo lo ejerció hasta la presente campaña.

Arcadio Cerda, Ingeniero Comercial de la Universidad de Concepción y Doctor en Economía Ambiental y de los Recursos Naturales de la Universidad Estatal de Oregón en Estados Unidos. Su trayectoria incluye la Decanatura de la Facultad de Economía y Negocios durante varios períodos, la Dirección de la Escuela de Graduados y la Dirección del Centro de Desarrollo Empresarial.

Ambos tienen en común una trayectoria esencialmente académica, de vinculación con el medio y con experiencia en gestión universitaria. Tanto el uno como el otro, se han caracterizado por apoyar la gestión del rector actual, Álvaro Rojas Marín, y en tal sentido se espera una continuidad en lo grueso.

Si uno observa los respectivos programas con que se presentan ambos candidatos, no es fácil encontrar diferencias sustantivas. No obstante intentaré algunas que a mi juicio se visualizan, ya sea a partir de sus respectivas trayectorias como de las campañas que han desplegado.

Carlos Torres ha demostrado capacidad de gestión organizacional a un nivel universitario, esto es, al más alto nivel en todas las vicerrectorías en las que se ha desempeñado y en su Facultad de Ingeniería ha estado a cargo de importantes proyectos de vinculación con el medio. No es un misterio que es quien ha estado más cerca de la rectoría actual. Su perfil es más tecnócrata que político. Más que ambición, parecieran que fueran las circunstancias las que lo han llevado a estar donde está y a postularse a la rectoría. Su personalidad es más reservada que extrovertida.

Arcadio Cerda ha demostrado capacidad de gestión organizacional a nivel de facultad y de dirección en las que le ha tocado desempeñarse. Si bien siempre ha sido cercano al actual rector, Álvaro Rojas, a raíz de la actual campaña pareciera haberse producido un distanciamiento. Tejedor de redes tiene un perfil más político que su oponente. Más que las circunstancias, pareciera que un destino manifiesto guiara su postulación a la rectoría. Su personalidad, a diferencia de su oponente, es particularmente extrovertida.

Cualquiera sea el ganador de la contienda, deberá liderar una Universidad que posee un sello de calidad dado por una acreditación de 6 años en todas las áreas, logro que escasas universidades ha alcanzado y que la sitúa dentro de un selecto grupo de ellas.

No olvidemos su difícil nacimiento hace ya poco más de 40 años, cuando en este mismo mes de 1981 se fusionan lo que eran sedes regionales de la Universidad de Chile y la entonces Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago, para dar origen al Instituto Profesional de Talca. Fruto de la movilización de los más diversos sectores de la ciudad, que se sentían menoscabados por no tener una universidad en la región, en octubre del mismo año, nace la Universidad de Talca. Hoy cuenta con un plantel de más de 600 académicos y más de 15 mil estudiantes de pre y posgrado.

En tal sentido es importante resaltar que desde su nacimiento hasta la fecha, la Universidad de Talca ha logrado encumbrarse desde una de las regiones más pobres del país aportando al desarrollo de la región, tanto a través de la formación de profesionales, como de la visionaria constitución de centros tecnológicos en apoyo a los sectores productivos regionales y a su contribución al desarrollo cultural de la región como lo testimonian sus múltiples espacios culturales, artísticos y recreativos. Todo esto en menos de medio siglo.

Por todo ello, quien triunfe deberá enfrentar con mucha responsabilidad los desafíos que tendrá por delante, los que no son menores en los tiempos que corren.

marzo 24, 2022

Los límites del crecimiento

Foto de Chris Gallagher en Unsplash

A raíz de la insistencia de no pocos en que sin crecimiento no hay desarrollo he recordado un informe titulado “Los límites del crecimiento” y que fuera presentado ya hace exactamente medio siglo, en 1972. En él se predice lo que estamos viviendo. Se trata de un informe generado por un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) por encargo de lo que se llamó el Club de Roma, institución privada formada por economistas, científicos y políticos preocupados por el futuro.

