octubre 30, 2014

Copago, selección y lucro

La reforma educacional está entrando al área chica, al área de peligro de gol, razón por la cual intentaré hacer un poco de memoria. A partir de la revolución pingüina del 2006 se desató una dinámica que alcanzó su momento más álgido con las movilizaciones del 2011 que clamaban por una educación pública, gratuita, de calidad y sin fines de lucro.

En las elecciones presidenciales del año pasado uno de los principales temas de la campaña presidencial fue el de la reforma educacional. En esta materia, las candidaturas se diferenciaban en la mirada que se tenía sobre la educación, la que se expresaba en la profundidad con que debían acometerse las reformas. Estas miradas eran claramente contrapuestas. Una, que concibe la educación como un bien de consumo y por tanto susceptible de ser comprada, y por tanto, como un negocio más donde los alumnos son vistos como clientes a quienes se les ofrece un servicio de mayor o menor calidad en función de la capacidad de pago.

Esta visión es la dominante desde que en 1981, el gobierno de entonces, la dictadura, sin consultar a nadie, resolvió imponer esta concepción de la educación y que se dejó bien atado con una LOCE promulgada un día antes de que el primer gobierno democrático asumiera la conducción del país en marzo de 1990. Esta atadura fue complementada con un sistema binominal y la existencia de quorums calificados que imposibilitarían cambiar esta mirada de la educación como bien de consumo, lo que explica su existencia hasta ahora.

Desde 1990, hasta el 2006, en aras de los acuerdos y de los temores existentes, los cambios estuvieron orientados a no alterar lo sustantivo, sino que a profundizarlo y limar sus aristas más ásperas: aumento en el valor de la subvención que se había congelado con la crisis de los años 80, implementación de la subvención escolar diferenciada y del financiamiento compartido, entre otras acciones.

Con la revolución pingüina, por primera vez este enfoque salta por los aires para sorpresa de todos. Se reinstala la visión de la educación como un derecho, visión que había quedado en el desván de los recuerdos. Se pone en jaque todo el sistema educacional, lo que se confirma con el movimiento estudiantil del 2011, cuyos máximos dirigentes, Camila y Giorgio son elegidos como representantes populares en la Cámara de Diputados, al igual que otros dirigentes juveniles, Vlado y Gabriel, quienes conforman la bancada estudiantil.

A más de 30 años desde que se impuso el modelo educacional vigente, el resultado no puede ser peor: una educación de mala calidad y segregada. Uno de los motivos por los que el gobierno actual fue elegido, fue justamente para terminar con este modelo y reemplazarlo por uno que conciba la educación como un derecho real, no de mentira, esto es, que sea capaz de proveer una educación de calidad, que nos forme, nos habilite para enfrentar la vida, para entendernos, para querernos.

El fin al copago, a la selección y al lucro se inscribe en este contexto, y por tanto todo acuerdo legislativo se asume que debe respetarlo si no se quiere traicionar a la mayoría que se expresó en las urnas.

octubre 21, 2014

Brasil y Uruguay en la encrucijada

Este domingo tendrá lugar la segunda vuelta presidencial en Brasil, y la primera vuelta en Uruguay. En ambos países, sus gobernantes actuales representan a coaliciones de centroizquierda aggiornada, moderada con riesgo de ser reemplazadas por coaliciones de centroderecha.

Brasil y Uruguay son países vecinos, uno inmenso, con más de 100 millones de habitantes, el otro con menos de 5 millones. Brasil con un significativo nivel de desarrollo, pero con desigualdades lacerantes que solo se sostienen gracias a una manera de ser de los brasileños, alegre, vital, pero que está siendo sobrepasada. Uruguay, país son rasgos europeos, a pesar de vivir de glorias pasadas, y de ser éstos otros tiempos, sigue siendo una sociedad culturalmente avanzada, donde todos se sienten iguales, de capitán a paje.

En ambos países, existe la posibilidad cierta de un relevo generacional y de tendencia hacia la derecha. Un relevo generacional que delata la ausencia de renovación en la izquierda. Que Dilma se tenga que repetir el plato ya parece ser un tema recurrente en nuestro continente. Mal que mal, en Uruguay, el candidato del Frente Amplio, Tabaré, ya fue presidente e intenta volver por sus fueros. Lo mismo ocurrió en Chile, donde Michelle, volvió en gloria y majestad a la casa donde tanto se sufre. En otros países, las reelecciones indefinidas son pan de cada día. Uruguay y Chile, al menos tienen la decencia de tratar de evitar la reelección inmediata.

Esta ausencia de renovación en los liderazgos políticos de esos que nos cautivaban, deslumbraban con sus ideas, discursos, utopías, sueños, da cuenta de varios factores, entre los cuales podemos destacar la captura del poder político por parte del poder económico, herencia de las dictaduras; la pérdida de un sentido colectivo, conformándose una sociedad más individualista y consumista.

En este contexto, la izquierda, desde la caída del muro de Berlín, del derrumbe de la Unión Soviética, sin referentes claros, parece deambular sin brújula en busca de su norte. A lo largo de estas décadas, la izquierda se ha logrado mantener sobre la base del disgusto que produce la derecha, de no conceder el voto a la derecha, pero esa cuenta corriente se está agotando.

