diciembre 26, 2013

Los jóvenes: la hora de las decisiones


Al momento de egresar de la enseñanza media, los jóvenes inician un proceso de decisiones de consecuencias no menores. La primera se relaciona con el camino seguir de entre las alternativas disponibles: ingresar al mundo laboral, o continuar estudios en la educación superior. Cualquiera de estos caminos plantea exigencias, obstáculos a vencer.

La decisión de ingresar al mundo laboral, tiene sentido si se tiene aversión por el estudio, limitaciones intelectuales, necesidades económicas inmediatas y/o tenerse un especial olfato para los negocios y/o de las oportunidades existentes en el mercado. Cualquiera sea la causa, por lo general este no es un camino corto, sino que por el contrario, es un camino largo, de esfuerzo, para salir adelante.

Cada vez son más quienes optan por continuar estudios superiores, en cuyo caso se hace necesario descifrar las opciones que se tienen por delante. La serie de decisiones a adoptar parte por si estudiar una carrera profesional o técnica. En este último caso, la alternativa son los centros de formación técnica. Se trata de una alternativa atractiva para quienes desean estudiar una carrera de no más de 4 años, eminentemente práctica, y de menor costo que una carrera profesional. Considerando el déficits de técnicos existentes en el país, se asume que la demanda por ellos debiera ir en ascenso, aunque deben vencerse los prejuicios existentes en relación a los universitarios. Lo mismo vale respecto de quienes egresen de institutos profesionales.

Si la opción es estudiar en alguna universidad, primero se debe tener claro qué carrera escoger, y luego en qué institución, no al revés. Para definir la carrera a seguir, lo más importante es escuchar lo que nos dice la vocación que anida en cada uno de nosotros. Los que la tienen clara desde su infancia, no tienen por dónde perderse. Cuando la vocación no está claramente definida, la segunda variable a considerar es la capacidad, las aptitudes que se tienen para uno u otro camino, esto es, si uno tiene dedos para el piano o no. Se aconseja fuertemente estudiar aquello para lo cual se tienen facilidades que permiten aprender más rápidamente, sin tanto esfuerzo. La tercera y última variable a considerar, es el mercado laboral, la que aconsejo solo si tanto la vocación como las aptitudes que se tienen son difusas, no están claramente identificadas.

No hay por donde perderse: primero, la vocación; luego las aptitudes; y solo al final, las posibilidades de encontrar trabajo y las remuneraciones esperadas. Una vez decidida la carrera a estudiar, viene la última definición: ¿en qué universidad? Dilema no menor en una realidad marcada por publicidad engañosa, subliminal, distorsionadora. ¿Cómo distinguir las universidades de verdad de aquellas cuyos fines no confesados no son sino el lucro o la segregación o la infiltración ideológica? Hay evidencias de que las mejores universidades no son las que lucran, ni las que segregan económica o socialmente, ni las que tienen un sesgo ideológico o religioso.

Teniendo identificada la carrera que se quiere estudiar, debe escogerse la universidad donde la carrera esté acreditada por el mayor número de años como una forma de asegurarse que el plantel cuenta con un buen cuerpo docente, estable, comprometido, con una infraestructura física, propia, no arrendada, amplia, acogedora, abierta, como se entiende que debe ser un campus universitario.

Los jóvenes de hoy no la tienen fácil pues deben tomar decisiones trascendentales para su vida que en un pasado no muy remoto eran tomadas por sus viejos, pero que en los nuevos tiempos son impensables, ya sea porque los propios jóvenes han decidido tomar el toro por las astas, como porque los propios viejos han renunciado a ello.

diciembre 18, 2013

Fin de año: muchas felicidades a tod@s @s amig@s visitantes!!!!!

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO!!!!


El fenómeno de la abstención

Los resultados de la segunda vuelta presidencial fueron lapidarios para una derecha que aún no logra entender qué pasó. Hasta último minuto, no pocos se aferraban a la esperanza de un vuelco, de una sorpresa, incluso a un milagro bíblico, sobre todo por parte de jóvenes que han sido penetrados por una droga inoculada por los medios de comunicación “serios” y “expertos” economistas, la del libre mercado.

No logran entender lo que ha pasado. Se agarran la cabeza pensando en lo estúpidos que deben ser quienes votaron por la otra opción cuando el país navega rumbo al paraíso bajo la conducción de un gobierno serio, el de los mejores, de excelencia, que en aguas turbulentas, ha logrado un crecimiento sostenido, una inflación controlada, y altos niveles de empleo. Convencidos están que el país se ha farreado la oportunidad de darle continuidad a una política y un modelo admirado en el mundo entero, pero rechazado en nuestro querido chilito.

Y como para obviar la envergadura de la derrota, y la contundencia de la victoria de Michelle, inapelable y sin parangón en las últimas décadas, en tres elecciones sucesivas, los perdedores buscan poner el acento en el fenómeno de la abstención. Incluso más, han tenido la osadía de pretender llevar agua a su molina por la vía de puntualizar que ella sería una señal de que la gente está contenta, que no quiere grandes cambios, y que por lo mismo, no le pareció importante ir a votar.

En Chile, siempre ha habido abstención, lo que ocurre es que ella se transparentó, se sinceró, por la vía de la inscripción automática y el voto voluntario. En el pasado, se expresaba en lo fundamental por la vía de la no inscripción, una suerte de abstención perpetua. Ahora en cambio, ella se ha puesto sobre la mesa, descarnadamente, y su magnitud es similar a la de otros países con mayor y similar nivel de desarrollo al nuestro, como es el caso de Suiza y Colombia. No hay nada nuevo bajo el sol como se nos quiere aparecer.

Por otra parte, la abstención no tiene una única cara: puede ser reflejo de una elección con un muy bajo grado de incertidumbre, donde desde la propia derecha se oían voces de que era carrera corrida para la oposición; de quienes consideran que es perder el tiempo ir a votar porque sienten que en lo personal no ganan nada; de quienes rechazan lo que llaman el duopolio; de quienes han dejado de soñar y caído en el cosismo, el individualismo, el descreimiento; del encumbramiento del poder económico-financiero y el relegamiento del poder político a un rol irrelevante.

En todo caso, un elevado nivel de abstención es un problema que debe ser abordado con altura, relevando lo público respecto de lo privado, el bien común, la ética en nuestro comportamiento diario con nuestros semejantes, educando y formando, no para competir desaforadamente, sino para colaborar, compartir, integrar y construir juntos, sin discriminar, sin segregar, sin abusar. Esto es lo que hay que rescatar del holgado triunfo de Michelle.

diciembre 13, 2013

Rankings: lo bueno y lo malo

Los rankings parecen vivir tiempos de gloria en medio de una aparente creciente competitividad. Aparente porque muchas veces la realidad no es lo que parece; creciente, porque se nos hace creer que los mercados son cada vez más competitivos. Sin embargo, no deja de ser una paradoja que los distintos mercados están siendo cubiertos cada vez por menos empresas: cientos de farmacias han ido desapareciendo en beneficio de unas pocas cadenas que se dan el lujo de coludirse; las decenas de bancos existentes en un pasado no remoto, algunos de ellos de carácter regional, entre ellos el de Talca, Osorno y La Unión, han sido absorbidos por grandes bancos que operan ante indefensos consumidores, ya sea por la existencia de letra chica, como por la mala educación de consumidores incapaces de leer, descifrar e interpretar la letra chica que acompaña toda documentación donde uno tiene que poner su firma o su huella.

En este contexto, los rankings hacen su agosto, simulando una competencia que de tal, tiene muy poco. Un ranking no es bueno ni malo per se, pero no es neutro. Depende del ranking. Un ranking no es más que un ordenamiento de un conjunto de elementos –que pueden ser farmacias, alumnos, bancos, universidades, establecimientos comerciales, etc.- en base a los valores que asume algún criterio, variable o atributo, o conjuntos de criterios, variables o atributos específicos. Todo ranking aspira comparar los elementos en cuestión, sean estas universidades, farmacias o bancos. Pero solo tiene sentido comparaciones entre “iguales” o “similares”, sobre todo cuando se trata de comparar resultados. En caso contrario, los rankings lo que hacen es inducir sesgadamente la toma de decisiones.

A modo de ejemplo es un despropósito comparar los resultados SIMCE o PSU de establecimientos cuyos alumnos provienen de establecimientos municipales con aquellos que vienen de colegios particular pagados de La Dehesa o Las Condes. Es como comparar peras con manzanas. Además de que no se le pueden pedir peras al olmo.

Recientemente tuve el privilegio de hacer un ejercicio en un taller con un significativo grupo de profesionales, respecto de lo bueno y lo malo de los rankings. Los resultados fueron sumamente ilustrativos. Entre lo malo, se identificó su tendencia a:
  • La exacerbación de la competencia entre componentes no siempre iguales en entornos donde la cooperación debiese ser un valor, como es el caso de los ambientes educacionales;
  • La segregación, marginando a unos y seleccionando a otros, con miras a “mejorar” una posición;
  • La generación de prejuicios entre quienes se guían por los rankings sin preocupación respecto de la fórmula de cálculo empleada ni de la validez de los datos que los sustentan;
  • Su manipulación por parte de los interesados en mostrar los rankings que los favorecen y ocultar los que no los favorecen; y
  • La potenciación de un modelo de sociedad –político, económico, social y cultural- neoliberal.

Pero junto con lo malo, también se identificó lo bueno de los rankings, destacándose la posibilidad de:
  • Una visualización de una particular realidad en torno a un tema en particular;
  • Una comparación orientada al mejoramiento;
  • La adopción de decisiones orientadas a superar debilidades y la correspondiente focalización de acciones a emprender;
  • La verificación de los progresos o retrocesos en relación a terceros o a si mismo en el tiempo.

