julio 29, 2020

Un gabinete para la guerra

Un gobierno que se ve forzado a realizar cambios de gabinete con la frecuencia del actual, en cualquier parte del mundo es un gobierno fracasado. Al margen de los cambios en que ha tenido que incurrir por chambonadas de algunos de sus ministros, lo relevante es la incapacidad gubernamental para encarar crisis con los ministros que lo acompañan.

Ahí está la crisis no resuelta en la región de la Araucanía; ahí está la crisis gatillada por el estallido social; ahí está la crisis desatada por la pandemia; y la última, por la guerrilla interna de la coalición que lo sustenta, ChileVamos.

La realidad en La Araucanía no muestra signos de amainar, muy por el contrario, se mantiene incólume, gobierno tras gobierno, con el agravante por parte del gobierno actual que asumió teniendo entre sus banderas la crítica permanente a los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría. Ahora con el gobierno en mano, la derecha tampoco ha sido capaz de vertebrar alternativa de solución alguna sin militarizar la región. La Operación Huracán y el crimen de Camilo Catrillanca son el rostro del fracaso.

Por su parte, el estallido social gatilló las salidas del hombre fuerte y ministro del interior de entonces, Andrés Chadwick, y del ministro de hacienda, Felipe Larraín, por sus respectivos manejos político y económico de una crisis que solo pudo ser suspendida por una pandemia que nos pena hasta ahora. Pandemia que también dio origen a otro cambio de gabinete centrado en el ministro de salud.

Y por último, está el reciente, causado por la rebelión en las huestes oficialistas frente a la tozudez gubernamental por parapetarse en una estrategia de apoyo a quienes la están pasando mal caracterizada por su ineficacia, insuficiencia y tardanza. Estrategia que ha forzado al parlamento la aprobación del proyecto de retiro del 10% de los fondos que las personas tienen en las AFP con el apoyo no solo de la oposición, sino de parte importante de los propios congresistas oficialistas. Esta rebelión ha desatado una guerrilla interna que no se sabe si el gobierno está procurando apagar con el último cambio de gabinete. No sabría decir si la está apagando con bencina o con agua.

La luna de miel con Evópoli duró poco. Evópoli perdió el ministerio del interior que la UDI considera de su propiedad y no se cansó hacerlo ver hasta recuperarlo, ahora de la mano de Víctor Perez, un senador

Está clarito que es un cambio destinado a amainar la guerrilla que se vive al interior de ChileVamos y a enfrentar con tambores de guerra el plebiscito que viene, así como las elecciones que se avecinan en los años que siguen. Un cambio que da cuenta de la pérdida de poder de Piñera y de que parece estar largando la esponja.


julio 28, 2020

El automatismo que nos esclaviza

Photo by Damir Spanic on Unsplash
En las últimas décadas el modelo de sociedad basada en una economía neoliberal ha sido presentado como la única vía que nos puede conducir al desarrollo. Esta tesis ha sido sostenida esencialmente por economistas adscritos a la ortodoxia dominante. Visualizan la economía como una suerte de ciencia exacta y no como la ciencia social que es, dado que trata del comportamiento humano. El movimiento de las estrellas, la caída de un objeto es totalmente predecible, no así el comportamiento humano.

En el año 2008, con motivo de la crisis de los mercados financieros y de la economía real, la reina de Inglaterra, Isabel II, se preguntóSi los economistas son tan inteligentes, ¿por qué ninguno previó lo que iba a suceder?”. La razón estriba justamente en que la economía no es una ciencia exacta como quieren hacernos creer. Tales economistas que se dicen partidarios de las libertades individuales,  tienden a efectuar predicciones, proyecciones, pronósticos, efectuando supuestos que no están bajo su control y asumiendo determinados comportamientos de las personas.

La gran paradoja reside en que los economistas neoliberales, que tienden a hacer gárgaras con las libertades, parecen olvidar que sus vaticinios, pronósticos o predicciones, suponen que somos autómatas, por tanto, que no somos libres.   

