junio 29, 2018

Repercusiones del triunfo de Erdogan

Una vez más, el presidente de Turquía ha vuelto a ganar las elecciones con mayoría absoluta, no obstante que existían ciertas expectativas de que no alcanzara a superar el 50% de la votación. La oposición fracasó en su intento por forzar una segunda vuelta. El debate electoral fue duro, intenso, y en la previa era difícil vaticinar resultado alguno.

El mismo ganador, Recep Tayyip Erdogan, durante la campaña se empeñó en afirmar que la batalla electoral no estaba ganada, por lo que urgió a sus adherentes a redoblar los esfuerzos para asegurar el triunfo, el más difícil de todos los que ha conseguido desde el 2002. Con todo, los resultados señalan que se está ante un país, Turquía, partido en dos. Nada nuevo bajo el sol. En dos mitades más o menos iguales, que piensan diametralmente distinto.

Las repercusiones de este triunfo no son menores. Mal que mal, una reforma constitucional aprobada el año pasado, por una leve mayoría, señala que Turquía deja de ser una democracia parlamentaria para dar paso a un modelo presidencialista en el que se refuerza la separación de los poderes ejecutivo y legislativo. En el caso de Turquía, simultáneamente se debilitan los múltiples controles sobre el accionar gubernamental. Por otra parte, ahora, bajo un régimen presidencial, Erdogan asume tanto el cargo de jefe de Estado como el de Gobierno, despareciendo la figura del primer ministro propia de todo régimen parlamentario. A ello se agrega el mayor poder que tendrá para designar a los jueces del poder judicial.

A lo expuesto se agrega que Turquía vive bajo un estado de emergencia, a raíz del intento de golpe de Estado del 2016, por el que han sido detenidas miles de personas, despedidos miles de empleados públicos, encarcelados más de 100 periodistas y clausuradas centenas de medios de comunicación. Esto da cuenta de una elección que no se dio en igualdad de condiciones, dada la desigual cobertura que se dio a cada candidatura, lo que también ayuda a explicar el resultado electoral. Así y todo, pocos dudan del apoyo que tiene Erdogan no obstante la crisis económica que vive la población turca, y que se expresa en la pérdida de poder adquisitivo de la moneda turca y la consiguiente inflación que se eleva por sobre el 10%.

Previendo una agudización de la crisis económica, para poder ganar, Erdogan resolvió, por un lado, adelantar estas elecciones que estaban previstas para el próximo año; y por otro lado, aliarse a un partido de extrema derecha, nacionalista. Esta alianza le pasará la cuenta.

El triunfo de Erdogan es un triunfo del islamismo, del nacionalismo, del autoritarismo, y una derrota del mundo occidental, del europeísmo, de la democracia tal como la entendemos, con poderes independientes y equilibrados. Bajo los cánones democráticos el triunfo de Erdogan no es una buena noticia.

El fundador de la república turca, Ataturck, debe estar revolcándose en su tumba al ver que todos los candidatos participantes en la elección lo invocaron, pero el triunfo de Erdogan representa justo lo contrario de los ideales impulsados por Ataturck. Turquía sigue siendo el puente a construirse entre dos mundos: el occidente y el oriente; el cristianismo y el islamismo.

junio 28, 2018

La resurrección argentina

Argentina logró sobrevivir y pasar a octavos de final. Lo hizo raspando, a duras penas, sufriendo. Un país exportador de jugadores de primera categoría ad portas de quedar fuera. Ni siquiera en su último partido ante Nigeria se puede afirmar que jugó como se espera de ella.

No obstante hay que reconocer que logró lo que se veía esquivo, pasar a la siguiente ronda. Su destino parecía asemejarse al de Alemania, quedar fuera. Sin embargo, un golazo en los últimos minutos logró impedirlo.

