julio 31, 2019

Estatutos universitarios

Por estos meses el grueso de las universidades estatales se ha abocado a la renovación de sus estatutos, en los que se establecen ciertas normas básicas asociadas a su gobernanza, funcionamiento y organización interna.

La razón de ello reside en la reciente promulgación de la ley de universidades estatales, la que obliga a las instituciones de educación superior a crear o actualizar sus estatutos. Cabe destacar que los estatutos actualmente datan de 1981, cuando la dictadura estaba en pleno apogeo encabezado por el innombrable. Por lo mismo, tiene su impronta, esto es, la concentración del poder, la no participación, el verticalismo. Huele y respira, autoritarismo, lo que no deja de ser una contradicción cuando de universidades se trata, las que se asumen templos del saber, responsables del desarrollo del conocimiento como fruto de la investigación, de la búsqueda de la verdad científica en un contexto de diálogo libre y abierto.

De todas las universidades estatales, las únicas que han logrado modificar sus estatutos son la Universidad de Chile y la Universidad de Santiago. Las restantes han sido incapaces de hacerlo, ya sea por falta de voluntad política de sus rectores y/o de sus respectivas comunidades universitarias. La realidad al interior de las universidades ha sido tal, por los más diversos motivos, que las voces que han demandado cambios estatutarios han sido minoritarias y/o escuchadas. De hecho, tenía que venir una ley que lo exigiera para que las universidades estatales, particularmente las regionales, despertaran de su letargo y se sumieran en la construcción de los nuevos estatutos.

Los puntos clave, a mi entender, son dos. Uno, el de la distribución del poder. Bajo los estatutos actuales, la concentración del poder en las autoridades unipersonales, rectores y decanos, es manifiesta, y se expresa en su capacidad resolutiva y en la disponibilidad presupuestaria, de la que carecen las autoridades colegiadas, que son esencialmente consultivas y que no pueden levantar mayormente la voz sin que corran el riesgo de que les caiga todo el peso del poder de los rectores y/o decanos, ya sea por la vía de la calificación, de la jerarquización, de la asignación de trabajos y/o conformación de comisiones de la más diversa índole. Y dos, la participación de los distintos estamentos que constituyen la comunidad universitaria, la que bajo los estatutos actuales está concentrada en sus académicos. La participación de los estudiantes y personal administrativo, debidamente regulada, como toda participación, es esencial para el crecimiento de las organizaciones, particularmente en el mundo de hoy. Para los estudiantes, su participación es esencial en su proceso de formación, como espacio de aprendizaje para constituirse en los futuros líderes de una sociedad libre.

A casi 40 años de la vigencia de sus actuales estatutos, las universidades están frente a una oportunidad de dar un salto cualitativo de proporciones. Del empuje, la fuerza, del vigor y entusiasmo que logren desplegar sus respectivas comunidades, dependerá el surgimiento de estatutos que dinamicen el quehacer académico y que posibiliten una sana, respetuosa y fecunda convivencia interna.

julio 25, 2019

Camino al abismo

Hasta la fecha la idea de desarrollo que tenemos parece asumir que estamos ante un mundo con recursos infinitos y/o que funciona con una suerte de control automático de modo tal que de alguna manera se las arregla para que se logren sortear los problemas que se pongan al frente.

Las razones de esta postura se basan en que a lo largo de la historia el ser humano ha sobrevivido a catalismos naturales o provocados de las más diversas índoles. Históricamente los agoreros del fin del mundo han tenido que morderse sus premoniciones. Si bien esto ha sido cierto hasta ahora, ello no garantiza que siga siendo así.

Al paso que vamos, la sostenibilidad de la vida planetaria, está en jaque. No podemos seguir recorriendo el camino hacia el desarrollo promoviendo el crecimiento y el consumo sin fin. En algún minuto este comportamiento nos pasará la cuenta, quizás no a nuestra generación, pero sí a las que vienen.

El cambio climático parece confirmar lo señalado. Los significativos aumentos en las temperaturas extremas, cuyas consecuencias están generando desastres en los más diversos confines a un ritmo creciente, dan cuenta de una realidad de una magnitud difícil de dimensionar. En paralelo, estamos viviendo tiempos de progreso científico-tecnológico sin precedentes, un progreso dulce y amargo.

Dulce porque ha permitido eliminar algunos cataclismos, como enfermedades que diezmaban a poblaciones enteras, así como prevenir cataclismos como terremotos y maremotos, de modo de amortiguar sus nefastas consecuencias. Y también porque ha permitido elevar la calidad de vida de muchas personas.

Amargo porque incluye una capacidad de producción de armamentos y de destrucción nuclear inimaginables, junto con la de alterar negativamente el medio ambiente en forma irreversible.