El futuro del ser humano, si bien es predecible, no lo es totalmente justamente porque somos libres. Sería totalmente predecible si fuésemos todos esclavos. En consecuencia, si bien podríamos predecir el futuro, su validez es solo parcial, dado que no depende tan solo de lo que haya ocurrido en el pasado, sino que también de nuestro comportamiento como seres libres. Esto significa que mientras más esclavos seamos o más automatizados sean nuestros comportamientos, más predecible es el futuro, las tasas de crecimiento, de desempleo y de inflación. Y viceversa, más impredecible será en la medida que seamos capaces de hacer uso de nuestras libertades.

Por ello, si no queremos estar condenados a seguir un derrotero dado, es indispensable ser libres en todo el sentido de la palabra, lo que significa no estar condicionados por limitaciones económicas o educacionales que impidan el desarrollo de nuestras capacidades reflexivas, analíticas y críticas.

Sin estas capacidades, y restringidos económicamente, la libertad no pasa de ser una farsa. Son estas capacidades las que nos permiten ejercer la libertad  para elegir lo más conveniente para cada uno. En ausencia de libertad nuestro comportamiento podría ser estudiado como quien estudia el mundo vegetal.

¿Como se explica entonces que cuando se trata de analizar el comportamiento de un gran grupo de personas muchas de sus conductas suelen ser predecibles? La razón reside justamente en que tan solo una minoría de ellos hace pleno uso del poder que tiene de ser libre, no alcanzando a incidir mayormente en el resultado total. La predictibilidad se reduce significativamente en la medida que la mayoría esté en condiciones de ejercer su libertad. La estabilidad y predictibilidad de los fenómenos sociales se explican por el automatismo con que actúa una mayoría al no hacer uso de la libertad.

En síntesis, es importante recordar que si queremos considerarnos como personas libres, responsables y dignas, la economía no es una ciencia exacta, y menos aún, la economía aplicada, salvo que queramos ser esclavos o autómatas fácilmente reemplazables por máquinas.

Para saber más:
Carta a la Reina de economistas de la corona
Lo pequeño es hermoso de E.F.Schumacher


julio 18, 2020

El show de Pamela


A raíz de la aprobación para que los afiliados a las AFP puedan retirar un 10% de sus fondos, al término de la votación tuvo lugar un singular espectáculo cirquense por parte de una de las diputadas del conglomerado opositor, Pamela Jiles. Durante la sesión otro diputado, Florcita Motuda, tuvo la delicadeza de sostener un cartón con una leyenda que no lo honra, sino que todo lo contrario, lo desacredita. Ambos, del mismo partido, el partido humanista (PH), un partido cuya razón de ser, cuyo pensamiento, no se merece estar en el tapete noticioso por estos hechos.

Cuesta entender la lógica con que han actuado ambos diputados. Cuando se gana en buena lid, se hace con respeto al adversario. En una democracia, en el parlamento no existen enemigos, existen adversarios que piensan y se comportan de distinta manera, que pueden encontrarse en las antípodas ideológicas, pero ello no los exime de un comportamiento a la altura de las responsabilidades que han asumido. Hubo ganadores y perdedores, lo que no habilita para que unos se burlen de otros.

En futbol, tras un partido de meta y ponga, por más áspero que haya sido, los jugadores dan vuelta la hoja. Quienes perdieron felicitan a sus adversarios, y quienes ganaron se consuelan a los perdedores. Los gestos dicen mucho, retratan de cuerpo entero.

En tiempos en los que se requiere más que nunca tender puentes, actitudes públicas como las observadas, socavan posibilidades de encuentro que el país demanda con urgencia. No solo eso, distraen respecto de lo importante, son actitudes provocativas que buscan humillar, degradar al adversario, lo que es incompatible con una democracia en forma.

Se podrá afirmar que no es para tanto. Sí lo es, porque en vez de preocuparnos del fondo, del significado del resultado de la votación, de sus consecuencias, contribuye a poner el acento en la forma, en lo accesorio, que por el momento y lugar en que se dio, deja de serlo, y pasa a ser parte del fondo de la discusión.

Si lo que se pretendió fue denigrar al adversario, no se logró. Si lo que se quería era humillarlo, tampoco. Solo se logró enfurecerlo, aleonarlo, profundizar fosas allí donde se requieren puentes, entendimientos.