La derecha no tiene nada mejor que ofrecer que no sea persistir en la construcción de una sociedad como la que tenemos, más mercado, menos Estado, donde las desigualdades se agudizan y los abusos se multiplican. Por su parte, la izquierda, al menos hasta la fecha, ha sido incapaz de ir más allá de intentar morigerar las asperezas del mercado en un contexto de Estados y mentalidades inoculadas con mayores o menores dosis de corrupción.
De allí que ya no es mucho lo que se espera cuando hay una elección presidencial. Hay cansancio con las frustraciones y eso afecta más a la izquierda que a la derecha. De allí que tanto Dilma en Brasil, como Tabaré en Uruguay, están en zona de riesgo aun cuando los candidatos de derecha no tengan nada particularmente interesante que ofrecer. Cada vez parece importarle menos a la gente de qué color es el gato, en tanto cace ratones.

octubre 16, 2014

Bolivia: política y futbol

El domingo pasado fueron las elecciones presidenciales en Bolivia, y en la semana, Chile enfrentaba a Bolivia en un partido amistoso preparatorio para la copa América que se desarrollará en nuestro país.

Todos sabemos que nuestras relaciones con Bolivia son complejas, inestables, por momentos positivas, pero por lo general, negativos, sin relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, no obstante que compartimos fronteras, o quizá por eso mismo. Lo concreto es que con Bolivia no nos llevamos bien, por los motivos que sean, en circunstancias que no debiera ser así, sino que todo lo contrario. Con todo, lo que ocurra con Bolivia es seguido con interés por estos lares.

Una vez más, Evo Morales, ganó holgadamente, como se esperaba. No cabe duda que su ascendiente popular habrá de tener múltiples causas, incluyendo su etnia, su tranquilidad, su capacidad para sortear dificultades y que Bolivia no se vaya al carajo, que era lo que muchos temían.
Con la elección de Evo, Bolivia ha dado un paso de gigante, que Chile está lejos de dar. Mal que mal, no se vislumbra en el horizonte posibilidad alguna que un mapuche alcance la presidencia de la república.

Lo que se tendrá que resolver más temprano que tarde, es su sucesión. Que las mismas autoridades sean elegidas una y otra vez es señal de que algo no funciona, por más brillante que sea una autoridad. Si bien no se puede descartar que una autoridad sea extraordinaria, por lo general es un signo de pasividad por parte de los electores y/o de autoridades cuyo poder produce obsecuencia. Que un país, una región, o una institución dependan de un único personaje, o de sus familiares, o de los designados a dedo, me da mala espina.

Casualmente, en la semana, en la ciudad de Coquimbo, en un partido de futbol, se vieron las caras Chile y Bolivia. Se esperaba un triunfo arrollador de Chile, ya sea por su condición de local, por sus pergaminos, como por historia. El resultado fue decepcionante, con sabor a derrota, porque el empate fue logrado a último minuto con un penal más que discutible.

El resultado también representa una advertencia que no nos hace mal, sino que por el contrario, nos viene muy bien. Nunca hay que cantar victoria antes de tiempo. Aún no le hemos ganado a nadie y ya se nos estaban subiendo los humos a la cabeza. El empate invita a la mesura, a no pasarnos películas, a poner los pies en la tierra, a recordar que para ganar algo en la vida, hay que trabajar en equipo, que no hay atajos, que hay que transpirarla. Y respetar a los adversarios porque hasta los chicos pueden agrandarse en cualquier momento.

Tanto en política como en futbol, en la semana, los bolivianos han dado que hablar.

octubre 08, 2014

Bingo!!!! ARCIS, PENTA ... empate????

A lo largo de estas semanas han saltado por los aires los gastos supuestamente reservados que distintas empresas, particularmente del grupo PENTA, destinan al financiamiento de los partidos políticos, donde quienes están involucrados más fuertemente son los partidos de la derecha, en especial a la UDI.

Algunos pretenden apelar a la teoría del “empate”, en el sentido que todos lo hacen, ocultando que salpica y beneficia más a unos que a otros. Al lado de los implicados en el caso PENTA, por la envergadura del tráfico de millones de pesos que generan las campañas electorales, los comunistas involucrados en el caso de la Universidad ARCIS son niños de pecho. Lo anterior, en modo alguno excusa irregularidades o ilegalidades en que se hayan incurrido, mal que mal, a todos debemos aplicarles la misma vara, aunque duela. Pero no perdamos el sentido de las proporciones.

El tema es relevante porque muestra las limitaciones de nuestra democracia, una democracia condicionada por la disponibilidad de recursos. En verdad es que no se trata de algo nuevo. De alguna manera se sabe, pero lo que no se sabía era la dimensión del fenómeno ni sus características. En este sentido se debe agradecer a quienes están colaborando para destapar lo que ocurre.

