febrero 22, 2019

La izquierda perdida en el espacio

La izquierda se encuentra sumida en una crisis mayúscula, y en tanto no la reconozca, difícilmente saldrá de ella. Lo que eran, y son, sus modelos de sociedad, están haciendo agua por todas partes. Qué es ser de izquierda hoy? En el mundo en que estamos inmersos, cuesta identificarla.

Cuál es nuestro modelo de sociedad? El de Corea del Norte? El de Cuba? El del socialismo bolivariano? El de China? Confieso que ninguno de ellos me interpreta. Ninguno de ellos se caracteriza por la no violencia, por el contrario, se arman a más no poder sacrificando generaciones. Tampoco se caracterizan por el desarrollo, el genuino, el del ser humano en su plenitud en armonía y en paz con la naturaleza.

Las crisis humanitarias se extienden en el mundo, bajo los distintos modelos de sociedad dominantes. Ahora el acento está puesto en Venezuela, por oscuros intereses que nada tienen que ver con el humanismo, pero también lo está en África, en Haití, en Siria y en muchos otros países. Y allí donde EEUU ha intervenido con la excusa de llevar ayuda humanitaria, el resultado ha sido calamitoso. Los conflictos en vez de reducirse, se agudizan.

En este contexto, ¿dónde está la izquierda? ¿cuál es su postura? ¿qué significa tener como domicilio a la izquierda? Y lamentablemente la división aflora por desacuerdos respecto del modelo de sociedad que queremos. No basta con estar unidos contra algo si no se tiene en común un modelo de sociedad.

La sociedad estadounidense no es mi modelo, entre otros muchos motivos, por basarse en el individualismo y el militarismo. Tampoco es mi modelo lo que son o han sido los países de la órbita comunista o socialista, China, lo que fue la Unión Soviética, Cuba, porque el poder político tiende a ser monopolizado por un único partido y a sacrificar libertades por generaciones en aras de un hipotético desarrollo futuro que rara vez se hace presente. Ambos modelos tienen una impronta imperial de dominación que no puedo sino rechazar.

La izquierda, y el humanismo en particular, deben desprenderse de sus demonios, liberarse y creer de verdad, siempre y en todo lugar en la no violencia activa, en la desobediencia civil, en la lucha por las libertades y el pleno respeto por los derechos humanos y el desarrollo de la persona como tal. Eso implica no respaldar regímenes militares, cualquiera sea su naturaleza, impulsar siempre soluciones de carácter políticas, entendida la política como el espacio de resolución pacífica de conflictos, los cuales son inherentes a toda convivencia humana; implica promover el pleno desarrollo de las potencialidades y capacidades de cada uno de nosotros, la solidaridad; implica reconocernos con distintos intereses con los cuales debemos concatenarnos como las piezas de quien arma un puzzle o ensambla las notas de una partitura musical para que emerja una música celestial; implica renunciar al armamentismo conducente a la imposición de unos sobre otros; implica ser consistentes y consecuentes.

¿Es mucho pedir?

febrero 21, 2019

Jugando con fuego

Por estos días la atención se centra en Venezuela, país que atraviesa una crisis de proporciones tal que paradójicamente está dando origen a una competencia de conciertos musicales a uno y otro lado de la frontera con Colombia.

Los gobiernos que respaldan a la oposición venezolana, hoy encabezada por Guaidó, invocan razones humanitarias para llevar una ayuda que el gobierno de Maduro rechaza tajantemente por considerarla una flagrante intervención foránea destinada a derrocarlo y que no está dispuesto a tolerar.

La crisis venezolana se expresa en una crónica escasez de alimentos y medicamentos motivada, según la oposición, por el gobierno de Maduro y sus secuaces, el alto mando de las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Según los gobernantes, por la descarada intervención extranjera encabezada por el gobierno estadounidense de Trump y los gobiernos títere latinoamericanos que lo acompañan, entre ellos Chile.

La crisis se da en un país caracterizado por la posesión de recursos petroleros, la que debiera ser fuente de riqueza para sus habitantes. Sin embargo, por el contrario, ha sido fuente de desgracia, ya sea por el apetito que despierta a nivel internacional, como por la catarata de corrupción que ha generado en los sucesivos gobiernos que ha tenido hasta la fecha. Deben ser contados con los dedos de la mano los gobiernos que se han librado de caer en tentación. El gobierno de Chávez, antecesor del de Maduro, emergió como resultado de la corrupción reinante, la que en vez de reducirse en estas décadas, se ha visto multiplicado. Por eso, ojo con quienes hacen gárgaras con los combates contra la corrupción.