Es hora de ponernos serios antes que sea demasiado tarde. El país no se merece lo que está ocurriendo. Aunque no se crea, son muchos más los puntos de encuentro que los de desencuentro. Para ello solo basta que salgamos de las trincheras, que pongamos todas nuestras fichas en lo que nos une, que es mucho más de lo que creemos.

julio 17, 2020

¿Qué es el populismo?

Photo by Randy Colas on Unsplash

Dicen que vivimos tiempos de populismo a todo nivel. A nivel internacional en USA, Brasil y Gran Bretaña, sus gobiernos han sido motejados de populistas. En Chile, a raíz del proyecto que autoriza la disponibilidad del 10% de los fondos a los afiliados a las AFP para enfrentar la crisis económica generada por la pandemia, se ha acusado a sus partidarios de un actuar populista.


Normalmente tiene una connotación negativa que busca desacreditar a quien se acusa como populista. Si bien no existe una definición específica, suele asignarse el rótulo de populista a toda política, persona u organización que adopta decisiones o medidas para complacer a uno o varios grupos de interés, aparentemente sin mayor costo, con miras a conseguir su voto, preferencia o adhesión. Por lo general el populismo se apoya en el nacionalismo, la ignorancia o las emociones, tendiendo a exacerbar problemas no resueltos, o aspiraciones insatisfechas.

El populismo tiende a asociarse a la demagogia y por lo mismo, los movimientos populistas representan todo un desafío para las democracias dado que una de sus características esenciales reside en que las autoridades ejecutivas y legislativas sean elegidas mediante el voto.

Por lo general, al frente del populismo se posiciona una tecnocracia que tiende a subestimarla. Una tecnocracia que se apoya en quienes poseen altos niveles educativos y que suponen que el comportamiento humano es enteramente racional y predecible, obviando que muchas de sus conductas son irracionales e impredecibles, guiadas por las emociones. Al menos hasta ahora no se ha logrado que seamos unos autómatas.

En democracia, la política necesita de la tecnocracia, pero ella por sí sola no es suficiente porque tiende a subestimar las emociones, los sentimientos, los intereses involucrados. La tecnocracia suele analizar lo que se puede y no se puede desde un punto de vista económico-financiero, bajo el aura de la objetividad, sin considerar la viabilidad política. El populismo es su opuesto, pasa por alto la viabilidad económica, centrándose en la voluntad, en lo que se quiere sin atender a razones, explotando las emociones, sentimientos, o intereses comprometidos.

La política entendida como el espacio para resolver civilizadamente los conflictos y problemas inherentes a toda sociedad humana, es despojada de su razón de ser cuando asume un gobierno conformado por tecnócratas que creen que todo es lógica, en circunstancias que en política no todo es lógica, que las consideraciones sociales no pueden obviarse. Y la política se va al garete cuando asume un gobierno populista que hace caso omiso a lo que se puede o no se puede ética, económica y técnicamente.

Una combinación virtuosa es aquella capaz de tomar en consideración todos los factores implicados para poder satisfacer los requerimientos políticos-sociales. La factibilidad de toda política, si bien depende de limitaciones económico-financieras,  éstas también dependen de la correlación de fuerzas, de juegos de intereses. Por eso, ojo al charqui.

Estas líneas se escriben a raíz de la acusación del gobierno a la oposición de populista por aprobar un proyecto que permite que los afiliados puedan sacar hasta un 10% de sus fondos reservados para su jubilación. Importa señalar que se ha llegado a este extremo por una crisis económica-social sin precedentes. Una crisis  que el gobierno ha sido incapaz de atender oportunamente, respondiendo con propuestas que apuntan a incrementar los ya altos niveles de endeudamiento de la población.

Gobernar es educar, es priorizar, es conducir, es mirar a uno y otro lado para conciliar lo que se quiere con lo que se puede. Populismo es todo lo contrario, es ser conducido por terceros. Populismo es repartir cajas con toda la parafernalia publicitaria procurando llevar agua a su molino. Populismo es llevar como candidatos a personajes de la farándula.

El mejor antídoto para no caer en brazos del populismo reside en una ciudadanía empoderada, educada con espíritu crítico y capacidad reflexiva. Lamentablemente la calidad de la educación deja mucho que desear en este plano, lo que facilita su desarrollo.

