diciembre 30, 2011

Fin de año

Se nos va un año marcado por las movilizaciones estudiantiles en nuestro país y ciudadanas en otros países. Reflejo de una época en la que cada vez más personas ya no se tragan sapos ni culebras. Cada vez parece ser más contundente lo que no se quiere, y lo que sí se desea.

Por momentos da la impresión que estamos ante un choque de trenes. Cada vez hay menos tolerancia hacia la corrupción, la ausencia de transparencia, pero simultáneamente, la tendencia hacia la conformación de oligopolios y sus oscuras colusiones, influencias aumenta vertiginosamente. Las PYMEs la tienen cada vez más difícil, devoradas por los monstruos que con nuestros propios comportamientos de consumo generamos.

Los sueldos reguleques siguen haciendo historia en un país donde la inmensa mayoría vive al borde del precipicio. Bajo un gobierno que obtuvo la presidencia de la mano del lema “una nueva forma de gobernar” el año termina con vergüenza. Resulta doblemente obsceno que asesores del Ministerio del Interior, sin título, con nula experiencia en el ámbito para el cual fueron contratados, el del combate a la delincuencia, lloren miserias con sueldos millonarios, aduciendo que se están “sacrificando” porque en el sector privado ganarían mucho más. Hay que ser caraduras. ¿Quién los mandó “sacrificarse”? Simultáneamente la delincuencia en vez de batirse en retirada, aumenta. El gobierno, eludiendo su responsabilidad, solo atina a traspasársela a los fiscales. Hay que ser caraduras.

Como broche de oro, la Corte Suprema, como regalo de fin de año, resuelve elegir a Rubén Ballesteros para presidirla, letrado que participó en los consejos de guerra existentes en los primeros años de la dictadura. A ello se agrega que posteriormente, cada vez que le ha tocado participar en algún proceso judicial, ha fallado a favor de la impunidad del innombrable y de la aplicación de la ley de amnistía destinada a borrar crímenes que la humanidad ha declarado como imprescriptibles.

En política nacional seguimos comulgando con ruedas de carreta al ritmo que fija la derecha. El sistema electoral binominal sigue campeando por sus fueros, al igual que la imposibilidad de que los chilenos que viven en el exterior puedan votar.

En los próximos días, los estudiantes que rindieron la PSU conocerán sus resultados y efectuarán sus postulaciones. Estamos ante un fin de año, que al igual en los anteriores, las universidades despliegan sus mejores dotes publicitarias, intentando captar matrículas que les proveerán apetitosas y suculentas ganancias, a pesar que legalmente no tienen fines de lucro. Todo un símbolo de la hipocresía y los eufemismos reinantes.

A todos mis queridos lectores les deseo un feliz año nuevo, menos corrupto, más transparente, más auténtico.

diciembre 23, 2011

Tren navideño

El domingo último tuve el privilegio de participar en una actividad destinada a llevar alegría a los niños que se residen en los poblados localizados en el recorrido del ramal a Constitución. Esta actividad, que se realiza desde hace ya 20 años, organizada por la Dirección de Extensión de la Universidad de Talca, se ha transformado en un clásico a nivel nacional.

El ramal a Constitución ya tiene características de leyenda y su subsistencia tiene características heroicas en tiempos de competitividad, de búsqueda de rentabilidad, en los que se suele dar la espalda a lo tradicional para abrir paso a la modernidad. En este caso, estamos en presencia de algo que se resiste a morir.

El tren estaba engalanado para la ocasión, llevando consigo al viejo pascuero y los regalos a los niños que esperaban ansiosamente su llegada en las distintas estaciones. La primera estación fue Colín, donde la delegación fue invitada a compartir un clásico desayuno: café o té, con un rico pan amasado, recién salido del horno, chancho en piedra y queso fresco. Ordenadamente, los niños fueron recibiendo sus regalos, uno por uno, de manos de un viejo pascuero, siempre disponible con una sonrisa y una palabra de aliento para cada niño.

También nos acompañaba el coro de la Universidad, jóvenes entusiastas dirigidos por un más entusiasta director, que en cada estación cantaban con energía sin igual, transmitiendo un mensaje de fraternidad, solidaridad y esperanza.

Bordeando el río Maule, el tren avanzó pausadamente, deteniéndose en cada estación, que cada año parece envejecer en el abandono. Las secuelas del terremoto del año pasado se sienten. El abandono está a la vista. Pero las familias y sus niños se resisten a irse. Son de allí, de la zona, ahí están sus antepasados, sus vidas, y la alternativa de abandonar esos lares, es morir un poco; en esos parajes, quedarse también es morir lentamente. No hay trabajo y el abandono es manifiesto.

Es imperativo vertebrar un proyecto que permita recuperar un espacio geográfico de excepción que haría las delicias de cualquier turista del primer mundo. No obstante que cualquier cálculo económico de corto o mediano plazo que se haga, no resistiría el más mínimo análisis, es importante consignar que el costo de cualquier proyecto debe cotejarse con los beneficios que reportará en el tiempo y que la humanidad sabrá valorar.

Para terminar, vayan mis mejores deseos para que tengan una muy feliz navidad!

diciembre 15, 2011

Entre delincuentes, chistes y pollos

Las agendas noticiosas parecen caracterizarse por lo efímeras que son. Tan efímeras que de un día para otro, como una ráfaga, aquello que en su momento nos conmovió, escandalizó, en un dos por tres nos olvidamos de lo ocurrido sin siquiera saber en qué terminó.

Da la sensación que fuera un signo de la época que nos toca vivir y que ciertos “poderes fácticos”, tras las bambalinas, orquestaran lo que los medios de comunicación deben poner sobre la mesa. Quisiera disponer del tiempo que me permitiera “investigar” en torno a todos aquellos temas que en algún minuto concitaron la atención pública y que después se los llevó el viento sin que nunca más se supiera que pasó con ellos.

Un día la polémica se centra en el auge de la delincuencia y que tiene en ascuas al gobierno, y muy en especial a su ministro del interior, que ha asumido su rol de combate como una cruzada. Mal que mal, entre los inolvidables eslóganes de campaña fue el que afirmaba que a los delincuentes se les iba a acabar la fiesta. Este eslogan sintonizó muy bien con la preocupación ciudadana por su simplicidad y la lógica de derecha cuyas ideas fuerza se basan en la necesidad de la seguridad y la autoridad para resguardar el “orden” establecido.

El eslogan daba a entender que bajo los gobiernos de la Concertación, los delincuentes estaban de fiesta. Pues bien, a más de un año del gobierno de Piñera, la delincuencia en vez de disminuir, aumenta, lo que ha llevado a sostener a un senador de la oposición que la delincuencia ya no está de fiesta, sino que de carnaval.

Otro día la polémica se traslada al tema de los pollos, la colusión entre los productores de pollos. Como quienes cubren gran parte del mercado son pocos, las posibilidades de colusión son altísimas, al igual que en tantos otros sectores, como es el caso de las farmacias, de la banca, de las isapres, de las AFPs, del sector del retail, de los distribuidores de combustibles. Son tiempos de oligopolios.

Para enfrentar estos tiempos nada mejor que emborrachar la perdiz con un chiste lanzado a desde el exterior a nivel presidencial sobre la diferencia entre un político y una mujer.

Ni en sus mejores sueños nadie imaginó que todo sería tan volátil, tan volátil, que en un par de semanas lo más probable que nos olvidemos de los pollos, y nos pongan otro tema sobre la mesa para entretenernos el almanaque. Como postre, ahora nos ponen sobre la mesa la existencia de prácticas anticompetitivas en el sector de los supermercados. Todo esto salpicado con el triunfo de la Universidad de Chile que le permitió ser el primer equipo chileno en obtener una copa a nivel continental. Y así por los siglos de los siglos. Amén.

diciembre 14, 2011

Desde la Punta

Es increíble cómo en pocos días este país puede ofrecernos toda clase de días, porque los hubo de sol, de lluvia, de tormentas con relámpagos y vientos. Los de sol me pillaron en Punta del Este, una península que a un lado tiene playas mansas que dan al río de la plata, y al otro, playas bravas, que dan al océano atlántico. Todas amplias, generosas, de arenas blancas, donde la distensión se adereza en sillas plegables con mate en mano para conversar de lo divino y lo humano, resolviendo en la imaginación lo que la realidad no logra concretar. Luego, a esperar el atardecer, que en la punta adquiere especial realce.

La península es atravesada por la calle Gorlero, que se inicia con un casino remozado, y donde los cafés, restaurantes, librerías, heladerías y boutiques se alternan para abrir sus puertas a turistas, mayoritariamente argentinos y brasileros que llegan de vacaciones o asistiendo a congresos. Estos se centran en el hotel Conrad, un monumento a la magnificencia, destinado a cobijar al jet set latinoamericano, y en cuyo subterráneo sus más de 10 salones para conferencias posibilitan la realización de congresos con cientos de expositores y otros tantos participantes.

