diciembre 30, 2009

Balance y perspectivas

Se ha iniciado un nuevo año cargado de incertidumbres, en tanto que el que se fue no estuvo exento de sorpresas. A nivel regional el descenso de Rangers por un “error” (*) de marca mayor e increíble dio pábulo para que saliera al trasluz un tema interesante. Se intentó judicializar el caso para evitar el descenso, se dio orden de suspender el torneo, pero desde el exterior, del organismo rector a nivel mundial del futbol profesional surgió la amenaza de excluirnos del próximo campeonato mundial al que tanto nos costó llegar después de años en el ostracismo. Bastó esa amenaza para que se tuviera que agachar el moño y resignarnos a retirar el recurso presentado ante la justicia.

Digo que se trata de un tema interesante porque revela una pérdida de autonomía, de soberanía, tendencia que se está observando a nivel mundial, donde la posibilidad de los países, de las regiones, para hacer lo que quieran amparados en la no intromisión en los asuntos internos, está en descenso. Al menos para los países como el nuestro. La pertenencia al mundo, nos obliga a asumir ciertos compromisos y obligaciones que no son menores. El costo de no asumirlos nos cuesta una exclusión que puede ser onerosa.

Recientemente el país ha celebrado su inclusión dentro de la OCDE, organización que agrupa a los países de mayor desarrollo y a aquellos países cuyas políticas económicas, políticas y sociales apuntan en la “dirección correcta”. Este ingreso tiene sus beneficios y sus costos, pero en general se estima que sus beneficios son mayores, en particular porque “nos sube el pelo”, nos plantea mayores exigencias, mayores desafíos en todos los planos, una elevación en los estandares de nuestras actividades. Estas mayores exigencias nos restan grados de autonomía, esto es, no nos deja espacio para que “hagamos cualquier cosa”. Lo anterior tiene consecuencias en los más diversos planos, entre los que podemos destacar la gestión del Estado y la calidad educacional.

En el plano político significa que el país adhiere a normas democráticas de convivencia y quienes aspiran a aventuras militares, a imponer soluciones de fuerza, deben poner sus barbas en remojo. Aparentemente al menos, porque lo ocurrido en Honduras ha puesto en jaque lo descrito. Los tiempos no están para golpes, hay mayor conciencia del valor de las democracias, pero así y todo Honduras se dio el lujo de dar un golpe de Estado amparado en las mismas excusas de siempre, aunque ad hoc para la ocasión. Si bien “el mundo” se movió, el golpista fue repudiado a nivel mundial, e incluso fue rechazado, al menos aparentemente por Obama, lo concreto es que Michelletti sigue impertérrito en su puesto, se dio el lujo de convocar a elecciones y seguramente entregará la banda presidencial al sucesor mientras Zelaya, el presidente constitucional sigue refugiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa. En este caso "la intromisión" no ha sido exitosa para deleite de quienes creen que dentro de "sus fronteras" pueden hacer lo que quieran.

A nivel nacional lo político está centrado en la sucesión presidencial que no fue resuelta en las recientes elecciones, salvo lo relativo a los contendores en la segunda vuelta que tendrá lugar en las próximas semanas. Por tanto el 2010 estará marcado por el cambio de gobierno, el cual de seguro tendrá características peculiares con independencia de quien sea el ganador, porque el mapa político ha cambiado.


(*) Para quienes no se manejan en el tema se les informa que "el error" fue que en un partido el entrenador hizo entrar a un jugador extranjero en circunstancias que en la cancha había el máximo de jugadores admisibles según las normas imperantes. Al hacerlo, el club pierde 3 puntos dentro de la tabla de posiciones. Esta pérdida es la que le costó a Rangers su descenso.

diciembre 23, 2009

La niña bonita

A raíz del resultado de las elecciones presidenciales, a pesar de no haber llegado a la segunda vuelta, Marco se ha convertido en la niña bonita apetecida por todos. Tanto Piñera como Frei se disputan sus favores en un espectáculo sin parangón en nuestro país. Incluso se habla de fichajes, como si de clubes deportivos se trataran. Y mientras más empingorotado es el fichaje, más cobertura mediática se le concede.