Para saber más sugiero leer acá.

julio 15, 2020

Las AFP en la cuerda floja

Dada la emergencia en que nos encontramos, y a falta de mejores alternativas que no impliquen endeudamiento adicional al que ya agobia a la mayoría de las personas, se ha levantado la opción de que cada uno pueda retirar hasta un 10% de los fondos que tenga acumulados para sus futuras pensiones en las AFP.

Cabe recordar que las propias AFP han insistido una y otra vez, que cada uno es propietario de sus fondos, y por tanto, en casos extremos como es la emergencia en que nos encontramos, es inevitable pensar en la posibilidad de recurrir a ellos. La ausencia de ingresos por la pandemia frente a las obligaciones a pagar, la necesidad de encarar los costos de una grave enfermedad, o saber que no se sobrevivirá sino unos meses, invitan a pensar en abrirse a opciones excepcionales, particularmente cuando al frente no asoman alternativas razonables.

Es importante destacar que si bien los fondos existen, ellos no se encuentran en cajas de fondos de las AFP, por lo que no están disponibles físicamente, sino que se encuentran invertidos en distintos instrumentos financieros (bonos, acciones, etc.). En consecuencia, frente a un retiro masivo inevitablemente tiene un impacto en el valor de dichos instrumentos, y por lo tanto en los fondos que tienen acumuladas las personas. Por ello deberá haber plazos de entrega, los que no podrán ser tan inmediatos como se quisiera. Con todo, bajo cualquier plazo que se dé, por más que se busque amortiguar el impacto negativo, será imposible evitarlo. Y esto afectará más a unos que a otros, a quienes tengan más fondos acumulados y a quienes estén por jubilar.

Para no enturbiar la reflexión, no voy a entrar a analizar los intereses e interrelaciones existentes entre quienes conforman el gobierno, en particular a nivel de ministros y subsecretarios, y los directores y altos ejecutivos de las AFP, junto con los dueños y ejecutivos de las empresas en que se encuentran invertidos los fondos. No es un tema menor, pero es para otra columna.

Para nadie es una gracia tener que abordar la emergencia actual recurriendo a fondos reservados para la hora de pensionarse. Sin embargo, ¿qué se puede hacer cuando se ha perdido el trabajo? ¿cuando no hay con qué alimentar a la familia? ¿cuando ya no existe capacidad de endeudamiento por parte de la población? No es broma de tener que recurrir a fondos propios destinados a la vejez para sobrellevar el presente. Las tardías y restrictivas propuestas del gobierno que han emergido a modo de cuentagotas, ni siquiera han podido impedir que diputados y senadores de su propio sector se sumen a aprobar el proyecto de retiro del 10% de los fondos acumulados por parte de quienes lo requieran.

Lo curioso es que se ha aprobado un proyecto por el que los trabajadores tendrán que rascarse con sus propias uñas a falta de otras opciones. Como ha afirmado un economista localizado en la puerta norte de Chile, se trata de un triunfo neoliberal que los neoliberales no celebran. 

Por más que se amenace con vetar el proyecto, o que se recurra al tribunal constitucional para detenerlo, lo único que se está logrando es eludir una realidad que no se está atendiendo debidamente. Creo que es la oportunidad de repensarlo todo, de punta a cabo.

Otras miradas se pueden encontrar acá:

El retiro de fondos de las AFP: un triunfo neoliberal que los neoliberales no celebrarán de Enrique Fernández

Malo o peor de Fernando Cabrales


julio 11, 2020

El sistema de AFP existente en el país

Antes que nada es importante destacar que el sistema de AFP no es un sistema de seguridad social propiamente tal, el que supone un mínimo de solidaridad intra e intergeneracional, un mínimo de aporte empresarial y del Estado. Se trata de un sistema privado de seguridad individual obligatorio por el que cada uno va generando su propio fondo en base a los ingresos que haya logrado percibir durante su vida, sin aporte de la empresa en que uno trabaje ni del Estado. Quien a lo largo de su vida ha ganado poco, y más encima haya tenido períodos sin trabajar, acumulará poco, y en consecuencia, si es que llega a los 65 años, recibirá una pensión irrisoria que muy probablemente deba ser complementada con aportes del Estado para alcanza la pensión mínima. Es la realidad de la mayoría del país.