La pregunta que se hacía el Club de Roma y que cuya respuesta esperaba encontrar en el informe era muy simple: ¿puede el crecimiento económico y material continuar indefinidamente en un planeta finito? Para la elaboración de este informe se barajaron diversos escenarios respecto de la evolución de la sociedad en función de un conjunto de variables tales como el crecimiento poblacional, la contaminación y la disponibilidad de recursos.

Entre los escenarios planteados se incluyó uno que asumía que todo sigue más o menos igual, que la población seguiría creciendo con la misma intensidad, al igual que el consumo y el deterioro del medio ambiente. Bajo este escenario el informe señalaba que en 100 años más colapsaríamos. Esto significa que si este es el escenario en que estamos, nos quedarían tan solo 50 años para que el actual modelo económico-social se venga abajo.

Al momento de publicarse este informe, abundaron las críticas de los sectores económico-empresariales porque se invitaba al crecimiento cero, a no seguir creciendo al ritmo que se venía haciendo. Estas críticas se centraban en que ignoraba las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, la aparición de nuevos recursos, el descubrimiento de nuevos yacimientos. Se presumía que podíamos crecer indefinidamente.

La realidad que estamos viviendo, con las persistentes crisis de todo orden que observamos a diario,  nos está demostrando que el informe del Club de Roma como se le llamó en su tiempo no andaba tan despistado. Lo prueba el hecho de que estamos inmersos en un proceso de cambio climático sin freno, de migraciones sin precedentes y de un deterioro del medio ambiente cuyos alcances aún no dimensionamos. Para rematarla, por si esto fuera poco, ahora último nos acompaña una pandemia global, el retorno de la amenaza de la guerra nuclear que creíamos haber dejado atrás. Todo esto, inevitablemente termina por afectar las relaciones humanas, las que muestran signos crecientes de agresividad. Estamos hablando de un fenómeno global, que cruza todas las fronteras.

El colapso del que estamos siendo testigos era absolutamente previsible, como lo demuestra el informe en comento de medio siglo atrás. Sin embargo no quisimos, o no supimos leerlo. Seguimos como si los recursos naturales fuesen infinitos, como si la naturaleza fuese capaz de aguantar cualquier contaminación generada por nuestras actividades productivas y nuestro comportamiento como consumidores.

Hoy todo está tan entrelazado, tan globalizado, que lo que vale en la quebrada del ají también es válido aquí. El mundo está en crisis, una crisis que se avizoró hace al menos 50 años sin que a la fecha se le ponga atajo. Al menos todo lo que eventualmente se ha realizado por amortiguarlo es claramente insuficiente.  Para remate escribo estas líneas mientras los bombardeos sobre Ucrania continúan dejando toda una estela de destrucción.

No sé si aún estamos a tiempo para atajar este camino en que estamos empeñados, pero lo menos que podemos hacer es seguir bajo el modelo actual de sociedad como si nada. Seguramente Sócrates se estaría preguntando a quienes lo acompañan: ¿Qué será lo que nos empuja a la insensatez? No sé si alguien le habría respondido.

marzo 18, 2022

La oposición en su laberinto

Foto de Marek Studzinski en Unsplash

La oposición actual vive días difíciles. Si bien rescató un empate en las parlamentarias, cayó inapelablemente en las elecciones presidenciales y brilla por su irrelevancia en la Convención Constituyente. Mal que mal cuando la derecha fue gobierno, tanto con Piñera I como Piñera II, asumió enarbolando las banderas de la seguridad y de tiempos mejores.

La realidad dijo otra cosa. Hoy se viven tiempos peores y mayores niveles de inseguridad. Si bien no todos los males que se viven son imputables al gobierno que se fue, no por ello se le puede eximir de la responsabilidad que le cabe. Generó expectativas que se vieron frustradas. Prueba lo expuesto que su propia coalición, ChileVamos, terminó dándole la espalda.

