enero 27, 2021

La carrera presidencial desatada

Photo by Braden Collum on Unsplash
Se desató la carrera presidencial no obstante que antes, en abril, están las elecciones de constituyentes, gobernadores, alcaldes y concejales. No sé si se me escapa alguna otra. No pocos deseaban posponer el tema de las candidaturas presidenciales para después, pero primó el apuro, la necesidad de ir posicionando nombres frente a otros que ya están desde hace tiempo en carrera, como es el caso de Lavín, Matthei y Jadue.

Por la derecha, el atractivo está dado porque perciben que es carrera ganada, dada la división opositora que persiste contra viento y marea. En la oposición, la tentación tiene de la mano de un gobierno caracterizado por una paupérrima popularidad, y que por lo mismo, no debiera ser seguido por otro gobierno del mismo signo.

Desde las filas de la derecha ya ha sido proclamado el candidato de Renovación Nacional, Mario Desbordes, no sin dejar secuelas cuya magnitud –factura, fisura o simple pataleta- aún no se visualiza con claridad. Al menos logró su propósito, colocarse en el punto de partida para encabezar el proceso electoral inmediato de abril próximo.

Evópoli, partido emergente  en la coalición gobernante, no podía estar ausente. Por ello, al dar un paso al costado su líder natural, Felipe Kast,  abrió cancha la cancha a nuevos nombres, emergiendo con fuerza el de Ignacio Briones, ahora exministro de hacienda, para iniciar rápidamente su campaña. Su manera de ser, así como las políticas que promueve, inevitablemente me han hecho recordar a quien también fuera ministro de hacienda en tiempos del innombrable, Hernán Büchi.

Y la UDI, que tiene a dos candidatos bien posicionados, Joaquín Lavin y Evelyn Matthei, está ante la disyuntiva de presentarse ante ChileVamos con ellos dos, o bien con solo uno de ellos. En el primer caso corre el riesgo de que los otros candidatos entren por los palos al disgregar sus fuerzas; en el segundo caso fuerza a una definición vía encuesta, primaria o consejo general con el riesgo de que hayan heridos en el camino por más juego limpio que se proclame. No faltará el juego sucio ni las patadas en las canillas. La cerebral frialdad con que se definen las cosas en la UDI invita a pensar que optarán por poner sobre la mesa un único candidato, Lavín o Matthei, no ambos.

A los ya mencionados habría que agregar a José Antonio Kast (JAK), del novel partido republicano y Sebastián Sichel. La experiencia vivida por ChileVamos en la reciente negociación por los cupos constituyentes, invita a pensar que lo más probable es que JAK corra por fuera, para ir a la primera vuelta al igual que en la elección presidencial pasada. De esta forma, con la votación que obtenga negociará el apoyo a quien pase a una segunda vuelta que se puede dar por segura.

Sichel es un candidato suigeneris porque carece de partido, y por tanto incursiona como independiente dentro de la coalición gobernante. Además, se desconocen los respaldos con que contaría y a quienes rendiría cuenta, razón por la cual incomoda a no pocos al interior de ChileVamos. A otros les atrae la posibilidad de horadar el centro político sin mostrar la verdadera cara de la derecha, cual caballo de Troya. Se desconoce si correrá por dentro, a la hora de definir el candidatos de ChileVamos, o por fuera, como JAK, para ir a como dé lugar a la primera vuelta apostando a conquistar el voto de centro.

Por el lado opositor, hasta no hace mucho corría solo Daniel Jadue, del partido comunista. Pero ya le ha salido gente al ruedo. El pasado fin de semana se dilucidó la candidatura que llevará la DC, al triunfar sorpresiva y claramente en las primarias, Ximena Rincón, con una votación que superó las expectativas más optimistas. Votaron sobre 25,000 personas en plena pandemia lo que revitalizará a un partido que en los últimos tiempos ha vivido escisiones y vicisitudes no menores.

Este fin de semana, entre sus tres postulantes –Muñoz, Tarud y Vidal-, dirime su candidato el partido por la democracia (PPD), en tanto que el partido radical (PR) ya ha proclamado al suyo, Luis Maldonado. En el partido socialista (PS), a partir de una misiva firmada por una gran cantidad de mujeres, entre las cuales destaca la de Michelle Bachelet, inesperadamente emergió la candidatura de Paula Narvaez. Emergió con tal fuerza que lo más probable que sea proclamada sin competencia alguna en su partido.