Recientemente, el Ministerio de Educación ha propuesto una nueva metodología para la determinación del arancel de referencia, que tiene como característica central tomar en consideración la empleabilidad del profesional que egresa del establecimiento. ¿Qué relación tiene esto con el tema de los rankings?

Nelson Mandela


Mi modesto homenaje a Nelson Mandela: una vida memorable ....

diciembre 12, 2013

Votar o no votar

Este domingo es la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile y las opciones que se tienen por delante abstenerse, votar nulo o en blanco, o por una de las candidatas en carrera. Entre mis amistades tengo de todo, no distribuidos uniformemente, pero tampoco parapetados en una única postura.

Quienes no voten, que muy probablemente sean los más, y de hecho probablemente la señora “abstención” sea la candidata ganadora, lo harán por los más diversos motivos. Están aquellos que no habían estado inscritos, como una manera de hacerle el quite al voto obligatorio, hasta que vino la inscripción automática y voto voluntario, como aquellos que votaban porque en su momento se inscribieron y ahora aprovechan que el voto dejó de ser obligatorio.

Se abstienen quienes a la fecha tienen más motivos para no votar que para lo contrario. Los motivos van desde que “votar no me cambiará la vida” hasta el rechazo a lo que llaman el duopolio que el sistema electoral binominal ha generado o el rechazo a la política en general, tal cual se expresa, o a lo que denominan la clase política.
Efectivamente, un voto no cambiará la vida de nadie, pero muchos votos sí pueden cambiarla. Tal como un grano de arena no da origen a una montaña, muchos granos de arena si la generan. Uno es parte de un todo. Si todos votamos podemos orientar al país hacia los objetivos que se aspiran.

No votar por oposición al duopolio Concertación-Alianza, es quedarse atrapado en un pasado que quedó atrás. Ni la Concertación ni la Alianza existen actualmente, pues han quedado sobrepasados. Una y otra coalición cumplieron un ciclo histórico, uno para derrotar a la dictadura, y el otro para defender su legado. Ambas coaliciones cumplieron exitosamente su misión: la Concertación derrotó, no solo electoralmente a la dictadura, sino que culturalmente. La Concertación es fruto de la rebeldía, del rechazo a los atropellos a los DDHH, de la promoción de las libertades políticas y de la resolución civilizada, no militarizada de los conflictos. Hoy por hoy, estas ideas ya están fuertemente instaladas mayoritariamente en la sociedad. A pesar del desprestigio de la clase política, son pocos los que piensan en volver atrás, en la necesidad de un “nuevo Pinochet”.

Por su parte, la Alianza logró mantener incólume la defensa de su legado, el modelo económico que tenemos, donde la sociedad se confunde con un mercado en todos los ámbitos, incluidos el de la educación, la previsión y la salud, convertidos todos ellos en bienes de consumo.

Las mayorías que ha tenido la Concertación fueron suficientes para reducir la pobreza, pero no para reducir las desigualdades y la precariedad de la vida diaria por parte de quienes han logrado escapar de la pobreza, pero que en cualquier momento pueden volver a caer en ella. El modelo político-económico que tenemos requiere cambios sustantivos, de envergadura, que pongan fin a los abusos, que miren más las externalidades positivas que generan gozar de una buena educación, una buena salud, una buena previsión. Quienes no votan, no contribuyen en nada a tales cambios, que solo son posibles con grandes mayorías.

Esto no significa que votando se aseguren tales cambios, pero sí asegura que sean más probables, y sí asegura que los cambios que muchos desean no se produzcan. Es una suerte de profecía autocumplida. No voto, porque no va a pasar nada, lo que efectivamente ocurrirá al no votar. Si la mitad del país no vota, por más mayoría que tenga quien triunfe en las elecciones, no tendrá las espaldas suficientes para tomar las decisiones que muchos de quienes no votan quisieran. A modo de ejemplo, si la candidata ganadora lo hace con un 60% de los votos, pero solo votó la mitad de quienes están habilitados para votar, significa que del universo electoral, solo un 30% votó por ella. Entonces, ¿con qué respaldo podrá emprender las acciones que muchos de quienes no votan aspiran?

En democracia, el voto es el instrumento clave, no la voz de la calle. La calle sirve para complementar, para expresarse, pero ningún gobernante puede adoptar decisiones en base a lo que diga la calle y a espaldas de quienes fueron elegidos, en tanto estos representan a las mayorías expresadas en las urnas. La voz de “la calle” tiene sentido en la medida que “la calle” vote, en caso contrario se transforma en un poder fáctico, como todos aquellos que repudiamos. Solo que en vez de estar en la sombra, lo hace a cara descubierta o encapuchado. La voz de “la calle” tiene sentido cuando quienes nos representan en las instituciones que se ha dado la democracia, no cumplen lo que prometen, o no estamos debidamente representados, lo que en cierta manera ocurre con el sistemita electoral que tenemos.

Por todo lo expresado, mi decisión es votar e invitar a votar a quienes lean estas líneas. Tengo la convicción de que no votando es más probable que las cosas se den como no quiero que se den.

No votaré por Evelyn ya sea porque no comulga en mi parroquia, como porque no me gusta quienes se visten con ropaje ajeno. Pretender ganar con un eslógan como “por un país más justo” cuando el modelo que preconiza tiende a exacerbar la injusticia, la segregación, y que por lo demás sus ideólogos no visualizan negativamente porque la encuentran consustancial a la naturaleza humana, me parece un despropósito. Y para rematarla, ahora habla de “cambios revolucionarios” en circunstancias que su sector ha sido el muro de contención de tales cambios que denomina como “revolucionarios”. Se equivoca si cree que los abusos se podrán eliminar bajo el modelo económico desregulado que tenemos. No quiero tener una gata a cargo de la carnicería.

Por lo expuesto, mi voto será por Michelle. Respeto a quienes desconfían, no se hacen muchas ilusiones, a quienes no voten por Michelle, quienes lo harán por motivos más que plausibles. Sin embargo, mi opción es Michelle. Lo es por los más diversos motivos, por trayectoria de vida, le creo, le tengo confianza. Me fío más de sus dudas que de las certezas de Evelyn. Michelle es buena onda, tranquila, humana, acogedora, cree en lo que yo creo, sabe que el país necesita otro rumbo, más cooperación, menos competencia desenfrenada, más y mejores trabajos, menos precariedad, un país a escala humana. Sabe que entre todos y todas podemos, sin exclusiones. Guardando las proporciones, siento que Michelle representa lo que Mandela representa a nivel mundial.

Voto por Michelle porque para hacer lo que hay que hacer, necesita una victoria contundente, abrumadora, que la empodere, que le de fuerza. No se trata de dar vuelta el país, se trata de enderezarlo! Una vez más se trata de decidir en torno al país que queremos.

En consecuencia, voto, e invito a votar este domingo por Michelle, con alegría, con esperanza, con fe de que “si, se puede”.

diciembre 05, 2013

LLueve sobre mojado

A la candidatura oficialista de Evelyn parece lloverle sobre mojado todos los días. A lo largo de la campaña no le han faltado las malas noticias. Le sobran por uno u otro motivo, sin parar, como si de una mala racha o de una confabulación se tratara.

No resulta fácil encontrar las razones para explicarse el actual estado de la campaña de Evelyn. No resulta fácil a la luz de las cifras que se manejan desde las esferas de gobierno. Crecimiento sin parangón, inflación bajo control, negocios florecientes, bajas tasas de desempleo rayanas en el pleno empleo. Esta triada no la tiene cualquier gobierno. De allí que se agarren de la cabeza frente a la posibilidad de que se les escape el control del próximo gobierno que emergerá de las urnas en los próximos días.

Desafortunadamente para sus adherentes, la sarta de errores no forzados, junto con algunos forzados ha conducido a la candidatura de Evelyn hacia una suerte de crónica de una derrota anunciada.

Entre los primeros se cuentan las bajadas y subidas de candidatos. Evelyn no es sino la culminación de esta serie que se inicia con la subida de Golborne por parte de la UDI, animada por competir en el plano de la simpatía o la sonrisa, y que a poco andar se desploma ante las denuncias de intereses usureros en la empresa donde oficiaba de gerente, y que se remata con la denuncia de sus depósitos en paraísos fiscales.

Ad portas de las primarias presidenciales cunde el pánico en la UDI, y en un dos por tres, lo bajan, y suben a Longueira, cuya máxima aspiración desde hace años no era otra que ser candidato a la presidencia de la nación.

Logran ganar a Allamand en las primarias, cuando para sorpresa de todos, la candidatura de Longueira se desploma al más puro estilo de la extinta Unión Soviética. La razón oficial, un cuadro depresivo que nadie logra explicarse razonablemente, en una persona que llevaba más de 30 años metido en la cosa política. Con este sustrato, vetado Allamand por parte de la UDI, emerge como candidata de última hora, también en un dos por tres, Evelyn. La nomenclatura de la UDI, los eternos coroneles, la proclamó entre gallos y medianoche.

Los resultados de la primera vuelta no hicieron sino confirmar lo que se temía. El premio de consuelo, lograr entrar a una segunda vuelta, con el paso de los días, y a medida que se aproxima la fecha, amenaza con ser más un castigo que un premio propiamente tal. Desde entonces, todo parecen manotazos de ciego. Desde la creación del observatorio judicial para ocultar las responsabilidades de gobierno en materia de seguridad ciudadana, hasta la invocación de catástrofes bíblicas si los evangélicos osaran votar por su contrincante.

