noviembre 28, 2018

Las economías de los invisibles


Recientemente tuvo lugar en Talca la presentación de un libro, de reciente edición, que lleva por título el que encabeza esta columna. Desde Limache, donde vive, vino uno de sus coautores, y la presentación la hizo un destacado doctor en filosofía y profesor universitario residente en Talca.

Escrito por cinco destacados investigadores universitarios, el libro da cuenta en cinco capítulos de diversas formas de organización para subsistir, salir adelante, por parte de los invisibles, aquellos que no están en las páginas sociales, los marginados, los precarizados, los que se las tienen que arreglar como sea, en la realidad que viven, la real, no la ficticia. Trata de las economías de estos mundos, la de los invisibles, la de los millones de personas que no cuentan porque no tienen nada, no tienen poder de compra ni de endeudamiento, aunque seas persona. No hay que olvidar que bajo el paradigma de la economía neoliberal para que cuentes, debes tener capacidad de compra y de endeudamiento. De lo contrario, no existes.

Se nos ofrece una mirada optimista bosquejando pistas para la construcción de un futuro más promisorio a partir de distintas experiencias vividas y compartidas por los autores. Experiencias basadas en una mirada de la economía distinta a la convencional dominante que se presenta a sí misma como si fuese la única posible y que desprecia formas de organización económica alternativas. Así como se habla de sistemas políticos totalitarios, también podríamos afirmar que el actual sistema económico que nos rige tiene un fuerte tinte totalitario. Lo peor de todo es que esta mirada tiende a extenderse y reproducirse en círculos académicos sin mayor reflexión.

Este libro nos hace ver que sí existen otros sistemas económicos distintos al actual, y lo hace dando a conocer de distintas experiencias, tanto en México, Sudáfrica y Chile. En México, mediante la creación de una moneda de trueque comunitaria y complementaria que ha logrado extenderse a 16 de los 32 estados que componen el país. En Chile, a través del resurgimiento de cooperativas enraizadas en territorios locales, destacándose las experiencias de la Federación Trisol, la Red de Semillas Libres, Juntos Compremos, de un Preuniversitario Popular y de una Farmacia Popular. En Sudáfrica se ha estado implementando un innovador programa de empleo público que cataliza el desarrollo comunitario, programa que nació como consecuencia de la frustración producida por políticas convencionales de combate a la pobreza.

Todas estas experiencias están basadas en una concepción de la economía muy distinta a la que estamos acostumbrados, una economía solidaria de respeto, en armonía con nosotros mismos y con los demás, así como con la naturaleza, basada en lo mejor de cada uno de nosotros, no en lo peor.

De ahí la relevancia de este libro escrito a cinco voces.

noviembre 27, 2018

La competencia para emprender

Photo by Austin Distel on Unsplash
Desde que tengo uso de razón, si es que tengo alguna, de tanto conjugar los verbos crear, innovar y emprender, hace rato que debiésemos haber salido del subdesarrollo. Desafortunadamente, aparte de cursos, seminarios, coaching, talleres y exposiciones, en la práctica, bien poco se ha creado, innovado y emprendido en nuestro país. No quiero ni pensar en todo lo que se ha invertido para promover la creatividad, la innovación y el emprendimiento.

No se trata de afirmar que no se ha creado, ni innovado ni emprendido nada, pero desafortunadamente lo que se ha hecho ha sido marginal, no ha tenido mayor impacto, no nos ha permitido saltar hacia el desarrollo. Nuestra canasta exportadora sigue estando dominada por la extracción de nuestros recursos naturales sin mayor valor agregado.

De la teoría a la praxis, todo indica que hay mucho trecho. En este país pareciera que renta más comprar lo que ya existe, administrar lo que se hereda, antes que crear, innovar y/o emprender. Basta ver qué ha hecho la mayoría de los superricos, ese 0,1% de la población activa. A este segmento poblacional le sobran espaldas financieras, las mismas que les faltan a los demás.

No es broma crear, innovar o emprender. Se requiere fuerza interior, espíritu de lucha, autoestima, ganas, propensión al riesgo, convicción, responsabilidad, perseverancia, mente abierta –open mind-, buscar soluciones a los problemas y las necesidades de las personas, antes que crear nuevas necesidades. Y una ética intachable capaz de resistir los atajos que ofrece la corrupción que inhibe cualquier emprendimiento.

