marzo 26, 2019

Almorzando con Bolsonaro


El otro día soñé que Piñera me invitaba a almorzar con Bolsonaro. Sorprendido por la invitación no sabía qué hacer, si aceptar o no. Mal que mal, era un honor recibir una invitación de un presidente de la nación, una institución republicana, y más encima para agasajar a otro presidente de una nación hermana que había accedido a la primera magistratura mediante el voto popular, no por la vía de un cuartelazo de madrugada.

Luego de un par de horas pensándomela, de reflexiones entrecruzadas, de consultas a moros y cristianos, decidí saber más en torno a Bolsonaro, conocer su manera de pensar, su ideario. A continuación expongo el resultado de la somera investigación realizada. 

En una entrevista televisiva en el año 1999 afirmó estar a favor de la tortura. El año 2003, siendo diputado, mientras se abordaba un proyecto de ley sobre la violación, a una diputada del Partido de los Trabajadores (PT) le dijo que si fuera violador, no la violaría porque no se lo merecía.

Pero el rosario de declaraciones no se detiene acá. Su postura en relación al homosexualismo quedó de manifiesto en el 2002 cuando afirmó que "no voy a combatir ni discriminar, pero si veo a dos hombres besándose en la calle los voy a golpear". Lo que reafirmó en el 2011 al sostener, sin arrugarse siquiera, “que si tuviese un hijo homosexual, preferiría que se muriera en un accidente”.

En otra entrevista, declaró que no emplearía a hombres y mujeres por el mismo salario. Su racismo quedó al desnudo ese mismo año al afirmar que sus hijos no se enamorarían de una mujer negra, que ese riesgo no existía porque fueron muy bien educados.

Más recientemente, en 2017, su racismo se vio confirmado, al igual que su postura frente a la paridad de género, al sostener que no es cuestión de colocar cupos de mujeres, porque “si ponen mujeres porque sí, van a tener que contratar negros también”. A ello agrega que gastan más de mil millones de dólares al año en brasileños de ascendencia africana que no hacen nada.

Su política de seguridad para el abordaje de la delincuencia es de una simplicidad sobrecogedora. El año pasado, en el marco de la campaña que lo llevó a la presidencia, y en referencia a los seguidores del PT, afirmó que “hay que dar seis horas para que los delincuentes se entreguen, si no, se ametralla el barrio pobre desde el aire".

Por otro lado, defiende la pena de muerte y el rígido control de la natalidad, “porque veo la violencia y la miseria que cada vez se extiende más por nuestro país. Quien no tiene condiciones de tener hijos, no debe tenerlos". Postura asumida en 1993, en el parlamento brasileño, como diputado. Mal que mal, Bolsonaro no es ningún aparecido, es un político de tomo y lomo, que ha sido diputado por más de 30 años.

Su mirada del mundo laboral y empresarial es delatada en el año 2014 al despacharse la frase "es una desgracia ser patrón en este país, con tantos derechos para los trabajadores", expresión que lo retrata de cuerpo entero.

Su respeto por la democracia, por lo republicano, queda de manifiesto cuando en el año 2016 sostuvo que "el pobre solo tiene una utilidad en nuestro país: votar. La cédula de elector en la mano es diploma de burro en el bolsillo. Sirve para votar por el gobierno que está ahí. Sólo sirve para eso y nada más". Su pensamiento en torno a la democracia se ve corroborado al declarar que "A través del voto, no va a cambiar nada en este país. Solo va a cambiar, desafortunadamente, cuando nos partamos en una guerra civil".

Y su admiración por la dictadura brasileña de los años 70 se ve reflejada con dos frases de antología, una en 1999: "Deberían haber sido fusilados unos 30.000 corruptos, empezando por el presidente Fernando Henrique Cardoso", y la otra hace un par de años, en el 2016: "El error de la dictadura fue torturar y no matar".

Tan cristianas frases se ven confirmadas en una conferencia en el año 2017 cuando declara "Dios encima de todo. No quiero esa historia de estado laico. El estado es cristiano y la minoría que esté en contra, que se mude. Las minorías deben inclinarse ante las mayorías".

Como puede verse, todas frases para el bronce. Tanto Hitler, como Stalin, Idi Amin y tantos otros innombrables, deben estar revolcándose en sus tumbas de felicidad ante tamaño heredero.

En consideración a lo expuesto, con independencia de la importancia de Brasil como país, del peso del comercio exterior y de la tradicional amistad que liga a nuestros dos países, decidí rechazar la invitación a almorzar con Bolsonaro no obstante haber sido elegido presidente de Brasil. En efecto, la mirada de Bolsonaro refleja un pensamiento que rechazo íntegramente. No se trata de una incapacidad para compartir con alguien que piensa diferente, lo que hacemos todos los días. Trabajamos, discutimos, conversamos, dialogamos diariamente con todo tipo de personas sin importar lo que piensan. Es parte de una convivencia democrática, abierta. Distinto es el caso de un personaje cuyas declaraciones promueven la violencia. Espero vuestra comprensión.