El tema es grave por las redes de corrupción que se conforman dado que da pie para preguntarse a quienes representan los candidatos elegidos con aportes reservados y aportes bajo cuerda. Se abre la duda si los diputados y senadores votan en base a los intereses de quienes los eligieron o de quienes se pusieron con dinero contante y sonante. También cabe preguntarse qué interés pueden tener los grupos empresariales para financiar campañas. Pocas dudas pueden caber de que sus aportes no son desinteresados, muy por el contrario, lo más probable que sea para asegurarse que las leyes que se aprueben en el parlamento sean en su beneficio.

El tema es importante porque los beneficiados no están distribuidos uniformemente, esto es, los aportes no son iguales para todos, sino que benefician más a unos que a otros. Casualmente benefician más a los representantes de la derecha. No es casual y tampoco debiera sorprender, incluso más, parece razonable. Llamaría la atención, y movería a sospecha, que los candidatos de la izquierda recibieran aportes de las empresas, salvo que estén imbuidas de un espíritu de responsabilidad social que se agradecería, pero de difícil credibilidad.

Es cierto que en las últimas elecciones hubo candidatos que ganaron, como son los emblemáticos casos de Zalaquett y Golborne, quienes tiraron la casa por la ventana gracias a los aportes recibidos. Pero también es cierto que otros ganaron gracias a los cuantiosos y “desinteresados” aportes por vías legales o del correo de las brujas, como es el caso de Iván Moreira y Ena von Baer. Todos férreos creyentes en que con plata se compran huevos.

Estamos ante la prueba indesmentible de que estamos bajo una democracia que deja mucho que desear y que hay mucho que avanzar para que el dinero no sea un factor que influya tan significativamente en las campañas y los resultados electorales.

Entre las medidas que creo que deben implementarse, me permito destacar dos: una, reforzar la educación cívica y la capacidad de reflexión para que no nos metan el dedo en la boca y disminuir la influencia de la publicidad; y dos, forzar a que los medios de comunicación provean igual cobertura a todos los partidos, sin privilegiar a ninguno en particular para que los ciudadanos puedan discernir por sí mismos, y de paso, disminuir el peso del dinero.

octubre 02, 2014

La codicia infinita

En su momento, el exmandatario, Patricio Aylwin, hace ya más de 20 años, sostuvo que el mercado podía impulsar el consumo, la creatividad y la creación de riqueza, pero que no era justo en la distribución de esa riqueza. Esto lo sintetizó con la expresión “el mercado es cruel” dado que en él no cuenta ni la justicia, ni la solidaridad, ni la fraternidad humana. Este pensamiento lo remató al afirmar que “el mercado es una pugna de egoísmos”.

Estas expresiones dieron origen a una avalancha de reacciones por parte de sus opositores, donde unos destacaban que no era el mercado el cruel, sino que la vida era la cruel al producir desigualdades: ricos, pobres, cojos, atletas, gordos, flacos, rubios, negros, feos, bonitos, bonitas, feas, hijos excelentes, a veces malos, huérfanos. Otros enfatizaban que el mercado no era sino un instrumento y que la crueldad no era del instrumento sino que de su eventual mal uso.

Pues bien, el desfile de hechos que el país está observando por estos días –casos Cascadas, Penta y colusión de pollos- parecieran estar confirmando, las expresiones vertidas por Aylwin, que el mercado no tiene consideraciones éticas ni sociales. Al no tener estas consideraciones, la responsabilidad se traslada entonces a quienes concurren al mercado.

En el caso Cascadas, el mercado financiero es el prostituido por quienes hacen cambalaches para llevar agua a su molino para hacer fortunas de la noche a la mañana en perjuicio de terceros sin sudar la más mínima gota. Especulando con información y posiciones de poder privilegiadas animados por una codicia insaciable.

En el caso Penta, es el mercado político el afectado, dado que se está poniendo al descubierto el chorro de recursos económicos que fluye de poderosos carteles económicos a un sector político claramente identificado para que los representantes elegidos “democráticamente” por el pueblo terminen votando leyes a favor de los grupos que los financian “reservadamente”. Supuestamente nadie sabe de dónde provienen los recursos, cuento imposible de tragarse por cualquiera con dos dedos de frente.

Luego tenemos el caso de la colusión de las tres más grandes pollerías del país, aprovechando su posición dominante, oligopólica, para fijar precios por sobre los que se tendrían si el mercado fuera de competencia perfecta. La codicia sin freno de los poderosos. En este caso, es el mercado económico el que se ve implicado.

¿Qué tienen en común los tres casos? Que los involucrados son ardientes defensores de la libre competencia de la boca para afuera. Apenas pueden abusar, abusan; apenas pueden monopolizar, monopolizan. Ahí se meten la ética, la responsabilidad social al bolsillo. Quienes más desprestigian al libre mercado, son sus propios apologistas.

En consecuencia, puede que el mercado no sea cruel, sino quienes abusan de sus posiciones dominantes, en su gran mayoría conspicuos personajes de la derecha política y económica, ligados a la UDI, el soporte civil de la dictadura y de la perpetuación de su legado ideológico. Aunque ojo, que en la viña del Señor estos personajes podemos encontrarlos hasta en los lugares más inesperados.