Por el lado del Frente Amplio (FA), luego de las bajadas de Beatriz Sánchez y Fernando Atria,  no se observa ningún nombre a la fecha. Lo más probable que la mayoría de quienes adhieren al FA terminen sumándose a Jadue. En consecuencia por el mundo opositor estarán en carrera al menos 5 candidatos (Rincón, Narvaez, Maldonado, quien sea escogido en el PPD, y Jadue). Los cuatro primeros seguramente irán a una primaria para definir quién de ellos irá a la primera vuelta presidencial. Jadue, por su parte, al igual que JAK, lo más probable que esté en esa primera vuelta por los mismos motivos: negociar su apoyo a quien pase a una segunda vuelta.

Tanto en la derecha como en la izquierda, se muestran puras caras sin mayores contenidos, programas ni proyectos. Pareciera que esto último no fuera relevante, o estuviera relegado a la trastienda, porque al final del día, lo que importan son las caras, las sonrisas. Así las cosas, difícilmente los problemas de fondo que aquejan al país sean abordados con la seriedad y profundidad que merecen.

En consecuencia, lo que visualizo es un escenario presidencial de primera vuelta con 4 candidaturas con cierto peso, que representen a la derecha dura, la derecha blanda, la izquierda blanda y la izquierda dura. Salvo sorpresas, con una segunda vuelta, donde concurran los candidatos que representen a la derecha y la izquierda blandas. ¿Quién ganará? Todo depende de la concurrencia a las urnas y de los apoyos que obtengan de parte de las vertientes duras, apoyos que a la hora de gobernar pueden ser de plomo.  

 

Una decisión trascendente: ¿qué estudiar?

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Habiéndose rendido ya la prueba de transición para ingresar a la educación superior, los estudiantes se encuentran a la espera de los resultados obtenidos. Una vez conocidos se inicia el período en que postularán a las carreras e instituciones superiores (universidades, institutos profesionales, centros de formación técnica).

Por tanto, este es un período de reflexión respecto del rumbo a seguir, del futuro al que aspirar. Un tiempo trascendente en el que habrá que combinar, congeniar, compatibilizar sueños con realidades. Todo ello en un ambiente marcado por una pandemia que lo está alterando todo, y que por lo mismo, exige, más que nunca, un análisis introspectivo y del contexto en que nos desenvolvemos.  

En estas líneas procuraré poner sobre la mesa los principales elementos a considerar en las decisiones a tomar. El primero que se debe tomar en cuenta es lo que se quiere, el sueño de lo que se quiere ser y hacer, cómo se ve uno mismo a futuro. Esto debe tratarse despojado de influencias de todo orden e implica un conocimiento de sí mismo del cual sea posible extraer la voluntad, lo que se quiere ser.

Un segundo elemento a considerar es el de las capacidades, en buen romance, si se tienen dedos para el piano. Acá se trata de aterrizar lo que se quiere con lo que se puede, el sueño con lo que se quiere. Existen frases para el bronce, tales como “si quieres, puedes”, esto es, “querer es poder”. Son expresiones bonitas, pero no más que eso, dado que pocos son quienes pueden darse ese lujo. A mayor diferencia entre las capacidades que se disponen y las que se exigen, se requerirá más estudio, más perseverancia, más disciplina, más perseverancia. No hay atajos.

Un problema que surge en los jóvenes que están en este trance radica en que desconocen sus propias capacidades, sus propios límites, o bien que no conocen bien el perfil de las carreras en que aspiran matricularse. Este desconocimiento encierra costos no menores, que se expresan en repitencias, deserciones, cambios de carreras. De allí la importancia de recabar toda la información debidamente validada para decidir bien.

Un tercer elemento que no se puede soslayar es el futuro laboral de la carrera a seguir, las expectativas que se abren. Esto implica un análisis prospectivo que obliga a levantar la mirada para visualizar los escenarios que se abren de acá a diez años. En el mundo que nos está tocando vivir, de cambio permanente, de rápida obsolescencia, es imperativo adivinar, descubrir, imaginar la sociedad futura para vislumbrar las competencias que ella nos demandará.