Si alguien cree que fue elegido por sus posturas en los distintos temas, creo que se equivoca. Su irrupción parece explicarse más que nada por un rechazo de los brasileños a la generalizada corrupción que atraviesa la política brasileña, y porque el candidato que iba punteando en las preferencias de voto, Lula, es dejado fuera de carrera por quien hoy es el ministro de justicia.

Fuente: Quienes quieran corroborar las frases de Bolsonaro los invito a visitar su fuente.
  

marzo 20, 2019

Acoso mortal

Un conscripto mata a un cabo y un sargento en la Escuela de Caballería de Iquique, ciudad localizada al norte de Chile, y luego se suicida. Alguien diría, nada nuevo bajo el sol, mal que mal, asesinatos y suicidios hay todos los días.

Sin entrar en mayores detalles, la causa de lo ocurrido en Iquique habría sido el acoso permanente, persistente –bullying le llaman ahora- contra el conscripto vía continuas burlas, castigos que terminaron por hastiarlo, por reventarlo.

El joven conscripto, lesionada su dignidad, se habría sentido acorralado, sin salida, y en medio de su desesperación, no encontró otra escapatoria que salir a matar y matarse para poner fin a su calvario.

De acuerdo al Colegio de Psicólogos de Iquique, dado su historial psicológico no debió haber ingresado al Ejército para realizar su servicio militar. A ello se agrega que ya había tenido un intento de suicidio previo. Se desconoce si el Ejército adoptó alguna medida preventiva. En todo caso lo ocurrido revela que no existe capacidad alguna de anticipación para el abordaje de estas situaciones inherentes a toda organización.

Sin embargo, la ausencia de prevención se ve agravada porque no se trata de una organización cualquiera, sino que de una organización armada, el Ejército, que habilita la posesión de armas a sus integrantes. En consecuencia, las medidas a adoptar en torno a la selección del personal que ingresa deben estar por encima de los estándares que se imponen en otras organizaciones. Tanto respecto del perfil psicológico de quienes pertenecen a sus filas, sean estos conscriptos, suboficiales u oficiales, como de la responsabilidad en el uso de las armas que se les confía.

Guardando las proporciones, este hecho viene a recordarnos la tragedia de Antuco, hace ya casi 15 años en el sur de Chile, donde murieron 45 conscriptos del Ejército de Chile, en medio de una nevada con temperaturas de menos 35 grados celcius y a 1500 metros sobre el nivel del mar. Todos ellos muertos como consecuencia de malas decisiones de sus superiores.

Los hechos vienen a delatar no solo la necesidad de revisar protocolos, sino que la necesidad de humanizar la forma en que se relacionan entre sí los miembros del Ejército, así como reflexionar respecto de su razón de ser. Introducir una dosis de humanidad no solo en el Ejército, sino que en todas las ramas de las FFAA y en el país en general, nos haría mucho bien.

marzo 14, 2019

Por la puerta trasera


Recientemente nos hemos enterado de un escándalo en universidades de élite estadounidenses al descubrirse que hijos de familias adineradas “compraban” la admisión de sus hijos mediante un sofisticado sistema de sobornos.

El sistema, llamado La Llave, fue ideado para ingresar a prestigiosas universidades por la puerta trasera a quienes no reunían los requisitos para ingresar por el sistema de admisión regular. Entre las universidades destacan algunas de clase mundial, según los más diversos rankings: Universidad de Georgetown (Washington DC), Universidad de Stanford (Palo Alto), Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Universidad de San Diego, Universidad del Sur de California (Los Ángeles), Universidad de Texas en Austin, Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte) y Universidad de Yale (Connecticut).

Gente de mucho dinero, no escatimó gasto alguno para sobornar, para que se le abriera el ingreso a los suyos, no importando la vía para saltarse las elevadas exigencias académicas para ingresar a estas universidades. Nada nuevo bajo el sol. En Chile, y en muchos otros países, es altamente probable que no pocos padres con bolsillos bien apertrechados, se encarguen de colocar a los suyos donde creen que merecen estar. No se trepidó en mecanismo alguno, mal que mal, el fin justifica los medios, “con plata se compran huevos”. Sin embargo, lo que le da realce al escándalo es que abarca al jetset, a la creme de la creme, y en las barbas mismas del país cuyo culto al dinero raya en la idolatría. Culto que se extiende a los países que quieren seguir sus pasos, entre los cuales destaca Chile.