La competencia para emprender suele tener una connotación más económica vinculada a la generación del autoempleo, al inicio de una nueva actividad conducente a crear valor, y que por tanto mira al mercado, al igual que innovar. Sin embargo, de lo dicho más arriba, no necesariamente es así. Se puede emprender sin que ello esté asociado a un nuevo proyecto o una nueva empresa. La competencia para emprender no se agota en ello, sino que va más allá, incluye una disposición para crear, innovar, confianza en sí mismo. Una disposición a fracasar una y otra vez sin amilanarse, sabiendo que el camino al éxito está empedrado de fracasos. En consecuencia, lo peor que podemos hacer es castigar el fracaso, puesto que al hacerlo estamos inhibiendo todo propósito de emprendimiento. El éxito sin esfuerzo, no es tal, es simple volador de luces.

Todas estas son cualidades que debemos tener todos, empleadores y empleados, por lo que emprendedores debiésemos ser todos. Pero claro, otra cosa es con guitarra.

noviembre 22, 2018

Un asesinato puro y duro

Digámoslo sin ambages, sin pelos en la lengua: la muerte de Camilo Catrillanca fue un asesinato puro y duro, cometido por fuerzas especiales del Estado, financiado con recursos de todos los chilenos. Un asesinato por la espalda sin que haya mediado delito, provocación ni fuga alguna.

Hasta ahora no he encontrado razones que lo expliquen ni justifiquen. Las versiones iniciales lo vinculaban a un robo de vehículos, avalado por el intendente de la región, la máxima autoridad política. Incluso llegó a afirmar que tenía antecedentes penales. Todo falso de falsedad absoluta.

Un medio de comunicación verspertino, La Segunda, en su portada afirmó que Carabineros tenía videos que confirmarían lo señalado. Afirmación acompañada de fotos con las fuerzas especiales uniformadas cuyos cascos portaban cámaras filmadoras de los acontecimientos. Al otro día, en el diario matutino La Tercera, la portada dice lo contrario: no hay video alguno!

¿Qué pasó en el interín? Las tarjetas de memoria fueron destruidas, “cortadas” con tijera! Se borró todo testimonio de los hechos. ¿Qué interesaba borrar? Los comportamientos, los hechos, delitos cometidos, no por los mapuches, sino por los uniformados, por agentes del Estado, por quienes tienen la obligación de proveernos seguridad, de protegernos de quienes delinquen.

Con la destrucción de las tarjetas de memoria, y las declaraciones del menor que acompañaba a Camilo, se derrumbó el castillo de mentiras que se estaba construyendo. Cuando el gobierno se percató que todo se le escapaba de las manos, que se vería arrastrado al abismo ante hechos que a estas alturas eran indesmentibles, no pudo más que aceptar, reconocer el derrumbe, la sarta de cuentos en los que se había visto envuelto. Y el costo político lo pagó el intendente con su renuncia por comprarse a ciegas las mentiras provenientes desde las fuerzas de carabineros. Su alto mando aún no paga las consecuencias de sus subordinados. Como siempre, el hilo se está cortando por lo más delgado.

En concreto, el asesinato se produjo en la región de la Araucanía donde existe la mayor proporción de mapuche; la región donde la derecha obtuvo la mayor proporción de votos en las últimas elecciones presidencial y parlamentaria; la región más militarizada del país. Una vez más, la víctima, un mapuche. Parece masoquismo. Votan por quienes más los reprimen. Como las víctimas que enamoran de su victimario, de quien lo tortura. Como para agarrarse la cabeza.

¿Hasta cuándo? ¿Cuándo nos sentaremos a conversar frente a frente, de verdad, con todas las cartas sobre la mesa en vez de armas? Solo entonces, mirándonos a los ojos, sin prejuicios, podremos aspirar a una paz duradera, verdadera. La violencia solo es portadora de más violencia, muertes, y vivir con las manos manchadas de sangre. Más vale vivir con las manos limpias.

noviembre 15, 2018

Fake news

Últimamente han aparecido expresiones anglosajonas de difícil traducción, siendo una de ellas las fake news: hacen referencia a noticias falsas que se hacen pasar como ciertas con el propósito de desinformar y/o engañar deliberadamente y que se difunden a través de los más diversos medios de comunicación. Si bien las fake news han existido desde siempre, su “popularidad” actual se explica esencialmente gracias a su altísima velocidad de propagación a través de las redes sociales –twitter, Facebook, whatsapp- y a su influencia en los resultados de elecciones políticas de muchos países, menoscabando, depreciando el valor de la democracia.

En el ámbito político, su intención es inducir a error en la decisión de voto mintiendo descaradamente a favor de unos y en detrimento de otros. Si bien esto no es nuevo, su fuerza en los tiempos que vivimos reside en que hoy se dispone de una red de comunicación social que no existía en el pasado: las famosas redes sociales que permiten esparcir noticias falsas como reguero de pólvora.