De un momento a otro, los truenos y relámpagos anunciaron tormentas, ventarrones y lluvias, con granizadas incluidas. Cobijado en una confitería en plena rambla, ya en Montevideo, frente a la playa Pocitos, veía llover y llover mientras agraciadas mozas me preguntaban “¿cómo andás?” “¿qué te quieres servir? Pedí café con leche y una media luna de jamón con queso. Y me puse a leer el diario local mientras la lluvia arreciaba y sorbía el delicioso café con leche, cuyo color era el mismo del río de la plata que estaba viendo, ahora con fuerte oleaje.

Las noticias dan cuenta de similares temas a los cuales estamos acostumbrados acá. De la inseguridad, de las protestas por mejoras salariales. Claro que allá con un presidente tupamaro que anda por las calles sin custodia y que gobierna filosofando. Un guerrillero de los años 60 que participó en acciones armadas, por las cuales pasó años encarcelado y que hoy es presidente.

Todo esto en un paisito llamado Uruguay, que tuvo tiempos de gloria, simbolizados en lo futbolístico por ser el primer campeón mundial de fútbol, allá en 1930, supremacía que reverdeció en el 50, en Brasil, en el famoso maracanazo cuando 11 futbolistas le aguaron la fiesta a millones de brasileros. Desde entonces, la persistente decadencia del Uruguay, en aquellos tiempos tradicional país exportador de lana y cueros, se expresaba en la falta de trabajo para los suyos que forzó a la emigración a tantos uruguayos.

Con el cambio de siglo, Uruguay parece reencontrarse consigo mismo, apostando a un futuro a partir de su pasado, de lo que es: su sencillez, su hospitalidad, su nivel educacional, su calidad de vida, su fuerte talante democrático que se expresa en la forma que tienen de relacionarse unos con otros. Su recuperación futbolística en el concierto mundial, ahora como campeones de América parece todo un símbolo de un Uruguay que mira con más optimismo que ayer su futuro.

noviembre 24, 2011

¿Una inocente paloma?

El reciente homenaje a Krasnoff, hecho público por un “desliz” de una secretaria, desnudó las fuerzas subterráneas que corroen a la sociedad chilena, desde al menos medio siglo.

Homenaje a una persona condenada por más de 100 años por los más diversos delitos que van desde asesinatos, torturas, apremios ilegítimos hasta desapariciones. Homenaje con ocasión del lanzamiento del libro titulado Prisionero por servir a Chile escrito por una historiadora, que ya va en su 4ta edición y que se presume se venderá como pan caliente.

Homenaje que reabre heridas que no cicatrizan, lacerantes, porque para los partidarios y herederos de Pinochet, el brigadier ® Krasnoff sería una dulce e inocente paloma, incapaz de tocar con el pétalo de una rosa a nadie. Para otros, sus víctimas, un asesino, un torturador. Muchas de sus víctimas ya no están, pero sí están quienes sobrevivieron a sus atrocidades. Varios de ellos han estado dando testimonio, de aquellos días en que se encontraban indefensos.

No resulta fácil descubrir el propósito de este homenaje. Si bien no es el primer homenaje, es el primero que se hace público y en el que se invita al Presidente de la República. Según expresiones del propio Krasnoff, no desmentidas, Piñera tendría una “deuda” con él y todos los oficiales procesados porque en plena campaña habría prometido hacer gestiones destinadas a aplicar "correctamente las obligaciones que establecen nuestras leyes y nuestros tratados internacionales" de modo que sus procesos no se mantuvieran "ad eternum". Esto, porque según los tribunales de justicia, mientras los detenidos desaparecidos no aparezcan, el delito sigue vigente y por tanto no es aplicable la amnistía.

En la derecha, ya no hay una sola opinión sobre el homenaje. Existen al menos tres posiciones. Una, encarnada por el coronel ® Labbé, popular alcalde de las comunas de la capital del Reino, admirador de las “hazañas” de Krasnoff, porque si hubo “excesos” fue en aras de un bien superior: salvar a la Patria del marxismo-leninismo. Esta postura defiende a brazo partido la “inocencia” de Krasnoff y postula que fue juzgado injustamente por jueces de izquierda. Son quienes creen que “su” justicia es “la” justicia. Otra posición es la sustentada por el presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma, senador, quien califica de un “error” la organización del homenaje, pero que en ningún caso desmerece al coronel ® Labbé por la alta votación que siempre logra en su comuna. Del tenor de sus declaraciones se deriva que se trata de un error, no porque se esté homenajeando a una persona condenada, sino porque “distrae” a la opinión pública de la discusión presupuestaria en curso. Y la tercera postura, al interior de la misma UDI, está representada por Hernán Larraín, también senador, quien se desmarca tanto de Labbé y Coloma, afirmando que no se puede andar homenajeando a una persona condenada.

El drama de Chile se centra en la existencia de personas como Labbé, Krasnoff y tantos otros, que estiman que su mayor error fue no haber matado, hecho desaparecer a todos los que no pensamos como ellos. Si de algo estarán arrepentidos, debe ser por haber dejado que sobrevivieran quienes hoy dan testimonio, no de “excesos”, sino que de una política sistemática de exterminio de quienes pensaran distinto a ellos.

Hasta el día de hoy, ni una palabra de arrepentimiento de estas “inocentes palomas”; a lo más, justificaciones para “evitar” un mal mayor.

noviembre 18, 2011

Renovación Nacional en tensión

En uno de los partidos de gobierno, Renovación Nacional, se está incubando una crisis de proporciones, y a la que no son ajenos otros partidos. La crisis se podría reducir a las diferencias entre Carlos Larraín, máximo dirigente de RN, y el presidente Piñera. Si bien no son nuevas, ya que son de siempre, adquieren realce por tratarse del partido del presidente y tener elecciones municipales del próximo año y parlamentarias y presidenciales del año inmediatamente siguiente.

Es la eterna pugna entre liberales y conservadores. Piñera representa a los primeros, en tanto que Larraín, a los segundos. Larraín es homofóbico, Piñera no lo es; Larraín tiene sus ancestros, Piñera no los tiene; Larraín se entiende con la UDI, Piñera no, salvo a través de su primo Chadwick. Para Larraín, los estudiantes que protestan son una manga de inútiles y subversivos; para Piñera son representantes de una causa noble, grande, justa. Piñera, junto con Allamand ha sido partidario de cambiar el sistema binominal, a diferencia de Larraín que se siente muy cómo con este sistema. De hecho, hoy es uno de los beneficiarios de dicho sistema al acceder al senado como senador designado, sin un solo voto popular. Uno se pregunta entonces, ¿qué hacen en un mismo partido? Difícil explicárselo, quizá sea porque la necesidad tiene cara de hereje.

Se trata de un problema que existe desde los comienzos de RN cuando nadie se explicaba qué hacían en un mismo partido personas como Piñera y Cardemil, subsecretario del Interior en tiempos del innombrable y responsable de posponer los resultados del plebiscito del 88 con miras a que se desatara el caos y abrir espacio a una intervención militar como salida a la derrota en las urnas.

Al igual que en otros partidos, en RN conviven distintos sectores, que en vez de producir una sinergia positiva, lo ha esterilizado. En la elección presidencial, RN no logró capitalizar para sí el triunfo de Piñera, dado que la UDI se ha mantenido como el partido con la bancada más poderosa en la Cámara de Diputados. Y en las elecciones que vienen no se ve que RN pueda sacar provecho de su condición de ser el partido del presidente. Tampoco se ha visto a una RN cuadrada tras Piñera, y al igual que la UDI mantiene una cierta distancia.

Lo ideal para RN que este conflicto se dirima constructivamente, lo que se ve difícil, porque el tiempo, en vez de curar heridas, las ha profundizado. Los liberales reclaman por una cabeza partidaria que represente una mano extendida para acoger al centro político, en contraposición a Larraín cuyo discurso es más propio de un patrón de fundo.

El desafío que los liberales de RN enfrentan no es menor: derrotar a la derecha discriminadora, llena de prejuicios, que recurre a la tradición y a la religión, que hace la vista gorda ante los “deslices” sacerdotales, para reemplazarla por una nueva derecha, más abierta, más fresca, más tolerante, más dialogante, menos cartucha, menos autoritaria, con la mirada puesta en el futuro antes que en el pasado.

Ningún partido está exento de estas tensiones que por estos días afecta a RN y que el homenaje al brigadier (R) Miguel Krasnoff, condenado por violación a los DDHH, por parte de un coronel (R) y alcalde de la UDI deja al trasluz. Tensiones que se posponen una y otra vez gracias al binominalismo, pero que más temprano que tarde saldrán a luz.

noviembre 14, 2011

Trayectoria de un movimiento

El conflicto estudiantil ya se encuentra en su sexto mes de existencia y cuesta identificar el estado en que se encuentra. Haciendo un símil con la evolución de las organizaciones, podemos observar que hubo un primer período de inicio reflejado en demandas específicas, puntuales, aisladas. Allí está la sublevación que se dio en la Universidad Central en oposición a su venta que implicaría que los terrenos serían de unos y la propiedad de otros, que serían los mismos, pero que, de manera fraudulenta, abrían espacio al lucro en un sector en que está expresamente prohibido. Es en este período donde también saltó por los aires el tema de los pases escolares de transporte.