Este sistema convive con el sistema de previsión para las FFAA, Carabineros y la PDI, que se basa en pensiones provenientes del presupuesto público nacional, esto es de todos los chilenos que pagan sus impuestos, más afín a lo que se entiende por un sistema de reparto. Lo que no se entiende es la brutal diferencia en las pensiones que reciben el mundo civil en relación al mundo ligado a la seguridad interior y exterior como se muestra en la figura.


Si bien la seguridad es importante, también lo es la educación, la salud, etc. y tendríamos que entrar a conversar respecto de los criterios para discriminar a unos de otros.

Existen detalles en los que no me he inmiscuido y que tienen relación con las comisiones cobradas al momento de descontar de los ingresos cuando se está trabajando y cuando se pagan comisiones. Es como si los bancos me cobraran por los depósitos y giros que hacemos.

Mas encima las AFP no garantizan rentabilidad alguna, con el agravante que nos da la “libertad para elegir” entre los cinco fondos disponibles, desde el fondo A, el más riesgoso, hasta el fondo E, el menos riesgoso. Cualquiera diría que estamos jugando al casino o a la ruleta rusa. A ello se agrega que el manejo de los fondos es una verdadera caja negra, donde uno –un mortal como cualquiera- no sabe por qué bajan o suben y tiene que tragarse cualquier explicación.

Por otro lado, no me calza que las utilidades de las AFP sean independientes de la rentabilidad de los fondos que gestionan. Esto es, una AFP puede tener utilidades a pesar de que la rentabilidad de los fondos que administra sea negativa.

Por último, está el método de cálculo de la pensión, que es otra misteriosa caja negra, donde por más que los ejecutivos se esmeren en explicar, los mortales de a pie no alcanzamos a entender nada. Quienes estén interesados en recabar mayor información, sugiero:

  • Leer el blog de Víctor Ramió que reúne valiosa información en torno al sistema de AFP que rige en Chile. Sin perjuicio de que Víctor Ramió es un defensor del sistema, efectúa un exhaustivo análisis de sus características, analiza los cambios introducidos desde su creación, y propone importantes modificaciones. El último de sus artículos es Sistema Pensiones Chileno: top ten a nivel mundial.
  • Ver la presentación que distintas personalidades hicieron ante la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, entre las que destaca la de Patricio Basso (desde el minuto 16 hasta el 44). 


  • También se puede ver otra presentación exclusiva de Patricio Basso centrada en el método de cálculo de la pensión asegurando que su modificación permitiría aumentar significativamente las pensiones actuales y futuras.
  • Ver video de Fundación Sol donde se explica críticamente el modelo de AFP imperante en el país. 
  • Ver un video de Axel Kaiser de Fundación para el Progreso donde el acento está puesto en sus virtudes.

En resumen, considerando estos antecedentes, y otros que por razones de espacio omito, mi posición es contraria al sistema de AFP como sistema obligatorio con sus actuales características. Las razones se centran en:

  • su carácter discriminatorio, dado que deja a los FFAA, Carabineros y PDI fuera del sistema, y a todos los demás dentro de él. Si bien, en general los países tienen sistemas diferenciados para sus fuerzas de seguridad y defensa, sus diferencias no dan origen a pensiones tan desiguales;
  • su carácter individualista, donde cada uno debe rascarse con sus propias uñas, asumiéndose que uno recoge los frutos del esfuerzo realizado en su vida laboral, sin embargo se sabe que por lo general intervienen circunstancias que escapan a dicho esfuerzo: enfermedades, discriminaciones, u otros;
  • su ausencia de solidaridad intrageneracional, esto es, quienes más ganan no contribuyen en nada a quienes menos ganan;
  • su ausencia de solidaridad intergeneracional, esto es, que cada generación debe financiar sus propias pensiones, desentendiéndose de las pensiones de generaciones futuras;
  • su escasa transparencia en el manejo de los fondos, de las comisiones que se cobran y en el método de cálculo de las pensiones;
  • su carácter obligatorio que lo hace operar con ribetes monopolísticos; y
  • su origen ilegítimo al ser fraguado e implementado en tiempos del innombrable sinque hasta la fecha haya sido posible legitimarlo.

