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Foto de Aliaksei Lepik en Unsplash |
Corina es del mundo
de la derecha, por no decir de la ultraderecha, y por lo mismo no es santa de
mi devoción, pero al césar lo que es del césar: ella ha sido capaz de hacerle
frente a un gobierno narcomilitar que se está corroyendo a sí mismo, que desde
hace tiempo se cae de maduro. Si no ha caído es porque se apoya en unos
altos mandos militares totalmente corrompidos por el narcotráfico.
No sé si tiene los méritos
suficientes para haber ganado el premio, pero me doy por pagado con que no lo
haya ganado Trump, o la dupla Trump-Netanyahu. Sobretodo Trump, qué no hizo
para llevarse el Nóbel de la Paz. Él mismo se daba vuelo, afirmando que ha
parado guerras, y que merecía obtenerlo. Algunos afirman que no se lo dieron
porque habría sido impresentable, el colmo de los colmos, pero que tampoco podían
no dárselo sin que el mismísimo Trump le declarara la guerra a la Academia
Sueca. Y para que su enojo no dejara títere sin cabeza, nada mejor que otorgar
el premio a una opositora a Maduro. Una suerte de premio de consuelo. Es posible.
En todo caso, llaman
la atención los esfuerzos desplegados por parar la guerra de Gaza justo en la
antesala de la discusión y asignación de un premio que si bien es muy codiciado
por personajes de la catadura de Trump, es un premio que está cotizando a la
baja. Trump pensaba que si se lo dieron a Obama, porqué no a mí; si se lo
dieron a Kissinger, porqué no a mí. Netanyahu debe haber pensado lo mismo.
Quizás cuántos
millones de dólares, de los que le sobran a Trump, no corrieron para que fuera
el galardonado. Por suerte se quedó con los crespos hechos.
Muy de acuerdo
ResponderBorrarEstamos con el mundo al revés!Es el mal menor ! Gracias Rodolfo!
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