Estamos ingresando a una sociedad más tecnologizada, más robotizada, más informatizada que está exigiendo competencias técnicas cada vez más específicas, pero que al mismo tiempo tienen alto riesgo de obsolescencia dado que muchas de las actividades actuales serán automatizadas. De allí que están adquiriendo creciente relevancia competencias genéricas o transversales relacionadas con el saber ser y estar como es el desarrollo de la personalidad, del trabajo en equipo, del sentido de la responsabilidad y la disciplina, del comportamiento ético, las que se forjan desde temprana edad y que se ponen en acción a lo largo de la vida.

En una próxima columna espero abordar la decisión que sigue y que es tan trascendente como esta: ¿dónde estudiar?

enero 20, 2021

USA: Un cambio de mando inédito

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El cambio de mando en la capital del imperio tuvo lugar sin mayores incidentes que lamentar. La expectativa estaba dada por la ausencia del presidente saliente, quien no halló nada mejor que irse a uno de sus campos a jugar al golf no sin antes anunciar que volverá a la casa blanca.

Se fue mordiendo el polvo de la derrota, pero con casi la mitad de los votos, con la mayor cantidad de votos obtenida por candidato republicano alguno. Se fue mascullando una y otra vez que no perdió, que ganó, que le robaron la elección, que hubo fraude. Afirmaciones realizadas sin respaldo ni evidencia alguna. Todas las tratativas por revertir los resultados de la votación fueron estériles, incluso ante tribunales comandados por jueces republicanos, pero no por ello ha desistido por denunciar una y otra vez la existencia de fraude.

Sus seguidores le creen a pies juntillas. Los conquistó con un discurso nacionalista, populista representado por su lema de volver a hacer grande al imperio. Sus cuatro años gobernando a punta de twitts no fueron suficientes para repetirse el plato. Sospecho que covid19 lo dejó fuera de combate; sin covid19 lo más probable que habríamos tenido cuatro años más con Trump.

El partido republicano está en la encrucijada. La relación entre ambos tuvo un carácter especial dado que en términos de ideas no existe mayor afinidad, pero se necesitaban. Trump se apoyó en el partido sabiendo que corriendo por fuera sus posibilidades eran nulas. No pocos dentro del partido lo rechazaban, pero finalmente el partido entero, desde el sector del tea ´party hasta los más moderados, se subieron al carro trumpista olfateando la posibilidad de ganar la elección de año 2016 y derrotar a Hillary que se vislumbraba como favorita. La elección la planteó como si se tratara de una pugna entre el pueblo y la élite, entre el nacionalismo y el globalismo, entre el proteccionismo y el libre comercio. Tocó bien las teclas musicales que la mayoría de los norteamericanos querían escuchar: recuperar el poderío de un imperio en decadencia.

Trump se fue dejando una estela de tradiciones rotas, partiendo por su ausencia en el cambio de mando, su participación en la arenga a sus seguidores que culminó con el asalto y toma del Capitolio, su adhesión al supremacismo blanco, y su rechazo a la decisión de su propio vicepresidente, Mike Pence, de ungir como presidente a Biden. Por hacerlo, Trump no encontró nada mejor que afirmar que “le faltó coraje”, en circunstancias que no hizo otra cosa que cumplir con un mandato constitucional.

Los escenarios que se avizoran son múltiples: que esté involucrado en múltiples litigios judiciales; que sea impedido de postular a la presidencia en el año 2024; que procure formar su propio partido aprovechando la legión de fanáticos que lo respaldan. Como si de una telenovela se tratara, lo que viene está por verse.

Eliminatorias: Después de Rueda ¿qué? ¿quién?

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Finalmente Reinaldo Rueda dejó de ser el entrenador de la selección nacional. No se trata de cualquier entrenador, como lo demuestra el hecho de que la selección colombiana puso sus ojos en él para superar la situación en que se encuentra actualmente. Chile lo contrató para conducir a la selección a lo largo de las eliminatorias para el campeonato mundial de fútbol que se llevará a cabo en Qatar 2022. Asumió la responsabilidad de llevar a cabo el proceso de renovación de una generación dorada que está viviendo sus últimos días sin que se visualice una nueva de similares pergaminos.