El espectáculo que estamos viendo es increíble: pareciera que el tercero hubiese ganando la elección manteniendo en ascuas a los candidatos que pasaron a la segunda vuelta. Sin pudor alguno parecieran capaces de darse vueltas carnero con tal que atraer a los votantes de Marco. Éste, con una sonrisa de actor de cine parece reirse jugando como un gato con dos ratones hasta que estos se den por vencidos. Todo porque la votación de Marco es la que define la elección, porque él no ha dicho por quién votará, mientras dispara a diestra y siniestra, pateando el tablero diariamente. Asume su derrota -no haber pasado a la segunda vuelta- como un triunfo. Con un 20% controla al 80% de los votantes.

Se trata de una situación inédita que no habíamos vivido en el pasado. Marco está demostrando ser un negociador nato que tiene hasta a Piñera patas arriba y a Frei paralogizado. Mientras tanto Marco pide y pide, estruja. Toda concesión es seguida de otra petición por insuficiente. Dispara contra las cúpulas partidarias, pero adula a las bases. Este juego de piernas ¿en qué terminará?

El padre biológico de Marco utilizó la estrategia de "mientras peor, mejor", esto es, que era necesario profundizar las contradicciones, no reducirlas, para así producir el cambio, la revolución, el mundo nuevo. El resultado no fue sino el desastre. Complicó al gobierno de Allende abriéndole un forado divisorio en su coalición política, la unidad popular, que terminó por debilitarlo ante el acoso imperialista de entonces secundado por la burguesía criolla, y sin querer queriendo, del MIR encabezado por Miguel Enríquez. La estrategia de "mientras peor, mejor" terminó convirtiéndose en "mientras peor, peor" y como prueba indesmentible de ello, ahí está el golpe que condujo a la caída de Allende. Su irresponsabilidad, su voluntarismo, su absoluta falta de realismo lo hizo abrazar una causa perdida: la lucha armada, como si existiese alguna perspectiva de derrotar o ganarse a las FFAA. Sin querer queriendo, Miguel aportó su grano de arena a la llegada de la dictadura.

Hoy su hijo Marco, pareciera estar aportando lo suyo a la llegada de la derecha al gobierno. Por más que rechace que se le impute responsabilidad en una eventual derrota de Frei, no podrá sustraerse de que así sea si es que ello ocurre. Su campaña se ha centrado en fustigar a la Concertación y a su abanderado, incluso más, lo ha ninguneado hasta el día de hoy, llamándolo como el "senador DC", sin reconocerle su condición de candidato de la Concertación. A estas alturas del partido, cuando el "senador DC" obtuvo una votación superior a la suya y es quien pasó a la segunda vuelta, se habría esperado que asumiera un mínimo gesto de humildad. Por el contrario, la arrogancia y la soberbia han hecho presa de él sobre la base de la votación obtenida.

Si hiciésemos un símil futbolístico los resultados parlamentarios nos dicen que ninguno de los que "jugó" con Marco salió elegido, o sea, todos jugaron para él, para "la estrellita", para que sacara el 20%. No obtuvo ni un senador, ni un diputado, pero sí privó a la Concertación de varios doblajes y por tanto, que la derecha obtuviera diputados y senadores que de otro modo no tendría. En cambio Arrate con solo un 6% "jugó" para los demás, obteniendo 3 diputados. Es la diferencia entre aquel que juega para todos, de aquel en el que todos juegan para uno.
Prefiero aquel liderazgo por los demás, antes que aquel que aspira que "jueguen" para uno. A estas alturas de la vida me dan mala espina los mesías, los que pontifican, los que terminan siendo marionetas de terceros.

