marzo 28, 2008

Nadie sabe para quien trabaja

Hace bien el país en escandalizarse ante los desaguisados de la Concertación que distorsionan por completo su razón de ser. Mas allá del festín que con ellos se da la derecha, desmoraliza comprobar la multiplicación de hechos que delatan una defraudación a la fe pública. Lo que ha estado ocurriendo en ferrocarriles, donde nos creímos el cuento de su recuperación, su viabilidad, su modernización, su extensión hasta Puerto Montt resulta una vergüenza. Chile es un país que se merece un ferrocarril de alta velocidad, al menos de Arica a Puerto Montt. El tiempo que tomaría de Arica a Santiago sería de 7 horas, y de Talca a Santiago de menos de una hora. Todo este sueño se encuentra postergado por ineptitud y/o por corrupción.

Lo mismo ocurrió en su momento con Chiledeportes, donde el organismo responsable de implementar las políticas nacionales en materia deportiva se puso a asignar recursos a entidades inexistentes y/o con propósitos que nada tienen que ver con el deporte.

Y ahora estamos ante una acusación constitucional contra la Ministra de Educación por el tema de las subvenciones a los establecimientos educacionales y se viene a descubrir que hay millones de pesos perdidos, mal asignados o “irregularmente” distribuidos.

Y más recientemente, por acuerdo del propio comité político del gobierno se acuerda descabezar al Servicio Nacional de Registro Civil e Identificación por eventuales irregularidades en la adjudicación de una licitación por la renovación de su plataforma tecnológica. Uno de los asesores del director nacional e integrante de la comisión evaluadora habría estado relacionado con la empresa ganadora de la licitación.

Si a esto agregamos las denuncias de corrupción en los municipios, de las que estarían sobresaliendo aquellas administradas por alcaldes de la UDI, partido que estaba rasgando vestiduras en estas materias, solo nos queda por pensar respecto de dónde estamos parados.

Lo señalado demuestra que si alguien cree que puede llevar agua a su molino al respecto, creo que se equivoca. Acá hay un tema colectivo de degradación que nos atañe a todos. Al sector público y al sector privado. A personas humildes y poderosas, pero sobre todo, a estas últimas, las que teniendo autoridad para hacer el bien, hacen el mal.
Resulta paradojal, o quizá por eso mismo, que todo esto se esté dando en tiempos de bonanza, en circunstancias que debiésemos estar dando el gran salto al siempre esquivo desarrollo al que aspiramos.

marzo 21, 2008

De regreso en casa

Del suave invierno europeo –con síntomas de sequía por falta de lluvias-, aterricé a un caluroso verano que se prolonga sin misericordia. El cambio climático está afectando a todo el planeta, a unos más que a otros. A pesar de los intentos por revertir el proceso de deterioro ambiental, la falta de consenso ha impedido, al menos hasta ahora, la adopción de decisiones drásticas. Ellas no se toman por sus costos de corto plazo, obviando los costos de largo plazo que genera su postergación.

Al arribar a Chile vía el aeropuerto de la capital pude constatar mi retorno a una realidad que si bien no olvidaba, había relegado a un segundo plano a pesar que una amiga me había prevenido de ello. Desde el bus que me llevó del aeropuerto al terminal de buses, el camino destacaba por su aridez y la basura acumulada. En torno a ella, los perros callejeros deambulaban famélicos en busca de alimento. Alzando la vista, los cables telefónicos y eléctricos concentraban mi atención. Intenté ver en ellos, sin mayor éxito, una suerte de arte callejero. Por otra parte, de tiempo en tiempo, el trayecto del bus dejaba constancia de los populares hoyos, o “eventos”, al parecer inextinguibles.

Al leer los titulares de la prensa del día, me sentí transportado a un país donde la corrupción parecía estar a la orden del día. Ya no era EFE, ni Chiledeportes lo que estaba en el ojo del huracán, sino los subvenciones del Ministerio de Educación y las denuncias de corruptelas en municipios, entre las que destacan las encabezadas por ediles de la UDI, pinochetistas, y paladines de la lucha contra la corrupción. La última parece afectar al servicio de registro civil que para la renovación de su plataforma tecnológica habría incurrido en actitudes non sanctas al adjudicar una licitación a una empresa en particular. Todo ello como parte de una historia interminable que da cuenta de la complejidad, por no decir perversidad, que ha adquirido la relación público-privada en nuestro país en el que la función privada ha sido endiosada y la pública denostada.

Como guinda de la torta, me encuentro con que en la testera del senado se logró ubicar Adolfo. Con el apoyo de la derecha logró lo que ni en sus mejores tiempos como presidente de la DC habría soñado: la testera como senador “independiente”. Solo falta que el día de mañana la derecha lo proclame como su candidato presidencial.

La realidad política nacional que emerge del verano que se va parece estar llena de sorpresas, al punto que se puede decir que ya nadie sabe para quien trabaja. Ojalá que la reflexión a la que nos invita la semana santa nos conduzca a mirarnos con mayor optimismo.

marzo 13, 2008

Desde Madrid

Ad portas de retornar al país, me encuentro en Madrid disfrutando de unos días de sol y unas temperaturas que dan cuenta del arribo de la primavera. Por estos días queda la resaca de unas elecciones cuyos resultados afianzaron el bipartidismo, como consecuencia de la tendencia hacia el voto útil por parte de la ciudadanía para desesperación de las fuerzas minoritarias.