Se contrató un entrenador serio, de pocas palabras, caballeroso para llevar un proceso complejo pero imprescindible. De allí que llame profundamente la atención que la nueva dirigencia del fútbol profesional lo dejara partir. Incluso más, todo indica que vio con buenos ojos que se fuera y que Colombia se interesara en contar con sus servicios. Si bien hasta la fecha los resultados futbolísticos al frente de la selección dejaban mucho que desear, es necesario puntualizar que se está en un importante período de recambio de jugadores.

Le tocó bailar con la fea, enfrentar no solo la tarea de probar jugadores que reemplacen a quienes están en la última fase de su gloria futbolística, sino que de gestionar y resolver problemas de camarín no menores relacionados con indisciplinas, egos y personalidades. A ello se agrega una pandemia que está impidiendo contar con los jugadores en la plenitud de sus condiciones físicas, en particular por las dificultades para entrenar en una realidad marcada por confinamientos y restricciones de distinta naturaleza.

Los desafíos que se tienen por delante son sustantivos. Uno, encontrar un nuevo entrenador; dos, remontar en los próximos partidos; tres, alcanzar la clasificación. Todos objetivos de corto plazo, para salir del paso, sin que exista mirada alguna de largo alcance.

El primero de los objetivos, que a esta altura ya debería estar zanjado, no lo está, dado que tan solo circulan rumores de nombres sin asidero alguno. No sorprendería para nada que de la noche a la mañana surja un nombre como quien saca conejos de un sombrero.

El segundo objetivo, ganar los próximos partidos para recuperar posiciones es una tarea cuesta arriba para cualquier entrenador que de la noche a la mañana toma las riendas de una selección con pretensiones. Una selección donde conviven jugadores con personalidades no fáciles de congeniar, convocados a última hora sin mayor tiempo para entrenar y probar alternativas de juego.

Y para qué hablar del tercer objetivo, clasificar para el próximo mundial. Alcanzar este objetivo en el marco de lo observado, parece una quimera. El realismo invita a pensar que no tenemos por dónde clasificar, pero bien sabemos que en futbol todo puede ser, y a esa esperanza nos aferramos.

Los sucesivos cambios de entrenadores que se han tenido –Bielsa, Sampaoli, Pizzi, Rueda- dan cuenta de desencuentros con la dirigencia, e ilustran las dificultades que encierra la implementación de procesos de largo aliento dado que por sobre los procesos sostenidos y consistentes, se privilegian los resultados inmediatos.

Es el triste sino en que se mueve no solo el futbol, sino que el deporte nacional, donde no se observa proyección alguna. Todo descansa en chispazos, destellos, individualidades sin que exista relevo, cantera, ni trabajo previo alguno.

Es hora de pensar en serio, de asumir el deporte como una actividad esencial asignándole la relevancia que le corresponde en los currículos escolares, en la asignación de recursos y en las prioridades nacionales. Incide no solo para aspirar a ser campeones, sino para tener una población más saludable, sobre todo en tiempos tecnológicos que invitan al sedentarismo.

enero 13, 2021

Partió la bolita

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Al iniciarse la semana se abrió la caja de Pandora al cumplirse el plazo de inscripción de candidatos a las distintas instancias electorales que tendrán lugar el 11 de abril próximo. En estricto rigor no hubo mayores sorpresas. Tal como se preveía, la derecha va unida y la izquierda dividida, particularmente en la madre de todas las batallas: la elección de constituyentes. No resulta difícil explicarse las razones de la unidad en la derecha, así como la división en la izquierda. Aventuraré algunas de ellas.

La abrumadora victoria del apruebo en el plebiscito de octubre del año pasado por casi un 80% puso en estado de alerta a la derecha. Fue la antesala de lo que podría ocurrir en caso de ir dividida. No hay que olvidar que parte de ella estuvo por el apruebo. Por la izquierda, al contrario, produjo un relajamiento, un exceso de confianza. Creyó que era goleada, carrera corrida. Presumió que los dos tercios exigidos estaban prácticamente asegurados. Olvidó que tan solo había terminado el primer tiempo del partido y que faltaba el segundo. El equipo de la derecha ingresa a la cancha reforzada, en una única lista, ensamblando su defensa con el ataque, consciente de que se está jugando el todo por el todo.