Si nuestro comportamiento fuese esencialmente racional, debiéramos ser capaces de internalizar las consecuencias y los costos futuros en terceros de nuestras decisiones y actuaciones presentes.

Para desviarnos del camino al abismo en que pareciera que estuviésemos empeñados, es indispensable incorporar en nuestras cabezas los conceptos de sostenibilidad y economía circular.

julio 18, 2019

Osorno sin agua

En pleno siglo XXI, en una ciudad de Chile, su población se encuentra sin disponibilidad de agua potable desde hace ya más de una semana. Estamos hablando de un país que se vanagloria de estar adherida a la OCDE, de tener el más alto ingreso per cápita de América Latina, de ser la punta de lanza del neoliberalismo a nivel planetario. Del país que no pocos miran, unos embobados, otros con recelo.

Un país cuya producción y distribución de agua potable se encuentra totalmente privatizada, no en tiempos del innombrable, sino que bajo uno de los gobiernos de la Concertación, el encabezado por Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Se asumía que para encabezar la transición hacia la democracia, se había escogido a quienes se plantearon como alternativa a la continuidad de la dictadura, la Concertación de Partidos por la Democracia. Desconozco en qué minuto se le dio vuelta el paragua, pero lo concreto es que por razones que también desconozco, aunque imagino, en vez de plantarle cara al neoliberalismo, terminó por consolidarlo, restringiéndose a limarle sus aristas más ásperas.

El país, cansado de escoger a quienes han terminado por ser cooptados por la derecha, ha terminado por colocar en el gobierno a quienes son los auténticos impulsores del modelo político, económico y social que se tiene. Ahora a ellos les ha estallado este desastre en Osorno, revelador del contexto en que se mueven, se gestionan las empresas privadas cuyos objetivos uno, dos y tres, no es otro que maximizar utilidades a como dé lugar, sin mayores consideraciones. Revelador también de un gobierno que está haciendo el loco, y de un Estado que mira al techo, sin capacidad alguna de fiscalización al amparo del concepto predominante, que no es otro que dejar que las empresas privadas se muevan como pez en el agua.

Estamos ante un espectáculo digno de Ripley, donde la versión que circula señala que quien estaba a cargo de rellenar un estanque de petróleo de un motor ubicado cerca de la toma de agua potable, justo antes de los filtros, abrió la llave de paso para rellenar, y al parecer, habría omitido u olvidado cerrar la llave, provocando el rebalse de petróleo a los filtros, inutilizándolos y afectando la planta de tratamiento de aguas. Estos motores, localizados en las inmediaciones de la planta de tratamiento de aguas, suelen ser eléctricos justamente para evitar los motores a petróleo por los riesgos de manipulación que encierra, como el que estamos presenciando.

La razón por la cual la empresa sanitaria habría desechado el uso de motores eléctricos sería de orden económico: la electricidad en hora de punta es muy cara, razón por la cual no habrían encontrado nada mejor que instalar generadores diésel para generar energía propia durante las horas punta. Inteligencia pura guiados por la maximización de las utilidades. Cero gestión del riesgo. Cero consideraciones éticas.

Quien preside el directorio de la empresa responsable de este desaguisado de marca mayor, es Guillermo Pickering, quien fuera subsecretario de Interior en tiempos de Frei Ruiz-Tagle, subsecretario de Obras Públicas bajo el gobierno de Lagos, miembro del directorio de Ferrocarriles del Estado, director de Metro, hoy cooptado por el neoliberalismo y privatizado hasta la médula.

Este es el paisito en que nos movemos. Solo falta que venga un Trump para que nos diga: bueno, si no les gusta, váyanse a otra parte. Mientras tanto Piñera que estaba a punto de partir a un evento privado mundial gracias a una invitación de Google que nadie conocía, y que se vino a conocer a última hora, en un gesto que enternece, decidió no solo no viajar con su familia, sino que quedarse en el país, para “monitorear” el desastre y ponerle término cuanto antes. Con ello espera amortiguar y revertir la eventual caída en las encuestas que este evento le reportaría.

Lo ocurrido invita a pensar en la necesidad de una reingeniería profunda en nuestras propias cabezas de modo de situar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones siempre, no solo cuando queda la crema.

julio 13, 2019

Educación: deponer y continuar el paro

Desde un inicio se pudo constatar que el paro de los profesores no iba a estar exento de dificultades. En una primera columna afirmé que el diálogo con las autoridades gubernamentales iba a ser difícil, pero imprescindible. Desde el primer minuto se pudo observar a un Colegio de Profesores en disposición de sentarse a la mesa a conversar. No se vio igual disponibilidad por parte del gobierno, el que se abrió recién a la cuarta semana del paro al constatar la adhesión que lograba atraer el movimiento de los profesores y el rechazo a la conducta gubernamental.

