mayo 20, 2010

El loco, el bichi y manolo

Los tres entrenadores, dos argentinos y un chileno, encaran momentos disímiles, y poseen características que los diferencian. Pero también tienen elementos en común. Sus personalidades, sus lenguajes, sus estilos de entrenamiento y juego, son diferentes. El loco es un filósofo cuyas charlas, exposiciones, conferencias de prensa, son de antología. Hoy vive el sabor del éxito, de haber clasificado a Chile, de tener a todo un país que espera con ansiedad el inicio del Mundial en Sudáfrica confiando en dar el batacazo, en clasificar, y no solo eso. Confianza avalada por un plantel como nunca antes había tenido Chile en su historia futbolística, con jugadores jóvenes, pero ya experimentados en ligas de primera a nivel mundial.

La reciente derrota ante México ha supuesto una alerta, que no todo lo que brilla es oro, que no es llegar y llevar. Es una derrota oportuna, que ojala nos haga bien, nos aterrice y acerque a la realidad en nuestras pretensiones. Hemos avanzado, hemos progresado, pero no tanto. El loco sabe de esto, porque al igual que el Bichi y Manolo, ha mordido el polvo de la derrota. Los tres saben que están en una profesión veleidosa, en la que así como hoy te adoran, mañana te repudiarán.

El Bichi vive hoy su minuto de gloria al coronarse campeón con Argentinos Juniors, su equipo de juventud, de origen. No le ha sido fácil el camino a la gloria. A su manera también es un loco filósofo o un filósofo loco, aunque debemos convenir que es más psicólogo que filósofo aunque no tenga el título de tal. Es un psicólogo de la vida del cual ha dado muestras al virar conductas, comportamientos de jugadores que otros daban por casos perdidos. Ha sabido recuperarlos, para que den lo mejor de sí. El Chupete es el paradigma de lo que estoy sosteniendo. Hoy saborea el elixir del triunfo y está próximo a transformarse en el entrenador de Boca Juniors, el Colo Colo argentino. Un Boca Juniors, necesitado de éxitos, que anda por los suelos.

Y Manolo, el nuestro, el que hizo sus primeras armas con un sonado fracaso, el primer descenso de la Universidad de Chile a la segunda división. Con la cola entre las piernas se fue del país. Mordió el polvo de la derrota, hizo su travesía por el desierto, y a punta de trabajo, de fe en sí mismo, de perseverancia, lentamente fue haciéndose un espacio entre los grandes. Primero en Ecuador, luego en Argentina, potencia futbolística en la que logró sus más grandes triunfos, primero al mando de San Lorenzo y luego de River Plate. Siempre serio, elegante, sobrio, mesurado, un caballero, como los de antaño. Profesional ciento por ciento. Un modelo de entrenador y de persona. El Real Madrid puso sus ojos en él contratándolo. Un Real Madrid con una hinchada y una dirigencia necesitada y con hambre de triunfos. La carta de Manolo era su trayectoria, limpia, diáfana, y respondió cabalmente, sorteó innumerables dificultades con estoicismo. Dificultades propias de un plantel estelar, de estrellas, de egos.

Desafortunadamente muchas veces no basta tener un conjunto de estrellas, porque un conjunto no necesariamente hace un equipo. El Real ha obtenido más triunfos y puntos que nunca en su historia futbolística. Así y todo no ganó la liga española, tan solo porque hubo un equipo, su rival de siempre, el Barca, que lo aventajó por poco, que tuvo un Messi a lo largo de toda la liga. Por ello, Manolo tiene sus días contados, pero se irá con la frente en alto, con la satisfacción del deber cumplido con buenas artes, con buenos modales, con clase. Que sea chileno debe enorgullecernos.

mayo 14, 2010

Liceos de excelencia

De los 50 liceos proyectados que debían comenzar a seleccionar a los alumnos a fines de este año, 10 de ellos debían partir en marzo del próximo año. Si bien el terremoto alteró el cuadro al poner el foco en la reconstrucción de las escuelas, las ganas de implementar estos liceos de excelencia por parte del gobierno de Sebastián están, y el ministro de educación así lo ha hecho saber.

¿De qué se trata? Según los expertos estos liceos de excelencia serían establecimientos educacionales con una misión, un propósito y una identidad, bien equipados, con buenos profesores, con directivos empoderados y apoyados por la comunidad que seleccionan a sus alumnos en base a sus talentos.