Distinto es el caso de la izquierda, que al sentir que tiene el 80% en el bolsillo, ingresa al campo de juego quebrado en al menos dos listas, con una defensa y un ataque desconectados, que no se entienden, y en el que parecen primar las individualidades en desmedro del trabajo colectivo. Si bien el partido no ha terminado, dado que el pitazo final tendrá lugar en 3 meses más, no es necesario ser brujo para percatarse que, lo más probable es que la derecha se vea sobrerrepresentada en la convención. El mismo fenómeno tendrá lugar a nivel de alcaldías, concejales y gobernaciones, particularmente allí donde la oposición vaya dividida.

Asimilo lo ocurrido con el famoso naranjazo de 1963 en Curicó, donde con motivo del fallecimiento de un diputado, tuvo lugar una elección complementaria, triunfando sorpresivamente Oscar Naranjo, candidato del Frente de Acción Popular (FRAP) que representaba a la izquierda. Ese triunfo asustó a la derecha, la que para las elecciones presidenciales que tendrían lugar al año siguiente, abandonó a su candidato presidencial, Julio Durán, para volcarse en brazos de Frei Montalva, candidato que representaba a la Democracia Cristiana. Todo ello con el solo propósito de impedir el triunfo de Allende, candidato representativo de la izquierda.   

Un segundo motivo por el que la derecha va en una única lista y la izquierda en dos reside simplemente en que la primera ha tomado conciencia de lo que está en juego: la redacción de una nueva carta fundamental que establecerá las reglas de juego para las próximas décadas, el modelo de sociedad en que viviremos. La oposición en cambio no ha logrado tomar conciencia, o tomarle el peso a lo que se juega, privilegiando las identidades partidarias por sobre el interés común.

Un tercer motivo, y que está relacionado con los anteriores, reside en que la derecha tiene más claro lo que quiere, el modelo de país que quiere construir, basado en el individualismo, la competencia, el emprendimiento privado y el derecho de propiedad. La izquierda en cambio, tiene claro que desea un país con énfasis en la colaboración, el bien común, los derechos sociales y el rol del Estado en la distribución de la riqueza. Sin embargo, el nivel de claridad de la derecha respecto de lo que quiere es sustantivamente mayor al que posee la izquierda. La derecha tiene un modelo in mente, nítidamente dibujado, el neoliberal, en cambio la izquierda aún no lo tiene. El modelo de sociedad de la izquierda está en pleno proceso de construcción, con características propias del estado de bienestar, de economía social de mercado y el socialista.

Solo digo que la derecha tiene más claridad respecto de la sociedad en que aspira vivir, pero eso no significa que en su seno no existan diferencias sustantivas. Pero en este minuto, para los efectos de las elecciones que vienen, en ella han primado los elementos que los unen. A diferencia de la oposición, la derecha la sabido procesar sus diferencias. La paradoja reside en que tales diferencias aflorarán en mayor o menor magnitud dependiendo del nivel de representación que alcance en la convención constituyente y quienes resulten elegidos.


enero 09, 2021

Asalto y toma del Capitolio

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En el día de los reyes magos, cuando el congreso de los EEUU debía formalizar el resultado de las últimas elecciones presidenciales en Washington, la capital del imperio, por orden de Trump miles de sus adherentes se dirigieron al Capitolio para impedir que “le robaran” el triunfo a Trump. Rodearon el Capitolio y luego de forcejear con la policía la asaltaron, y finalmente se lo tomaron a vista y paciencia de todo el mundo. Esto fue posible gracias a los medios de comunicación que transmitieron con lujo de detalles, el asalto y toma del Capitolio, en vivo y en directo.

Las razones del esfuerzo por impedir que se declarara como ganador de la contienda presidencial a Biden están centradas en el convencimiento de que hubo fraude. Acusación digitada desde el mismísimo Trump sin que medie evidencia alguna de ello. Todas las acusaciones presentadas en todas las instancias judiciales y federales han sido rechazadas por falta de pruebas. Trump se va de la presidencia autoconvencido de haber ganado y de ser víctima de una conspiración de oscuros intereses para impedir su reelección. Sus votantes, como si fuesen adherentes de una secta, le siguen y creen a pies juntillas. Diga lo que diga, su palabra es la única que vale.