Lo concreto es que hoy por hoy, el país se encuentra en una escalada acciones y amenazas que se sabe cómo empiezan, pero no cómo terminarán. Las especulaciones están a la orden del día. Esta semana se está en la fase de los conciertos, y ojalá quedara en eso. Sin embargo, tras ellos están los mercaderes de las armas, quienes se soban las manos esperando el menor chispazo para que se desate la guerra real. Que tengan lugar dos conciertos a uno y otro lado de la frontera, no deja de ser una provocación que nada bueno permite presagiar. De momento hay violencia implícita, la que en cualquier momento puede desembocar en violencia explícita. De lado y lado se está jugando con fuego, con los medios de comunicación atizándolo, tanto al interior de Venezuela como en el exterior.

Hasta la fecha, América Latina, con todos sus problemas ha sido un oasis en el contexto mundial al ser capaz de sustraerse a guerras entre nuestros países, como ha ocurrido en Asia, África y Europa en el último siglo.

Más que nunca necesitamos paz, no violencia activa, desarmarnos. Es hora de dejar de jugar a una guerra por intereses de que no son nuestros y en la que quienes ganen no seremos nosotros. Al que le venga el sayo, que se lo ponga.

febrero 17, 2019

España, una vez más en la encrucijada

El primer ministro español, Pedro Sánchez, ha resuelto convocar a elecciones anticipadas para el próximo 28 de abril, esto es, en poco más de dos meses más.

La razón está centrada en el resquebrajamiento de la alianza que le permitió destituir a Rajoy, representante del partido popular de la derecha hace menos de un año atrás, alianza constituida por el PSOE, Unidos Podemos y los partidos nacionalistas de distintas regiones de España. Este resquebrajamiento se produjo por la no aprobación de los presupuestos presentados ante el Congreso por parte de los partidos nacionalistas.

Desde el primer minuto estaba claro que el gobierno de Sánchez, desde sus inicios estaría pendiendo de un hilo muy delgado, dadas las diferencias existentes entre el PSOE y los restantes partidos en torno al tema de las autonomías. Si bien son menores a las que estos últimos tienen respecto de los de la derecha, no dejan de serlo.

En tiempos de Franco, de la derecha dura, las autonomías no existían, las culturas y lenguas regionales eran perseguidas. Era la España única, la que no admitía la rica diversidad que le da forma e identidad ante sí misma y el mundo. Con la transición democrática española se avanzó significativamente en favor de las libertades y de las identidades regionales por la vía de la consolidación de las autonomías regionales, donde se asume la existencia de un país, España, y la de las regiones con sus propias características, identidades, lenguas. Los partidarios de la independencia, particularmente los catalanes y vascos, particularmente los primeros, siempre han ido por más, basados en no pocas y poderosas razones.

El rechazo a los presupuestos por parte de los partidos nacionalistas tiene justamente su origen en la aspiración por mayores avances en el plano de las autonomías o la independencia, especialmente en el caso de los catalanes. Lo concreto es que por jugar al todo o nada, han provocado unas elecciones legislativas anticipadas cuyo desenlace es difícil de prever.

El momento es favorable a la derecha porque corre con viento a favor por: a) una tendencia que se está dando a nivel mundial y en la misma España, como lo ilustra la reciente derrota del PSOE en Andalucía luego de más de 30 años gobernando dicha región; b) la unidad que muestran las distintas derechas españolas expresadas en el partido Popular (PP), Ciudadanos y VOX; y c) la división de la izquierda, particularmente entre PSOE y Unidos Podemos, al menos en lo que concierne a sus posiciones en torno a la independencia y las autonomías.

La paradoja estriba en que los partidos nacionalistas, corren alto riesgo de ir por lana y salir trasquilados, dado que con su conducta posibilitarán que se conforme un gobierno tripartito de derecha que incluya a la más rancia, la franquista, que se opone no solo a la independencia, sino que a las autonomías.

El juego al todo o nada es propio del mundo militar, no del mundo político. La resolución de conflictos civilizada exige negociaciones, conversaciones, concesiones, acuerdos. El mundo no es color negro o blanco, sino que es una amalgama de colores, incluidos los grises. Para ello debe imperar un clima de no violencia activa que se superponga al de la violencia, de la imposición.