Los dimes y diretes en su interior andan a la orden del día, revelando desorientación y desunión. Se debate entre ser una oposición dura, que niegue la sal y el agua al gobierno, o blanda, dialogante. Esta realidad se arrastra desde hace tiempo, como lo revelan las recriminaciones que periódicamente afloran una y otra vez, no obstante los esfuerzos por mantenerlas soterradas.

La disputa por la testera de la cámara alta desnudó la división imperante. Teniendo los votos para elegir al presidente del Senado, lo perdió. La UDI y Evópoli, con calculadora en mano, prefirieron que fuese encabezada por un senador gobiernista, Elizalde, ante que por un senador de Renovación Nacional (RN), y menos por José Manuel Ossandón.

Pero esto se viene arrastrando desde hace tiempo. Sin necesidad de retroceder mucho en el tiempo, basta recordar las últimas primarias presidenciales, donde la derecha concurrió con camas y petacas, escogiendo a su abanderado, Sebastián Sichel, a quien abandonan a poco andar. Como a cuenta gotas, poco a poco, diputados y senadores de la UDI, y también desde RN, olfateando la derrota, van dándole la espalda para respaldar a José Antonio Kast, quien no concurrió a las primarias porque sabía que allí perdía.

No es algo nuevo. Recordemos el primer gobierno de Piñera que en su momento tuvo como ministros a Longueira, Allamand y Golborne. Estos últimos se levantaron como precandidatos presidenciales de RN y la UDI para las primeras primarias presidenciales en representación de la derecha. La UDI viendo que Golborne iba de capa caída y que Allamand sería el ganador, como quien saca conejos de un sombrero, a última hora baja sin vergüenza alguna a Golborne y levanta a Longueira. Todo con el único propósito de impedir que Allamand fuese el candidato que los representara. Esta rivalidad viene de los tiempos de Jaime Guzmán y Sergio Onofre Jarpa, cuyos idearios al interior de la derecha se colocaban en polos opuestos.   

Y la UDI sale con la suya logrando el triunfo de Longueira para al otro día declararse éste en estado de depresión e inhabilitarse como candidato. Pero ya había logrado su propósito: exigir que el cupo le pertenecía. Así es como se desembarazan de Allamand y levantan a última hora la candidatura de Evelyn Matthei.

Traigo todo esto a colación para recordar que no es algo nuevo. Tampoco es algo privativo de la derecha puesto que también lo vemos en otras fuerzas políticas. Es la despiadada lucha por el poder, pero que en la derecha adquiere connotaciones especiales por los intereses en juego, los que suelen centrarse en los económicos. La derecha ha demostrado una y otra vez cómo no se debe actuar. Harían bien el centro y la izquierda en no caer en la tentación de dejarse llevar por intereses económicos y/o políticos de corto plazo que terminan avergonzando.  

marzo 10, 2022

Chile ante un inédito recambio generacional

Foto de Elias Almaguer en Unsplash

Con el gobierno encabezado por Boric se inicia un nuevo ciclo político de ruptura con la clase política responsable de la transición democrática. Todo indica que hay un fuerte recambio generacional fruto de un cierto cansancio con viejos hábitos de los viejos tercios. Es primera vez que ninguno de los partidos y coaliciones que dominaron la escena política en estas décadas, estará en el gobierno. Se está en una suerte de punto de quiebre que se expresa no solo por un relevo generacional sino que por una fragmentación política donde los partidos políticos tradicionales están quedando a la vera del camino. Está por verse cuáles son los que sobrevivirán o cuáles son los nuevos partidos que emergerán.