La afonía de la que ha sido afectada, adportas de los debates con los que desde siempre ha soñado, no hace sino poner un broche de oro a lo que ha sido una campaña donde han sobrado las zancadillas desde la propia derecha. Emblemáticos candidatos de su sector que ganaron las elecciones parlamentarias, resuelven irse de vacaciones, dejándola al garete; o una candidatura presidencial más afín a su sector, Parisi, que la trata como una mujer “mala”, en contraposición a Michelle, a quien no duda en visualizar como una “dama”. Y un senador de la coalición que la respalda, que en la primera vuelta le negó su respaldo, ahora afirma que sus ideas de gobierno las ve más cercanas a la candidatura de la Nueva Mayoría. Y ahora, uno de los candidatos alternativos, Sfeir, entusiastamente, resuelve respaldar a Michelle en esta segunda vuelta.

La derecha, como dando por perdida la elección, sin pudor alguno, ya está levantando candidatos para la elección presidencial de cuatro años más. La única incertidumbre que aparece en el horizonte sería el del nivel de abstención. Un alto nivel de abstención si bien no deslegitima al ganador, lo debilita porque lo hace menos representativo de la totalidad de la población. De allí que un gobierno que emerge con una mayoría absoluta con bajo nivel de abstención, lo hace debidamente empoderado para implementar las transformaciones que el país pueda estar demandando.

noviembre 28, 2013

Cabalgando hacia el abismo

Todos los días, Evelyn se empecina en poner temas sobre la mesa. Así como un día fue el del observatorio judicial destinado a seguirle la pista a los fallos de los jueces, como una forma de blanquear el fracaso del gobierno en aquello que tanto había criticado a los gobiernos anteriores, ahora está emprendiendo una cruzada fundamentalista, afirmando en la Catedral Evangélica que, si es electa, “no se hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia señala”.

La causa de esta cruzada en que se ha empeñado, recuerda a campañas del terror: la de los comunistas comiéndose las guaguas en tiempos de Allende, y la del caos que generaría el triunfo del No en el plebiscito del 88 y el advenimiento de los gobiernos de la Concertación en los 90. Quienes implementan estas campañas, por una extraña casualidad, son los mismos que no trepidan en hacer lo suyo: torturar, exiliar, perseguir, desaparecer, verbos que conjugan al revés y al derecho. Se trataría de atemorizar, de pasar gatos por liebres.

Uno se pregunta: ¿para qué incurrir en estas cruzadas de terror? Pregunta que nace porque estas campañas no han dado resultado, por el contrario, han sido nefastas para quienes incurren en ellas. En otra de sus expresiones dignas de un bronce, Evelyn sostiene: “cuando tú estás en el templo con personas que son muy profundamente religiosas hablarles de la Biblia es la forma más fácil de que entiendan cuáles son las posturas nuestras, y ellos lo entendieron muy bien”. Y como para rematarla, afirma que “lo que estábamos hablando ahí con los evangélicos era básicamente de los temas que les importan muchísimo sobre el aborto y el matrimonio homosexual. Yo, en ese sentido, ya había expresado claramente cuál era mi posición hace mucho tiempo”. Esto, para reafirmar su postura de rechazo al aborto y al matrimonio homosexual.

Entre las frases para el bronce que Evelyn ha sacado a relucir durante esta campaña, en una suerte de cruzada fundamentalista destaca aquella donde afirma que "Ustedes saben que Dios pone a los gobernantes y Dios los saca". O sea, a Pinochet lo puso y lo sacó Dios; ¿a Allende también? Y como para rematarla, nos invita a involucrarnos y parar el desastre que se nos vendría encima si es que no votan por ella cuando sostiene que “si el día de mañana tenemos un país absolutamente laico no lloren, cuando no han tratado de parar este movimiento, cuando podían hacerlo durante su voto”. En síntesis, esquizofrenia total.

El tema es más profundo, más complejo, y merece un análisis y una reflexión menos simplista, menos demagógica. Nadie aborta por el gustito de abortar, ni se es homosexual por opción. Así como nadie se divorcia por el gusto de divorciarse. Todos nos casamos con la intención de hacerlo para siempre, pero las circunstancias, la cruda y dura realidad, a veces es más fuerte. Eso lo saben no pocos en la propia derecha. No se puede tapar el sol con el dedo. Es hora que a la derecha, y a Evelyn, su abanderada, le caiga la teja. Dios no merece que juguemos con Él, ni que lo manipulemos.

Es hora que respetemos a creyentes y no creyentes, que nos respetemos todos y no hagamos caricaturas de nuestros sentimientos y valores. Los valores de la Biblia están suficientemente resguardados en la conciencia nacional, y quienes alguna vez han actuado en contra de dichos valores no están entre quienes no están con Evelyn, sino que entre quienes la sostienen y respaldan.

noviembre 22, 2013

Turbulencias electorales

Si bien el inicio de la semana estuvo marcado por los resultados de las elecciones y sus consecuencias, la guinda de la torta la puso un senador de RN al cruzar la frontera y sostener una reunión, de carácter público, con la abanderada presidencial de la Nueva Mayoría (NM).

A poco andar, la alegría de la derecha por haber logrado llegar a la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, se vio opacada por los pobres resultados en las elecciones parlamentarias. Si bien la NM no arrasó, como se temía, cuenta con un buen piso para acometer algunas de las transformaciones a las que aspira.

Por otra parte, cuando la derecha se sentó a analizar los resultados, pudo constatar que se está ante una misión imposible: remontar los más de 20 puntos que separan a Evelyn de Michelle. Con un 46%, Michelle está a 4 puntos de ser presidenta electa, en tanto que Evelyn está a 25 puntos. Los candidatos que quedaron a la vera del camino hacia la presidencia sumaron un 29%, de los cuales dos candidatos, Parisi y Marco, concentraron del orden del 21%.

Por tanto, a Michelle le basta capturar un 4% del total de los votos de estos candidatos, en tanto que Evelyn necesita un 25%. Esto significa que de cada 100 votos que en la primera vuelta fueron para los otros candidatos, Michelle solo necesita 14 de ellos para ganar, mientras que Evelyn necesita a lo menos 86 de esos 100 votos. Cabe destacar que estos 100 votos fueron a candidatos cuyas posturas son mucho más lejanas a la visión de país que tiene Evelyn, y más cercanas a las de Michelle.

Un escenario que me atrevo a bosquejar, y que no creo que pueda ser catalogado de optimista ni pesimista, sería el siguiente: quienes votaron por Michelle y Evelyn en la primera vuelta, volverán a hacerlo por las mismas candidatas; quienes votaron por los otros candidatos, que ahora lo hagan en partes iguales por una u otra candidata, esto es que se distribuyan equitativamente; y que quienes no votaron en la primera vuelta, tampoco lo hagan en esta segunda vuelta. Bajo este escenario gana Michelle con un 60%, quedando Evelyn con un 40%. Incluso puede ser peor, porque si dos de cada tres que votaron por los otros candidatos vota ahora por Michelle, el resultado puede llegar a ser de 65% versus 35%. Igual de lapidario sería el resultado si quienes no votaron por Michelle ni por Evelyn, se quedan en la casa y no votan en la segunda vuelta.

En este contexto, un análisis desapasionado de los resultados de la elección, debiera haber invitado a Evelyn a deponer su candidatura, reconociendo los más de 20 puntos que la distancian de Michelle. Por algo, en otros países la segunda vuelta está condicionada no solo a tener más del 50% de los votos, sino a que la diferencia entre el primero y el segundo sea de menos de 20 puntos, y de esta forma evitar el desgaste de una segunda vuelta con un resultado más que predecible.

La reacción de los personeros más centrados de la derecha, lo confirman. Tanto Ossandón como Allamand se fueron de vacaciones, en tanto que Horvath se está allanando a conversar con Michelle.

Ahora, la derecha arriesga una derrota de proporciones, mayor a la que ya experimentó el domingo pasado. Mal que mal, mientras más alta sea lo votación que obtenga la candidata que emerja como presidenta electa el próximo 15 de diciembre, mayor será el voto de confianza que la ciudadanía le otorgue para implementar su programa, y más inhibidos se verán los parlamentarios recientemente electos para obstaculizar su cumplimiento.

noviembre 18, 2013

La realidad del día después

La semana pasada intenté prever las caras que sobrevendrían el día después de las elecciones en base a las expectativas que cada una de las candidaturas presidenciales tenían ad portas de los comicios. Si bien el partido no ha terminado, dado que habrá un alargue, porque hay segunda vuelta, el poco incierto panorama, sigue incierto, pero menos incierto. Sin perjuicio que existen otros indicadores –n° de votos, porcentajes, n° de diputados, senadores, cores elegidos, analicemos lo ocurrido a la luz de lo que denominamos el indicador clave, las expectativas que cada una de las candidaturas tenían.

La buena noticia para Evelyn, es que hay segunda vuelta, y que su abanderada logró posicionarse como segunda. Versiones apocalípticas aventuraban que ni siquiera llegaba segunda. Tales versiones se comprobaron falsas. La mala noticia es que la distancia con Michelle se ve irremontable: una distancia de más de 20 puntos porcentuales que nadie sabe de dónde puede sacar.

Para Michelle ver frustrada su expectativa de ganar en primera vuelta es una mala noticia. Era su aspiración, ambiciosa por cierto, pero era lo que se aspiraba, “hacerla cortita”. Hay alargue. La buena noticia es que tiene prácticamente asegurada la victoria en la segunda vuelta de no mediar un cataclismo de proporciones, e incluso por una diferencia que podría ser de una contundencia sin precedentes. Mal que mal, los programas o las ideas de los candidatos que quedaron en el camino son más afines a la candidatura de Michelle que de Evelyn.