Una vez que estas demandas se acumularon y agruparon sistémicamente, se puede afirmar que se ingresó a una segunda fase que podríamos denominar de crecimiento y que se expresó en la demanda por una educación pública, gratuita y de calidad, además de participativa y democrática. Esta fase se caracterizó por la innovación en las movilizaciones que logró atraer la adhesión de la ciudadanía. Ahí están las maratones, los besotones, las representaciones teatrales. El gobierno aún no le tomaba el pulso a lo que se estaba produciendo, a punto tal, que las movilizaciones, junto con las huelgas de hambre y las tomas de establecimientos educacionales, lo sobrepasaron, como lo prueba la caída del Ministro de Educación y el descenso en la popularidad del propio Piñera.

Luego tendríamos un período de madurez, ya con Bulnes instalado en el Ministerio de Educación, caracterizado por el mantenimiento de las movilizaciones, las huelgas de hambre y las tomas, pero ahora con intentos de acercamientos y diálogos de ambas partes, todos infructuosos. Mientras al gobierno le interesaba perfeccionar el modelo educativo existente, los estudiantes aspiraban cambiarlo de raíz.

Ahora me atrevería a afirmar que entramos a la última fase, cuyo nombre está por verse. Por el momento lo llamaría de desgaste por el efecto que la prolongación de los desencuentros está teniendo en los distintos actores. Que a seis meses de iniciado el conflicto el gobierno no haya sido capaz de resolverlo, está siendo castigado con una continua baja en su popularidad. La oposición también está siendo castigada sin misericordia, más que por el conflicto en sí, como por su incapacidad para tener una postura clara, única, creíble. Los estudiantes no se salvan de este desgaste. Si bien sus demandas siguen contando con un significativo apoyo mayoritario, el apoyo a las movilizaciones está decreciendo, reflejo de un cansancio y de la sistemática campaña del gobierno por desacreditarlo al vincularlo con las acciones de violencia que se han observado.

Este conflicto parece que fuera una carrera para ver quien aguanta más, donde nadie da el brazo a torcer. Los estudiantes, conscientes del desgaste, se están mostrando más abiertos, pero ahora tienen al frente a un gobierno que se ha parapetado en su lógica doctrinaria –de privatización a fondo, junto con la criminalización y represión de las movilizaciones- confiando que la baja del apoyo ciudadano a las movilizaciones sea seguido por el desgaste del apoyo a las demandas estudiantiles.

Según el tenor que tome esta fase, también podría pasar a llamarse de negociación o parlamentarización, por el cual las demandas sean abordadas en el parlamento, lo que implica que la oposición las haga suyas, tarea que los estudiantes se resisten por la desconfianza y falta de credibilidad que tienen hacia los congresistas y políticos en general. Desafortunadamente, lo ocurrido en 2006 avala esta desconfianza. Sin embargo, es la única salida que tienen los estudiantes porque no tienen el control sobre instituciones que son determinantes para decidir sobre el futuro del movimiento. También es la única salida que tienen los políticos para reencontrarse con la ciudadanía.

En el 2006 se desactivó el conflicto estudiantil, se pospuso, pero no se resolvió. Ahora corresponde resolverlo. Es la oportunidad a la que los dirigentes estudiantiles aluden por estos días.

Desactivar este conflicto sin resolverlo es entrar en un proceso de gangrena, de descomposición de la educación que no le hace bien a nadie. Ahí perdemos todos.

noviembre 06, 2011

Las dos almas

Foto de RODRIGO GONZALEZ en Unsplash
Por estos días las descoordinaciones o discrepancias al interior del gobierno, ponen al trasluz un dilema que no es exclusivo de la derecha, sino que nos atraviesa permanentemente en las más diversas circunstancias. Las dos almas que conviven en los más diversos grupos humanos, y también en cada uno de nosotros. Mal que mal está en la naturaleza humana.

Ya se vio en tiempos de los gobiernos de la Concertación con la difícil convivencia entre los autoflagelantes y los autocomplacientes. Lo que vive el gobierno de la Alianza aún no tiene nombre porque recién está en sus inicios, pero algunos lo bautizan como la derecha dura y la blanda, o la doctrinaria y la pragmática, la tradicional o histórica y la moderna. No digo el gobierno de la Coalición por el Cambio porque eso no fue más que un artificio para ganar las elecciones, porque ya se sabe a dónde fue a parar lo que se llamó Chile Primero.

En el conflicto estudiantil también estuvieron presentes estas dos sempiternas almas bajo el nombre de los ultras y los moderados. Como si de un partido de futbol se tratara, los comentaristas llegaban a afirmar que el movimiento había sido capturado o cooptado por los ultras.

Unos y otros existen, han existido y seguirán existiendo por los siglos de los siglos. En Estados Unidos, a nivel gubernamental están representados por los halcones y las palomas. En el régimen militar también existieron estas dos almas, los que querían hacerlo todo de un viaje, y los otros, los que preferían la pausa.

Estas dos almas, a veces hay más, existen aunque se compartan los fines perseguidos. Representa las distintas miradas, estrategias, formas, procedimientos para alcanzar tales fines.

Está fuertemente ligado a lo postulado por Max Weber, sociólogo alemán de comienzos del siglo pasado, en torno a la existencia de dos éticas que parecen oponerse diametralmente: la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Es la reflexión sobre el fin y los medios. La convicción empuja al logro de los fines perseguidos a cualquier precio, cualquier medio, por discutible que sea; la responsabilidad pone por delante, las consideración de las consecuencias de nuestras conductas, nuestras decisiones. Son las dos almas que están permanentemente en pugna. Conciliar la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, de modo que se complementen, en vez de contraponerse, es el gran desafío si queremos ser auténticos.

octubre 28, 2011

La escalera de la participación

Foto de Yusuf Evli en Unsplash
Con la democracia, la idea de la participación cobra especial fuerza puesto que es intrínseca a ella. En simple, sin participación no hay democracia. Sin embargo falta especificar el o los niveles de participación a los cuales hacemos referencia cuando se habla de democracia. Algunos piensan que por el solo hecho de que existan elecciones en las que participemos votando, ya existe democracia. Falso, de falsedad absoluta. Existen infinitos modos de falsear la participación. Por ello es importante saber de qué participación se está hablando.

Hace años, un distinguido profesor de un prestigioso programa de doctorado en psicología, Roger Hart, elaboró una interesante tipología, en lo que llamó la escalera de la participación, donde los peldaños se asocian a distintos niveles de participación. En una primera clasificación distingue la participación falsa o pasiva, de la verdadera o activa. Dentro de la primera identifica tres niveles de participación: manipulada, decorativa y simbólica.

La participación manipulada sería aquella donde hacemos cosas que no entendemos, que no responden a nuestros intereses, pero que hacemos por conveniencia, a cambio de favores, de puestos de trabajo, de pagos.

La participación decorativa es aquella en que nos ponen como la guinda de la torta, para decorarla. Es el caso cuando una autoridad pronuncia un discurso y tras él, o junto a él ponen a un poblador o un mapuche o un joven o una mujer, para transmitir una idea de comunidad, pero donde el poblador, mapuche, joven y mujer cumplen una labor meramente decorativa. Están, son invitados para no hacer nada.

La participación simbólica viene a ser aquella donde se invita a participar en actos de mero valor simbólico, sin consecuencias reales. Es el caso de la participación en reuniones o consejos preformateados, donde se desconoce a qué se va, de carácter consultivo, no resolutivo, donde lo que se diga puede, o no puede ser considerado por las instancias pertinentes. O bien, donde ya está todo cocinado para que sea de una determinada manera.

Luego viene el peldaño de la participación donde terceros asignan (¿ordenan?) tareas a las personas sin que se le consulte siquiera, aunque son informados de las tareas a realizar. Se diferencia de los peldaños anteriores en que la participación ya no es meramente “presencial”, sino activa, donde a las personas les corresponde desarrollar una tarea.

Más arriba está el peldaño de la participación donde las personas también son consultadas en torno a su participación, y la decisión de las personas es la que vale. Es el caso de las autoridades que efectúan proposiciones alternativas para que sean evaluadas por los subordinados y estos decidan el curso de acción a seguir.

Luego viene el escalón asociado a la participación donde las ideas de los agentes externos son compartidas por las personas involucradas. Es el caso donde las actividades a realizar son planificadas junto con los afectados.

El siguiente escalón corresponde a la participación donde las ideas surgen de las personas y son ejecutadas por ellas, como es el caso cuando las actividades son pensadas, organizadas y ejecutadas por los protagonistas sin la presencia ni intervención de externos.

El nivel más alto de participación es aquel en el que las actividades son pensadas desde las personas, al igual que en el escalón anterior, pero compartidas con agentes externos para recoger su opinión, su experiencia, sus observaciones.