A ello debemos agregar: a) la portentosa la capacidad actual de almacenamiento de datos, que ha dado origen a los “big data” para registrar nuestros datos personales; b) la posibilidad de rastrear nuestras actividades en las redes sociales; y c) el desarrollo de algoritmos capaces de extraer una tipología de perfiles de comportamientos.

Todo ello está permitiendo que se difundan, a velocidad de crucero, las mentiras –las fake news- más apropiadas de acuerdo al perfil que se haya confeccionado para cada uno de nosotros. Lo prueba la última elección presidencial brasileña, donde el ganador, Bolsonaro hizo uso y abuso de ellas, sembrando de dudas la legitimidad de su elección.

Para que todo ocurra, los responsables de generar fake news deben ser personas sin sentido ético-moral alguno, y al otro lado, quienes reciben las fake news, deben ser personas sin capacidad para filtrar información, discernir, reflexionar, poner en duda la credibilidad de lo que se está leyendo. De allí que en los tiempos que vivimos la buena educación esté basada en valores y un profundo sentido ético-moral, y que nos provea de la capacidad para ver bajo el agua, pensar, reflexionar, discernir, separar la paja del polvo, esto es, la mentira de la verdad.

Así de simple, así de complejo.

noviembre 08, 2018

La pirámide de Maslow

Hace un par de días tuve una interesante conversación en torno a los últimos resultados electorales que se están registrando en el mundo, con una tendencia al autoritarismo en lo político y el neoliberalismo en lo económico. Mi interlocutor, un destacado profesor que periódicamente nos entrega anécdotas históricas a través de las redes sociales, me sorprendió al fundamentar lo que estaba ocurriendo con la pirámide de Maslow, la que desconocía por completo, por lo que me puse a indagar.

Esta pirámide tiene el nombre de su creador, Abraham Maslow, uno de los fundadores de la psicología humanista, donde establece una jerarquía de necesidades del ser humano que han de satisfacerse en la búsqueda de su más plena autorrealización. Bajo esta teoría se asume que nuestras acciones están guiadas por el objetivo de satisfacer un conjunto de necesidades que se encuentran en distintos niveles. Según el nivel en que nos encontremos de satisfacción, serían nuestros comportamientos y decisiones que adoptemos.

Según Maslow, son seis los niveles con que plantea su teoría. El primero, que está en la base de la pirámide la jerarquía, incluye las necesidades más básicas que tienen que ver con la supervivencia física, las que incluyen comer, respirar, dormir. Satisfechas estas necesidades, se pasa a un segundo nivel, asociado al miedo, esto es, a la necesidad de contar con seguridad física, de protección, de mantener lo que se tiene, de poder mantener satisfechas las necesidades básicas. Luego viene el nivel de asociación vinculado a la satisfacción de necesidades sociales, de relacionarse afectivamente con la familia y las amistades para sentir amor y sentido de pertenencia. Más arriba se encuentra el nivel correspondiente a la necesidad de ser reconocidos, respetados, valorados y que tienen que ver con la confianza y la autoestima, esto es, de sentirse bien con uno mismo. Por último, está el nivel más alto de desarrollo personal, que apunta a la necesidad de autorrealización, de desarrollo personal, espiritual, de darle un sentido a nuestra existencia mediante el desarrollo de todo nuestro potencial para una vida más plena.

Conocidos estos niveles cabe preguntarse en qué nivel se encuentra cada uno de nosotros. El ideal es estar en el nivel superior, el que supone el pleno desarrollo personal. Desgraciadamente la mayoría no lo está.

Aplicada esta pirámide a nivel de los países también podríamos preguntarnos lo mismo. ¿Dónde estamos? Los resultados de las elecciones y las posturas de los distintos partidos políticos parecen estar dándonos algunas pistas para responder la pregunta. En efecto, cuando las necesidades más básicas o biológicas se dan casi por satisfechas –comer, dormir, respirar, etc.-, especialmente para quienes han logrado salir de la extrema pobreza material, el miedo y las necesidades de seguridad y protección pasan a tener una mayor relevancia. Esto se da particularmente entre quienes se han sumergido en una suerte de consumo insaciable.

Allí donde la derecha y la ultraderecha están ganando elecciones parece ser que es porque escuchan y/o recogen esta búsqueda de protección y de seguridad de la población, de mejor manera que sus oponentes políticos.