La aventura de Parisi, quedó en eso, un tiro al aire que metió ruido, pero que no logró alterar la historia, que era su objetivo. Falló en salir segundo, quería estar en el alargue, para la segunda vuelta. No lo logró, a lo más revolvió el gallinero, movió el esqueleto.

Marco tuvo que ir cambiando de objetivo sobre la marcha. Cuando partió lo hizo con la intención de provocar una segunda vuelta y salir segundo, como en las elecciones presidenciales del 2009, ahora el piso del 20% obtenido entonces, y el respaldo de un partido, el PRO, creado con ese propósito. La irrupción de Parisi terminó por alterar ese objetivo, forzándolo a pelear ya no el segundo lugar, sino que la tercera posición. A duras penas lo logró, y con la mitad de los votos de cuatro años atrás, un 10%.

Los restantes candidatos, que tan solo sumaron menos del 7%, no tenían expectativa alguna. Solo los animaba entretener el almanaque, parar el dedo, figurar en la papeleta y en el debate de ANATEL. De ellos llaman la atención las menguadas votaciones de Ricardo y Marcel, así como los testimonios de Roxana y Alfredo Sfeir. Roxana, por dar cuenta de una realidad, la de los que quedan fuera del sistema, de una marginalidad lacerante que el país no quiere ver; y Sfeir, por proveer una mirada sistémica, holística que harta falta nos hace, capaz de interrelacionar entre sí, la salud con la alimentación, la vida humana con la naturaleza que nos habita.

En síntesis, quienes se fijaron objetivos ambiciosos, se vieron frustrados, no así quienes se fijaron objetivos modestos, como es salir segundo o tercero, vieron cumplidos sus sueños.
Moraleja: fijarse objetivos aterrizados son más fáciles de ser alcanzados que aquellos que terminan siendo más sueños que objetivos propiamente tales.

Lo que viene, es para otra columna.

noviembre 13, 2013

Las expectativas

El escenario que se abre a partir del día siguiente de toda elección es siempre una incógnita. Previamente siempre habrá favoritos, los cuales por lo general se confirman, pero nadie tiene clavada la rueda de la fortuna. Hay más o menos incertidumbre, como en el fútbol, la que se despeja solo una vez terminado el partido, esto es, escrutadas la totalidad de las mesas. Imposible descartar batacazos, aunque sean altamente improbables.

Y ello es así porque al fin y al cabo, la decisión última la tiene cada uno de los votantes, a ello se agrega que ahora hay menos información que en el pasado, tanto respecto de cuántos y quiénes votarán. Con la llegada del voto voluntario el escenario se complicó. Antes era mucho más fácil hacer pronósticos.

No obstante, muchos aventuran, anticipan resultados, lo que parece explicarse esencialmente por los estados de ánimo de las partes en disputa. Curiosamente, en esta ocasión, moros y cristianos parecen coincidir en los resultado clave, esto es, quien obtendrá la victoria este domingo en la elección presidencial. A estas alturas los batallones tras las candidaturas estarán preparando sus argumentos para transformar derrotas en triunfos y viceversa.

El indicador clave en este minuto, más allá del n° de votos, reside en la expectativas de los distintos candidatos, partidos, coaliciones. Por el lado de la Alianza por Chile, su esperanza reside en forzar la segunda vuelta, objetivo modesto, pero realista: modesto porque después de haber accedido al gobierno por primera vez en 20 años, lo razonable hubiese sido una reelección sin mayores dificultades, sobre todo si se consideran los logros proclamados urbi et orbi una y otra vez desde el propio gobierno; y realista, porque los desatinos y errores cometidos a lo largo de la campaña no difícilmente podrían ser mayores.

Por el lado de la Nueva Mayoría, la expectativa está en ganar en primera vuelta para evitar una segunda vuelta que se ve cantada e innecesaria, por el despilfarro financiero que implicaría tener un mes más de campaña llena de consignas y sloganes sin contenido, y por último, porque introduce un factor de riesgo. Esta expectativa está instalada aún cuando se sabe que con 9 candidatos en carrera y un gobierno jugándosela sin disimulo alguno. A nivel parlamentario aspiran tener una mayoría parlamentaria, aunque no sea suficiente para tener los quórums calificados, pero que le permita meter presión para algunas de las reformas que aspiran desarrollar.

La expectativa de Parisi es desplazar a Evelyn del segundo lugar, con independencia de si hay o no segunda vuelta, en tanto que la del ME-O, no quedar relegado a un cuarto lugar por un candidato novato como Parisi, en circunstancias que el ME-O ya fue candidato en las elecciones pasadas. Los restantes sospecho que ya se dan por pagados con haber dado a conocer sus nombres, denuncias y/o propuestas.

En consecuencia, el día después debiéramos ver caras largas tras:
  • Michelle si no gana en primera vuelta;
  • Evelyn si no hay segunda vuelta o no sale segunda;
  • Parisi si no le gana a Evelyn; y
  • ME-O si saca menos votos que Parisi.

Sin embargo, lo más probable que las caras largas se oculten y todos se saquen el pillo con explicaciones mefistofélicas. En el caso de Michelle se apelará a la irremontable distancia con quien haya salido segundo o segunda; en caso de Evelyn, hará referencia a los doblajes parlamentarios que se lograron impedir; Parisi calificará como gran victoria la cantidad de votos alcanzada considerando que tras él no hay partido ni estructura alguna; y el ME-O no sé qué culebra sacará en caso que retroceda al cuarto lugar. Sin embargo, doy por descontado que, salvo quien haya efectivamente ganado, el día después veremos sonrisas mal disimuladas.

noviembre 06, 2013

El observatorio judicial


Desde las altas esferas de gobierno y de la candidatura de Evelyn, pareciera que a algún experto comunicacional no se le ocurrió nada mejor que lanzar, en plena campaña electoral, la brillante idea de crear un observatorio judicial. Como para darle respiración artificial a una candidatura presidencial agonizante y mal parida.

Con esta iniciativa, la derecha busca recuperar el control de la agenda pública y contrarrestar el fracaso en materia de seguridad ciudadana. La derecha ha caído en su propia trampa. A todos nos persiguen esos carteles que para la anterior contienda electoral presidencial circulaban por todo el país, donde nuestro actual presidente anunciaba que con su llegada, la delincuencia sería barrida. El slogan no pudo ser más puntudo al afirmar que con él se acabaría la fiesta de la delincuencia. Además afirmaban que le pondrían fin a la puerta giratoria.

Por desgracia, hoy, a cuatro años del slogan, la fiesta continúa. Por más que se quieran buscar, las políticas en esta materia han sido de fracaso total. Y el gobierno, en coordinación con su abanderada presidencial, cuya sonrisa se visualiza cada vez más amarga, en vez de hacer un mea culpa, de reconocer errores, de sembrar expectativas imposibles de cumplir, no haya nada mejor que echarle la culpa al empedrado.

Ahora la abanderada de la derecha, Evelyn, ha descubierto que la fiesta de los delincuentes continúa gracias a los jueces, a sus fallos, y no al gobierno. Sin embargo, años atrás la responsabilidad se la achacaban al gobierno. ¿En qué quedamos?

La propuesta de crear un observatorio judicial suena interesante y difícilmente podríamos oponernos a una iniciativa si ella apuntara a transparentar los fallos, los votos, sus fundamentos por parte de los jueces. Sin embargo, en el ambiente flota la duda si el objetivo no es otro que el de intimidar, influir en el actuar de los jueces, violando su autonomía. Como en tiempos dictatoriales, ahora en vez de un seguimiento a los extremistas, marxistas y humanoides, ahora se trataría de hacer un seguimiento a los jueces.

Por lo demás, la información que este “observatorio” manejaría ya está disponible, ya es pública, y cualquier ciudadano que sepa leer y escribir puede acceder a ella. Quizá habría que facilitar el acceso a esta información, pero para ello no es necesario crear un observatorio. En otros países existen observatorios como el que se pretende crear, pero con un objetivo distinto al pregonado por el gobierno, que no es otro que el de fiscalizar a los jueces, esto es, “monitorear” su comportamiento, y por lo general son organismos no gubernamentales, para evitar la mano mora gubernamental y se atente contra la autonomía de los jueces.

En síntesis, me da la sensación que se trata de una volada, un fuego artificial, para emborracharnos la perdiz, conducente a ocultar el fracaso de una política de gobierno que apunta a meter a la cárcel a medio Chile y dejar sueltos a los que sí deben secarse en la cárcel, los abusadores de cuello y corbata.


Toda política de seguridad ciudadana está condenada al fracaso si no apunta hacia las causas más profundas de la delincuencia: la pobreza, la pérdida de valores, la desigualdad.

octubre 30, 2013

Lo que está en juego


La reacción oficialista ante la publicación del programa de gobierno por parte de Michelle no se hizo esperar. Cuál hienas al acecho de su presa, esperaron horas, días, semanas, para lanzarse con tutti con miras a descuartizarlo. No necesitaron ni leerlo porque el hambre pudo más.

No se podía esperar otra cosa. La ansiedad los corroía. Era la fase en que querían entrar para salir del letargo, del derrotismo, la fase de la esperanza. No obstante, es poco probable que esta estrategia tenga éxito, tanto porque la población pareciera tener una opinión ya formada, con independencia del programa, como porque su contenido no arroja mayores sorpresas. Los resultados de las encuestas lo confirmarían.