Tengo la sensación que este es el nivel de participación al que aspiran los estudiantes. Quieren ser los protagonistas, los actores. No quieren que terceros decidan por ellos. Quieren decidir ellos por sí mismos con el aporte de terceros. Se cansaron de ser manipulados, de ser la guinda de la torta, de ser parte de discursos falsos, de ser meros receptores de información.

octubre 21, 2011

Abusos en salud

Con bombos y platillos, el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) denuncia la detección de significativas diferencias de precios en las prestaciones médicas, hasta de un 2 mil por ciento, y que el propio ministro de Economía llega a calificar como inexplicables y escandalosas. Si bien son escandalosas, no son inexplicables, y el propio ministro bien lo sabe. Se explica porque el afán de lucro metió su culebra en el campo de la salud, al igual que en el de la educación y de las pensiones.

La salud es un sector complejo, delicado, en el que no se trata de llegar y llevar. Es muy distinta una sociedad conformada por personas saludables que aquella constituida por personas enfermas, tanto en términos de productividad como de convivencia y estados de ánimo. En consecuencia, al Estado debe importarle.

Por otra parte, la salud es un sector en el que existe asimetría de información, esto es, donde una de las partes se encuentra a merced de la otra. El paciente no maneja la información que sí maneja el médico. Se requiere un clima de confianza, donde el paciente se entrega al médico, queda bajo su voluntad. La elección debe basarse en precios, sino que en confianzas, en la forma de relacionarnos. No es llegar y escoger la atención médica más económica. El mismo médico nos puede recomendar realizar una operación a la que debemos someternos en una clínica en particular por la confianza que dicha clínica le otorga. ¿Y qué hace uno? Va y se hace la operación en dicha clínica sin preguntar precios ni desconfiar en su médico.

Los adalides de los mercados de competencia perfecta deben reconocer que en salud, al igual que en otros sectores, la competencia perfecta no existe, aún más, es altamente imperfecta. ¿Acaso el enfermo se va a poner a “vitrinear” para ver dónde operarse? ¿Qué debe hacer el paciente: seguir la recomendación de su doctor o ir a operarse a una clínica más barata?

No es necesario ser comunista para darse cuenta que el libre mercado, al menos en salud, no funciona, y por tanto requiere cirugía mayor, al igual que en la educación. Ojalá se entienda antes que sea tarde. Claro que no ayuda en nada que quienes nos gobiernan sean los mismos que tienen intereses en estos sectores.

El ministro de Economía afirma que “éste es un sector donde falta mucha competencia y transparencia”. Se quedó corto, no basta con forzar a las clínicas a que tengan una pizarra con sus precios. Incluso están pensando en un SERNAC médico. Nos están emborrachando la perdiz.



octubre 13, 2011

De la educación al fútbol

Nadie imaginó que el conflicto estudiantil iba a ser de tan larga duración, cuyo fin ni siquiera se avizora, y menos, su resultado final. Los estudiantes inician una interesante fase de internacionalización que debiera ir acompañada de la reanudación de las actividades docentes como prueba de su fortaleza. Sin embargo, en muchas universidades parecen no entenderlo así, con grave perjuicio para los propios estudiantes.

Desde el gobierno, que por momentos parece más interesada en eternizar el conflicto, solo atinan conformar una comisión de supuestos expertos cuyo sesgo es manifiesto. Si esta comisión no pretende edulcorar sus conclusiones, estas se pueden prever: aprovechemos la ocasión para liquidar a la educación pública y fortalecer la educación privada, justamente el objetivo opuesto del perseguido por los estudiantes. Allí está el meollo del problema y la razón por la cual los estudiantes optaron por marginarse de una mesa de diálogo que pintaba de hipócrita porque lo que menos tenía era de diálogo.

En medio de este escenario, la agenda es copada por el inicio de la fase eliminatoria para clasificar al mundial de fútbol a realizarse en Brasil, y donde Chile participa con altas expectativas, las que son aminoradas con la derrota ante Argentina y reanimadas con el triunfo ante Perú. De la noche a la mañana, después de jugar ante Argentina nos sumimos en la depresión, y luego del partido con Perú recuperamos el optimismo. Al respecto quisiera puntualizar algunas ideas.

De partida, a pesar de que el plantel es similar al que tuvo el loco Bielsa, su juego no es el mismo, su regularidad no es la misma. Siento que volvimos al eterno clima de zozobra, de incertidumbre, donde todo puede ser, donde cualquier cosa puede pasar. Hemos perdido disciplina, rigor, consistencia, persistencia, ritmo. Lo prueba que ante Perú, luego del primer gol, fuimos avasallados, nos replegamos, nos refugiamos, como quien aguanta el chaparrón. Ya veíamos que el empate se nos venía encima. Nos salvó el foul al Mago y el consecuente penal convertido por Chupete.

Pero no perdamos los estribos. No somos ni los mejores ni los peores del mundo. Sí tenemos un plantel de excepción para nuestros cánones, una generación de buenos jugadores de lujo que va más allá de uno o dos como lo fue en el pasado. Lo prueba que muchos juegan en el exterior y en equipos de primera.

octubre 06, 2011

Un innovador de excepción: Steve Jobs

Photo by AB on Unsplash

Un cáncer al páncreas, contra el cual luchó en sus últimos años, se llevó a un innovador de excepción como lo fue Steve Jobs, fundador de la empresa Apple, del sector tecnológico.

Steve fue el resultado de un embarazo no deseado porque los padres de su madre le prohibieron casarse debido al origen sirio del padre de Steve. Por ello, fue entregado en adopción por su madre. El mundo puede declararse afortunado porque la madre no abortó. El ser adoptado no limitó su capacidad emprendedora, de crear la empresa más rentable del mundo a partir de la innovación, de ser un genio que en el tiempo será debidamente aquilatado.

La trayectoria de Steve estuvo jalonada por hitos imborrables, entre los que destacan la decisión de no terminar la universidad, decisión que en uno de sus discursos, calificó como una de sus mejores decisiones. Otro hecho muy significativo en su vida fue haber sido despedido de la empresa que él mismo fundara: Apple, dado que le permitió ingresar a una de las etapas más creativas de su existencia. En torno a su despido sostuvo que constituyó “una amarga medicina, pero creo que el paciente la necesitaba … estoy convencido que lo único que me permitió seguir fue que yo amaba lo que hacía”. En esta etapa creó las empresas tecnológicas NeXT y Pixar. Posteriormente, cuando Apple compró NeXT, Steve volvió a Apple por la puerta ancha.

Desde la competencia se le reconoce la introducción de cambios que revolucionaron el sector de las tecnologías de información, tanto en el ámbito del diseño como de la forma de operar.

Terminaré estas líneas, con algunas frases para el bronce que pronunciara a lo largo de su vida, que trasuntan toda una filosofía de vida, una mirada, que invitan a la reflexión, y a la acción. Frases de un tecnólogo-filósofo.

En relación a la vida afirmó: “no pierdan el tiempo viviendo la vida de otra persona” y “no permitan que el ruido de las opiniones ajenas silencien su propia voz interior, y más importante todavía, tengan el valor de seguir su corazón e intuición .. todo lo demás es secundario”.

Vaticinó la muerte de los computadores de escritorio y para atraer a Apple a un alto ejecutivo de una empresa de bebidas le dijo: “¿quieres pasarte la vida vendiendo agua azucarada o quieres hacer historia?”

En relación a los productos no le importaba tanto ser el primero, sino que el mejor cuando afirmaba “no hemos sido los primeros, pero seremos los mejores”.

El relación a la innovación, dijo en su oportunidad: “la innovación no tiene nada que ver con lo que has invertido en investigación y desarrollo (I+D): cuando Apple apareció con su equipo Mac, la IBM gastaba al menos 100 veces más en I+D. no es un tema de cantidades, sino de la gente con quien trabajas, de cómo los tratas”. En otra ocasión, relacionando la innovación con el liderazgo afirmó que “la innovación es lo que distingue a un líder de los demás”.

Se nos fue un genio. El desafío de Apple será seguir marcando pauta, seguir innovando, sin Steve.

septiembre 30, 2011

La vigencia de la Concertación

Desde hace ya un buen tiempo que se ha vuelto una práctica trapear con la Concertación, tanto en los medios de comunicación como de parte de sus propios militantes y adherentes. Desde antes de la derrota sufrida en las últimas elecciones presidenciales, la Concertación ya se encontraba experimentando un agotamiento, del que a la fecha no se ha logrado recuperar.

No cabe duda que 20 años de gobierno, desgastan, es razonable que así sea: la vida es de dulce y de agraz, de soles y lluvias. Después del día viene la noche, y así sucesivamente. En democracia así es y debe ser; la alternancia es consustancial a ella pues se asume que nadie ha monopolizado para sí y para siempre al gobierno, salvo las dictaduras.