Su máxima figura, Messi, qué duda cabe, no logró estar a la altura de lo que se espera de él. Una lástima, porque guste o no, el equipo gira en torno a él, depende de él, pone todas sus fichas en él. Entre Messi y Maradona, me quedo con Messi, porque más allá de los logros futbolísticos de uno u otro, también importa la persona. Messi no es histriónico, no es vedette, es un artesano, que juega, que no busca su protagonismo. Simplemente no se le han dado las cosas con la camiseta albiceleste. Por eso fue tan importante el golazo que logró convertir ante Nigeria y que abrió la ruta. De allí su agradecimiento al que está arriba. Con ese gol se sacó un peso de encima, como para insuflar un nuevo ánimo a toda la selección.

México, Brasil, Uruguay y Argentina ya han pasado la primera valla, y muy probablemente también Colombia. Con todos los honores, Uruguay; Brasil, especulando; México, sorprendiendo; y Argentina a duras penas. Ahora viene otra fase, la del todo o nada, la de vida o muerte. De todos, el que se ve mejor aspectado es Uruguay, pero ojo, nadie puede cantar victoria antes de tiempo. Los partidos hay que jugarlos.

Este mundial está deparando muchas sorpresas, de las que hay mucho que conversar. Los chicos se han agrandado, y los grandes se han empequeñecido.

El desastre alemán

Tuve en suerte ver el partido de Alemania contra Corea del Sur estando en Berlín, junto con mis hijos y nietos. El primer partido contra México en que cayó derrotada sin apelaciones lo vi en un parque público, de los tantos existentes en Berlín. El siguiente contra Suecia lo vi en un restaurante en Turquía, en un pueblo balneario localizado en lo que llaman la riviera turca. Alemania ganó sufriendo con un gol en los últimos minutos.

Alemania siempre ha sido protagonista en los campeonatos mundiales, y es rara la ocasión en que no figure como favorita para ganar la copa. En esta ocasión también, avalada por su condición de campeón del mundo. Sin embargo, en términos futbolísticos, el plantel actual deja mucho que desear. Siempre pensé que se estaba reservando, especulando, que iría de menos a más. Por lo demás, esa ha sido su tónica histórica. No brilla, pero es efectiva.

En el partido con Corea del sur pensé lo mismo, que esperaba el desgaste de Corea y que en el tramo final, por arte del birbiriloque aparecería el gol del triunfo. Como que jugaban a desgano seguros del triunfo. Sin embargo ahora se toparon con un rival que las peleó todas consciente de sus limitaciones, y con un arquero que estuvo en su noche: las atajó todas. Y la velocidad surcoreana terminó haciendo lo suyo para asestar un dos a cero en los últimos minutos.

Un partido revelador en un campeonato no exento de sorpresas. Rusia no parece un territorio propicio para aventuras, al menos para los alemanes.

junio 22, 2018

Desde Turquía


El destino ha querido conducirme hasta llegar a Side, localizada al sur de Turquía, a unos 75 km de Antalya. Side que me hace recordar a Punta del Este en Uruguay, tanto por tratarse de una pequeña península, como por su carácter turístico, vacacional. Los diferencia que una se encuentra en plena costa del Mar Mediterráneo, su carácter histórico, y por sus turistas, esencialmente alemanes y de países nórdicos. Su clima mediterráneo incide en su temperatura, la que fluctúa en estos días entre los 20 y 30 grados, en su alimentación rica en verduras y especies, así como en el carácter de su gente.

La otra, Punta del Este, en cambio es una península que limita al río de la Plata del océano Atlántico, no tiene carácter histórico alguno, repleto de edificios en altura y su turismo es dominado por argentinos y brasileños, predominando uno u otro según el vaivén de sus respectivas monedas.