La confusión desde el gobierno es total cuando el Ministro del Interior afirma: "lamentamos lo que hemos conocido del programa presidencial de la candidata Michelle Bachelet. Lo lamentamos porque hoy día tenemos un país que va a avanzando, que se está desarrollando, que ha sido capaz de crecer, ha sido capaz de crear empleos, dar mejores remuneraciones, de ir por el camino correcto para poder avanzar".

Se equivoca, porque en ninguna parte del programa se desconoce que el país avanza, se desarrolla, crea empleos, da mejores remuneraciones, pero desgraciadamente lo hace por el camino incorrecto: acentuando la desigualdad, la segregación. La inmensa mayoría del país no está contento con el país que estamos construyendo. Ese es el punto medular. O transitamos por el modelo que nos rige, un modelo de progreso para unas minorías, o cambiamos de rumbo hacia un modelo de progreso para las mayorías, de menor desigualdad y segregación. Ese es el punto.

Se equivocan cuando desde el gobierno y la derecha se cree que se puede seguir creciendo con las grotescas diferencias de ingreso que tenemos. Este camino es insostenible, lo que explica la imperiosa necesidad de cambia de rumbo.

El mismo ministro, Chadwick, también objeta que "en el programa de Michelle Bachelet no hay ninguna palabra en contra de los encapuchados y favor del proyecto de ley para hacer más severas las penas y las acciones de la policía contra los encapuchados. Ahí vemos una debilidad muy importante". ¿En qué planeta vive? Ellos, los mismos que para llegar al gobierno prometieron terminar con la fiesta de los delincuentes en base a represión, hoy no pueden sino irse con la cola entre las piernas: los niveles de inseguridad de la población en el día de hoy son mayores que ayer. Los delincuentes no están de fiesta, sino que de carnaval! ¿Porqué? Porque la mirada desde la derecha es demasiado simplista, burda, que los lleva a creer que se resuelve con represión, con endurecimiento de penas, con legislación antiterrorista, con más policías, con un Estado policial. La mirada desde el centro y la izquierda es más holística, global, apunta a las causas últimas de los problemas que nos afligen, antes que a sus consecuencias. No se limita a la venta del sofá de Otto.

Por su parte, la candidata del oficialismo aprovechó de llevar agua a su molino con una declaración para el bronce: "el proyecto nuestro apunta a la Alemania de Merkel, el proyecto de ellos apunta a la Alemania del muro de Berlín". Si conociera Alemania se percataría que su proyecto no tiene nada que ver con el de Merkel, así como el de Michelle no tiene nada que ver con el de la Alemania del muro de Berlín. Por el contrario, el programa de Michelle se asemeja mucho más a la Alemania de Merkel que el programa de Evelyn. Allá no se venden los parques al mejor postor como en Chile presionados por los apetitos inmobiliarios. Allá existe una concepción de lo público mucho más arraigada que acá. Allá la relación entre los dueños del capital y los trabajadores es de una naturaleza radicalmente distinta a la que tenemos acá, donde el modelito se basa en la sumisión del mundo laboral a los designios del mundo empresarial. La Alemania de Merkel es la de la CDU, la Democracia Cristiana alemana. Ello explica que la DC chilena esté con Michelle y no con Evelyn.

Por lo demás, todos sabemos que una cosa es lo que diga un programa, que expresa una voluntad de hacer lo que se dice o escribe, pero otra cosa, es lo que se pueda hacer. Y eso no depende solo de Michelle y de la coalición que la respalda, sino que de la correlación de fuerzas parlamentarias que emerja de las próximas elecciones. De no haber una mayoría parlamentaria contundente, difícilmente podremos esperar cambios como los que muchos esperan en el país. Cambiar el modelito que tenemos no es broma: la institucionalidad vigente exige mayorías sustantivas que el binominalismo dificulta severamente. Eso pareciera no entenderlo las candidaturas alternativas que lanzan ideas al voleo como si esto fuese un juego. Otra cosa es con guitarra.

A modo de ejemplo, en el ámbito educacional, lo más sustantivo que propugna Michelle es terminar con el lucro, esto es, que la educación deje de ser un negocio. Tendremos un Congreso que lo hará posible? También piensa allegar más recursos, lo que implica una reforma tributaria. Tendremos un Congreso que lo hará posible? En lo político postula cambiar la Constitución nacida en dictadura y que hasta la fecha solo se ha podido reformar en todo aquello que la derecha admite. ¿será posible cambiarla con el parlamento que salga de estas elecciones? Lo mismo vale en lo que se refiere a las relaciones laborales, la salud, la previsión. Difícil, muy difícil, pero de nosotros depende.

En fin, para qué seguir.

octubre 23, 2013

Arroz graneado

Estas elecciones están marcadas por la cantidad de candidatos presidenciales, dificultando con ello que el candidato electo emerja en la primera vuelta, puesto que la lógica indica que mientras más candidatos, más difícil se visualiza que uno de ellos alcance el 50% más un voto requeridos.

Sin embargo, observando el escenario, de los nueve candidatos, hay al menos cinco que difícilmente logren superar el 1%, con lo que en conjunto no sobrepasarán el 5%. Entonces uno se pregunta: ¿para qué postulan? ¿son postulaciones testimoniales? O ¿en qué planeta viven?

De los otros cuatro candidatos, el favoritismo se inclina claramente hacia Michelle. De hecho no hay dos opiniones al respecto, como lo prueba que la gran duda reside tan solo en si alcanzará el 50% en primera vuelta. Ello se explicaría porque hay un punto en el que Michelle no ha logrado ser superada por ninguno de sus oponentes: es la única candidata que emergió de primarias con una contundente votación. Evelyn es una candidata de carambola porque no surge de primarias, a pesar que la derecha se sometió primarias. Todas las dificultades que ha debido enfrentar tiene su origen en ese pecado original: nace de la depresión del ganador de la primaria y del veto al contendor por parte de la UDI. Los demás candidatos presidenciales surgen sin primarias, por iniciativa propia, o del Espíritu Santo, sin vivir el vía crucis que implica la llegada a la presidencia peldaño a peldaño. Son los candidatos chantas.

Marco Enriquez-Ominami ya vivió su minuto de fama en las elecciones pasadas cuando logró prender, pero en estas elecciones dejó de ser la novedad, que en estos momentos monopoliza Franco Parisi. Así como el MEO logró poner fin al ciclo concertacionista, abriendo cancha para que la derecha llegara al gobierno por la vía democrática, Franco parece destinado a boicotear su continuidad.

Afortunadamente, en términos políticos, en Chile a los aventureros no les suele ir bien. Los llaneros solitarios no logran ir más allá de un 20% cuando mucho. Tenemos el ejemplo de Fra Fra en los 90, que creó un partido para sí mismo, Unión de Centro Centro; el de Marco en la elección pasada, y que ahora creó el partido PRO que gira en torno a su figura; ahora quizá sea el minuto de Parisi, pero no llegará lejos. La propia Evelyn le está dando como caja. A lo más causará daño en el sector más afín a sus ideas, como fueron los casos del Meo y del Fra Fra. Todas candidaturas condenadas al fracaso en un país como Chile, a pesar del desprestigio que padece el quehacer político.

Con todo, la ciudadanía parece desconfiar más de los aventureros políticos que se las dan de independientes, que de quienes tienen un domicilio político; se desconfía más de candidatos de último minuto que de candidatos con trayectoria conocida. Algún grado de madurez pareciera que tenemos como para que la mayoría no quiera escuchar cantos de sirena. En política, rara vez hay atajos.

octubre 17, 2013

Camino hacia Brasil

Chile ya tiene pasajes para el mundial de futbol en Brasil. La clasificación no estuvo exenta de tropiezos, entre los que destacan la renuncia del loco Bielsa con motivo del cambio de directiva de la entidad rectora del futbol profesional, los desaguisados de algunos jugadores en tiempos del Bichi Borghi, su caída, y la nominación de Sampaoli como director técnico nacional.

La clasificación le hace justicia a un plantel de lujo, a un seleccionador como Sampaoli, de pocas palabras, sobrio, mesurado, que ha sabido sortear obstáculos y dirigir un plantel no exento de egos y figuras. Una clasificación que también le hace justicia a un país y que refleja los cambios experimentados en las últimas décadas.

Ya no somos los mismos de antes. Por eso nos clasificamos. Tenemos la ecuación perfecta: una generación dorada de jugadores y un entrenador que no se amilanan ante nada ni nadie y un entrenador de la misma escuela que el loco. Un obsesivo, un coach, un conductor, un orientador que logró revertir el bajón que nos pudo costar caro. Los dirigentes, dieron en el blanco cuando nominaron al pelao Sampaoli.

Este equipo está para cosas grandes. Los primeros 45 minutos ante Colombia lo retrató tal cual. Fueron minutos fueron celestiales, donde los jugadores parecían de otro planeta, como si jugaran de memoria, de toque, al ataque, sin parar, bajo el sofocante y húmedo calor de Barranquilla, de visita. Se fueron 3 a 0 al descanso, como para tocar el cielo. El cansancio, la confianza, el relajo pasó la cuenta. Al final se empató a duras penas, raspando, pero se conquistó un punto de oro que permitió llegar al último partido con las posibilidades intactas.

En Santiago, ante Ecuador, se vio otro partido. De más nervio, con más control, no tan desenfadado como ante Colombia, con el pie en el freno, más calculador, y por lo mismo menos espectacular, pero efectivo al 100 por 100. En un dos por tres, dos goles dieron la tranquilidad para festejar. Era imposible no clasificar con este equipazo, pero claro, no se podía cantar victoria. Había que esperar los 90 minutos, como en la política, hay que esperar los resultados que emerjan de las urnas. A veces el pan se quema en la puerta del horno.