Mientras las capas pobres y medias, deben hacer fila, endeudarse, cumplir con las exigencias y protocolos establecidos formalmente, los de arriba, se los saltan sin arrugarse. No faltará encontrar al personaje que, a cambio de unas monedas, no pocas, sea capaz de abrir la puerta vedada para el común de los mortales.

Para implementar el sistema se montó una empresa encargada de “asesorar” las solicitudes de ingreso a las universidades (The Edge), y una fundación sin fines de lucro (The Key) para que los pagos se hiciesen bajo la modalidad de “donaciones altruistas”. La empresa asesora se encargaba de arreglárselas para que los hijos pudiesen ingresar a las universidades que querían. El cerebro de este sistema es un tal William Singer(1), quien cobraba entre 15 y 75 mil dólares por sus servicios, los cuales eran de dos tipos.

Uno de ellos era el destinado a manipular los exámenes que las universidades exigían a quienes eran admitidos, ya sea por la vía de alterar las respuestas dadas o por la vía de que otra persona rindiera los exámenes. Toda trampa tenía su precio. Otro servicio se basaba en hacer uso de cupos deportivos, esto es, para quienes eran deportistas destacados. Por esta vía Singer lograba que personas que no habían practicado deporte alguno en su vida, pasaran como deportistas destacados a punta de la construcción de perfiles de jugadores, certificaciones y diplomas falsos de alto costo.

Así, Singer obtuvo “altruistas” donaciones a punta de fraudes y sobornos que, desde el año 2011 hasta la fecha, superan los 25 millones de dólares. A la fecha, junto con Singer, han sido detenidos ya más de 30 padres, entre ellos, un chilenito.

Lo expuesto da cuenta del destino que nos espera cuando creemos que todo se puede comprar, máxima que parece estar inundando al mundo neoliberal y del cual debemos zafarnos si no queremos caer en la inhumanidad. El humanismo es justamente lo contrario, de allí la importancia de luchar para poner en el centro de nuestras preocupaciones al ser humano y su relación con la naturaleza. Por nuestra dignidad, nuestra salud, nuestro bienestar, nuestra felicidad.

(1) Quienes estén interesados en saber más de Singer les invito a ver
https://losangeles.cbslocal.com/2019/03/12/college-scandal-who-is-william-singer/ y
https://www.washingtonpost.com/local/education/from-master-coach-to-a-bribery-probe-a-college-consultant-who-went-off-the-rails/2019/03/12/3e3a6bfe-4501-11e9-aaf8-4512a6fe3439_story.html?noredirect=on&utm_term=.b95a147ed5df

marzo 07, 2019

La rebelión femenina


Contra viento y marea, el movimiento en favor de la no discriminación contra la mujer, por la igualdad de derechos, avanza inexorablemente. Este 8 de marzo, tanto en Chile como en el mundo, se ha llamado a participar activamente en una huelga feminista, que busca incluir a los trabajos remunerados, la de los trabajos no remunerados como lo es el de las tareas domésticas vitales para el mantenimiento del hogar y que en muchos casos deben asumir solas las mujeres como jefes de hogar, sin el acompañamiento de la pareja.

Ojo, no se trata de que dichas tareas, las domésticas –lavar, planchar, cocinar, hacer el aseo, llevar a los niños a los colegios- no se realicen ese día, sino que no sean realizadas por las mujeres. La idea es que ese día sean ejecutadas por los varones, para ver si logramos entender de qué se trata la rebelión femenina. Lo menos que podemos hacer los varones en este día, es apoyar esta huelga por la vía de hacer lo que las mujeres suelen hacer todos los días y que nosotros debiésemos realizar no solo ese día u ocasionalmente, sino que alternativamente de común acuerdo o regularmente junto con ellas. La idea es que la responsabilidad sea compartida, distribuida, no exclusiva de la mujer. Es mucho pedir?

También es una huelga de consumo, donde al menos las mujeres se abstengan de consumir lo que no sea imprescindible ese día, y reducir al mínimo el gasto en bienes y servicios. La idea es que se sienta, se reflexione sobre el peso, la fuerza, el valor que tienen las mujeres en la sociedad, y particularmente para que ésta sea una sociedad más humana, más sostenible.

También es una huelga laboral, lo que implica dejar de efectuar trabajos remunerados, allí donde la mujer está contratada, sean estas empresas productivas, establecimientos comerciales o de servicios, públicos o privados.

El propósito que se persigue es que ese día las mujeres se ausenten físicamente para que se tome conciencia de que estamos bajo un sistema marcado por una impronta fuertemente patriarcal. Esto se expresa diariamente y en los más diversos estratos socioculturales, en violencia machista tanto explícita como implícita, física como psicológica. Se ejemplifica en contratos laborales más precarios, en limitaciones para su desarrollo profesional, en discriminaciones salariales, mayores niveles de pobreza, mayor vulnerabilidad, menores pensiones, inseguridad, desigualdad.