Iniciadas las conversaciones, el gobierno se allanó a abordar puntos accesorios, pero no los sustantivos, manteniéndose en su posición, particularmente, la de no tener los recursos económicos para satisfacerlos, en especial, aquel relativo a la deuda histórica cuyo origen se remonta ya a casi cinco décadas, cuando eh 1974 se inicia un sostenido deterioro en las remuneraciones de los profesores, las que se ven congeladas y reducidas en un contexto inflacionario, y que se agudiza con el proceso de municipalización de la educación pública y la recesión económica a comienzos de la década de los 80. Este deterioro ha trascendido lo meramente económico-financiero afectando el valor que antaño la sociedad asignaba a la educación pública y a quienes cumplen un rol estelar en ella, sus profesores.

Todos los intentos por revertir este proceso se iniciaron con el retorno de la democracia, pero han sido discontinuos, parciales, marginales, siempre con la excusa, la permanente excusa de que no existen los recursos para financiar los gastos que involucra dejar atrás, de una vez por todas, la deuda histórica.

El Colegio de Profesores ha sido persistente, y sus máximos dirigentes a lo largo de todas estas décadas, han bregado al máximo en procura de resolver lo que es a todas luces injusto. Su dirigencia actual ha tenido una fuerte voluntad de diálogo, encontrándose con una débil respuesta por parte de un gobierno que parece apostar por el desgaste del movimiento.

Ahora se está en una de los momentos más complejos, al tener que decidir los profesores entre deponer o continuar el paro. La decisión adoptada por las bases refleja cabalmente esta complejidad, al revelar una división que no deja de ser profunda. La de quienes apuestan al todo o nada, y la de quienes, privilegian hacer un alto en el camino, una suerte de repliegue, para respirar, para repensar, para recuperar fuerzas, para evitar el desgaste de un paro que se prolonga por más de un mes y que ya estaba mostrando signos de agotamiento. La votación alcanzada por ambas alternativas es ilustrativa de una factura en partes prácticamente iguales que de hecho debilitan a todos.

Continuar el paro en las actuales condiciones, con una mitad disponible para deponerla, lo debilita fuertemente. Es hora que los dirigentes que pregonan una y otra postura se reúnan y acuerden un camino que considere el sentir de las bases. En el minuto actual, este sentir pareciera invitar a deponer y continuar. Deponer por un período de tiempo, para unificar criterios, plantear propuestas de solución concretas a las autoridades, y luego de un tiempo prudencial, de uno a dos meses, en caso de no verse satisfechas las demandas básicas, continuar el paro.

A las negociaciones hay que ir con papel y lápiz en mano, sabiendo sumar, restar, multiplicar y dividir, sabiendo cuántos son los recursos involucrados y no olvidar cuántos son los recursos que se han llevado por fraudes, por sobresueldos, por gastos reservados, por nepotismos, por compras directas sin licitaciones. A eso hay que hincarle el diente, porque ahí están los recursos.

julio 04, 2019

Una derrota dolorosa

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La derrota de Chile ante Perú en la Copa América es especialmente dolorosa por un conjunto de circunstancias, pero de la que hay que sacar las lecciones que correspondan si es que no se quiere caer en un estado depresivo.

A continuación paso a enumerar algunas de estas circunstancias. En primer lugar se perdió jugando mal. Más allá del infortunio, de los goles que se perdieron, en muchos pasajes del partido, el dominio de Perú fue manifiesto.

En segundo lugar, los pergaminos de los que venía precedido Chile eran sustancialmente mayores que los de Perú. Chile llegó precedido del cartel de campeón actual, además de que la cantidad de jugadores chilenos que juegan en los más importantes equipos europeos es sustantivamente mayor que la de jugadores peruanos. El favorito, sin lugar a dudas era Chile y tenía todas las de ganar.

En tercer lugar, si bien al inicio del campeonato en Chile no nos hacíamos mayores expectativas, con el correr de los partidos, tales expectativas fueron in crescendo, entusiasmando la solidez y ensamblaje de los noveles jugadores con quienes ya tienen su buen recorrido, llegando la convicción de que la llamada generación dorada estaría siendo sucedida por otra similar. Todo esto se vino al suelo.

En cuarto lugar, era el partido que en el papel asomaba como el más fácil. Ya todos veíamos a la roja en la final, lista para disputarla con Brasil en su propia casa y dar el batacazo, tal como lo dio Uruguay allá en 1950 con el legendario Maracaná.

En quinto lugar, al menos en el partido contra Perú, se perdió precisión, vértigo, ataque, al que nos acostumbraron los equipos del loco Bielsa y Sampaoli y que nos permitió figurar en el mapa del futbol mundial.