Si bien cabe preguntarse qué se hizo mal, o qué se pudo haber hecho bien y que no se haya hecho, esto debe complementarse con lo que viene, con el futuro, con la fijación de nuevos objetivos. El país de hoy es otro, muy distinto a aquel existente cuando se iniciaron los gobiernos de la Concertación. El de ayer era un país lleno de miedos, lleno de amarres, muchos de los cuales continúan. Hoy, el país sigue con miedos, pero los jóvenes, nuestros hijos y nietos no tienen nuestros miedos.

Así lo muestra la fuerza del movimiento estudiantil, la claridad y lucidez de gran parte de sus dirigentes. Estos hijos y nietos nuestros han crecido en democracia, en tiempos de gobiernos de la Concertación, y son nuestro máximo orgullo. Ellos cargan la responsabilidad de hacer lo que nosotros no hicimos, ya sea porque no tuvimos la fuerza y/o la voluntad suficiente para hacerlo, como por la cercanía de la dictadura cuya sombra se proyectaba con una fuerza difícil de visualizar actualmente. Basta recordar que Pinochet el 90 no se fue para la casa, sino que reasumió en propiedad la comandancia en jefe del Ejército, y después se apoltronó como senador vitalicio.

La Concertación nació para terminar con la dictadura, con los atropellos, los abusos. Pero también se creó para gobernar. Para resolver los tremendos déficits que nos legaba la dictadura. La Concertación constituyó, y constituye, el espacio de encuentro de fuerzas políticas de centro e izquierda que en el pasado habían sido adversarias. La dictadura hizo posible este encuentro impensable en el pasado, pero esta coalición de centroizquierda no podía remitirse al objetivo de terminar con la dictadura, sino que tenía que ser capaz de proyectar confianza, credibilidad y gobernabilidad. Para ello trazó un camino, el de la medida de lo posible, el de los acuerdos, el de no forzar los límites de una democracia frágil, donde el debate estaba cruzado entre desgastarse presentando proyectos de ley que la derecha vetaría y que por tanto solo tendrían valor testimonial y quienes no querían perder el tiempo en batallas perdidas de antemano.

Hoy la realidad es otra, la democracia ya no es tan frágil, es más sólida, más consistente, y los límites de lo posible ya no son inamovibles. La Concertación ha contribuido fuertemente a ello. Hoy, para los jóvenes ya no hay batallas perdidas de antemano. Los jóvenes procuran extender los límites de lo posible, y lo menos que podemos hacer quienes fuimos y somos concertacionistas, es respaldarlos con todas nuestras fuerzas. A mucho orgullo hemos generado las condiciones para que hoy se puedan expresar con la libertad que nosotros no tuvimos. Ellos son nuestro mejor legado. Ellos son la nueva concertación. Es nuestro deber respaldarlos.

Digan lo que digan, la Concertación está más vigente que nunca. Es la fuerza que permitirá construir la nueva mayoría que se requiere para gobernar. Las banderas de nuestra juventud son nuestras banderas.

septiembre 23, 2011

El gallito continúa

La relación del gobierno con el movimiento estudiantil parece ser la de un gallito, en el que se miden fuerzas, donde por momentos unos parecen ganar terreno, mientras otros pierden. Como en el boxeo, hay rounds en que gana uno de los contendores, pero en este caso no se sabe cuántos rounds tiene la pelea. Mientras tanto, se desgastan ambos, aunque unos y otros juegan a que el otro se desgaste primero. En esto, aparentemente el gobierno tiene todas las de ganar, y los estudiantes todas las de perder, particularmente el año académico, aunque por lo visto hasta ahora, parecen estar dispuestos a pagar dicho costo.

Si alguien cree que una de las partes ganará por knock out, creo que se equivoca. La prolongación de este gallito solo arroja pérdidas para las partes directa e indirectamente involucradas, aparte de que habla muy mal de sus actores, de su capacidad para dialogar, por más que expresen su disponibilidad para ello. La ciudadanía percibe que lo que menos hay por parte del gobierno es voluntad de diálogo, de abrirse a conversar sobre la mesa, sin tapujos, sin hipocresías, sin eufemismos. Las encuestas así lo confirman.

Si una marcha es exitosa, al otro día el gobierno amanece con un lenguaje conciliador, de apertura; en caso contrario, si la marcha fracasa como ocurrió con aquella realizada cuando el país estaba aún conmocionado por la tragedia aérea en la isla Juan Fernández, el gobierno reasume el control, con variadas amenazas que van desde la pérdida del año académico hasta el no financiamiento de los establecimientos públicos educacionales.

Es así como para la convocatoria de la marcha de esta semana las apuestas, tanto desde la dirigencia estudiantil, como desde el gobierno, giraban en torno a su resultado. En caso de fracaso, los propios líderes estudiantiles reconocían que tendrían que repensar la estrategia a seguir. El éxito de la convocatoria, el mismo día que el presidente exponía en la ONU, le da un nuevo aire al movimiento estudiantil y pone al gobierno en situación compleja, forzándolo a una apertura. Más, cuando los estudiantes están abriéndose a la posibilidad de retornar a clases manteniendo viva la movilización por la vía de horarios protegidos, en los que no haya clases.

Ojalá el gobierno, y las autoridades educacionales, sean capaces de “leer” este mensaje y no recurran a subterfugios que en el minuto actual solo contribuirían a profundizar el conflicto en vez de resolverlo.

septiembre 21, 2011

Estamos indignados

A raíz de la última columna de Felipe Cubillos antes de su trágica muerte, decidí escribir mi propia versión, mi visión de la misma temática. La otra cara de la moneda. Para quienes no han leído la columna de Felipe, la transcribo a continuación:

Soy un indignado de Felipe Cubillos, La Segunda, Martes 30 de Agosto de 2011

Pertenezco a ese grupo de chilenos que después del terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010 nos hemos dedicado a ayudar a levantar escuelas, jardines infantiles, botes de pescadores y comercios que fueron destruidos por la fuerza de la naturaleza. Hemos sido miles los que hemos dedicado nuestro mejor esfuerzo, nuestra pasión y nuestro compromiso en ayudar a volver a levantar a Chile. Lo hicimos desde la alegría y desde nuestra libertad.

Muchos lo hicimos donando a Teletón, Desafío Levantemos Chile, al Techo para Chile y a muchas organizaciones de la sociedad civil. Miles de jóvenes se volcaron a ayudar a miles de familias chilenas, y nos conmovimos con el sufrimiento, pero sobre todo nos cautivamos con el compromiso de tantos por reconstruir nuestra sociedad. Sabemos que todavía nos queda mucho por hacer.

Soy un indignado, porque trabajamos sin descanso para que ningún niño chileno perdiera su año escolar en 2010 y, junto a mucha gente, lo logramos. Pero, un año después, vemos que miles de nuestros jóvenes están a punto de perderlo.

Soy un indignado, porque logramos levantar escuelas caídas para que nuestros niños pudieran estudiar, pero, un año después, otros las queman.

Soy un indignado, porque trabajamos sin descanso para levantar los pequeños comercios devastados por el terremoto y tsunami para que los emprendedores se volvieran a levantar; pero, un año después, veo a cientos de comerciantes como ellos que sufren los destrozos de sus locales cada vez que hay una protesta callejera.

Soy un indignado, porque un joven inocente ha perdido su vida tan sólo por haber estado en el lugar y momento equivocados (mientras escribo esta columna nos acabamos de enterar de que la bala que mató al joven Manuel Gutiérrez salió del arma de un carabinero; ojalá tengamos la mesura para condenar un hecho puntual y no a una institución completa, pues si es así escalemos también hasta los organizadores de las protestas).

Soy un indignado, porque vimos cómo nuestros carabineros evitaban los saqueos en los días posteriores al terremoto, y ahora vemos cómo delincuentes, escondidos entre los estudiantes, los atacan sin piedad en cada protesta.

Soy un indignado porque, pese a todos los problemas que tenemos como sociedad, hemos tenido avances notables en las últimas décadas, y hoy nadie se atreve a reconocer su paternidad o maternidad.

Soy un indignado por esos pseudoempresarios que engañan a la gente, sobre todo a los más pobres, renegociándoles sus condiciones sin ni siquiera preguntarles.

Soy un indignado, porque conozco a muchos emprendedores de la educación subvencionada que, precisamente por hacerlo mejor que los colegios estatales (sí, los municipales, también son estatales), hoy día corren el riesgo de tener que cerrar sus colegios.

Soy un indignado, porque muchos de los parlamentarios de nuestro país han renunciado al liderazgo y responsabilidad que les otorgamos en las urnas.

Soy un indignado cuando veo al presidente del Colegio de Profesores defendiendo una supuesta calidad de la educación, cuando el gremio que preside se niega a evaluarse.

Soy un indignado, porque no estamos discutiendo las verdaderas y profundas razones de la pésima y desigual educación que les estamos entregando a nuestros jóvenes, quizás porque llevamos años usando a la educación como caballito de batalla de la política de turno.

Soy un indignado porque, salvo honrosas excepciones, hemos caído en la política de las encuestas y el Twitter, y hemos renunciado a defender las convicciones. ¿Qué tal si los políticos apagaran por unos días sus computadores y se dedicaran a defender sus convicciones?