Es innegable que en relación a décadas atrás, se registran avances, sin embargo, aún falta mucho por hacer de nuestra sociedad más igualitaria en términos de género. Las nuevas generaciones parecen entenderlo mejor que las viejas, así como a nivel ideológico, la derecha tiende a resistir los embates feministas mucho más que la izquierda, la que tiende a respaldar la reducción de las desigualdades en el plano cultural y laboral.

Se equivoca el gobierno al visualizar la huelga como una convocatoria de un sector de la oposición como lo hizo su ministra de la mujer. Es una convocatoria de todo un país, de todo un mundo que aspira vivir en una sociedad más humana. Pero como ha sido habitual, la derecha llega atrasada cuando se trata de abordar estas materias. Basta tan solo recordar que la participación de la mujer en la sociedad, más allá del hogar, no fue impulsado por la derecha, muy por el contrario. Por ello no debe extrañarnos su reacción, mal que mal, suelen remar a contracorriente. Para la derecha se trata de banderas de izquierda, hasta que les cae la teja, y cuando ello ocurre, recién entonces las asumen como banderas transversales, cuando ya no les queda otra.

Si se aspira a más democracia, a más desarrollo, necesariamente necesitamos menor desigualdad de género, mujeres más empoderadas. A los hombres nos vendría muy bien.

marzo 04, 2019

La compleja relación cívico-militar

En una democracia uno de sus componentes esenciales es el tenor que posee la relación entre el mundo civil y el militar. La forma en que se estructuran las sociedades modernas en el mundo actual, se basa en el monopolio de las armas por parte de sus fuerzas armadas regulares. Este monopolio es a cambio de la nominación del alto mando por parte de los poderes políticos –ejecutivo y legislativo- que representan a una ciudadanía y que son periódicamente renovados electoralmente. A ello se agrega la subordinación del poder militar al poder político. Ese es uno de los componentes clave de una democracia.

Es el poder político el que debe decidir quiénes han de conformar el alto mando, el que debe subordinar sus actuaciones a las decisiones de un mundo político que se asume representativo de la ciudadanía. Cuando los políticos hacen como que mandan y los militares como que obedecen, la democracia no pasa de ser una caricatura.

Los más diversos fraudes que se han venido destapando en las distintas ramas de las fuerzas armadas y de orden, muestran a las claras el alto costo de una autonomía mal entendida, así como una suerte de colusión entre quienes han tenido el poder político y los altos mandos de las FFAA y de Carabineros.

Es demasiado notorio que los políticos no han querido pisar callos, que han sido condescendientes en aras de la armonía cívico-militar, que les ha penado la dictadura, que no obstante que han transcurrido ya casi 30 años desde su término, han seguido siendo timoratos en su relación con las fuerzas armadas, olvidando que ellas deben estar supeditadas al poder civil. Esta condescendencia le está costando cara al país tanto en términos financieros como ético-morales.

En carabineros, las investigaciones en curso señalan que el fraude, en el que están involucrados no pocos generales, bordea los 30 mil millones de pesos; en el Ejército, uno de sus excomandantes, el general(R) Juan Miguel Fuente-Alba, ha sido prontuariado por malversación de recursos públicos por montos sobre los 3 mil millones de pesos. Financiar una flota de vehículos de lujo y viajes de placer entre otros ítems con cargo a gastos públicos reservados supuestamente destinados a inteligencia, contrainteligencia y seguridad no es tan solo un exceso, sino que un insulto para quienes deben ser capaces de vivir con menos de 500 dólares mensuales, para los jubilados que deben sobrevivir en base a un irrisorio valor del pilar solidario, así como para quienes deben endeudarse para financiar su educación.

Desafortunadamente no se trata de casos aislados, y por lo mismo es reveladora de una crisis ético-moral que no se limita al mundo de las fuerzas armadas. Se está haciendo referencia a personajes que forman parte de una élite, de un grupo de poder en quienes se delegan poderes, recursos, autonomías y confianzas. Poderes y recursos que se ocupan con fines distintos a aquellos para los cuales se han otorgado; autonomías y confianzas que se han visto defraudadas con estrépito.

A casi tres décadas del retorno de la democracia, es hora de perder el miedo, poner las cosas en su lugar, que el mundo político deje de estar subordinado al mundo militar y que éste se subordine totalmente al poder político. De lo contrario seguiremos bajo una democracia trucha y los escándalos que periódicamente nos salpican reaparezcan una y otra vez, ahondando el desprestigio y la desconfianza en las más diversas instituciones nacionales.

El país, su población, no se merece lo que está viviendo y viendo, sino que todo lo contrario, que sus más altas autoridades públicas, tanto religiosas, políticas, académicas, empresariales, deportivas, como militares, sean intachables.