Esto parece adquirir particular fuerza cuando nos encontramos con talentosos estudiantes que han tenido que estudiar en establecimientos de educación media marcados por contextos sociales de drogadicción, delincuencia y violencia física. En algún momento también se han definido “cursos de excelencia”, destinado a separar a los talentosos, a fin de que no se pierdan, y poder darles un trato diferencial y proveerles condiciones de estudio favorables.

Todo esto suena a música celestial. Desgraciadamente el concepto de estos cursos es el mismo que el de los liceos de excelencia, y el de los establecimientos particulares: segregar, separar a unos de otros sobre la base de criterios que en último término son socioeconómicos.

Y lo más curioso, es que la base de sustentación del modelo neoliberal se va a las pailas. En efecto, este modelito supone que el cliente elige, la famosa libertad de elegir que pregonaba Milton Friedman. Pero acá lo que tenemos es todo lo contrario: ni la familia ni el alumno eligen, los que eligen son los establecimientos educacionales. En el caso de los establecimientos particulares pagados la selección es por los recursos que dispone la familia. Acá la segregación es netamente económica. Los establecimientos de la cota mil además discriminan por el tipo de familia o la religión de los progenitores.

En el caso de los liceos de excelencia la discriminación sería por talento, lo que implica dejar fuera a los menos talentosos, que justamente son quienes más necesitarían una educación de excelencia. ¿Cuál es la gracia de obtener excelentes resultados con alumnos talentosos? ¿O con alumnos mecidos en cunas de oro?

Retomando la definición de los liceos de excelencia, me pregunto: ¿Acaso pueden existir liceos sin una misión, un propósito y una identidad? ¿Mal equipados? ¿Con malos profesores? ¿Con directivos sin atribuciones? ¿Sin el apoyo de la comunidad? No debieran existir!!!! O un liceo es de excelencia o no es liceo. Es por ahí por donde debemos partir.

Y si no obstante lo expuesto, por pragmatismo, realismo u otras hierbas, deben existir liceos de excelencia y “de los otros”, entonces los primeros debieran seleccionar a los alumnos menos talentosos para visualizar qué tan de excelencia son los que se proclaman como tales.

mayo 05, 2010

El mundo al revés

No dejó de sorprenderme que por estos días apareciera Sebastián para contarnos que iba a presentar un proyecto de ley para declarar feriado este 20 de septiembre. Mi sorpresa surge porque si bien en años anteriores no han faltado ideas de esta naturaleza, las objeciones solían provenir de parte de los empresarios. El argumento habitual que se ha dado es que si queremos progresar y desarrollarnos, difícilmente lo lograremos con más jarana y menos trabajo. Por ello la derecha económica siempre se ha opuesto a esta clase de ideas.

Pero en esta oportunidad, la iniciativa emanó no solo del Presidente de la República, sino de quien es un empresario de tomo y lomo, de los grandes. Por venir de quien viene, los demás empresarios, al menos hasta este minuto de escribir estas líneas, han mantenido riguroso silencio.

Las razones por las cuales Sebastián adoptó la decisión, parecen razonables. Estamos en el año del bicentenario, y para colmo, el 18 y 19 serán días de fin de semana. Si a ello sumamos que estamos en el año del terremoto, que nos ha dejado con los ánimos por los suelos y con la autoestima baja, el expediente de declarar feriado el 20 no hace sino buscar revertir un estado de ánimo, devolvernos el orgullo, relanzarnos. Curiosamente, tales argumentos parecen más bien argumentos concertacionistas antes que de un gobierno de la Alianza.

Por ello no extraña que, no sin ironía, apareciera un diputado de la Concertación postulando la tesis de declarar también feriado el 17 de septiembre. Así tendríamos un fin de semana redondo, de viernes a lunes. El argumento es tanto o más sólido como el de Sebastián: en la práctica se tiende hacia la semana dieciochera, y el ambiente se va caldeando en los preliminares que suelen ser los días16 y 17 de septiembre. Son los días del precalentamiento. Y en la esfera comercial, las energías publicitarias emergen desde los últimos días de agosto. Todo sea por unos cochinos pesos más, alentados por el bono de fiestas patrias.

La derecha parece haber descubierto una nueva bandera de lucha, la de la extensión de los feriados, que no haría otra cosa que recuperar todos aquellos feriados perdidos en tiempos de la Concertación en su propósito de homologarse con otros países y aumentar la producción nacional.