Formulemos votos porque en España la izquierda y el nacionalismo superen el trance en que se encuentran y sean capaces de revertir lo que se cree que ocurrirá y den un ejemplo a seguir en todo el mundo, incluido Chile.

febrero 14, 2019

Venezuela camino al abismo

Lo que ocurre en Venezuela me ha hecho recordar el período previo al golpe, cuando Radomiro Tomic, en julio de 1973, afirmó que Chile marchaba al abismo. Tiempo en el que los principales actores afirmaban querer evitar que se consumara la tragedia, pero no hacían otra cosa más que empujar o encaminarse aceleradamente hacia ella, incapaces de prever las consecuencias.

Existen momentos críticos en la vida de las naciones. Venezuela vive uno de ellos. Para unos, como consecuencia de un gobierno nefasto que ha caído en un nivel de corrupción vergonzoso bajo las banderas de un socialismo bolivariano. Banderas que no ha hecho otra cosa que desprestigiarlas, arrastrando consigo la división de la izquierda a nivel mundial. Para otros, como consecuencia de la presión e intervención norteamericana reforzada por los países de Colombia y Brasil, amén de otros países, entre ellos, Chile.

Hace rato que Maduro y su gobierno se están cayendo a pedazos, más por sus propios errores y por sus políticas asistencialistas basadas en la disponibilidad de sus recursos petroleros. Si bien la crisis viene de antes, la baja del precio del petróleo terminó por destaparla. La reciente y desembozada presión e intervención externa, liderada por EEUU, no ha hecho más que agudizar, reforzar el descontento ciudadano, la crisis humanitaria que han estado viviendo los venezolanos, así como la emigración de sus mejores hombres y mujeres en busca de un mejor destino.

El caos es tal que hoy se tienen dos presidentes, Maduro y Guaidó. Este último, presidente de la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano. Guaidó, que era un perfecto desconocido hasta hace poco, milita en el partido Voluntad Popular, un partido derechista liderado por Leopoldo López, quien se encuentra encarcelado por el gobierno de Maduro.

Si bien a Guaidó recién se le conoce, su verbo, su discurso, delata una formación por más de 10 años en los think tanks norteamericanos y europeos del mundo de la derecha. Su aparición ha sido providencial, logrando lo que por décadas no había logrado la oposición venezolana: galvanizarla, unificarla.

No cabe duda que así como Maduro es el hombre de Cuba en Venezuela, Guaidó es el de los EEUU de Trump y de los países que tocan las mismas teclas.

Lo que viene es un misterio. Solo sé que todo apunta a que Venezuela está adportas del fin de una etapa y el inicio de otra. Los escenarios más probables que visualizo para este quiebre, son:

(1) Las FFAA venezolanas le retiran el apoyo a Maduro, trayendo como consecuencia su caída, el inicio de un gobierno de transición encabezado por Guaidó para una suerte de restauración nacional con apoyo internacional y convocar a elecciones presidenciales inmediatas.

(2) Un quiebre en las FFAA que de origen a una guerra civil.

(3) Una intervención militar norteamericana a través de terceros países (fundamentalmente Colombia y Brasil) que de origen a una guerra entre las FFAA de Venezuela y las de terceros países.

(4) Un acuerdo para elecciones presidenciales y parlamentarias al más breve plazo bajo la supervisión de la OEA y de las Naciones Unidas.

El problema de fondo reside en la existencia de un grupo mafioso que se ha apoderado del Estado que intenta legitimarse a nombre de la izquierda o utilizando su lenguaje.

Este último, que en mi opinión es el más deseable, creo que es el menos probable. Veo a Maduro contra las cuerdas y a Guaidó envalentonado con el respaldo de EEUU, por lo que este último ya no estaría interesado en acuerdo alguno en la confianza de que las FFAA terminen por quitarle su apoyo a Maduro. Si hay una cosa clara, es que basta que las FFAA le quiten el piso para que Maduro caiga.

Visualizando como muy difícil un acuerdo a estas alturas del partido, lo ideal es que las FFAA venezolanas retiraran su apoyo a Maduro, lo que no veo fácil porque están capturadas por la corrupción y el narcotráfico. Guaidó y EEUU los está tentando con amnistías para que ello ocurra.

Desafortunadamente los escenarios más probables son los menos deseables, los escenarios de quiebre y de intervención militar externa. Los principales actores parecen empujar en esa dirección.