Chile y los chilenos ya no son los mismos de antes. Los jugadores son reflejo de aquello. Se paran de igual a igual donde quiera que estén. Ya no entran arratonados a buscar el empate o a no perder por goleada. Esos tiempos se fueron, ojalá para siempre. Por el contrario, ahora salen desvergonzadamente a ganar con todo. Hay ambición. Y eso trasciende al futbol.

octubre 12, 2013

En la recta final

Estamos entrando a los 30 días finales de la campaña presidencial, parlamentaria, y ahora con el agregado de la de los consejeros regionales (cores). No sé si me estaré poniendo viejo, pero no recuerdo haber sido testigo de una campaña con tantos recursos, y tan pocas ideas, tan llena de frases hechas que no significan nada: me muevo por ti, síganme los buenos, sobran razones, etc.

Tan estúpidos somos como para que nos decidamos por mensajes sin contenidos, sin respaldos, sin evidencias? Y más encima, la mayoría esconde su domicilio político, en circunstancias que la elección es política. Todo esto en momentos que el país pide a gritos lo contrario: más transparencia, menos abusos; más generosidad, menos egoísmo; más competencia, menos monopolios; más regulación, menos trampas.

Las próximas elecciones se dan en un país cuando la conmemoración de los 40 años del golpe y los 25 años del triunfo del No en el plebiscito han dado lugar a recuerdos y reflexiones como nunca antes. Reflexiones que han remecido a todos, pero muy particularmente a la derecha y que la ha sumergido en una crisis existencial que hace prever un desastre electoral.

Por primera vez en todas estas décadas, la derecha ha tenido que mirarse a sí misma por la conducta adoptada antes, durante y después del golpe. El propio presidente, lo dijo con una crudeza brutal. Hizo mención a los cómplices pasivos, forzando a sus colaboradores a mirarse a sí mismos o mirar al techo; hizo mención a que quienes votaron por el Sí estaban equivocados; y para rematarla, ordena cerrar el penal Cordillera donde se encontraban los más conspicuos violadores de derechos humanos y el propio director de la policía secreta chilena.

No pocos lo han secundado, pero siguen siendo muchos los que se resisten a renegar de una dictadura cuyo propósito de exterminio opositor ya nadie osa desmentir.

Las nuevas generaciones y la apertura del país al mundo, están haciendo lo suyo. Hoy somos un país más abierto, más tolerante, pero aún nos falta mucho por conquistar. Persisten déficits en muchas áreas que el próximo gobierno no podrá escabullir: educación, salud, previsión, relaciones laborales, entre otras, son áreas donde se requerirán cambios significativos si queremos vivir en un país mejor. De nosotros depende levantar propuestas viables y creíbles para tener el país que queremos. Y eso pasa por votar, dejando de lado cantos de sirena.

octubre 07, 2013

El cierre de un penal

La decisión de cerrar el penal Cordillera por parte del presidente Piñera, sacó roncha, particularmente entre sus adherentes, quienes fueron los primeros sorprendidos. No es primera vez que Piñera sale con su domingo 7, puesto que con motivo de los 40 años del golpe, golpeó la cátedra al expresar que bajo la dictadura debía reconocerse que habían coexistido cómplices activos con cómplices pasivos. Nadie sabe cuál será su próxima movida.

Muchos afirman que se trata de una decisión adoptada con la mirada puesta en las elecciones presidenciales del 2017 para dar origen a una nueva derecha, que apunte a desmarcarse de la dictadura. No es tarea fácil, pero al país le haría bien el surgimiento de una derecha que reniegue de la dictadura, así como al país le ha hecho bien una izquierda que reniegue de dictaduras y que valore la democracia que en su momento no valorizó apropiadamente.

Con todo, cualquiera sea el interés que movió a Piñera, su decisión va en la dirección correcta, y el motivo aducido no admite discusión: la igualdad ante la ley. La crítica que se le hace respecto de la oportunidad, habría que hacérsela al Mamo, porque fue quien se la dio en bandeja al ser entrevistado por diversos medios de comunicación. La soberbia del Mamo, sus declaraciones, su trato al personal que tiene la responsabilidad de custodiarlo, delataron privilegios que no pudieron menos que sorprender al país. Mal que mal, el Mamo está condenado, y no por tribunales populares, sino que por los tribunales de justicia, siguiendo todos los procedimientos que le franquea la ley. Y condenado por delitos no menores: violaciones a los DDHH.

Hoy cuesta entender cómo fue posible que se construyeran cárceles especiales para violadores de los DDHH. Lo que hoy vemos parece un teatro del absurdo, puesto que el penal de Cordillera fue construido en tiempos de los gobiernos de la Concertación, y es cerrado por un gobierno de la derecha. Para explicar esto que parece inexplicable habría que irse a un contexto dado por tiempos donde no era tan simple encarcelar a quien fuera el mandamás de los organismos responsables de la represión, del exterminio de los dirigentes opositores de entonces. Ningún otro país lo ha hecho.

Si bien, el contexto puede servir para explicar muchas cosas, en ningún caso sirve para justificar la construcción de penales cuyos reclusos cuentan con privilegios que se quisieran tener muchos quienes no estamos recluidos. Que las condiciones de reclusión de un violador de DDHH, que abusó del poder coercitivo del Estado, que abusó del monopolio de las armas que el país le confió por ser un soldado de la patria, sean sustancialmente mejores que las de aquel que está condenado por robar gallinas, por girar un cheque sin fondos, o por cometer cualquier otro delito, es lo que la decisión de Piñera desnudó.

Lo ocurrido habla bien del país, habla de avances importantes, habla de que hoy no se admiten privilegios que antes sí se admitían. Al César, lo que es del César.

septiembre 26, 2013

La necesaria degradación


Por estos días, como nunca antes, se está planteando la degradación militar y la pérdida de todos los grados, honores y reconocimientos, al menos, del innombrable y de su brazo ejecutor, el Mamo. Se podría afirmar, que el día que ello ocurra, sería uno de los componentes a favor del fin de una transición que parece interminable.

La razón es muy simple: el innombrable, por haber conducido a las FFAA por un camino de locura, imponiendo una política de terrorismo de Estado en contra de sus conciudadanos, y el Mamo por haber implementado tal política. Una política absolutamente reñida con la ética y moral que hizo posible los horrores.

La degradación vale más que mil palabras y perdones. No caben las frases de buena crianza. La degradación supone que las FFAA, como institución, se avergüenza de haber sido desviada de su destino, por quienes tenían la responsabilidad de hacer honor a los grados que ostentaron. La degradación es una señal contundente, clara, nítida para las actuales y futuras generaciones de chilenos, pero sobretodo, para quienes integran las FFAA, y en particular, para quienes la dirigen.

Esta degradación no puede provenir sino de las propias FFAA, señal del fin de una doctrina de seguridad nacional que permitió a los militares discernir por sí mismos cuando la seguridad nacional está siendo afectada por factores externos o internos.

No es la venganza la que invita a la degradación, sino la necesidad de que nunca más nadie, por alto que sea su cargo, se vea tentado a seguir similar camino. Para que las actuales y futuras generaciones de uniformados sepan con meridiana claridad, qué es lo que les honra, y qué los deshonra.

Los involucrados, uno fallecido, y el otro pavoneándose como Pedro por su casa en un penal de privilegio, sin que a la fecha se arrepienta de lo realizado. En estricto rigor, la degradación debiera hacerse extensiva a quienes los respaldan al interior de las FFAA.

Recién ahora, habiendo transcurrido 40 años desde el golpe y sus consecuencias, surgen voces en esta dirección. Han tenido que transcurrir 40 años para que se esté perdiendo el miedo. Un miedo instalado a punta de bayonetas, exilios, desapariciones, relegaciones, torturas y pérdidas de trabajo que la instalación de la democracia protegida de los 90 no fue capaz de eliminar, aunque sí de ir disminuyendo aceleradamente.

La historia está poniendo las cosas en su lugar. Está la posibilidad de que emerja un nuevo Chile.


septiembre 18, 2013

La campaña de la derecha

Pasadas las fiestas patrias, viene el regreso a la realidad, al día a día, y levantar la mirada respecto de lo que viene. En menos de lo que canta un gallo tendremos las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales.

Desde la derecha se afirma que ahora sí empieza la campaña. Desafortunadamente no es cierto. Que quieran recomenzarla una y otra vez es otro cuento, porque hace rato que la han iniciado. Lo prueba la candidatura presidencial de Golborne, a quien quisieron levantar como un candidato independiente, cuyo pasado terminó por convencer a la UDI que con él no llegaban a ninguna parte.

Sobre la marcha, rápidamente, sin mediar agua va, de un día para otro, levantan como candidato, para salvar la estantería, a Longueira, uno de los fundadores y próceres de Chacarillas. A lo largo del país, las murallas nos recuerdan que en algún minuto Longueira fue candidato presidencial, que ganó las primarias, y que a poco andar dejó de estar en carrera por motivos de salud relacionados con una depresión que sus cercanos prefieren mantener como una suerte de secreto de Estado. Como aquellos jerarcas de la Unión Soviética, en tiempos comunistas, cuando de la noche a la mañana, eran borrados de la memoria, como si no hubiese existido nunca.

Reunido nuevamente el equivalente al Comité Central del Partido Comunista, los mandamases herederos de Guzmán, en un dos por tres, imponen un nuevo candidato, esta vez, una candidata, Evelyn, desplazando sin asco a quien se asumía con mejores derechos por haber competido en las primarias: Allamand.

