diciembre 29, 2016

¿Qué es lo que se nos viene para el 2017?

Parece ser claro que vivimos tiempos turbulentos, de ebullición, como si nos hubiese agarrado una ola de la que no sabemos cómo saldremos: bien o mal parados.

Todos los años se concatenan entre sí, por lo que difícilmente un año puede ser muy distinto al anterior. Sin embargo cada año tiene su sello, que al año siguiente se quiere reforzar o modificar, ya sea marginal o sustancialmente.

A nivel nacional, el país parece transitar por dos vías, como las corrientes de un río: las superficiales y las profundas. Estas últimas las podemos asociar al país real, del día a día, del ciudadano de a pie, que está andando, en marcha, a menor o mayor velocidad, con mayor o menor dificultad, para bien o para mal.

Por otro lado tenemos un país atascado, trancado, que no sabe cómo salir del embrollo. Un país con una casta (élite) que se resiste a desprenderse de privilegios irritantes que en los tiempos actuales son difíciles de sostener. Lo peor es que este esquema de castas, que viene de los tiempos de latifundios, se resiste a morir y tiende a reproducirse por doquier. Así se observa en el ámbito político, militare, económico, religioso o universitario. El nepotismo campea convirtiendo la meritocracia y la igualdad de oportunidades en palabras vacías, sin significación alguna. La corrupción, las colusiones, los jubilazos, son algunas de las realidades que destacaron el 2016 que quisiéramos ver eliminadas, o al menos disminuidas, en el 2017.

A nivel internacional el 2016 parece haber representado un punto de inflexión en el camino hacia la globalización. Lo que se vio como un proceso imparable, hoy está puesto en jaque, lo que se encuentra reflejado en la elección de Trump en USA y la decisión en el Reino Unido por salirse de la Unión Europea, junto con el auge de los nacionalismos. Como si se volviesen a erigir muros allí donde se buscó tender puentes, imperfectos, pero puentes al fin y al cabo.

Muy probablemente en el 2017 esta tendencia continúe como reacción a las fuertes corrientes migratorias que se observan. Muros que se expresarán en términos físicos, como vía aranceles, visas, restricciones que buscarán limitarlas, pero que darán cuenta de tensiones.

Hemos estado viviendo tiempos de paz, o de guerras marginales, locales, y que lo que viene no es broma. Trump procurará que USA “vuelva a ser grande” (great again), en un contexto en que China está lejos de ser la misma de los tiempos de Mao, con Rusia procurando tener el protagonismo de los tiempos de la URSS, un Medio Oriente que sigue siendo explosivo, un sudeste asiático inestable. Una Europa buscando redefinirse y una América Latina en ascuas.

Parecen venirse tiempos difíciles, donde los tambores de guerra buscan su espacio.

diciembre 23, 2016

Desde Arica en tiempos de Navidad

Ya es Navidad, tiempo de celebrar el nacimiento del niño Jesús, de renovar la fe, la esperanza de un mundo mejor, de creer en el ser humano, en nosotros mismos. Me encuentro en Arica, con viejos amigos, con el imponente morro a la vista y su valle de Azapa que se extiende de la mano del esfuerzo humano y de la innovación tecnológica capaz de transformar la aridez del desierto en un vergel en el que destacan los olivos con sus hojas plateadas.

Es tiempo de renovarnos, replantearnos, reflexionar, poner en jaque nuestros comportamientos a la luz de nuestro deber ser. ¿Estamos satisfechos de la vida que llevamos? ¿del mundo en que vivimos? ¿de nuestras actuaciones? ¿de las de los demás? Estas son algunas de las interrogantes que el nacimiento de Jesús invita a formularnos.

Las respuestas que emerjan de tales interrogantes son las que debieran orientar las conductas y decisiones que adoptemos a futuro. Cada uno de nosotros tiene motivos, tanto para estar satisfechos como no satisfechos, por el camino que hemos recorrido hasta la fecha. Sumando y restando cada uno sacará sus cuentas y extraerá las conclusiones, lecciones, decisiones correspondientes.

Esto vale tanto para nuestros ámbitos personales, familiares, laborales como sociales. Son días en los que se nos invita a reforzar los aspectos positivos que se asume deben caracterizarnos. Si aspiramos a vivir en un mundo mejor, la invitación es a ser más generosos, solidarios, colaboradores, a abrir nuestros corazones; a ser más tolerantes, acogedores, consecuentes, dejando atrás egoísmos, resquemores, desconfianzas, dobles estándares.