En cualquier caso, el vía crucis de Venezuela tiene para rato porque estamos ante un Estado fallido donde ya nada funciona. Triste destino para un país que lo tiene todo para no estar como está.

febrero 07, 2019

Es mi jardín

En estos días, el presidente nacional de una distribuidora de combustible disfrutaba de sus vacaciones en su propiedad localizada en el sur de Chile, cuando con gran sorpresa observa que tres mujeres retozaban con toda soltura a orillas del lago Ranco en lo que considera su propiedad. Sin mayor diplomacia las conmina a salir afirmando que “estoy con mi familia y con mis hijos, ¿ya? Y este jardín lo cuido yo, es mi jardín que deslinda con el lago Ranco. Si ustedes se quieren instalar allá donde revientan las olas, perfecto, se ponen ahí, pero es mi jardín”. Agregando “Esto es mi jardín, yo deslindo con el lago Ranco”.

La viralización de un video que muestra lo ocurrido ha permitido destapar una realidad muy propia de Chile en pleno siglo XXI: la prepotencia de no pocos de quienes conforman las élites, que nos hace rememorar la conducta de quienes eran patrones de fundo, así como de quienes ahora se creen los patrones o dueños del país.

En conocimiento de los hechos, el Ministro de Bienes Nacionales, Felipe Ward, militante y exdiputado de la UDI, se apresuró a afirmar que “en Chile no existen las playas privadas”, una frase para el bronce que ilustra la disonancia existente entre la realidad que se vive a diario, y la legalidad imperante.

Según la información recabada la legalidad indica que los espacios públicos que rodean a los lagos, estos es, las playas, son aquellos limitados por los niveles de marea mínima (baja) y máxima (alta). Por tanto, toda propiedad privada limita con el nivel de marea alta, lo que significaría que cuando la marea está alta, no hay playa pública. Sí la habría cuando la marea está baja. Una definición bien sui generis que dudo exista en algún otro país del mundo. Pero como bien sabemos, en Chile todo es posible, mal que mal, somos únicos.

En consecuencia, las investigaciones en curso apuntan a determinar si las tres mujeres se encontraban dentro de los límites señalados. Lo más probable es que, finalmente la sacrosanta justicia, termine por darle la razón a quien tiene el poder económico para imponerse. Mal que mal, el criterio dominante está basado en la tendencia hacia la privatización de los recursos públicos. Fenómeno similar se está observando en torno a los derechos de agua.

Mientras el sur se incendia y el norte se inunda, desde el gobierno nos distraen y entretienen con la crisis de Venezuela, exigiéndosenos que tomemos partido por Maduro o Guaidó. Por mi parte, no estoy con ninguno de los dos. ¿Por qué? Bueno, eso ya es para otra columna, al igual que las consecuencias del cambio climático del que Trump se ríe y nosotros sufrimos.

febrero 04, 2019

Congreso ideológico de la DC

Ad portas del congreso ideológico de la Democracia Cristiana (DC), el partido vive tiempos de crisis por los más diversos factores. Crisis que se ha estado expresando en la renuncia de no pocos de sus militantes de primera línea y en una pérdida de la influencia de otrora. El reciente fallo que califica como homicidio la muerte de Frei Montalva está permitiendo rememorar sus mejores tiempos.

Diversos factores han confluido en la crisis que hoy vive la DC. Mencionaré tan solo cuatro de ellos. Uno, el desprestigio y la pérdida de influencia de la iglesia católica, bajo cuyo amparo nació y creció como defensora de los más débiles y en oposición a las propuestas provenientes del marxismo en tiempos de guerra fría. Dos, una creciente polarización de la sociedad que tiende a desdibujar o aislar a las fuerzas de centro, moderadas, que suelen invitar a la concordia, a los acuerdos. Tres, las luchas fratricidas en su seno entre las distintas tendencias que minan los afectos internos y siembran la desconfianza. Y cuatro, la corrupción, el desgaste y/o la lucha por el poder que conlleva una prolongada permanencia en una coalición de gobierno, primero la Concertación y luego la Nueva Mayoría.

Si bien no pocos prevén el ocaso de la DC, importa destacar que no obstante las dificultades presentes, si los propios demócratacristianos son capaces de levantar la mirada, observarán que hay luz al final del túnel. La flecha demócratacristiana es todo un símbolo, en el que las líneas que la atraviesan representan las dificultades a ser superadas, y que no son sino los factores recién mencionados. La flecha propiamente tal indica el rumbo, el norte, hacia dónde ir. Y la historia de la DC nos dice mucho, así como su origen y particularmente el gobierno que Frei Montalva tuvo el honor de encabezar.