Hoy día hablo por mí, y sólo por mí, porque además creo que no somos muchos los que en estos tiempos creemos en la libertad; sí, esa libertad para emprender, para equivocarse, para educar, para enseñar y para aprender.

Soy un convencido de que la derrota de la libertad no se debe a la fuerza de sus enemigos, sino que a la debilidad de sus defensores.

Hatsta acá la columna de Felipe. Cuando me llegó, decidí escribir mi versión, porque siento que la de Felipe es una versión de plaza Italia para arriba, la de los reyes cuando van a visitar a sus súbditos, la de los dueños cuando se dirigen a sus peones:

Soy un indignado, porque los usureros campean libremente por el país ganando descaradamente a costa de quienes trabajan sin descanso para ganarse el pan nuestro de cada día;

Soy un indignado, porque logramos levantar escuelas caídas para que nuestros niños pudieran estudiar, pero no somos capaces de proveer condiciones mínimas de trabajo a profesores que tienen la responsabilidad de educar a niños pobres sin recursos;

Soy un indignado, porque cuando queremos levantar nuestra voz contra las injusticias haciendo uso de nuestros derechos, los carabineros en vez de protegernos de los vándalos, los dejan actuar para generar condiciones de caos;

Soy un indignado, porque un joven inocente ha perdido su vida en manos de un carabinero que hizo uso y abuso de su poder;

Soy un indignado porque el hijo del jefe de carabineros chocó y arrancó, para que después su padre ordene anularle el parte, aparte de mentirle a todo el país diciendo que no intercedió;

Soy un indignado, porque dicen que el lucro conduce a la calidad, cuando luego de 30 años de lucro nos están legando una educación de baja calidad;

Soy un indignado porque, pese a todos los avances notables en las últimas décadas, la mayoría sigue pateando piedras con el cuento del chorreo del crecimiento;

Soy un indignado por esos pseudoempresarios que engañan a la gente, sobre todo a los más pobres, ofreciéndoles tarjetas de crédito y renegociándoles sus condiciones de pago sin ni siquiera preguntarles;

Soy un indignado, porque la educación la han convertido en un negocio aprovechándose de la gente que aún cree en la educación como el único mecanismo de movilidad social de que disponen;

Soy un indignado, porque la constitución política que nos rige ha esterilizado a los parlamentarios al dejarlos sin atribuciones, sin legitimidad ni representatividad, y que cada día que pasa las urnas de votación valen callampa;

Soy un indignado cuando veo al presidente de la república defendiendo el lucro en la educación, cuando llevamos ya 30 años de lucro y somos conejillos de indias del Banco Mundial y el FMI;

Soy un indignado, porque el modelo educacional que tenemos en vez de integrarnos, nos segrega, no nos permite mirarnos, sino que por el contrario, nos hace darnos la espalda;

Soy un indignado porque por décadas nos han vendido la pomada de la educación para salir de la pobreza cuando con el modelito que tenemos la perpetúa;

Soy un indignado porque por dinero somos capaces de vender hasta a nuestra madre, donde todo se compra y se vende, incluso las convicciones;

Soy un indignado porque no estoy dispuesto a sacrificar la igualdad por la libertad ni la libertad por la igualdad, como si fuesen opciones excluyentes, cuando no tienen porqué serlo;

Soy un indignado porque lo que yo quiero siempre es imposible, y lo que ellos quieren siempre es posible y es lo que definitivamente se hace;

Soy un indignado porque no me gusta la libertad para pisotear al otro, para ganar fortunas a costa de los otros, ni para cobrar lo que a uno se le antoja;

Soy un indignado por la derrota de la cooperación, de la colaboración, del entendimiento, en manos de sus enemigos, los que detentan el poder económico y militar;

Gracias Felipe por darme la oportunidad de escribir esto! Y mostrar que las cosas se pueden mirar desde distintas ópticas, que la moneda tiene dos caras, incluso más, muchas más caras......;

Gracias Felipe por darme la oportunidad de poner sobre la mesa el drama de la existencia de al menos dos Chiles que se dan la espalda, que se ignoran, que no se comunican, que no saben lo que piensan;

Gracias Felipe por recordarme que cuando los estudiantes hablan con el presidente dicen A y el presidente piensa B, y así sucesivamente... pero lo que hay es B porque al final se hace lo que quieren los dueños del país;

Gracias Felipe por recordarnos que por más que se movilicen los estudiantes, al final del día se hará lo que los dueños definen como la Verdad revelada... y para asegurarse que así sea, tienen a las FFAA como su guardia pretoriana;

Gracias Felipe por recordarnos que nada nuevo hay bajo el sol ...... así ha sido, es y será ... lo demás es circo .... con las movilizaciones estamos viviendo el circo ..... tú y yo sabemos en qué terminará …… porque el orden será siempre definido por unos, los poderosos, en tanto que el desorden está siempre en el otro lado ...

Perdónanos Señor porque no sabemos lo que hacemos ni decimos!!!!

septiembre 15, 2011

La posición de estudiantes y profesores

Tanto la CONFECH, que agrupa a los estudiantes universitarios, como el Colegio de Profesores, en su misiva al Ministro de Educación, le plantean claramente “su disposición al diálogo y al trabajo en pos de una educación pública, gratuita y de calidad para terminar con el negocio, estafa y la segregación que se vive en Chile hasta el día de hoy”.

A pesar de la caridad del objetivo que se persigue y del procedimiento para alcanzarlo, no faltan quienes postulen que el objetivo planteado es irracional, utópico, imposible. La evidencia internacional dice lo contrario, esto es, que tener una educación pública, gratuita y de calidad, es un postulado racional, realista y posible. Y con mayor razón en un país con el nivel de desigualdad como el que tenemos en Chile. No es tarea fácil conciliar gratuidad con calidad, pero con voluntad y empoderamiento ciudadano capaz de exigir, es una tarea posible.

Para alcanzar a tener esta educación a la que se aspira, estudiantes y profesores sostienen que es preciso erradicar el negocio, la estafa y la segregación en el campo educacional. Quienes quieran incursionar en el ámbito educativo, con financiamiento estatal, deben hacerlo impulsados por una vocación de servicio antes que por la rentabilidad del negocio, porque en estricto rigor, solo una educación de mala calidad es un buen negocio. Una educación de verdadera calidad, aquella que exige buenos profesores, buenos investigadores, diálogos, conversaciones, es un pésimo negocio.
La erradicación de la estafa se explica porque a lo largo de todas estas décadas las familias han sido “beneficiadas” con créditos para financiar aranceles fijados a discreción y sin la más mínima garantía en torno a la calidad de la educación recibida. La máxima parece ser: endeudarse a todo dar por algo que no se sabe en qué terminará.
Si existe una palabra que nos permita caracterizar al modelo educacional chileno en su conjunto, es su capacidad para segregar, dividir, reproducir y amplificar las ya odiosas desigualdades de origen socioeconómico. La privatización de la educación ha agravado esta realidad que ofende.
El negocio y la estafa en la educación son causa y efecto de la segregación. Quienes más necesitan una educación de calidad, no la tienen. Para remate, el Estado, responsable del bien común, de integrar, de promover la unidad, en vez de concentrar esfuerzos en esta dirección, se esfuerza por lo contrario, esto es, por ausentarse, por mirar a otro lado, dejándolo a “manos de las familias”.
En su carta al ministro, estudiantes y profesores reiteran su disponibilidad para resolver el conflicto educacional “a través de un diálogo franco y abierto con el gobierno y la ciudadanía”. A diferencia de lo que plantean voces interesadas, no les interesa parar el país, estar marchando todas las semanas, ni andar tomándose universidades, colegios ni liceos. En simple: no quieren acuerdos entre cuatro paredes a espaldas de la ciudadanía, como ya ocurrió el año 2006.
Por eso exigen transparencia, sesiones de trabajo televisadas, de modo que cada uno se haga responsable de sus posturas. ¿Es mucho pedir? Para los partidarios del oscurantismo, del ocultismo, pareciera que sí.

septiembre 09, 2011

Los dos Felipes


La tragedia aérea en la isla Juan Fernández, que se llevó a 21 de nuestros compatriotas, nos ha sumido en el dolor y la sorpresa en tiempos de movilizaciones e indignaciones. Menos de una semana después, a los 92 años, se nos fue Gabriel Valdés, el Conde, brillante canciller de Frei Montalva, y brillante primer presidente del Senado después de la dictadura. Hoy, los mismos que en aquellos tiempos lo calificaban de peón del marxismo internacional, ahora afirman que “es el presidente que el país se farreó”.

Entre los 21 estaban dos Felipes que quizá simbolicen lo mejor de nuestro país: Felipe Cubillos, emprendedor, filántropo y Felipe Camiroaga, comunicador sin igual, buena onda. Cuando digo “nuestro país” quizá debiera decir de “nuestros dos países”.