Esto no significa que sea partidario de eliminar las AFP. Puede ser un apropiado sistema para quienes tienen buenos y permanentes ingresos, no así para quienes tienen bajas y esporádicas remuneraciones, lo que no es imputable a las AFP. Considero que ellas tienen su razón de ser como un sistema previsional privado voluntario, no obligatorio que complemente un sistema previsional obligatorio de carácter público. Este sistema público obligatorio debe basarse en el principio de que todos los adultos mayores tienen derecho a vivir sus últimos días con dignidad. Por ello, debe otorgar una pensión única similar para todos con independencia de lo que haya logrado imponer cada uno y cuyo valor habría que definir, pero que estimo no debiera ser inferior a un equivalente a los U$S 1,000 con cargo al presupuesto de la nación. Esta pensión base podría verse complementada con lo que cada uno logre acumular  en un sistema previsional privado de carácter voluntario (AFP).

En síntesis, me inclino por un sistema mixto, de reparto e individual con los correctivos correspondientes.

julio 09, 2020

El día en que Gardel vuelva a cantar

Photo by Ian Espinosa on Unsplash

La consistencia entre lo que se dice y lo que se hace es un atributo que la sociedad en general valora, pero que desafortunadamente escasea. No es fácil ser consistente.

Esta reflexión nace a partir de una inserción efectuada en una de las redes sociales por parte de una profesora de educación básica de la ciudad de Arica donde se afirma que “cuando exista una ley que obligue a los políticos a ser atendidos en los hospitales públicos, a partir de ese momento mejorará la salud en nuestro país”.

Quienes legislan, quienes nos gobiernan, quienes deciden respecto de los montos a destinarse al sistema de salud pública, así como sus características esenciales, en su gran mayoría, por no decir todos, cuando las circunstancias lo exigen, recurren al sistema de salud privada. No deja de ser una contradicción, una inconsistencia, y por lo mismo parece razonable la exigencia de que toda autoridad pública se atienda en los centros de salud públicos existentes en el país. Para que vivan en carne propia la realidad que deben enfrentar y vivir las familias con escasos recursos que por problemas de salud deben atenderse en la red pública de salud.

No hace mucho, una diputada, María José Hoffmann, de la UDI, en medio del debate en torno al ingreso familiar de emergencia que inicialmente era de $ 65,000 por 3 meses, frente a las presiones opositoras por su aumento, no tuvo empacho en sostener “nosotros no queremos que la gente viva del Estado”. Y ella de qué vive? Hace cuántos años? Con qué facilidad se suben sus propias remuneraciones, pero a la hora de incrementar sueldos mínimos, ingresos familiares de emergencia, las dificultades son enormes. Estas son posturas insostenibles de las cuales el mundo político está plagado.

Vivimos en una sociedad dual, donde conviven dos mundos que solo se relacionan entre sí por necesidades imperiosas. El mundo de la abundancia, de la modernidad de una minoría, de donde proviene el grueso de quienes definen y deciden el país en que vivimos; y el mundo de los marginados, de los endeudados, de los subempleados, de quienes buscan escapar de la pobreza. Resulta paradojal que quienes no viven la realidad de la marginalidad son quienes formulan, implementan y evalúan las políticas para abordarla con prescindencia de quienes están afectados.

En tiempos de pandemia, luego de décadas de crecimiento que ha logrado reducir la pobreza a costa de endeudamiento, la desigualdad no decrece. Irrita la discriminación social, de trato, el discurso vacío de la meritocracia e igualdad de oportunidades. Los dos mundos persisten sin mayores espacios de interacción.

Quienes están definiendo qué hacer para enfrentar la crisis sanitaria, económica y social no la están viviendo, a lo más la están viendo, sobretodo quienes están más cerca, los alcaldes y concejales. De hecho no han perdido sus trabajos ni han visto disminuidos sus ingresos. No viven la incertidumbre en la magnitud de quienes la padecen.

Quizás sea hora de conectar estos dos mundos, tender puentes, vasos comunicantes bidireccionales con quienes están más implicados en los problemas, no con prescindencia de ellos. No solo eso, se hace imperativo acercarlos. Una convivencia pacífica de ambos mundos con sus características actuales, es insostenible en el largo plazo, salvo por la vías dictatoriales. Una democracia en plenitud no admite un distanciamiento tan severo entre sus distintos actores sociales como el que se está viviendo.