Cuando sus partidarios levantan a Evelyn, lo hacen alabando cualidades tales que no pocos se preguntaban porqué no se les había ocurrido ponerla sobre la mesa antes de haber puesto a Golborne y a Longueira.

La ruleta presidencial está acompañada de la parlamentaria, donde el mayor desaguisado, ha sido el de la nominación como candidato a senador por la región de Antofagasta de Cruz Coke, porque era absolutamente previsible que legalmente era prácticamente imposible sostenerla. Y efectivamente se cayó luego de tirar plata por la ventana al por mayor, al inundar la región, con gigantografías, que irán a terminar en el tarro de la basura. Solo la derecha puede darse esos lujos.

Con todos estos antecedentes, es imposible no sorprenderse que entre los partidarios de la candidatura de Evelyn cunda el pesimismo, lo que ya está generando conflictos al interior de los responsables de la campaña. A la fecha la estrategia ha sido mostrar a una Evelyn sonriente, suelta, relajada, que aspira dar en el gusto a todos. Sin embargo están surgiendo voces en contrario, porque visualizan que su candidatura no prende. De allí que postulan la idea de mostrarla tal cual es, sin pretender competir con Michelle en simpatía, porque por esa vía estaría perdida. Y mostrarla tal cual es implica un cambio radical de estrategia.

Por lo expuesto, no se puede afirmar que la campaña comienza recién ahora, después de las fiestas patrias. Hace rato que comenzó.

septiembre 12, 2013

El destape

Por estos días, en Chile, a 40 años del golpe militar, como nunca antes, se está viviendo una suerte de destape desde los más diversos sectores de la sociedad, poniendo en tela de juicio la actuación y la responsabilidad que les cupo. Tímidamente asoma la vergüenza entre algunos de quienes obviaron lo que se traían entre manos los responsables de las barbaridades que trajo consigo un régimen sin piedad que está entrando a la historia por sus horrores.

Como en ninguno de los aniversarios anteriores, imágenes, documentos, testimonios dan cuenta de lo ocurrido y las miradas de cada uno de nosotros, de quienes lo vivimos y quienes no lo vivieron, pero que heredaron sus consecuencias. Las heridas mal curadas, no cicatrizadas, se reabren una y otra vez. El tiempo, en vez de correr a favor de los responsables, ha corrido en contra. La historia se está encargando de poner en su lugar a cada uno de los actores de la tragedia.

Creímos que era posible otro país. La gran tragedia nacional, lo ocurrido, desde antes que asumiera Allende, nos vino a demostrar que no fue posible. Los grandes intereses nacionales e internacionales, se encargaron de impedirlo. Lo demás, son excusas. La injusticia y la pobreza reinante, no era consecuencia de la izquierda marxista, del comunismo internacional, sino que por el contrario, producto de una oligarquía eminentemente feudal. Allende es fruto de una realidad que el país quería cambiar por las buenas.

Las FFAA, las que se asume que pertenecen a todos los chilenos, no fueron capaces de sustraerse a los cantos de sirena de una derecha que no trepidó en cerrar todo espacio a salidas políticas buscadas por quienes avizoraban lo que vendría. Fracasadas estas salidas, surge la solución militar, unilateral, acicateada por quienes no podían tolerar lo que estaba ocurriendo.

¿Nos equivocamos? ¿En qué nos equivocamos? ¿Fuimos irresponsables? ¿Fuimos extremadamente voluntaristas? ¿Cuáles fueron nuestros delitos? ¿Haber creído que podíamos construir un país distinto? Lo ocurrido nos demuestra que fuimos más allá de los límites de lo tolerable por parte de quienes se creen dueños del país. Ese fue nuestro pecado, nuestro gran error. Ellos, no nosotros, son quienes definen lo que se puede y lo que no se puede hacer: este es el camino por donde hemos transitado desde el año 1990.

Hoy tenemos motivos de satisfacción y de insatisfacción. Entre los primeros, observar una nueva generación más suelta, sin miedo, que recogen nuestros sueños de antaño; entre los motivos de insatisfacción, observar que la persistencia de una derecha desvergonzada. Que no se avergüenza de haber respaldado una política de exterminio al amparo de una doctrina de seguridad nacional digitada desde Washington.

La reconstrucción de Alemania vino de la mano de una vergüenza colectiva por su adhesión al nazismo. La vergüenza es un valor que en Chile aún hace falta. Ni el Mamo Contreras ni Alberto Cardemil ni muchos de quienes estuvieron en Chacarillas sienten vergüenza por sus actuaciones ni por sus adhesiones a tesis de “presuntos o falsos detenidos desaparecidos”. Hace falta que sientan vergüenza en vez de orgullo.

Inevitablemente, más temprano o más tarde, la verdad aflora. La historia se está encargando de poner a Pinochet y los suyos en el lugar que se merece.

septiembre 05, 2013

Cómplices pasivos


Recientemente el Presidente de la República, Sebastián Piñera declaró, en relación al Golpe y sus consecuencias, que “hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber”. Esta simple frase remeció el escenario nacional, en particular, dentro de su propio gobierno y entre sus huestes.

No podía ser de otro modo porque los cómplices pasivos a los que hace mención, están entre quienes conforman el primer gobierno de derecha en 20 años y quienes lo respaldan. Son los primeros sorprendidos porque los desnuda, al reconocer, a décadas de distancia, lo que se sabía tras las bambalinas, pero que se ocultó y negó persistentemente al amparo de tribunales de justicia y medios de comunicación que abdicaron de sus funciones. Unos, amedrentados por el miedo que la dictadura había instalado, pero no pocos, convencidos que la depuración, la “limpieza”, “la extirpación del cáncer marxista” era imprescindible para hacer de Chile una gran nación.

Es de temer que quienes siguen resistiéndose a asumir su responsabilidad con los horrores cometidos, no pocos, de repetirse la historia, confrontados a una situación similar, tales cómplices activos y pasivos, volverían a actuar del mismo modo. Una y otra vez, convencidos que el dilema existencial es dicotómico, esto es, “o ellos o nosotros”, “si no los matamos, nos matan”, no hay espacio para unos y otros.
Superar esta dicotomía, esta visión del mundo entre “buenos y malos”, y donde siempre los malos son los otros, los que piensan distinto, es el drama que nos mantiene rezagados. A lo largo de estas décadas hemos aprendido mucho, pero aún nos falta por aprender.

El clima que se vivió hace 40 años era de una beligerancia tal que el golpe fue absolutamente previsible, donde la política entendida como el espacio de diálogo y discusión civilizada de las diferencias y de resolución de los problemas de la sociedad, había sido totalmente sobrepasada por la militarización, expresada tanto por el lenguaje como por el protagonismo que adquirieron las FFAA y los polos revolucionario y reaccionario entre las distintas fuerzas políticas, en desmedro de posturas moderadas totalmente sobrepasadas y que buscaban salidas políticas. Los poderosos intereses económicos y financieros afectados, junto con un contexto internacional de guerra fría, terminó por hacer lo suyo.

Lo que sobrevino fue un golpe y una dictadura cuyas características han dejado heridas que se resisten a cerrar. A lo largo de todas estas décadas, quienes alimentaron a la dictadura han tenido la desfachatez de responsabilizar de ello a las víctimas y sus familiares de quedarse entrampados en el pasado sin mirar el futuro, como si fuera posible poner una lápida a lo ocurrido.

Cualesquiera sean los errores que antes del golpe se hayan dado, nada puede justificar los horrores que se desataron desde entonces y que han ido saliendo a la luz pública gracias a la apertura democrática, la perseverancia de las víctimas y sus familias, y de los sucesivos gobiernos. Los avances en esta materia son incuestionables y le hacen bien al país en su conjunto. Todo ello, “en la medida de lo posible”, definido por la correlación de fuerzas fácticas y no fácticas, políticas, sociales, económicas, culturales.

Desafortunadamente, salvo excepciones, en las fuerzas de la derecha, UDI y RN, no se visualizan mayores y sinceros arrepentimientos entre quienes conformaron el poder civil que empujó política, económica y financieramente el golpe. Por el contrario, ante las expresiones de Piñera reaccionaron con molestia. La propia candidata a sucederlo, Matthei, se distanció de sus palabras aludiendo a su edad en esos tiempos, cuando tenía 20 años, omitiendo las barbaridades cometidas cuando tenía 25, 30 y 35 años. Todo un prototipo de complicidad pasiva que no se quiere reconocer.

agosto 27, 2013

El golpe y sus consecuencias


La proximidad del 11 de septiembre vuelve a enrarecer el ambiente, provocando pasiones, debates, reflexiones, discusiones. En este año, quizá reforzadas porque se cumplen 40 años desde un golpe militar inédito en la historia nacional e internacional, y que repercutió tan significativamente en nuestra convivencia, que sus secuelas perduran hasta el día de hoy. Además, los debates se refuerzan porque la conmemoración de estas cuatro décadas desde entonces se da ad-portas de una elección presidencial y las elecciones parlamentarias, junto con la primera elección de consejeros regionales.

En este contexto los ánimos parecen exacerbarse, en una suerte de gangrena que el tiempo no ha sido capaz de sosegar ni apagar. Por el contrario, se reactivan una y otra vez, sin que las nuevas generaciones, herederas de las que vivieron aquellos tiempos puedan soslayar lo vivido. Es así como hasta el día de hoy tenemos un país dividido política, económica, social y culturalmente. Una división lacerante, agudizada por los niveles de desigualdad en todo orden. Los esfuerzos por mitigar las desigualdades parecen insignificantes e inútiles.