Ese fue el presidente que el imperio tuvo en los últimos cuatro años y que aspiraba repetirse el plato para consolidar el mensaje que le acompañó desde el primer día de su gobierno, “Make America Great Again”. Como siempre hacen quienes deslindan responsabilidades, los argumentos esgrimidos para no haber alcanzado a concretar su slogan, se centran en la oposición encontrada, en los medios de comunicación, y en la pandemia.

El mundo se libró de un émulo de Mussolini gracias a una institucionalidad que fue puesta a prueba, burdamente desafiada. ¿Qué esperaba Trump? ¿Que Pence le siguiera el juego al igual que los militares y que éstos salieran a la cancha? Si eso quería, es una prueba de que estaba completamente obnubilado. Algunos osan afirmar que lo ocurrido en EEUU es propio de un país bananero, de una republiqueta, o donde se dan golpes o autogolpes de estado. Justamente porque no lo es,  las intenciones de Trump se vieron frustradas.

Como magnate que es, por herencia, no por trabajo, siempre ha hecho lo que ha querido, y lo que se ha propuesto, lo ha logrado. Es el clásico personaje que por tener dinero a manos llenas se cree dueño del mundo, quien define el destino de quienes le rodean. Sus gestos, posturas, expresiones, actitudes, decisiones delatan una personalidad de trastorno narcisista, que si bien no fue suficiente para que se repitiera el plato, estuvo a punto de lograrlo: demasiados se compraron el cuento de que un multimillonario sería capaz de proveer empleo y sacar de la pobreza a millones de norteamericanos.

Millones de fanáticos racistas cegados por quien gobernó a punta de mensajes por twitter. Resucitó el espíritu racista contenido en el supremacismo blanco que alentó en todo momento. Sus adherentes se identifican con la guerra civil, con el armamentismo, con la historia, tradición, cultura y valores del antiguo sur, con los tiempos de la esclavitud, con el Ku Klux Kan (KKK), hoy los QAnon. Este último movimiento postula la tesis de que Trump es un héroe que está librando una guerra secreta contra quienes adoran a Satanás, las élites de los medios de comunicación y las empresas que promueven la inmigración, la globalización y el multilateralismo en perjuicio de lo que es tradicional en los EEUU.

Ese es el punto preocupante. Aún hoy, en pleno siglo XXI, cuando tenemos los mayores niveles de educación en la historia, la población es capaz de comprarse cuentos al por mayor, tanto políticos como religiosos o de cualquier otra naturaleza. Significa que la educación deja mucho que desear, que seguimos siendo pasto de mercanchifles, saltimbanquis, encantadores de serpientes, estafadores. Éstos siempre existirán, así como incrédulos que les crean, pero que existan millones que los sigan, da cuenta de que algo anda mal en el plano educacional que afecta a la sociedad toda.

Por eso insisto una y otra vez que el mejor regalo que podemos darle a nuestros hijos es dotarles de capacidad para ver bajo el agua, para discernir, reflexionar, analizar, evaluar, decidir sin que le metan el dedo en la boca.  

Para reducir el riesgo de que sigan surgiendo personajes de esta calaña, que juegan con fuego, es importante que lo hecho por Trump no le salga gratis.


enero 05, 2021

La vacuna ¿debe ser obligatoria? o voluntaria?

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A través de la presentación de un proyecto para que la vacuna contra el covid19 sea obligatoria por parte de dos diputados, se ha abierto un debate dado que hay también quienes sostienen que debe ser voluntaria. Hasta ahora, en términos generales, el proceso de vacunación se ha presentado con carácter de voluntario.

Dentro del propósito de disponer de información lo más completa y fidedigna posible, a continuación intentaré esbozar los argumentos que se han estado esgrimiendo a favor y en contra de la vacunación obligatoria entre los expertos en la materia.

Los argumentos a favor de la vacunación obligatoria se centran en que una persona que no se vacuna es un potencial facilitador de la transmisión de covid19 a terceros. Quien no se vacuna puede dañar la salud de quienes los rodean. En consecuencia, toda persona vacunada se presume que disminuye el riesgo de dañar a terceros.  Esto es válido en la medida que la efectividad de las vacunas sea alta, por sobre el 90% y en la medida que no tenga costo o éste sea mínimo.