El día en que estos dos mundos se miren, abracen y confundan, ese día Gardel volverá a cantar.


julio 01, 2020

No solo hay que serlo, sino que parecerlo

Photo by Akshay Chauhan on Unsplash


La semana pasada escribí una columna referente (leer) a lo que entendía por espíritu republicano. Lo hice a partir de dos ejemplos de las más altas autoridades del país (Chile) que lo contradicen flagrantemente: el de la cotización de productos gourmet para los menús en la casa de gobierno en medio de una pandemia que tiene al país en una dolorosísima encrucijada, y el funeral de un familiar del presidente en el que no se respetaron los protocolos establecidos por el propio gobierno.

Solo incluí dos botones de muestra, los más recientes, pero no los únicos. Si la columna la hubiese escrito esta semana tendría que haber agregado otro botón: el de la salida del presidente para comprar vino en medio de la cuarentena.

Como nunca antes, la columna desató controversia. Uno de mis lectores la catalogó como uno de mis peores artículos expresando “¡Qué limitada tu visión de la izquierda que defiendes! El caviar (jamás demostrado) de La Moneda importa tan poco ante lo que se pide en la búsqueda de soluciones país, como el funeral de Bernardino Piñera, donde además no se violó protocolo de salubridad alguno (el ataúd estaba sellado por lo que era dable levantar la tapa que separaba al medio del difunto por un grueso vidrio). Ustedes han caído en la más pedestre forma de hacer oposición, quizás porque no saben dónde están parados”.

No dejó de sorprenderme tan drástico comentario, razón por la cual, por tratarse de un amigo, solo atiné a responder “¡Veo que te saqué de las casillas, lo siento!”.

Al respecto es importante aclarar que lo expresado en la columna no tiene nada que ver con visiones de izquierdas y derechas. El espíritu republicano lo puedes encontrar tanto a uno como al otro lado, en mayor o menor grado, así como ninguna de las dos visiones está exento de carecer de él. No defiendo visión de izquierda alguna, por el contrario, defiendo una visión de la derecha que sí tiene espíritu republicano, la que está asomándose tímidamente luego de décadas de oscurantismo. Es la derecha republicana que se desprende de la dictadura para sumarse al proceso de recuperación de la democracia en la segunda mitad de la década de los 80 de la mano de Hugo Zepeda, Julio Subercaseaux y Armando Jaramillo.

El lector, objetor de la columna, agrega que tanto el caviar como el funeral importan poco frente al problema que enfrenta el país. Toda la razón, y ese es el punto: es de mal gusto que las más altas autoridades estén implicadas en cotizar productos gourmet para sus menús con medio país sumergido en cuarentenas y participando en un funeral, violando sus propios protocolos –el que establece un máximo de participantes-, cuando el común de los mortales no puede hacerlo. ¡Vaya ejemplo el que nos están dando! Y después las máximas autoridades nos reclaman cuando los chilenos de a pie no acatan las disposiciones y restricciones que las circunstancias están exigiendo.

Si la columna la hubiese escrito esta semana tendría que haber agregado otro botón de muestra: la compra del presidente en un local de venta de vinos en el sector oriente de la capital del reino en medio de la cuarentena vigente en distintas partes del país. En vez de dar el ejemplo, da el contraejemplo. Vergonzoso.

El Ministro de Salud, Enrique Paris, quien lleva poco tiempo en el cargo, no se corrió ni le hizo el quite cuando se le observó el hecho, delatando un espíritu republicano digno de resaltarse. Afirmó que “Como se dice, el rey o la máxima autoridad en este caso, debe dar el ejemplo. Se lo decía Julio César a su mujer: no solo hay que serlo, sino que parecerlo”. No creo que París esté defendiendo visión de izquierda alguna. Sostuvo también que “A lo mejor el presidente se va a molestar, pero lo voy a decir: creo que hay que medir la consecuencia de los actos”. No está haciendo otra cosa que resaltar la importancia del espíritu republicano.

No se trata de que la máxima autoridad del país no pueda cotizar productos gourmet, ni pueda participar en un funeral, ni pueda comprar vino, aún en circunstancias excepcionales. Legalmente puede hacerlo por ser lo que es, la máxima autoridad, nadie discute eso. No es irrelevante.

Como dicen por ahí: la mona por más que se vista de seda, mona queda.