Sin perjuicio de compartir muchas de sus denuncias y planteamientos, no tengo claras sus propuestas cuya combinación mi escasa inteligencia es incapaz de comprender. Por todo lo expuesto no me sumo a quienes creen que creen que hay que darle en el gusto. El gusto de Marco es de seguro insaciable.

Y así, entre quienes están por darle el gusto, y quienes no lo están, la campaña de Frei se va deshilachando, desmoralizando a sus partidarios, entre los que me incluyo, abriendo espacio para un eventual triunfo de Piñera.

Los ataques de Marco a Frei se suceden diariamente, encontrando eco en la prensa "seria" que le da una cobertura que se quisiera cualquiera. Y Marco, cual cabro chico, feliz de la vida dejando "la cagada". No hay duda que está pateando el tablero, desordenando el naipe, reconfigurando el cuadro político. Tengo mis serias dudas que el pueblo, la ciudadanía gane algo con el desbarajuste que se está generando.

La Concertación, en sus 20 años de andadura, ha mostrado deficiencias, errores, muchos de ellos de envergadura, pero también ha mostrado luces. Ha sido una travesía dura, pero si miramos para atrás, podemos ver que el Chile de hoy es bastante distinto al de ayer, más en aspectos positivos que negativos, y por tanto, la Concertación tiene un saldo a favor.

No es con Piñera con quien avanzaremos, más bien, sus propuestas, y quienes lo acompañan invitan a pensar que la tendencia será a procurar desandar parte de lo recorrido. Así como a lo largo de estas décadas hemos estado intentando regular los mercados con mayor o menor éxito, con Piñera lo más probable es que se desmonten las escasas regulaciones alcanzadas. Las diferencias muy probablemente se exacerbarán, y ahí arderá Troya. ¿Eso es lo que quiere Marco? ¿Que se impongan políticas represivas antes que persuasivas o negociadoras? es un tema complejo y no es mi intención satanizar, ni vislumbrar caos alguno, pero si hay algo que nos diferencia de la derecha es nuestro talente negociador, no impositivo, no represivo, procurando dialogar sobre la base de la razón y de los intereses de la mayoría. En algunos casos nos ha ido bien, en otros no. Hay problemas que no se resuelven, que se perpetúan. Es claro que tenemos que mejorar, tenemos que cambiar. Pero ello no lo lograremos sumándonos al cambio de Piñera, porque dicho cambio es hacia atrás, no hacia delante.

Es absolutamente anómalo que tras una presidencia que goza del más alto nivel de popularidad, ella no se exprese en el triunfo de la coalición que la respalda. Por ello no bajo los brazos y no pierdo la esperanza de que nos enrielemos y entendamos, a las buenas, que Frei debe y puede ganar. De nosotros depende.

diciembre 18, 2009

Cuesta arriba

Antes de las elecciones presidenciales había postulado que para declararse ganadores los candidatos debían sortear las siguientes vallas porcentuales: Piñera sobre el 40%; Frei sobre el 30%; Marco sobre el 20%; y Arrate sobre el 7%. En consecuencia, a la luz de los resultados, si no queremos engañarnos jugando al birbiriloque, debemos afirmar que Piñera salió victorioso en esta etapa –round o partido- al obtener un 44%. Sin embargo hay que matizar que este porcentaje fue menor que el obtenido por el mismo Piñera y Lavín juntos en las elecciones presidenciales pasadas. La sensación de victoria anticipada por parte de la derecha solo se asienta en que la votación de la Concertación se diluyó en más de un candidato.

No cabe duda que la votación de Frei es magra, la más baja de un candidato presidencial concertacionista, aunque debe consignarse que debió encarar una dura competencia de candidatos provenientes de la propia Concertación, razón por la cual, se había planteado como meta para esta elección, llegar a la segunda vuelta. Meta que logró en forma holgada, pero a una mayor distancia de la deseada respecto de Piñera.