Por estos mismos días se desenvuelve el mundial de fútbol en Rusia, que está dando lugar a toda clase de sorpresas,, siendo la mayor, la derrota en su partido inicial del actual campeón mundial, Alemania, ante México. Una derrota que tuve ocasión de ver en medio de un parque de Berlín, rodeado de alemanes que vieron estupefactos la velocidad de los mexicanos dominaba abiertamente las acciones esterilizando los esfuerzos de los jugadores alemanes. De momento está siendo un mundial apretado, de mucho juego en medio campo, y donde aún no se vislumbra quién se llevará la copa.

Turquía, dentro de un contexto europeo, tiene rasgos tercermundistas, a medio camino entre el desarrollo y el subdesarrollo. País puente entre occidente y oriente, por donde confluyeron las migraciones pasadas, tuvo sus tiempos de gloria que los turcos reverdecen y de los cuales se enorgullecen. La actual república de Turquía fue fundada en 1923 por Mustafá Kemal Atatürk, quien en las primeras décadas del siglo pasado impulsó los cambios políticos que han dado origen al proceso de modernización que ha estado viviendo Turquía –separación de la religión del Estado, abolición del califato, cierre de las escuelas coránicas, derecho a voto a las mujeres, y a ser elegidas, levantamiento de la prohibición de consumir alcohol, el cambio de la gráfica árabe por la latina. Todo ello ha conducido a la europeización de Turquía y a su intento por incorporarse a la Unión Europea, hasta la fecha fracasado.

Casualmente, este domingo son las elecciones parlamentarias y presidenciales, las que encuentran a su actual presidente, Erdogan, caracterizado por una impronta autoritaria, debilitado por la alta tasa de desempleo, un creciente déficit comercial, las restricciones que ha estado imponiendo a los derechos y libertades fundamentales. No obstante ello, Erdogan ha ganado con  la mayoría absoluta, evitando una segunda vuelta, donde sus posibilidades se reducían en la medida que la actual oposición, conformada por laicos y musulmanes, fuese capaz de unir sus fuerzas. Las repercusiones de este resultado están por verse.

junio 13, 2018

El feminismo en acción

Dicen que en un pasado remoto, lo que existía era un matriarcado. La razón estaba centrada en que se creía que la procreación por parte de la mujer era por obra del azar, de su capacidad para dar vida. Se creía que era una capacidad inherente a la mujer sin que se sospechase siquiera intervención por parte del hombre. De allí que la mujer estaba en primer plano, se le rendía tributo. Tenía una capacidad de la que carecía el hombre. Con el tiempo se descubrió que todo nacimiento es consecuencia de la fusión de un espermatozoide con un óvulo. Y a partir de ahí la cosa cambió. El hombre se sintió que era el que ponía la guinda a la torta; que sin guinda no habría nueva vida. 

Desde entonces, surge el patriarcado, que es el mundo en el que nos movemos. La real academia española lo retrata sin pelos en la lengua: hombre público es todo aquel hombre que tiene presencia e influjo en la vida social, en tanto que mujer pública es toda prostituta. Así de simple. Este es el mundo en el que nos movemos, el que está en jaque, y que con muchas y poderosas razones está siendo combatido por el feminismo.

La misma expresión feminista está siendo caricaturizada y atacada sin misericordia e injustamente. La lucha del mundo feminista no es contra el hombre, ni odia al hombre, ni busca privilegio alguno para la mujer. Se la caricaturiza cuando se afirma que buscan igualarse al hombre, que buscan ser como los hombres, que son amargadas, que no usan desodorantes, que no se depilan, que son infelices. Se la ataca cuando se elude el fondo de sus objetivos, centrándose en las formas y expresiones de sus protestas –manifestaciones, desnudos, tomas, pechugas al aire-, así como la rabia con que se expresan.

El feminismo es un movimiento que se rebela ante una “normalidad” que rechaza. No tiene porqué ser normal que quien maneje un bus o un tren, o quien dirija una gerencia, o integre un directorio, sea un hombre. Que la totalidad de quienes conforman el Consejo de Rectores, sean hombres nos dice que hay algo que no funciona. Los cargos de poder y/o prestigio suelen ser ocupados por hombres: mientras más arriba estás en una organización, menos mujeres encontrarás.