Se sospecha que se tendrá un presidente menos personalista, más empático, mas proclive al trabajo colectivo, donde el foco mediático no esté centrado en su persona, sino que en sus colaboradores, en las regiones. Delegar, delegar pareciera ser su slogan. Habrá que ver si a la hora de la verdad resiste la tentación de llevar el pandero, pero existe la sensación que se está adportas de un nuevo liderazgo, blando, no explícito, lo que sería algo un tanto inédito en un país como Chile caracterizado por su centralismo y presidencialismo.

Imposible soslayar que lo expresado tropezará con una realidad dramática: luego de décadas de éxtasis, de triunfalismo, de consumismo desenfrenado, ahora habrá que pisar tierra, aterrizar, asumir que vienen tiempos complejos, donde se tendrán que recorrer nuevos y desconocidos senderos. La pandemia y la realidad obligan a repensarlo todo.

Desde la derecha, con motivo de la explosión social gatillada el 2019, surgieron voces tales como “no lo vimos venir”, a pesar que no pocos advertían de un malestar que se venía incubando desde hace años. La revolución pingüina del 2006 fue un primer aviso, la rebelión universitaria del 2011 fue un segundo aviso. O como en los días del estallido del 2019, cuando Cecilia Morel, esposa de Piñera, con cierta angustia atinó a afirmar que “parece que vamos a tener que ceder algunos privilegios”.  

Todo esto vendrá adobado, endulzado o amargado en paralelo con una convención constitucional (CC) que ya está en marcha, no sin contratiempos, y un nuevo parlamento donde el gobierno estará en minoría. Una CC, cuya responsabilidad es la de elaborar una nueva constitución que deje atrás la del 80. Una CC inédita a nivel mundial donde muchos de sus integrantes provienen de movimientos sociales y que por lo mismo no está meramente constituida por expertos, sino que por personas de a pie.

De esta CC aún se desconoce qué es lo que saldrá. Desde la derecha recalcitrante se asegura que no puede salir sino un mamarracho, un desastre de una convención donde las clásicas élites tradicionales se encuentran en franca minoría. Desde la otra acera se vaticina que emergerá algo esplendoroso, nuevo, sorprendente que recoja las grandes aspiraciones nacionales. Aspiraciones que tienen que ver con el término de los abusos, la producción de bienes públicos, una relación más equilibrada entre el factor trabajo y el factor capital, entre el mundo público y privado, y con la forma con que nos relacionamos con el medio ambiente.

En cualquier país, en un contexto como el que está viviendo Chile, muy probablemente el resultado de la CC va a depender fuertemente del clima y de la relación que se logre con los poderes ejecutivo y legislativo que se instalen en marzo de este año. De esa relación y del clima imperante dependerá si se sale hacia adelante con una nueva constitución que sea la casa de todos y no de unos pocos.

Confío en las virtudes difíciles de encontrar en otras latitudes. Virtudes centradas en nuestra capacidad de resurrección, de caernos y levantarnos ante los terremotos, los cataclismos a los cuales estamos habituados, donde de la noche a la mañana todo se nos viene abajo para al otro día tener que volver a empezar a reconstruirnos, a reinicializarnos, a resetearnos. A ello cabe agregar un espíritu solidario a prueba de balas, en especial de quienes poco o nada tienen, que se mantiene vivo contra viento y marea.

marzo 08, 2022

Amanece con el pelo largo ..... de Gioconda Belli

                                      Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.

¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
Desde la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres).
Nosotras queremos ver y oler las flores.

Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos.
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
y de los que nos vendaron los pies.
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio
para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina.
Flores del que se metió en la cama de noche
y nos tapó la boca para violarnos
mientras nuestra madre dormía.
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
y del que nos corrió cuando se dio cuenta de que estábamos embarazadas.
Queremos flores del que nos condenó a muerte
forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas.
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento,
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo,
del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte.
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
y nos encerraron por locas.
Flores del que nos pega, del que se emborracha,
del que se bebe irredento el pago de la comida del mes.
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos.
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género.

Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, resurgiremos.