Estamos en tiempos revueltos con signos negativos. Los fuertes flujos migratorios dan cuenta de las angustias de muchas familias que procuran escapar de hambrunas, persecuciones, pobrezas. La degradación del medio ambiente, el cambio climático, las guerras, entre otros, dan cuenta de una realidad que no podemos soslayar. Una realidad que es consecuencia de nuestras acciones, de nuestras decisiones adoptadas libremente. El nacimiento de Jesús nos interpela directamente a rectificar, a un profundo viraje. En nuestras manos, particularmente en manos de los más poderosos, pero también en cada uno de nosotros, está querer y actuar consecuentemente en armonía con Dios y la naturaleza, esto es, con los demás, con nosotros mismos, y las futuras generaciones.

diciembre 14, 2016

El machismo al desnudo

Al igual que todos los años, la Asociación de Exportadores de Manufacturas (ASEXMA), comandada desde tiempos inmemoriales por el empresario Roberto Fantuzzi, en su cena anual se dio el gustito de regalarle al ministro de Economía, Luis Céspedes, una muñeca inflable. Todo ello bajo la sonriente presencia de dos precandidatos presidenciales de la Nueva Mayoría, Insulza y Guillier, y del propio ministro de Economía.

Una muñeca inflable con un mensaje en su boca donde se lee "para estimular la economía", haciendo una analogía entre las mujeres y la economía, en el sentido que a ambas hay que estimularlas.

La reacción vino con posterioridad, tanto en las redes sociales, como en las diversas esferas políticas. Como en muchos otros casos, los involucrados recién vinieron a percatarse del “desliz” ante la reacción generada y no tardaron en disculparse, partiendo por el propio Fantuzzi.

No se trata de hacer leña del árbol caído, mal que mal acá cayeron en el “desliz” moros y cristianos, de izquierda a derecha, como lo delatan las sonrisas al momento de posar para las fotos que terminaron por dar vuelta al mundo.

La reflexión que cabe es en torno a lo que delata el hecho. Más allá de los avances en términos de género, persiste una sociedad predominantemente machista e hipócrita, que se resiste a batirse en retirada. Persiste la desigualdad en el trato a la mujer, en el acceso a puestos de trabajo, en las remuneraciones, en la educación.

Está quedando atrás una sociedad explícitamente machista, en el que la mujer estaba relegada a funciones domésticas, cuyo rol es procrear y/o ser objeto de deseo para los varones. Se está transitando a una sociedad donde se reconoce que el machismo mata, daña las relaciones humanas, familiares, laborales, afectivas. Por lo tanto el machismo está siendo arrinconado, se está batiendo en retirada, pero sigue existiendo implícitamente, se resiste a morir.

Lo prueban los femicidios, expresión de desesperación de machos que no soportan que la mujer adopte iniciativas, los abandone, reemplace o complemente el rol de proveedores que les ha sido habitual. Machos que no soportan la igualdad de trato.

Tal como el regalo de la muñeca inflable fue un mal signo, la reacción despertada es un buen signo, es señal de una sociedad despierta, que aspira a avanzar hacia la eliminación de un machismo que sigue presente, reprimido o no, y que se resiste a morir.

Es tarea pendiente seguir avanzando a mayor velocidad en este, y en tantos otros temas. Se agradece a Fantuzzi haber puesto el tema sobre la mesa.

diciembre 05, 2016

Todos somos migrantes

Foto de The New York Public Library en Unsplash
Adoptar posturas claras, tajantes, sin medias tintas, consistentes y consecuentes tienden a ser buenas señales, cuando se trata de propuestas positivas, en favor del ser humano. No lo son cuando tales posturas están dirigidas contra grupos de personas, incriminándolas, discriminándolas aduciendo los más diversos motivos.

En USA acaba de triunfar un candidato a la presidencia, Trump, con un discurso basado, entre otros, contra los inmigrantes, en específico, “los ilegales”, sin importar el tiempo que llevan como tales, sus lazos familiares, sus aportes, ni los motivos de su situación, ni que USA fue construido por inmigrantes y arrinconando a los nativos.

Desde antes de Trump, pero especialmente desde su triunfo electoral, las banderas del nacionalismo están recuperando terreno alentadas por las crisis económicas, las incertidumbres, los temores “al otro”, “al distinto”. Olvidamos nuestra común condición humana buscando un chivo expiatorio. Así lo hizo Hitler en la primera mitad del siglo pasado cuando puso la mira en los judíos, los gitanos y todo aquel que no fuese ario, a quienes sindicó como responsables de la crisis económico-financiera en que estaba sumergida Alemania; así lo hizo en la segunda mitad del siglo XX el innombrable y sus compañeros de ruta latinoamericanos vía operación Cóndor, cuando puso el foco en los marxistas, los comunistas, como los responsables de la crisis económico-política que vivía Chile.

Así se está haciendo en el presente siglo en los más diversos rincones del mundo, ahora con el foco puesto en los inmigrantes. En Europa contra quienes provienen de países africanos escapando del hambre y de la guerra en Siria; en USA contra los latinos y musulmanes. En Chile, la derecha se está agarrando de esta veta que le permite emborrachar la perdiz y entroncar tan bien con su filosofía de generar crisis y luego inculpar a terceros.