Días antes de la tragedia, uno de los Felipes, Cubillos, expresó su indignación en una columna de un diario vespertino capitalino, porque los estudiantes estaban destruyendo lo que estaba costando tanto reconstruir, porque en vez de dedicarse a estudiar y aprovechar las instalaciones, las estaban destruyendo. Su foco estaba puesto en el no aprovechamiento de las oportunidades.

El otro Felipe, Camiroaga, por esos mismos días, en un video, expresó su respaldo al movimiento estudiantil, que contra viento y marea, ha sido capaz de resistir toda clase de embates que van desde el ninguneo, su criminalización, su división, su marginación.

Las visiones de ambos, nos retratan los dos chiles en que vivimos. Los de Plaza Italia para arriba y Plaza Italia para abajo; el Chile de los reyes cuando van a visitar a sus súbditos, y el Chile de los que creen que todos somos hijos del Señor; el de los que se creen dueños del país cuando se dirigen a sus peones, y el Chile que se rebela.

No obstante las miradas tan diametralmente distantes, fueron capaces, no solo viajar en un mismo avión rumbo a la Eternidad, sino de compartir aventuras y emprendimientos como el que se los llevó para siempre.

En esta misma semana salieron a flote las utilidades de las isapres en el primer semestre de este año: más de 45 mil millones de pesos. Impresentable, pero que nos muestra en toda su dimensión las razones de los dos chiles que no se conocen, o que cuando se conocen se espantan. Y el modelito educacional que tenemos lo que hace es perpetuar y agudizar las abismales diferencias entre ambos chiles. No integra, no une, todo lo contrario, segrega.

Los dos Felipes nos dejan grandes lecciones que no podemos soslayar. La principal: fueron capaces de trabajar juntos, de mirarse a los ojos, de unirse tras un objetivo común. Este es el gran desafío que tenemos. El gobierno tiene una oportunidad de miedo que no debiera dejar escapar: cambiar las bases en que se sustenta el modelo educacional que tenemos. Será capaz de hacerlo? O se limitará a hacerle cambios marginales, cosméticos?

El movimiento estudiantil se podrá apagar, pero resucitará si sus denuncias no son recogidas. Mal que mal, lo que tenemos es una secuela de una revolución pinguina que en el 2006 se apagó con mesas de trabajo que no llegaron a buen puerto. Quedaron brasas que hoy nos queman.

septiembre 01, 2011

¿Qué nos dicen las movilizaciones?

Los países que se entusiasmaron con la planificación central desde el Estado, terminaron cayendo en la dictadura política, donde muchos quedaban en manos de las decisiones de unos pocos, de quienes configuran el buró político y que aspiraban a regularlo todo.

Otros países cayeron en su opuesto, en minimizar el Estado. Es el caso de Chile, donde la “mano invisible” se encarga de “planificar”, de determinar qué y cuánto producir, quienes producen, y cuánto se paga por los bienes/servicios y el trabajo que realiza cada uno. Es el modelo neoliberal del que nuestro país es un caso extremo, el de la economía supuestamente libre. Claro que un Estado mínimo para el libre juego económico, pero máximo para proveer la mal llamada seguridad nacional o cautelar una muy peculiar concepción del orden público.

Se trata de un modelo que siente urticaria por todo lo que huele a Estado, al que le achaca todos los males habidos y por haber. Muchas veces con razón, reconozcámoslo. La mayor crítica que se le hace a todo lo estatal es a su ineficiencia, la que es catalogada como congénita, irreparable, aún cuando existen contraejemplos.

Un modelo que eleva a la categoría de Dios Padre Todopoderoso al mercado, el que debe inundar todo el quehacer colectivo en todas las áreas imaginables. Desde las últimas décadas del siglo pasado este modelo se instaló en Chile gracias a un maridaje entre economistas formados en la Escuela de Chicago, y FFAA que detentaban el poder político pero que no sabían nada de economía. Eran los tiempos en que las libertades políticas estaban conculcadas y los derechos humanos pisoteados.

Con un país sumido en el temor, instalaron el modelito. Las áreas a las que echaron mano fueron las clásicas: educación, salud y previsión. A más de tres décadas, de impuesto el modelo, no han logrado legitimarlo. Las movilizaciones, el arraigo y respaldo que los estudiantes tienen en la ciudadanía, señalan claramente que en las tres áreas estamos haciendo agua.

La Concertación, condujo al país por un sendero en base a la política “en la medida de lo posible”, donde “lo posible” era determinado por una derecha que se había asegurado dejar todo atado y bien atado. Hoy, las movilizaciones estudiantiles reprochan a los partidos de la Concertación haber arriado sus banderas en aras de lo posible, del realismo, del pragmatismo; a la derecha le reprocha su resistencia a modificar un modelo impuesto a sangre y fuego que ya no se sostiene.

Lo que está en juego hoy, por suerte, no es ni una dictadura política ni militar, las que no se vislumbran en el corto plazo; lo que está en juego es si toleramos o no una dictadura económica que las movilizaciones están denunciando, y que se expresa en los abusos de quienes concentran los recursos económicos.

agosto 26, 2011

¿De dónde viene la violencia?

Co motivo del paro convocado por la CUT y la CONFECH se registraron hechos de violencia deplorables que motivaron al portavoz de gobierno a declarar que “Me gustaría ver a la Concertación rechazando la violencia”.

Cuáles son las razones que pudieron motivar de la declaración del primo de Sebastián? La respuesta es una sola: intentar asociar a la Concertación con la violencia, tal como lo ha hecho con la CUT al convocar al paro, y como lo hizo con la CONFECH cuando inició sus movilizaciones.

Importa clarificar que quienes convocan y adhieren a las movilizaciones, entre los que me incluyo a mucha honra, condenamos categóricamente, la violencia, venga de donde venga, y en todas sus manifestaciones. No solo la física. No pueden decir lo mismo el portavoz del gobierno y muchos de sus adherentes. Basta conocer sus trayectorias de vida.

En palabras de Sebastián, con ocasión de la revolución pingüina, el año 2006: “Creo que hay que saber escuchar a los estudiantes y yo prefiero mil veces ver a los secundarios levantarse por la mala educación que nos condena a la desigualdad y la injusticia, que verlos indiferentes a lo que ocurre en nuestro”. Y luego le preguntan: ¿no será mucho? A lo que responde: “Es que llegó el momento de enfrentar la verdad y no solo hacer discursos e inauguraciones, porque tal como está, el sistema educacional chileno se está convirtiendo en una máquina de desigualdades, por lo que llegó la hora de hacer cirugía mayor”.

Las movilizaciones son la expresión del rechazo a una violencia institucionalizada, la que no se expresa físicamente, sino que en forma de abusos de los que el país se ha cansado. Abusos que están inscritos a sangre y fuego en el modelo político, económico y social en el que se enmarca nuestra convivencia, un modelo excluyente, que nos separa, nos segrega, nos hace darnos la espalda.

Un modelo que cuya concepción de la seguridad está centrada en la propiedad, en el negocio, antes que en la persona; un modelo que es incapaz de proveer una educación decente a sus conciudadanos sin hacerlos endeudar; un modelo que es incapaz de recompensar decentemente el trabajo realizado por las personas, y que no castiga la usura, porque ésta ha desaparecido del léxico imperante bajo el imperio del dios mercado.

No resulta casual que esto se esté dando en Chile, en el minuto actual y que el mundo nos esté mirando y tomando partido. ¿porqué ahora y no antes? La respuesta es simple. El primer remezón fue el 2006, con la llamada revolución pingüina, que dieron origen a mesas de trabajo constituidas por hombres y mujeres “buenas” de todos los sectores, pero que solo dejaron un gusto a poco, y en el que se eludieron los temas claves porque las posturas en pugna no podían ponerse de acuerdo.

Este es el drama de Chile. Se tiene un modelo impuesto que no ha podido legitimarse, que existe y que no se puede modificar, excepto en aquellos aspectos que una de las partes, la derecha, esté disponible. Gracias al sistema electoral vigente, el binominalismo, y los amarres expresados en los quórums exigidos para efectuar cambios la cirugía mayor a la que aludía Sebastián.

agosto 19, 2011

Un partido de alta convocatoria

El gallito entre el gobierno y los estudiantes es de resultados impredecibles. Nadie sabe en qué terminará. El primero, fiel a sus convicciones y postulados, ofrece ajustar algunas perillas del modelo que intrínsecamente lo encuentran a pedir de boca. Por algo quienes nos gobiernan son los progenitores del modelo. Los estudiantes, con sus velatones, besotones, maratones, acompañados de cacerolazos y por las movilizaciones que se han prolongado y propagado más allá de lo que cualquiera de nosotros se hubiese podido imaginar hace tan solo un par de meses, solo quieren arrancar de cuajo lo que tenemos y cambiarlo radicalmente. Como dijera Camila: el gobierno quiere podar el arbolito, pero lo que hay que hacer es arrancarlo de raíz.