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuanto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

marzo 04, 2022

Con el tejo pasado

Foto de Trevor Vannoy en Unsplash

Ya estamos en los últimos días del gobierno de Piñera y adportas de que Boric asuma la presidencia, lo que ocurrirá el 11 de este mes. Lo hace con fuerte viento en contra, tanto interna como externamente. Internamente deberá lidiar con las expectativas generadas en medio de una inflación increscendo, una pandemia que no muestra signos de amainar, una coalición de partidos, el Frente Amplio sin mayor experiencia de gobierno y en franca minoría en el congreso, pensiones desvalorizándose a pasos agigantados, con los últimos comandantes en jefe del ejército procesados y/o acusados por fraudes millonarios, y una convención en marcha, pero a trastabillones.

En el frente externo la guerra en Ucrania no ayuda en nada a enfrentar la inflación, además de suscitar opuestas reacciones al interior de la coalición de gobierno conformada por el FA y el partido comunista. Al mencionar todas estas variables, visualizo un denominador común en todas ellas: el tejo pasado.

Todo tejo pasado tiene consecuencias, no siempre las que se esperan. Encierra riesgos y costos que muchas veces no se miden apropiadamente en su momento. Se estira el chicle más allá de lo que se puede. Estiramos la cuerda a más no poder y en no pocas ocasiones nos sale el tiro por la culata. Por querer ganarlo todo, terminamos perdiéndolo. Ejemplos tenemos al por mayor.

Hay tejo pasado en las expectativas generadas si se consideran las circunstancias bajo las cuales se está asumiendo el gobierno y que su período es de tan solo 4 años. O Boric se concentra en no más de dos o tres temas, o corre el riesgo de perderse. No es algo nuevo, puesto que en toda democracia se tiende a prometer más de lo que efectivamente se compromete. Un ejemplo lo tenemos en el gobierno saliente que solo pudo cumplir menos de un 60% de lo que en su momento prometió.

Está recrudeciendo una inflación que si bien tiene como origen un exceso de liquidez como secuela de los retiros del 10%, estos se explican a su vez por la reticencia gubernamental a reaccionar oportuna y debidamente frente a las consecuencias de la pandemia en el campo laboral. Hubo tejo pasado tanto en quienes promovieron los retiros del 10% como por parte del gobierno al negar la profundidad del desempleo que estaba generando la pandemia.

Hay tejo pasado en las AFP que no tienen empacho en comportarse sin el sentido de responsabilidad social al que están llamados por el rol que cumplen al tener el monopolio de las cotizaciones obligatorias. No es sostenible que mientras los trabajadores y jubilados ven menguados sus ahorros previsionales por las caídas de los fondos, las AFP registran utilidades al por mayor. Es el colmo de la insolidaridad.

Hay tejo pasado en nuestros comandantes en jefe del Ejército que han hecho uso y abuso de sus atribuciones para defraudar al fisco y al país. Hay tejo pasado en materia de viajes y de gastos reservados. Y me temo que esto se extiende no solo a las otras ramas de las FFAA y de Carabineros, sino que también a otros ámbitos, como el deportivo, el religioso, el empresarial, el educacional. Se tira la casa por la ventana como si nada, actuándose como si se tuviera licencia para hace cualquier cosa.

Hay tejo pasado en la convención cuando se quiere hacer una constitución a la pinta de uno olvidando que se trata de construir la casa de todos. No es fácil, lo tengo clarito. De lado y lado hay tejo pasado.

En Ucrania el tejo pasado es más que visible, tanto a un lado como al otro. En Rusia sienten que la Unión Europea se pasó de revoluciones en su avance hasta llegar a la frontera con Rusia, al incluir a países que no hace mucho estaban en la órbita soviética. Y hay una reacción desproporcionada en la decisión rusa cuando resuelve por sí y ante sí, invadir Ucrania.

El orden tal como lo soñamos será el que emerja el día en que hayamos erradicado la política del tejo pasado, la que da origen a desigualdades inmerecidas de todo tipo.