La votación de Marco implica poner atención, aunque la meta que se había fijado públicamente de llegar a la segunda vuelta estuvo lejos de alcanzarse.
Para Frei el desafío es mayúsculo, puesto que deberá aunar fuerzas con miras a recuperar terreno, rescatar lo mejor que ha tenido la Concertación en estas décadas y que no es poco, junto con resolver de plano sus deficiencias. Recuperar la motivación, los sueños, la confianza y la credibilidad del electorado que no votó por él, es el gran reto que tendrá que enfrentar en este nuevo período para remontar los 14 puntos que lo distancian de Piñera.

Un dato no menor es el de los resultados de las elecciones parlamentarias, donde los bloques mayoritarios están equiparados en torno al 44%, el porcentaje obtenido por Piñera. Esto significa que la oposición está alineada tras él, mientras que un 14% de quienes votaron por candidatos al parlamento de la Concertación, no lo hicieron por Frei. Esos son los votos “perdidos” que no quieren que la derecha sea gobierno, pero que está descontenta, que se ha ido alejando de la Concertación. Para recuperarlos, la Concertación, en este brevísimo período, deberá efectuar profundos cambios no solo de rostros, sino que de ideas, estilos, propuestas y reglas del juego. y que no quiere que la derecha sea gobierno, pero está claramente hastiado de las cosas como se han dado.

Al igual que las dos últimas elecciones presidenciales, se puede afirmar sin mucho riesgo que la llegada será estrecha, podríamos decir que por nariz.

diciembre 12, 2009

Pronósticos

Acá van mis pronósticos para las elecciones presidenciales de mañana no con el fin de ver cuán acertadas han sido mis predicciones, sino para contrastarlos con los resultados que se obtengan y en base a dicho contraste determinar quienes serían los ganadores y los perdedores. Para que los candidatos se declaren ganadores postulo que:

a) Piñera debe obtener sobre el 40%;
b) Frei sobre el 30%;
c) Marco sobre el 20%; y
d) Arrate sobre el 7%;

Estos porcentajes son sobre la base de los votos válidamente emitidos, esto es, descontados los votos blancos y nulos.

Para Marco debiera constituir una derrota cualquier porcentaje que obtenga que no le permita llegar a la segunda vuelta, porque él mismo se planteó esa meta, pero debemos convenir que cualquier porcentaje que obtenga por sobre el 20% lo valida de cara al futuro e hipoteca fuertemente las posibilidades de Frei de cara a la segunda vuelta. Mientras más votos obtenga Marco más debilita a Frei porque la estrategia de Marco ha sido socavar la votación de Frei antes que la de Piñera en su propósito de alcanzar a llegar a la segunda vuelta.

Para Arrate la obtención de cualquier porcentaje por encima de lo que han obtenido otros candidatos de la izquierda dura en elecciones pasadas constituye un triunfo de proporciones, particularmente porque debe lidiar contra la tesis del "voto útil" que enarbolan los distintos candidatos, además del handicap que otorga el emprender una campaña en base a puro voluntarismo, sin mayores recursos financieros. El creciente peso de las finanzas en las campañas abre una importante interrogante respecto del valor de la democracia que estamos construyendo.

Para Piñera cualquier porcentaje por debajo del 40% es una derrota con independencia de lo que ocurra con los demás candidatos; por sobre dicho porcentaje lo puede evaluar como positivo y mientras más se acerque al 45% lo coloca en una situación espectante para la segunda vuelta con altas posibilidades de que la derecha acceda por primera vez en más de 50 años a la presidencia por la vía electoral.

Para Frei la obtención de un porcentaje por sobre el 30% le da un respiro para aunar fuerzas con miras a recuperar terreno, reordenar el naipe, repensarlo todo, rescatar lo mejor que ha tenido la Concertación en estas décadas y rechazar de plano sus deficiencias. Recuperar las ovejas que ha ido perdiendo es el desafío que tendrá que enfrentar en el nuevo perìodo de menos de un mes que tendrá.