Le haría bien al centro y a la izquierda reflexionar en profundidad sobre el tema, y la sociedad en que se inserta, para proponer políticas de seguridad que la población perciba como más confiables, humanas y eficientes que las que nos proponen quienes se están imponiendo mediante un discurso que menoscaba la democracia ensalzando el militarismo, el autoritarismo y el neoliberalismo.

Fuente de la imagen:
http://www.laboratorioti.com/2018/02/12/la-famosa-piramide-maslow-tienes-saber-motivar-gente/

noviembre 01, 2018

Bolsonaro: la democracia jaqueada

En las recientes elecciones en Brasil, tal como se esperaba -o temía-, Bolsonaro, un excapitán de la reserva del ejército brasileño, emergió como el presidente electo. Una ventaja de 10 puntos da cuenta de su triunfo indiscutible, y de una derrota sin atenuantes para su adversario, Haddad, abanderado del Partido de los Trabajadores (PT).

Cuesta asimilar el viraje que representa este resultado, así como sus fundamentos y vaticinar lo que viene. Respecto de los motivos, los partidarios de Bolsonaro ponen el acento en la inseguridad reinante con motivo de los elevados niveles de corrupción y violencia; sus rivales apuntan a la persecución sufrida por el PT, alentada desde las redes sociales mediante la proliferación de noticias falsas (fake news).

También están quienes afirman que lo que se está dando es la ley del péndulo, esto es, un movimiento de la izquierda hacia la derecha y que no sería exclusivo de Brasil. De ser cierta esta apreciación se podría pensar en un giro desde una izquierda moderada hacia una derecha moderada. Pero si nos atenemos al contenido de la campaña, a las características de Bolsonaro, así como a sus pensamientos, expresiones y conductas, representa a una ultraderecha nacionalista, militarista. Por lo tanto, el péndulo se habría movido no de un extremo a otro, sino que de una versión moderada a una extremista, porque en ningún caso se podría sostener que tanto Lula como Dilma hayan representado y aplicado políticas de extrema izquierda. Más bien al contrario, procuraron avanzar en sus políticas a punta de acuerdos y negociaciones dentro de un sistema político marcado por el caudillismo y el personalismo. Visto así, el resultado simboliza un fracaso de la política con mayúscula, esto es, entendida como el arte de la negociación para la resolución pacífica, civilizada de los conflictos entre los distintos grupos de interés que conforman una sociedad. Y por lo mismo, un triunfo de las soluciones militares, no negociadas.

De allí que resulta un tanto doloroso, y en cierto modo un contrasentido, que por la vía democrática haya triunfado un candidato cuyo pensamiento se aleja mucho de lo que entendemos por democracia.

Lo expuesto invita a la reflexión por parte de quienes creemos firmemente en la democracia sin apellidos, y muy especialmente a la izquierda. Si nos remitimos a la búsqueda de seguridad ante la violencia y la corrupción imperantes como causales del triunfo de Bolsonaro, entonces significa que la izquierda no sintonizó con esta demanda regalándole estas banderas.

Para la izquierda moderada lo ocurrido también invita a repensar las modalidades bajo las cuales negocia con quienes tiene al frente para no caer en riesgo de ser cooptada, desnaturalizada o corrompida. De lo contrario, la ciudadanía castiga mucho más a la izquierda que a la derecha, y pierde su principal atributo diferenciador: el ético-moral.

Sin perjuicio de lo señalado, el nombramiento de Sergio Moro como Ministro de Justicia, habiendo sido el responsable de la operación Lava Jato destinada a combatir la corrupción y el lavado de dinero, que condujo al enjuiciamiento a Lula, a su inhabilitación como candidato, y a su condena y encarcelamiento, invita a sospechar, por decir lo menos, en un juego sucio.

Se puede pensar que Moro que fue premiado por encabezar el combate a la corrupción para que continúe su tarea ahora al frente de un ministerio. Sí, pero también es lícito pensar que fue galardonado por ser el responsable de haber dejado fuera de carrera a quien era el candidato que punteaba en las encuestas y que posibilitó el triunfo de Bolsonaro.

Por último no puedo dejar de mencionar el tema del impacto de los fake news que se esparcen como reguero de pólvora vía redes sociales sobre las nuevas tecnologías de información. Los medios de comunicación tradicionales, así como los partidos políticos parecen estar sobrepasados, perdiendo influencia a favor de cerebros grises en las sombras capaces de multiplicar al por mayor noticias falsas.

Habrá que ver qué es lo que viene porque en estos tiempos postmodernos todo parece darse vuelta.