En concreto, los hombres “gobiernan”. Esto quizá tenía algún sentido cuando la supervivencia humana requería fuerza física, asumiendo que por lo general los hombres tienen mayor capacidad física. Pero actualmente la supervivencia ya no exige fuerza física, sino que fuerza intelectual, más inteligencia, más conocimientos, más creatividad, más innovación, y en eso no podemos afirmar que los hombres llevamos la delantera.

El feminismo pone el acento en el vaso medio vacío. Otros pondrán el acento en el vaso medio lleno. En un pasado no muy remoto casi no existían establecimientos educacionales mixtos; hasta hace unas pocas décadas había asignaturas para hombres, con el fin de que fueran capaces de desarrollar trabajos manuales básicos, y asignaturas exclusivas para mujeres que las habilitaran para realizar labores domésticas. En la educación superior raleaban las mujeres, hoy por el contrario, suelen ser mayoría. En la primera mitad del siglo pasado, en Chile, las mujeres no tenían derecho a voto. Hoy sí lo tienen. Hay avances, pero el vaso aún no está lleno, y mientras no esté lleno es natural que se persista en llenarlo.

El feminismo es un mundo conformado por mujeres y hombres. No todas las mujeres ni todos los hombres. Hay mujeres que se oponen al feminismo. Muchas de ellas, las que han logrado salir adelante “sin apoyos”, sin ventajas, y que por ello no ven por qué asignar “cuotas”. Extrapolan su particular realidad, su mundo, sin percatarse que la realidad de muchas mujeres es muy distinta. Que para salir adelante todo se le pone demasiado cuesta arriba sin que medien poderosas razones. Han tenido la fortuna de no vivir episodios críticos. De no ver la diferencia salarial entre hombres y mujeres que cumplen idénticas funciones en una misma empresa; de no haber tenido que vivir el acoso y abuso de poder por parte de un superior en el campo laboral. De no tener que regresar a casa para seguir realizando labores domésticas mientras su pareja ve un partido por televisión con cerveza en mano.

La rabia que se expresa en las marchas, manifestaciones y tomas se explica por el cansancio que producen las dilaciones, las postergaciones, los ninguneos, los procesos indefinidos. Existe la sensación de que enojándose se consigue mucho más que si se dialoga. Existiría la convicción de que enrabiándose hay más posibilidad de cambios reales, de despertares, de esperanzas, que dialogando. Lo que el movimiento feminista demanda, no son declaraciones para el bronce, sino cambios reales.

Feminista es quien cree en una sociedad donde el sexo no hace la diferencia, quien cree en la igualdad social, política y económica, esto es, en la no discriminación. Este es el objetivo que se persigue, y por tanto, emulando a Chimamanda Ngozi Adichie, todos debiéramos ser feministas.

junio 07, 2018

La resurrección en política

En España, luego de haber presentado una moción de censura contra el gobierno presidido por Mariano Rajoy, contra todo pronóstico, ha sido relevado por el líder del partido socialista obrero español (PSOE), Pedro Sánchez.

La posición actual de Sánchez es todo un símbolo de su capacidad para resucitar políticamente una y otra vez. En política, rara vez se puede dar por muerto a alguien. Los políticos de sangre se levantan una y otra vez, siéndoles imposible vivir sin la política. En todos los países tenemos ejemplos de ello. Las derrotas pueden ser acicates para triunfos futuros.

Es el caso de Sánchez. Liderando al PSOE, en las últimas elecciones generales del 2016, no pudo evitar la peor derrota de su partido desde la llegada de la democracia a la muerte de Franco. El bipartidismo español conformado por el partido popular (PP) y el PSOE, se resquebrajó en cuatro, al tomar fuerza tanto Unidos Podemos como Ciudadanos, esta última liderada por Albert Rivera, que pregona de ser de una derecha moderna, liberal, nacional. Unidos Podemos, encabezada por Pablo Iglesias, surge por la izquierda como consecuencia de las movilizaciones de los indignados, contra lo que llama, la casta encarnada por el PP y el PSOE.