Pondré el acento en las políticas que emprendió y cuya validez son hoy mayores que nunca y en torno a las cuales valdría la pena reflexionar. Entre ellos, las Juntas de Vecinos, modelo de organización vecinal que debe ser fortalecido; los Centros de Madres que la dictadura destruyó al ponerlas a su servicio y que deben recuperar su razón de ser; la Promoción Popular, modelo de organización del mundo popular con miras a reinsertar a quienes el actual sistema económico-social-laboral margina y expulsa; la Sindicalización Campesina con el propósito de organizar a los trabajadores del mundo rural, particularmente a quienes realizan trabajos de temporada.

En lo que tiene relación con el desarrollo económico, no deja de sorprender que la DC no rescate de sus arcas los conceptos bajo los cuales surgió y que están asociados al comunitarismo, al cooperativismo, a la economía solidaria. Importa destacar que en la actualidad existen condiciones inmejorables para su promoción, significativamente mayores a las existentes hace medio siglo atrás. Hoy se tiene una población con mayor nivel educacional, una masa trabajadora más profesionalizada, con organizaciones empresariales más planas, menos jerarquizadas, donde la razón de ser de la participación laboral en la toma de decisiones debiera ir en ascenso. En este contexto la clásica división entre el capital y trabajo debiera ir perdiendo sentido y peso.

El minuto actual invita a que la DC, en su próximo congreso ideológico reactive lo que han sido sus raíces, la razón de ser de su existencia. En ella se encuentran las políticas que permitirán, junto con otros partidos y movimientos que se oponen al neoliberalismo imperante, hacer de Chile un país más solidario, más humano qu eel que tenemos.

febrero 01, 2019

El magnicidio de Frei Montalva

Finalmente se dictó sentencia confirmando que la muerte de Eduardo Frei Montalva fue consecuencia de una operación quirúrgica de carácter simple con resultado de muerte por la intervención de terceros. Hay 6 condenados.

Pocos meses antes de su asesinato de hace 37 años, el 13 de octubre de 1981, el dictador de entonces pronunció la fatídica frase “No se mueve ninguna hoja en este país si no la estoy moviendo yo, que quede claro”. Esa era la soberbia y el clima imperante, el lenguaje con el que era tratado el país.

Frei Montalva, luego de su valiente, histórico, fundamentado y macizo discurso en el Caupolicán, donde rechaza el fraudulento plebiscito del 80 y se pronuncia a favor de una Asamblea Constituyente, emergió como un líder opositor imparable cuyas ideas fuerza terminarían por imponerse. Su peso, estatura e influencia internacional llevaron a los cerebros grises y criminales de la dictadura a tomar la decisión de eliminarlo físicamente. Tal como lo hicieron con el comandante en jefe del Ejército, Carlos Prats, con el canciller de Allende, Felipe Letelier, y con quien fuera el ministro del interior de Frei Montalva, Bernardo Leighton. El brazo largo de la dictadura se extendió más allá de las fronteras nacionales. En el caso de Carlos Prats, cruzando la cordillera de los Andes, para liquidarlo junto con su señora. El asesinato de Letelier fue en las barbas mismas del imperio, en Washington, lo que ilustra la osadía de un régimen, osadía que dio inicio al distanciamiento entre los EEUU y la dictadura. Y el atentado contra el Bernardo Leighton, en el viejo continente, en Italia, da cuenta de los lazos establecidos con bandas criminales.

La sentencia emerge ad portas del congreso ideológico de la Democracia Cristiana que tendrá lugar próximamente, ocasión propicia para honrar la memoria de Frei Montalva, reivindicar su figura y el cuerpo de ideas que dieron forma a un programa de gobierno bajo el lema de Revolución en Libertad. Si bien se trata de un programa de más de un siglo atrás, en tiempos de guerra fría, surgido al calor de las lacerantes injusticias que había que resolver, y en oposición a las propuestas del mundo marxista, a los demócratacristianos les vendría bien reflexionar respecto de su vigencia de cara al futuro.

En el programa de gobierno de entonces, debidamente actualizado, están las banderas a levantar como antídoto al ramplón neoliberalismo imperante.