Hasta la fecha, a falta de vacuna, lo que se ha estado implementando es una suerte de confinamiento obligatorio, expresado en toques de queda, cuarentenas y otras medidas, con la aparición de la vacuna cambia el escenario. A lo largo del año 2020 hemos podido apreciar que el confinamiento obligatorio encierra costos individuales, económicos y sociales no menores que se han estado expresando de las más diversas maneras, entre ellas, menores ingresos y una mayor violencia intrafamiliar. En tal sentido se asume que la vacunación obligatoria conlleva mayores beneficios y a menores costos que el confinamiento obligatorio, en especial a los grupos más vulnerables a contraer covid19 ya sea por edad –los adultos mayores- como por quienes viven hacinados –los más pobres-. De allí el interés por disponer de la vacuna al más breve plazo posible.

Cabe consignar que la vacunación obligatoria permite distribuir uniformemente entre todos los riesgos asociados a la obtención de la inmunidad de todos. Esto implica que la responsabilidad del logro de un beneficio para toda la sociedad es compartida por igual entre todos los miembros de la sociedad.

Esta inmunidad colectiva se podría alcanzar con alternativas menos coercitivas, voluntarias, por la vía de recomendar y alentar la vacunación a través de fuertes campañas informativas por los medios de comunicación y redes sociales. Desafortunadamente la experiencia vivida a lo largo de todos estos meses señala que persisten sectores, grupos dentro de la sociedad que prestan oídos sordos a las recomendaciones o restricciones que se han estado impulsando.

En todo caso existe cierto consenso en que, al menos para ciertos grupos –adultos mayores, personal de salud y otros-, la vacuna contra covid18 debería ser obligatoria, sancionándose a quienes no se vacunen mediante multas o restricciones de libertad de movimiento.

Quienes están contra la vacunación obligatoria afirman que ella solo se justifica en la medida que previene enfermedades graves y muy contagiosas, y si bien covid19 es contagioso, no la califican como una enfermedad infecciosa de alto riesgo debido a su baja tasa de letalidad. Se asume como tal la proporción de fallecidos por covid19 y la cantidad de personas afectadas por la enfermedad. Por tanto, no es calificada como grave porque quienes mueren son pocos en relación a quienes contraen el covid19. Efectivamente, son pocos, pero habría que interiorizarse respecto de las secuelas de quienes sobreviven a la enfermedad.  

Otro punto que esgrimen quienes se oponen a una vacunación obligatoria reside en que se ha comprobado que la gravedad de covid19 está asociada a la edad, afectando más a los adultos mayores y menos a los jóvenes. En un ambiente democrático forzar a los jóvenes a vacunarse muy probablemente tendría consecuencias políticas negativas.

Por último, un elemento en contra de la vacunación obligatoria descansa en las dudas que despierta la rapidez con que han aparecido las vacunas que se han estado desarrollando. Dudas legítimas por cierto, dado que normalmente toman su tiempo y que en esta ocasión se ha acelerado por la cantidad de recursos –financieros, humanos, logísticos- que se han destinado y están destinando. Dudas que se ven incrementadas por la ausencia de información pública, completa, confiable y fidedigna respecto de los niveles de eficacia y seguridad, tiempos de inmunización y consecuencias colaterales de las distintas vacunas.  

Todo ello explicaría que así como existen quienes están disponibles para vacunarse de inmediato, otros prefieran “esperar a ver qué pasa”, y un último grupo no menor, no esté dispuesto a vacunarse en modo alguno.

Por lo visto, queda camino por recorrer, requiriéndose un mayor involucramiento de los distintos grupos sociales, más educación, más información, más comunicación, más confianza.

Leída esta columna, y con los conocimientos que tiene ¿cuál sería su decisión?