A pesar de su derrota, Sánchez se niega a dar el apoyo a Rajoy, que no obstante haber ganado, no obtuvo la mayoría suficiente para conformar gobierno. La postura de Sánchez se apoya en el slogan “No es no”, resistiendo las presiones de los “barones” del PSOE encabezados por quien fuera su otrora máximo líder: Felipe González. Ante la imposibilidad de Rajoy por conformar gobierno, el rey convoca a Sánchez para que intente ser gobierno. Para ello Sánchez busca el apoyo de UP, sin lograrlo. Luego de un largo período “sin gobierno” por falta de acuerdos, el rey vuelve a llamar a Rajoy, quien ahora sí logra en el parlamento la mayoría suficiente, gracias a una nueva postura del PSOE, para asumir la conducción gubernamental. Para Sánchez fue una derrota aplastante, porque desde sus propias filas estaba siendo fuertemente cuestionado por la intransigencia que conllevaba su “no es no”.

Dimite como secretario general del PSOE y como diputado, iniciando su travesía por el desierto. Vuelve a ser soldado raso, y como tal procura reconquistar al PSOE. En las últimas elecciones internas, postula a liderarlo nuevamente. Triunfa contundentemente ante la líder andaluza, Susana Díaz, quien era apoyada por los barones y el “aparato” del PSOE.

Conocida la sentencia del llamado caso Güertel, que condena a altos dirigentes del PP, por corrupción generalizada, y que terminó salpicando a Rajoy en su calidad de jefe de gobierno, Sánchez no trepida en presentar una moción de censura sin previa consulta alguna, salvo a sus más inmediatos colaboradores. Presentación que parecía ser un mero saludo a la bandera sin mayor destino por carecer de las mayorías necesarias en el congreso. Sin embargo, con santa paciencia, lentamente fue acumulando fuerza. Dentro de su propio partido, el PSOE, los barones no se convencían. Pero Sanchez, imperturbable, sostuvo que la presentación de la moción de censura era un imperativo ético, más allá de sus posibilidades de éxito.

Frente a la sentencia de los tribunales de justicia que condenaban a quienes habían ostentado altos cargos de gobierno, Sanchez sostuvo que no era posible hacer la vista gorda. Presentada la moción, dado su carácter eminentemente ético, no estuvo en disposición de negociar apoyos. Cada cual debe saber qué posición adoptar. Tampoco aseguró elecciones inmediatas, tan solo garantizó que dentro de un plazo de tiempo que no especificó, llamaría a elecciones generales. Ello, con miras a tomar las riendas del gobierno para estabilizar el país, dar confianza.

En su despedida, Rajoy pareció respirar por la herida al acusar a Sánchez de no haber ganado elección alguna, de ambiciones desmedidas y de encabezar un gobierno Frankestein por los más diversos y frágiles apoyos que tendrá. Como ya se dijo en un apartado anterior, efectivamente no llega al gobierno por vía electoral, pero sí por la vía constitucional; en cuanto a las ambiciones desmedidas, está por verse, pero en todo caso para Sánchez la no presentación de la moción de censura habría entrañado hacerse cómplice de la corruptela del PP. Y la afirmación de Rajoy respecto de que encabezará un gobierno Frankestein, está por verse. En efecto, la tarea que debe emprender el nuevo gobierno español no será fácil. Sin mayoría en el congreso, dependerá de los partidos que lo acompañaron para derribar a Rajoy y su partido, el PP.

Solo cabe confiar en que Sánchez y quienes le acompañan, estén a la altura de la responsabilidad que han asumido. Por mi parte tengo confianza, la que nace de su perseverancia, su tesón, su persistencia, su capacidad para caerse y levantarse una y otra vez.