En Alemania, para frenar a una ultraderecha nacionalista que está tomando vuelo, Merkel ha resuelto repostularse sobre la base de ideas positivas, del aporte de los inmigrantes, de su condición humana, del derecho de todo hombre y mujer a vivir en paz en cualquier lugar del mundo. En Austria, a duras penas acaba de evitarse el triunfo de ese nacionalismo rancio fundado en el temor a quien ve como un enemigo. En USA el nacionalismo está contenido en el reciente triunfo de Trump al amparo del slogan “para volver a ser grandes”, donde una de las medidas para su logro reside en la expulsión de los millones de inmigrantes ilegales que residen en ese país.

No olvidemos que ante todo somos personas, con iguales derechos y deberes, que habitamos un mismo mundo, que no elegimos la familia ni el país en que nacemos. No olvidemos que la inmensa mayoría de las migraciones no son voluntarias, sino consecuencia de circunstancias, persecuciones o en busca de un trabajo esquivo en la tierra que nos vio nacer.

No olvidemos que los delitos son cometidos tanto por chilenos como extranjeros y que los chilenos no tenemos más “derechos” para delinquir que los inmigrantes. No discriminar es de la esencia del verdadero desarrollo. No olvidemos que la tasa de delitos cometidos por inmigrantes no es mayor que la de los chilenos. No nos dejemos llevar por titulares efectistas que ya se están enarbolando en los medios de comunicación.

El nacionalismo es expresión de subdesarrollo, de la explotación del miedo. Resistir esta tentación es uno de los grandes desafíos que tenemos por delante. El nacionalismo ignora los aportes y la riqueza que traen consigo los migrantes.

Por ello, con mucha fuerza proclamo: todos somos migrantes!

diciembre 02, 2016

Cuba sin Fidel

Photo by Guille Álvarez on Unsplash

Escribo estas líneas a una semana de la muerte de Fidel y a 4 meses de haber estado por primera vez en Cuba, cuando tuve la oportunidad de entrevistarlo imaginariamente.

Los ríos de tinta que se han escrito se explican por la particular personalidad de Fidel, porque gobernó por casi medio siglo una isla que por su tamaño no tiene mayor significación, pero que sí la tuvo por su posición geográfica; se explican porque le plantó cara al imperio de entonces, USA, sin el más mínimo escrúpulo; porque bajo nuestros parámetros su gobierno tuvo las características que identifican a las dictaduras.

A mediados de la década de los 50, Fidel encabezó una resistencia de guerrillas tanto urbanas como rurales que logró concitar un amplio apoyo popular y que culmina el día de año nuevo del 59 con el derrocamiento de Batista.

Desde entonces, Fidel ha sido el líder indiscutido, por su capacidad para encabezar una revolución capaz de derrotar a una dictadura amparada por los norteamericanos. Dictadura que se caracterizaba por la corrupción, el enriquecimiento de los poderosos y las mafias que dominaban la economía cubana y explotaban los negocios de la prostitución, las drogas y los juegos. Cuba era el patio trasero de Estados Unidos. Todo ello en tiempos de gobiernos latinoamericanos rastreros y obsecuentes a los intereses norteamericanos.

La figura de Fidel tuvo su época de oro en la década de los 60 y 70, en plena guerra fría. De ser un país dependiente de USA con la dictadura de Fulgencio Batista, bajo Fidel, pasó a depender de la Unión Soviética. Hasta la fecha se discute si ello fue consecuencia del bloqueo norteamericano que lo forzó a abrazar el comunismo en plena guerra fría, o si lo fue por sus convicciones que en su momento mantuvo ocultas.

La estrella de Fidel se empieza a apagar a fines de los 80 con la caída del muro de Berlín y el derrumbe del imperio soviético. Las dificultades en Cuba se ven incrementadas desde la década de los 90 en consideración a un contexto internacional muy distinto.

Los valores de los indicadores sociales de Cuba bajo Fidel son positivos al lado de los de muchos de nuestros países. En términos del nivel educacional y de salud de su población, nos superan con creces. De hecho, los sectores de más bajos ingresos tienen acceso a servicios educacionales y de salud que acá no tienen.

Fidel no fue ni es santo de mi devoción, como no lo es ninguno de los dictadores ni ningún gobierno sin contrapesos, cualquiera sea su signo, capaz de vulnerar los derechos humanos en circunstancias que ellos mismos califican como excepcionales. No quiero tener doble estándar en esta materia ni en ninguna otra. Estimo que no existe circunstancia excepcional alguna que justifique atropello alguno a ninguna vida humana.

Con la muerte de Fidel, Cuba inicia una nueva fase. A su hermano Raúl le toca transitar hacia una nueva Cuba. El riesgo de que Cuba vuelva a ser lo que fue, y sea recapturado por los intereses económicos norteamericanos está y estará siempre presente. La independencia de Cuba, al igual que la de todos nuestros países sigue siendo una tarea pendiente.