En sexto lugar, se miró en menos al rival, olvidando que los partidos hay que jugarlos, todos, con los dientes apretados, como lo hizo Perú. Que no hay partidos ganados de antemano. La historia está llena de resultados inesperados. El partido de Uruguay con Perú fue un buen antecedente que no parece haberse considerado. Allí Perú mostró claramente que no era pan comido. Uruguay tuvo su primer trago amargo.

Se me escaparán otros factores, pero creo que esos bastan.

Lo importante es rescatar las lecciones que nos deja esta frustración. Antes que nada, tener claro que no somos los mejores del mundo, aunque tampoco somos los peores.

Dos, que no hay partidos regalados, que a todos ellos hay que entrar concentrados, que no se puede mirar de arriba abajo a nadie, así como tampoco de abaja a arriba, como ocurría antes. Nos fuimos de un extremo a otro.

Tres, lo expresado nos dice que no hay que dejarse llevar por la soberbia, que es necesario conservar la humildad a como dé lugar.

Cuatro, que hay que acelerar el proceso de renovación, de formación de jugadores, que hay que trabajar más con los niños, con los jóvenes, con la cantera de los clubes. Quinto, que hay que recuperar el espíritu de ataque que nos inculcó el loco Bielsa, de llegar de atrás hacia adelante con el mínimo de toques posibles.

En fin, creo que con esto basta. Dejo a los lectores los agregados y las críticas que lo escrito sugiera. Salud.

Educación: el paro continúa

Luego de las conversaciones entabladas por los dirigentes del Colegio de Profesores con la Ministra de Educación y sus asesores, los resultados fueron expuestos a las bases para someter a votación tres opciones. Tres de cada cuatro profesores que votaron, resolvieron proseguir con el paro.

La decisión mayoritaria se sustentó en que si bien se accedía a algunas de las demandas, en otras se invitaba a seguir conversando, o bien, eran rechazadas de plano por el gobierno, esencialmente aquellas que involucraban recursos financieros. Respecto de esto último, la razón esgrimida se apoyaba en que no se disponía de tales recursos.

Cuesta entender la lógica de no disponer de recursos para financiar gastos en el campo de la educación cuando día a día somos sorprendidos, una y otra vez, con fraudes y/o actos de corrupción al por mayor, en las más diversas esferas, políticas, militares, religiosas. Los profesores observan, incrédulos, cómo miles de millones de pesos son destinados a gastos reservados de los que no se rinde cuenta, a financiar asesorías sin la más mínima justificación o a familiares de personajes del mundo privado que se trasladan al mundo público con sueldos que no se condicen con el discurso de “tiempos difíciles”.

A estas alturas de una movilización que se prolonga por más de un mes, no deja de llamar la atención la displicencia con que ha actuado el gobierno frente a un gremio que ha procurado, en todo momento, seguir la senda del diálogo, en la esperanza de que ella sea conducente al objetivo de tener una mejor educación con sus más importantes protagonistas, que no son otros que los profesores. Cualquier solución debe ser con ellos, no contra ellos o sin ellos. Ya no están los tiempos para imposiciones. En una columna anterior, afirmé que en el campo de la educación, así como en muchos otros, el diálogo es difícil, pero imprescindible. De otro modo no hay solución.

Desafortunadamente, por parte del gobierno no se observa interés por resolver el conflicto, más bien por el contrario, pareciera que se quiere agudizar. Es difícil entender que en medio del conflicto, la propia Ministra de Educación se haya dado el lujo de viajar al norte para ver el eclipse estando invitada al Congreso Nacional para tratar el tema del paro docente.

Cuesta imaginar el objetivo que persigue el gobierno. Podría pensarse que está apostando al desgaste, sin embargo parece ocurrir lo contrario porque la desaprobación al gobierno crece, al igual que respecto del manejo de la crisis. En cambio, el apoyo a los profesores ha estado creciendo.

La otra tesis que explicaría el comportamiento del gobierno en esta esfera, sostiene que busca destruir la educación pública por la vía de estimular la migración de la población escolar desde las escuelas municipalizadas a las escuelas subvencionadas pagadas y a las particular pagadas. Objetivo que se está dando desde hace tiempo y que se refuerza con el viaje de la ministra al norte en medio del conflicto, señal de estar más interesada en el eclipse solar que en el eclipse de la educación pública.

A pesar de los vertiginosos cambios que se han producido en los últimos tiempos, y no obstante que han transcurrido 80 años, aprovecho de recordar lo que expresara en su momento Pedro Aguirre Cerda, para quien gobernar es educar, y cuya vigencia creo que se mantiene en pie: "Para que la enseñanza pueda cumplir su misión social es necesario que sea: gratuita, única, obligatoria y laica”.