No deja de impresionar cómo los líderes estudiantiles, tanto de secundaria como universitarios, se han posicionado, sin temores, dando a conocer sus posturas en las barbas mismas de un poder político incapaz que ha ido perdiendo legitimidad y representatividad. Invitados al parlamento, expusieron sus posturas centradas en el derecho a la educación sin endeudarse, y su oposición al lucro. No piden sino hacer cumplir la ley a las autoridades cuya misión es justamente hacerla cumplir. Vaya paradoja.

Pero si de paradojas se trata, estamos llenos de ellas. Y los estudiantes nos las refriegan en la cara. Como resultado de una marcha son detenidos más de 500 estudiantes en un lapso de 8 horas, en tanto que por el caso de La Polar, en dos meses no hay detenidos. Sin pelos en la lengua, los estudiantes nos reprochan que a más de 6 meses de descubierta la colusión de las farmacias, tampoco hay detenidos. Los mismos que diariamente reprochan el comportamiento estudiantil, son los que olvidan dónde están los verdaderos delincuentes.

Y para rematarla los estudiantes se preguntan ¿cuántos detenidos hay por el lucro en las universidades privadas? En 30 años de funcionamiento, no hay ningún detenido. La legislación sobre la materia, que prohíbe el lucro en la educación superior, es letra muerta porque todos miraron al cielo haciéndose los locos. Al mismo tiempo, un gran número de estudiantes debe endeudarse sin la más mínima certeza de si con la educación recibida podrá pagar la deuda contraída y no engruese la nómina de morosos que inunda nuestro país. Los mismos que se hacen los locos con el lucro, son los que ahogan con deudas a los estudiantes. Esto es lo que nos echan en cara los estudiantes. Así y todo no faltan quienes los están acusando de intransigentes.

La contienda es desigual. Se está ante un partido de alta convocatoria en el que los jóvenes desconfían de la clase dirigencial, tanto empresarial como política, la que se encuentra descolocada, desbordada. No atina, da la hora, con una institucionalidad incapaz de procesar las demandas de una sociedad hastiada.

Se están pagando las consecuencias de décadas de omisiones, evasiones y elusiones sobre una sociedad que se siente violentada en sus derechos. Por eso, como me dijera un amigo: si no es ahora ¿cuándo?

agosto 12, 2011

Criminalización de una movilización

A pocos deben quedar dudas respecto de la intención de criminalizar un movimiento social apabullante que ha mostrado una creatividad, una conducta, una claridad y una persistencia que atraen la atención mundial. Pero acá, en nuestro país, que gotea y guatea, el énfasis de los medios de comunicación “serios” está puesto en los desmanes de jóvenes acompañados de la destrucción de bienes públicos y privados. Pruebas indesmentibles de ello, son las noticias acompañadas de imágenes de encapuchados y los carabineros de civil infiltrados en las manifestaciones.

Un movimiento cuya creatividad sorprende a todos. La maratón en torno a la casa de gobierno, el besotón frente a la misma casa, las obras teatrales callejeras, los eslóganes que enarbolan, entre las que destacan varones y mujeres desnudos portando cada uno una letra de la frase “la educación nos tiene en pelotas”, son algunos ejemplos de una originalidad sin igual.

Un movimiento cuya conducta revela una capacidad organizativa capaz de atraer a familias enteras y que no se ha dejado llevar por una violencia que es ajena a sus propósitos. Es un grave error pretender criminalizar a los jóvenes, y quienes lo hacen son los mismos que criminalizan a los pobres mientras los delincuentes de cuello y corbata se pasean por la calle.

Un movimiento cuya claridad se expresa en su objetivo, cambiar el modelito educacional, no perfeccionarlo ni consolidarlo ni mejorarlo. El modelito tiene un pecado original: no está validado ni legitimado. No está validado porque no existe en ninguna parte del mundo un modelito como el nuestro, ni existen evidencias de sus bondades, salvo en las mentes de sus ideólogos; y no es legítimo porque fue impuesto entre cuatro paredes sin que nosotros cortáramos ni pincháramos.

Un movimiento cuya persistencia asombra porque, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por apostar a su desgaste con el paso del tiempo, al menos hasta ahora, persiste con un tesón sin igual gracias a la concurrencia de múltiples factores, pero sobre todo, por su capacidad para recoger el malestar que recorre a una sociedad que siente que la educación dejó de ser un factor de integración para convertirse en un factor de segregación.

El presidente dijo recientemente, a propósito de la demanda de gratuidad de la educación, con mucha razón, que no hay nada gratis en esta vida. Efectivamente, alguien la paga. El punto es ese: ¿quién la paga? El modelito que tenemos postula que cada uno debe pagar su educación y que quien no puede pagársela, tiene la opción de endeudarse. El pobre elige si estudia o no. Si quiere estudiar, pues que se endeude. Cuando llegó la Concertación al gobierno en el 90 logró insertar, tímidamente, solo con el permiso de la derecha, el concepto de las becas por la tremenda injusticia que encierran los créditos en la educación superior, injusticia agravada por los intereses usureros. Pero no nos perdamos. No es un tema de intereses más o intereses menos. Se trata de erradicar el concepto del crédito en el ámbito educacional porque lo pervierte.

agosto 04, 2011

Créditos universitarios

El modelo de financiamiento de la educación superior que nos rige data de comienzos de los 80, y está basado en 3 componentes: 1) el aporte fiscal directo (AFD), que ahora llaman muchos tienden a denominar como aportes basales; 2) el aporte fiscal indirecto (AFI), destinado a premiar aquellas instituciones capaces de captar los más altos puntajes en la prueba de selección PSU; y 3) los aranceles de matrícula. El AFD solo lo reciben las instituciones pertenecientes al Consejo de Rectores, las llamadas universidades tradicionales y las que en su momento derivaron de éstas. Posteriormente, desde 1990 se fueron incorporando otras fuentes de financiamiento como son las becas y los fondos concursables.

Este modelo, implantado sin la más mínima discusión de sus principales actores ni por la opinión pública, solo ha experimentado variantes marginales, no sustantivas desde entonces. Más bien se ha ido consolidando y está en la génesis de la crisis actual, una crisis de legitimidad y de funcionamiento.

El monto del AFD tiene su base en una proporción de los presupuestos históricos que tenían las universidades y su destino original era financiar la gestión y la investigación, en tanto que el AFI y los aranceles tenían por fin financiar la docencia. El AFI se instituyó para estimular la competencia, dado que ésta, según los ideólogos que fraguaron el modelito, conduciría a elevar la calidad. Lo que hemos visto a lo largo de estas décadas es que los puntajes de la PSU están altamente correlacionados con los niveles socioeconómicos de los alumnos. Por tanto, las universidades que captan más AFI son quienes logran atraer a los alumnos de más altos ingresos. El peso del AFD y del AFI en los presupuestos de las universidades ha estado disminuyendo a punto tal que su principal componente de financiamiento está siendo constituido por los aranceles.

Para posibilitar que los alumnos provenientes de familias con bajos ingresos económicos pudiesen ingresar a las universidades, se instituyó el concepto de crédito universitario, bajo la concepción de que la educación superior es un bien privado dado que sus beneficiarios verían incrementados sus ingresos económicos a futuro. A esto debe agregarse que la institucionalidad vigente posibilitó la creación de universidades a diestra y siniestra, sin mayores exigencias.

La mesa estaba servida. El “vaso medio lleno” de este modelo está constituido por el aumento de cobertura. Mientras que antes de los 90 la cobertura estaba por debajo del 20%, hoy está por sobre el 40%; mientras que entonces solo 4 de cada 100 jóvenes en edad de estudiar pertenecientes al 10% de las familias más pobres del país lograban ingresar a la universidad, hoy lo hacen 20 de cada 100.

El “vaso medio vacío” está dado por el hecho de que este incremento en la cobertura ha sido al precio de un alto endeudamiento de los jóvenes y sus familias. Todo esto mientras el Estado se retrae, se margina de su responsabilidad porque la educación superior es vista como un bien privado, de consumo, antes que como un bien público de interés nacional.

El país está ante una suerte de Polar educacional. El endeudamiento en que incurren los jóvenes es abiertamente injusto por múltiples motivos, pero me centraré en esta ocasión en dos de ellos. Uno, porque el joven pobre, cuando egrese saldrá con una mochila constituida por una deuda que los jóvenes no pobres no cargarán. Dos, porque el joven pobre, al egresar, lo más probable que obtenga puestos de trabajo peor pagados que los que conseguirá el joven no tan pobre que no tuvo necesidad de estudiar con crédito, porque sus redes familiares, sus pitutos, le allanarán el camino.

Esta es parte de la bomba que está haciendo movilizar a los jóvenes en estos días. Tras ellos están sus familias que los respaldan, al igual que las familias de los jóvenes que en el futuro ingresarán a la educación superior.

Por eso lo que se pide no es más crédito universitario, ni rebaja de intereses. Lo que se pide es lisa y llanamente la eliminación del crédito universitario y su sustitución por becas. En un país desigual como el nuestro es deber del Estado aliviar la carga a los más débiles, no cargarles la mano.