La distancia entre Frei y Piñera en esta primera vuelta no será un dato menor: mientras mayor sea más dificil será la recuperación de Frei: una distancia por sobre los 10 puntos porcentuales la hará casi irremontable; por menos de 10 puntos hará más accesible el triunfo de Frei en la segunda vuelta.

Los resultados de las elecciones parlamentarias serán funcionales a la segunda vuelta, puesto que mientras mayor sea el número de senadores y diputados que obtenga cada partido, mayor será el respaldo que tendrá el correspondiente candidato presidencial en el segundo round. Los senadores y diputados electos pasarán a constituirse en los batallones de la campaña que se avecina.

diciembre 03, 2009

Un escenario inédito

El domingo 13 son las elecciones presidenciales en Chile y el panorama que se vive y vislumbra es inédito para lo que hemos vivido en los últimos 20 años por muchos factores. Intentaremos mencionar al menos algunos de ellos.

Por primera vez la derecha ha estado punteando la tabla en forma persistente con un candidato que no es de la derecha dura, sino de la blanda, un candidato empresario, aunque no clásico, de esos rancios, de cuna, sino forjado por sí mismo, de los que en USA llamarían self made man, en los vericuetos financieros, bancarios. No es un empresario productivo, sino especulativo. Aunque se autodefine como un emprendedor, no lo es: un emprendedor crea empresas, Sebastián no ha creado empresas: las compra. Es en la compraventa de acciones como ha forjado su fortuna. Es un especulador que ahora está en proceso de compra del país. Lo prueba la inversión publicitaria en que ha incurrido. No debe ser por bolitas de dulce.

Por primera vez un gobierno exitoso de la Concertación no logra traspasar su popularidad al candidato de la coalición gobernante. Resulta dificil de comprender la distancia que marcan las encuestas entre la presidenta, el gobierno, la Concertación y el candidato de la Concertación. La presidenta se empina con una popularidad que bordea el 80%, algo que nunca había ocurrido y más encima en medio de una crisis económica mundial sin precedentes en los últimos 70 años, en tanto que el gobierno aprueba con algo más que un 50%. La diferencia puede explicarse por el peso del presidencialismo inscrito a sangre y fuego en la Constitución del 80 y por la tendencia a considerar que todo lo bueno que pueda hacer un gobierno es gracias a su presidente, en tanto que lo malo es imputado a sus colaboradores. Se cuida, se protege la figura presidencial. Por su parte la Concertación registra un nivel de adhesión cercano al 30% y su candidato poco menos. Con estos datos debiéramos pensar que el gobierno de Michelle no es de la Concertación, que las políticas del gobierno no son de la Concertación, y que el candidato de la Concertación está en las antípodas del gobierno.

Todo esto es falso, pero ha pasado piola, está siendo pasado por verdadero. El mundo al revés. Es falso porque el gobierno de Michelle no es un gobierno en el aire, en el que ella gobierna en base a ideas locas o sueltas, sino en base a un cuerpo de ideas, conceptos que son de la Concertación. Michelle es una fiel representante del espíritu de la Concertación. Cada gobierno de la Concertación ha estado marcado por un sello propio dado por su respectivo representante presidencial. Cada gobierno concertacionista ha sido distinto, ninguno ha sido igual al otro. El cambio es dentro de la Concertación, no fuera de ella. Al menos mientras la derecha no asuma su responsabilidad tanto en la creación de las condiciones políticas, económicas y sociales que condujeron al golpe, como en la complicidad y actuación que le cupo en el atropello a los derechos humanos durante la dictadura. Hasta la fecha ha mirado para otro lado, ni veo arrepentimiento alguno por el rol que le cupo en una etapa negra de nuestro país.