Quizá el dato más destacable es que el resultado final no logró ser alterado con el asesinato de un exconcejal socialista en los días previos a la justa electoral. La ciudadanía y el gobierno socialista fueron capaces de sobreponerse a un acto terrorista de la ETA.

El resultado favoreció la continuidad de Zapatero y la postergación de las aspiraciones de la derecha. Victoria para la izquierda, derrota para la derecha. Victoria agria porque la mayoría es precaria y Zapatero estará forzado a negociar con las fuerzas minoritarias; para la derecha, derrota dulce porque aumentó el número de sus escaños en el congreso.

Por los tópicos abordados en la campaña, se puede hablar de las dos Españas: la tradicional, encarnada por la derecha heredera de Franco y la iglesia, y la progresista representada por el PSOE, laica y moderna que busca la ampliación de las libertades. Los temas relevantes se centraron en la inmigración, la situación económica, las autonomías, y el terrorismo.

La derecha postulaba la tesis de frenar la inmigración, empadronarla, y expulsar a los ilegales sobre la base que quitan puestos de trabajo a españoles que la estarían pasando mal. La izquierda sostiene que tras todo inmigrante hay un ser humano con un drama a cuestas y que la inmigración existe por la desigual realidad económica entre los países, la que no se corrige con represión, sino que con medidas de apoyo a los países de donde provienen los inmigrantes.

En materias económicas las diferencias se circunscribían al énfasis en el deterioro del PIB, de la inflación y del desempleo, así como en la responsabilidad que le cabía al gobierno. Zapatero insistía que el deterioro se debía a factores externos y que el gobierno estaba tomando las medidas apropiadas como lo demuestra el hecho que los indicadores eran menos malos que los registrados en los otros países europeos.
En lo que se refiere a las autonomías, desde siempre la derecha ha sido el paladín de la España única, de la asociación entre el castellano y el español, con Madrid como capital del reino. La izquierda, por el contrario, prefiere hacer mención a la España plural, cuya riqueza reside en su diversidad, en sus regiones con sus culturas, las que importa desarrollar y promover, y no conculcar.
Respecto del terrorismo, la derecha, fiel a su mentor, solo es capaz de manejarse a punta de represión, de endurecimiento, de autoritarismo, obviando que el terrorismo de ETA nació en tiempos de Franco, tiempos en los que campeaba la derecha por sus fueros. no obstante, ni entonces ni ahora ha sido capaz de derrotarla. Muy por el contrario, es en tiempos de derecha cuando alcanza su máxima expresión el terrorismo vasco.

En síntesis, veo las mismas dos Españas que en el pasado resolvieron sus diferencias con una trágica guerra civil, con la diferencia que hoy son capaces –no sin dificultades- de convivir democráticamente. En nuestro país, pareciera que estuviéramos intentando hacer similar ejercicio, porque también veo dos Chile.

marzo 04, 2008

Desde Cáceres

Llevando ya más de una semana en Cáceres, ciudad declarada por la UNESCO como patrimonio de la humanidad, he podido apreciar sus pasajes, su gastronomía. Sus pimentones, quesos y jamones destacan, al igual que en toda España. Los mapas existentes no son solo los geográficos, sino que también existen los gastronómicos. Es así como se tiene un mapa de quesos, otro de jamones, otro de vinos, y de lo que se quiera.

Cáceres localizada en la región de Extremadura, al suroeste de España, limita con Portugal, desde donde en siglos pasados emigraron los que serían nuestros conquistadores. Hoy conserva su casco antiguo y sus cigüeñas que lo sobrevuelan anidando en las torres, en las cúpulas, buscando la altura como quien busca la altura para dirigir su mirada hacia el infinito, hacia las espléndidas y majestuosas llanuras que se extienden a lo largo y ancho por estos lares. En ellas pastan cabras, corderos, chanchos, chivos, caballos, vacas. Los espacios son predominantemente públicos, en tanto que los animales, privados. Sus dueños pagan un canon anual por animal para tener el derecho al pastoreo de sus animales.

Su clima se asemeja al de la zona centrosur de Chile, con inviernos largos y crudos, veranos tórridos, y primaveras y otoños cortos pero espectaculares. Excepcionalmente este último año tanto el invierno como el verano han sido suaves, preocupando la ausencia de lluvias, lo que prevé dificultades en la provisión de agua y energía.

En estas semanas han tenido lugar los dos debates conducentes a la elección general que tendrá lugar el día que esta columna salga al aire. El ambiente que rodeó a estos debates se asemejó al boxeril, donde cada uno de los pugilistas entraba a la sala como si de un ring se tratara, rodeados de sus asesores y con el conductor a modo de árbitro al medio. En ellos Rajoy, en representación de la derecha, le tocó asumir el rol de retador, en tanto que Zapatero debía defender la corona. El debate fue a dos rounds, los que se caracterizaron por ser de meta y ponga, aunque sin mucha claridad. Con un atacante, Rajoy, que se jugaba el todo por el todo intentando inclinar la balanza a su favor; y Zapatero, buscando esquivar los furibundos golpes del adversario. Me atrevería a afirmar que nadie ganó por fuera de combate, y que la victoria fue por puntos dependiendo del cristal con que se mira. El resultado real se sabrá la noche del 9M. Los temas centrales fueron el terrorismo, la realidad económica, la inmigración y la unidad de España.