A 40 años del golpe, un senador de la derecha, de la Región del Maule, tuvo el coraje de dar un primer paso, admitiendo lo que no vio en décadas –las violaciones a los DDHH- y pidiendo disculpas. Dio un paso difícil, tan difícil que no fue seguido por su partido, ni por su candidata presidencial, y paga un precio, el aislamiento en su sector.

Consultada al respecto, la candidata Evelyn no fue capaz de levantar la mirada y abrir su corazón, llegando incluso a centrar la responsabilidad en la DC al afirmar que “cada uno tiene que hacerse cargo de su pasado. El golpe no vino porque sí, no vino de la nada. La Democracia Cristiana pidió prácticamente el golpe. Hubo situaciones anteriores gravísimas.”

Al respecto es bueno puntualizar que efectivamente, la mayoría de la DC, en base al clima confrontacional imperante –que unos intentaban mitigar mientras que otros procuraban agudizar, a uno u otro lado-, estuvo a favor del golpe, como lo estuvieron muchos chilenos(as), sin imaginar siquiera las características que iba a tener la dictadura que sobrevendría. Una minoría en la DC, que se expresó a través de un histórico documento, “La Declaración de los 13”, tuvo la lucidez de prever lo que sobrevendría. Quienes respaldaron el golpe no lo hicieron para exterminar a los vencidos, sino que para reconstruir el tejido nacional. Lo que hizo la dictadura fue lo contrario, destruirlo. En vez de tender la mano al vencido, lo aplastó, lo persiguió sin misericordia. De allí que a poco andar, al visualizar las violaciones a los DDHH por parte de la dictadura y el silencio de su soporte civil, el gremialismo hoy refugiado en a UDI, la Democracia Cristiana, junto con la Iglesia, no dudó en condenar tales violaciones, e inició un camino que la enaltece: socorrer a los vencidos y ayudar a levantarse a una izquierda diezmada y perseguida dentro y fuera de nuestras fronteras. Una izquierda que hace rato asumió sus errores frente a una derecha que a la fecha no logra asumir sus horrores.

Fueron muchos los demócratacristianos quienes se la jugaron por quienes en el pasado habían sido sus adversarios. A ellos, mi homenaje.

agosto 21, 2013

Los egos en acción

Ya se ha despejado quienes son los candidatos definitivos a la presidencia y los candidatos al parlamento. En esta ocasión me referiré al escenario presidencial. A muchos ha sorprendido la cantidad de candidatos a la primera magistratura de la nación, la mayor en décadas. Se tienen pocos registros de tantos candidatos, 9 en total. Muchos incluso se han enterado de quienes no conocían ni habían visto en toda su vida.

Incluso muchos se sorprenden de que podrán llegar a tener que votar hasta 3 veces, si se contabilizan las primarias y asumiendo que habrá segunda vuelta ante una eventual dispersión de votos entre los 9 candidatos. Y entonces se preguntan: ¿porqué no hay solo 2 candidatos como en los Estados Unidos donde viven 300 millones de personas mientras acá tenemos 9 candidatos siendo tan solo poco más de 15 millones? ¿no existe acaso una forma más fácil y eficiente para elegir un presidente? En estricto rigor allá también hay más de 2 candidatos, pero la atención se centra en los dos principales candidatos con reales posibilidades de ser elegidos. Igual que acá.

La razón de tantos candidatos, desgraciadamente, y a mi modesto entender, está en los egos. De otra manera es difícil explicarse porqué hay tantos candidatos en circunstancias que las primarias están justamente para decantar, filtrar. La lógica al respecto es la siguiente: las primarias tienen por objetivo que las grandes corrientes de opinión dispongan de un mecanismo para dirimir las diferencias que existen al interior de cada corriente en forma civilizada. De otro modo, no tiene sentido hacer primarias. Y las grandes corrientes de opinión las podemos agrupar en 2, 3 y quizá 4 categorías, pero no en 9! Si no hubiésemos tenido primarias podríamos haber llegado a tener 13 candidatos!

Todos sabemos que nuestro corazoncito está más a la izquierda o más hacia la derecha, por más independientes que seamos, y por tanto, no es necesario ser muy astuto para que quienes estén interesados en postular lo hagan en las primarias del bloque que deseen, más cercano al gobierno o a la oposición. Nada impedía que el Meo, Parisi, Sfeir, Claude, Miranda y Jocelyn-Holt fueran a las primarias oficialistas u opositoras, dependiendo dónde se sintieran mejor, y divulgaran su respectiva buena nueva para conquistar adherentes. Sin embargo, aduciendo mil y un motivos, no quisieron participar en las primarias presidenciales. En concreto, le hicieron el quite a las primarias para tener su minuto de fama en la primera vuelta.

Lo sintomático, que ni siquiera sirven como expresión de protesta o rechazo a lo existente, porque ahora, con el voto voluntario esta protesta se puede expresar por la vía de la abstención.

Si nos ponemos una mano en el corazón, se sabe que la verdadera disputa se centra en dos candidaturas. Por tanto, si realmente nos queremos ahorrar una segunda vuelta, en nuestras manos está que así sea y no perdamos el tiempo votando por quienes no tienen ninguna posibilidad y no estuvieron dispuestos a participar en ninguna primaria.

Por último, si se quiere dar el batacazo, y haciendo política ficción, qué se saca con tener algunos de estos candidatos 7 en la presidencia si no tiene representación en el parlamento. Nos guste o no, se gobierna con el parlamento, no con la calle. Ésta, a lo más complementa al parlamento, presionándolo, pero no lo sustituye. A estas alturas del partido los votantes no estamos para darnos gustitos personales como es el que se están dando estos 7 personajes a los que aludimos, por más válidas que sean nuestras aprensiones por las candidaturas con verdadera opción de ser elegidas y de gobernar para conducirnos hacia el país que queremos, o al menos lo menos alejado de lo que queremos.

Por lo expuesto, invito a no dejar para una segunda vuelta lo que podemos resolver en la primera. O lo que es lo mismo, no dejemos para mañana, lo que podemos hacer hoy, por más que nos duela la guata.

agosto 14, 2013

Los hijos de .....

Para las próximas elecciones, estamos apenas a 3 meses de ellas, no sin asombro observamos una gran cantidad de parientes de actuales políticos, hij@s, herman@s, espos@s de ellos, cuyos nombres están figurando como candidatos en las plantillas que se están configurando.

Existen razones para ello, de hecho, en general existe una cierta propensión a que l@s hij@s sigan las aguas de sus progenitores, ya sea por inducción de estos últimos, por inercia, porque está en la “sangre familiar” o porque es lo que ven. En el mundo de las FFAA es bastante común. En la oficialidad, no es menor el número de militares, aviadores o marinos, que suelen ser hijos de; al igual que en el mundo civil, aunque quizá en menor grado. Lo mismo que en el ámbito político, pero dado su cariz público y la necesidad de someterse al escrutinio público, no es posible evitar que llame la atención y fruncir el ceño, particularmente cuando se trata de una actividad bajo sospecha. Dentro de cierto margen, parece razonable la existencia de hij@s de, mal que mal, han crecido en un particular entorno, bajo una determinada cultura o educación. Somos lo que somos por nosotros mismos y nuestras circunstancias.

Sin embargo, no puede dejar de llamar la atención cuando de casos emblemáticos se trata, como lo es cuando se habla del hijo de Lavín, dos veces candidato presidencial, exministro de Piñera, exjefe de campaña del defenestrado Longueira, y actual jefe de campaña de Matthei.

O cuando se trata del hijo del propio Longueira, a quien de la noche a la mañana, después de dejar en el camino a Allamand, se le habría declarado un cuadro depresivo. Se sabe que la propensión a la depresión por parte del hijo de un depresivo es mayor que la del hijo de un no depresivo. En ese cuadro, no se entiende su postulación, salvo que se quiera aprovechar la existencia de una “marca” conocida en el mercado y difundida en los más diversos murales a lo largo del país a un costo no menor. Quizá sea parte de una estrategia de ocupar óptimamente los recursos disponibles.

O cuando se trata de la hija de Golborne, quien fuera candidato presidencial de la UDI y bajado a raíz de un escándalo con tarjetas de crédito en sus tiempos de gerente de la Cencosud y de sus inversiones en paraísos fiscales. Y ahora la premian doblemente al subirlo como candidato a senador por una circunscripción, Santiago poniente, ahora acompañado de la candidatura de su hija como diputada por uno de los distritos de la circunscripción.

Después tenemos el caso del hijo de Coloma quien postula como diputado en un distrito, aún a costa de que la UDI bajara la candidatura del diputado actual. En síntesis, se trata de algo muy cercano a nepotismo, tal como lo define la real academia española: “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. Digo cercano, pero no nepotismo propiamente tal, porque debe ser mediado por el voto, o sea, la población puede votar o no por la candidatura propuesta.

Si bien en esta ocasión he hecho mención a candidaturas del lado de la derecha, porque son las que más se visibilizan en la actualidad, no cabe duda que se trata de un fenómeno generalizado, que se da a diestra y siniestra.

En general, como doctrina, no he creído necesario poner cortapisas a postulaciones a elecciones o reelecciones porque en definitiva es la gente la que decide. Sin embargo por el poder, la influencia, o los abusos que los cargos reportan, parece llegada la hora de fijar límites con miras a abrir ventanas que contribuyan a que entre aire fresco, renovado, limpio, no contaminado. Todo esto no sería necesario si a la hora de votar lo hiciéramos por quienes no son l@s hij@s de, salvo excepciones.