Michelle gobierna con el respaldo de la Concertación, respaldo expresado en sus parlamentarios, pero sobretodo, en la forma de abordar los problemas, de enfrentar los desafíos: conversando, dialogando, persuadiendo, negociando, como lo han hecho todos los gobiernos de la Concertación. Esta modalidad de gobernar es concertacionista y ha sido el sello de todos los gobiernos concertacionstas. Con todo lo bueno y malo que ello implica. Los costos no son menores: no siempre los resultados son del gusto nuestro; no siempre los problemas se resuelven y muchas veces se perpetúan. Gobernar democráticamente demanda paciencia, comprensión, que es lo que en este minuto pareciera esar faltando.

Por primera vez la continuidad de la Concertación está en riesgo. En realidad, la Concertación no está en riesgo, es la candidatura de la Concertación la que está en riesgo. La Concertación no está en riesgo, está agotada, ya no existe, ha estallado. De hecho dos de los cuatro candidatos presidenciales hasta hace unos meses pertenecían a uno de los partidos clave de la Concertación. Los desgajamientos no han sido menores y están mellando el espíritu concertacionista. Todo esto en medio del gobierno concertacionista más exitoso de la historia. Vaya paradoja!!!!

Muchos achacan la situación actual al candidato que lleva la Concertación. Creo que es un craso error. Es un tema que va más allá de eso. Lo que se está viviendo revela un agotamiento de una manera de hacer política, pero al mismo tiempo es consecuencia de una realidad económica-social, de un modelo de vida que degrada la política.

Por primera vez una minoría tiene posibilidad de alcanzar el gobierno gracias a la división de la mayoría que presenta tres candidatos. De ellos solo uno pasará a la segunda vuelta, pero cualquiera que éste sea, llegará tan debilitado que no tendrá fuerzas para superar al candidato de la derecha. Durante la campaña, uno de los candidatos en su afán de llegar a la segunda vuelta no ha encontrado mejor fórmula que golpear una y otra vez al candidato de la Concertación, coalición a la cual pertenecía hasta hace poco. Pareciera que su adversario no fuera el que está al frente, sino que al lado. Eso habla muy mal de él, habla de ambiciones desmedidas, de pérdida de brújula, y dificulta en grado sumo el traspaso de votos de uno a otro candidato para la segunda vuelta. De esta forma se está pavimentando el camino al candidato de la derecha y abre la sospecha de que el rol de Marco es el de cura de Catapilco, aquel oscuro personaje que impidió el triunfo de Allende hace ya más de medio siglo, en 1958 y posibilitó el de Alessandri. Por ello no debiera sorprendernos que la candidatura de Marco esté siendo aupada, inflada, financiada por Sebastián explotando la fisura existente en la Concertación. En todo caso preciso es reconocer que Marco representa una pateadura al tablero actual, claro que sin medir mayormente las consecuencias.

Por ello, mi pronóstico es al menos reservado, por no decir pesimista, aunque confieso que no pierdo la esperanza que la sensatez ciudadana se imponga. La derecha no merece ganar, y nosotros tampoco, pero así y todo creo que no debemos posibilitar el acceso al gobierno por parte de una derecha que en nueswtro país sigue siendo una de las más retrógradas a nivel mundial. Las consecuencias son impredecibles. La derecha tiene el poder económico y comunicacional, solo le falta el gobierno. Está a punto de tenerlo gracias a nuestra ceguera. Por ello, a pesar que no merecemos ganar, debemos ganar.

Falta poco para que nos pongamos a llorar. Pero como dicen por ahí, no hay mal que por bien no venga. Ya veremos cómo se barajará el naipe. De lo que sí podemos estar seguros es que la Concertación tal como la conocemos se encuentra, a lo menos, en un estado agónico. Habrá recomposición de coaliciones. La propensión hacia los tres tercios es fuerte. La tarea para el próximo gobierno será compleja, habrán díscolos por lado y lado.