Para saber más:

Pour ou contre la vaccination obligatoire? par Dr Jean-Yves Hindlet en https://www.lespecialiste.be/fr/actualites/medical/pour-ou-contre-la-vaccination-obligatoire.html  

La OMS se opone a la vacunación obligatoria contra covid19 en https://www.lefigaro.fr/flash-actu/l-oms-est-opposee-la-vaccination-obligatoire-contre-le-covid-19-20201207

Vacuna contra el covid-19: ¿debería ser obligatoria? Dos expertos dan su punto de vista a favor y en contra en https://www.bbc.com/mundo/noticias-55165092

¿Debería ser la vacuna contra el COVID-19 obligatoria? en https://www.dw.com/es/deber%C3%ADa-ser-la-vacuna-contra-el-covid-19-obligatoria/a-55876589

 

enero 02, 2021

Defendiendo lo indefendible

 

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Haré alusión a dos casos paradigmáticos de lado y lado del espectro político: la defensa del viaje a Miami de Cecilia, la primera dama, con sus hijas, y la defensa de dictaduras por parte del partido comunista. Me remitiré tan solo a estos dos casos en los que se defiende lo indefendible que se dieron el año pasado. El primero es un caso de comportamiento individual, el otro, institucional.

Dentro de la primera quincena de diciembre, con la pandemia por el covid19 en pleno apogeo, la esposa del presidente Piñera se da el lujo de viajar a Miami, junto con sus hijas Magdalena y Cecilia. Viaje realizado mientras el común de los mortales vivía sujeto a restricciones dependiendo de las fases en que se encontraba cada comuna de residencia. Además, las autoridades gubernamentales políticas y sanitarias insistían en mantener los cuidados pertinentes, evitar viajes interregionales y aglomeraciones, invitando a celebrar modestamente las festividades de fin de año. Se podía viajar al exterior sin restricciones, pero para hacerlo dentro del país estábamos, y estamos, limitados. El aeropuerto está abierto de par en par, no así los terminales de buses cuyos accesos están restringidos a quienes portan los permisos correspondientes.

Está claro que algo no calza, el sesgo es evidente. Lo que uno esperaría desde las autoridades, desde las dirigencias, desde quienes se encuentran en mejor situación económica, un mínimo de recato, de solidaridad con las pellejerías que viven los ciudadanos de a pie. Pero no se aguantó, y no se le ocurrió nada mejor que realizar “un viaje familiar” en medio de la pandemia.

Apenas desatada la controversia por el viaje de la primera dama, las autoridades sanitarias, el propio ministro Paris y la subsecretaria Daza, se apresuraron en defender lo indefendible.

Nadie duda que a Cecilia le asiste todo el derecho de viajar a donde se le ocurra y que haya cumplido todos los protocolos y normas sanitarias habidas y por haber, y que se haya realizado el test PCR cuyos resultados fueron negativos. El punto es otro.

Según la posición que ocupemos en la sociedad tenemos responsabilidades que trascienden las obligaciones, particularmente quienes son autoridades. A propósito del viaje, el mediático jefe de la UCI de la Clínica Indisa, Sebastián Ugarte, afirmó que “educamos más por lo que hacemos que por lo que decimos”. El mismo doctor remató con la expresión “la gente se queda con la práctica, no con el discurso”. No puede ser que un presidente exija mascarilla y no la use cuando está en contacto con otros. Las autoridades públicas, aunque no lo quieran, configuran modelos de comportamiento público.

El otro caso está referido a la postura del partido comunista en relación al gobierno venezolano. No es nada nuevo. Imposible soslayar la irreductible defensa del régimen estalinista a mediados del siglo pasado, aun cuando ya eran conocidas las atrocidades de las que hacía gala. Imposible olvidar la defensa del PC chileno a la invasión de Checoslovaquia por parte del ejército de la Unión Soviética cuando tuvo lugar la primavera de Praga en 1968.

Imposible obviar el apoyo del partido comunista a la dictadura imperante en Corea del Norte, un país pequeño, pobre, cuyo gasto en armamentismo desafía todos los cánones. Y por último, imposible no mencionar la defensa del régimen de las FFAA imperante en Venezuela, con Maduro a la cabeza, un régimen erosionado por el narcotráfico y la corrupción. En todos estos casos, el PC invalida su discurso a favor de los DDHH, incapaz de leer los hechos al amparo de un argumento –el imperialismo yanqui-  que por su persistencia termina siendo vacío, sin contenido. Incapaz de efectuar un análisis crítico a tiempo, de mirar la realidad completa, persiste en defender lo indefendible. El día en que le caiga la teja, otro gallo cantará.

Estos dos casos dan cuenta de las dificultades que encierra ser coherentes, consistentes, de una sola línea, así como de asumir y reconocer los errores a los cuales todos estamos sujetos.