Con su clásico descaro, Trump ha dicho, sin pelos en la lengua, que a España le ha ido bien a costa de EEUU. Esto se da en momentos en que para la derecha española (PP y VOX), España se estaría cayendo a pedazos. Trump lo ha declarado, urbi et orbi, en el marco de su protesta porque España no está contribuyendo con el 5% de su PIB al financiamiento de la OTAN.
En virtud de lo señalado, Trump ha amenazado con
aumentar los aranceles a las importaciones provenientes de España. La clásica
política del garrote y la zanahoria. Si te portas bien, zanahoria, si te portas
mal, garrote. ¿quién juzga cómo te portas? El mismísimo Trump convencido que
todos somos sus vasallos.
Es su manera de ser, la de quien toda su vida ha hecho
lo que ha querido. Y como todos los niños, tiene sus berrinches cuando las
cosas no se dan como él quiere. Ahora ha hecho todo un show alardeando de su
capacidad para parar la guerra en Gaza en circunstancias que EEUU, de la mano
de Trump, ha sido actor principal.
Basta recordar que todo partió con un brutal y
sanguinario ataque de Hamas, grupo terrorista palestino, en el fatídico 7 de
octubre del 2023, hace ya poco más de 2 años. La respuesta del gobierno de
Israel encabezado por Netanyahu, no se hizo esperar. Fue una respuesta tal que
logró lo imposible: revertir el horror producido por la matanza de Hamas, en el
horror provocado por la reacción israelí. Una reacción que de seguro contó con
el consentimiento de Trump y su gobierno.
Hagamos memoria. En 1993 entre el gobierno israelí y
la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) negociaron una serie de
pactos llamados Acuerdos de Oslo, cuyo objetivo central fue establecer un
proceso conducente a la convivencia pacífica entre israelíes y palestinos. Los
firmantes de dichos acuerdos, entre otros, fueron Yaser Arafat en
representación de la OLP, y Isaac Rabin, primer ministro de Israel. Dos años
después de la firma de los Acuerdos de Oslo, Rabin fue asesinado por un
extremista judío de derecha, asociado a ideologías ultranacionalistas.
Entre los más férreos opositores a los acuerdos, dentro
del mundo israelí, se encontraban el partido Likud liderado por el mismísimo Netanyahu
hace ya más de 30 años; y dentro del mundo palestino, el grupo islamista Hamás
que no estaba disponible para reconocer al Estado de Israel. De un extremo al
otro se encargaron de hacer naufragar acuerdos conducentes a la coexistencia de
dos estados: Israel y Palestina.
Me permito recordar todo esto porque no me compro el
cuento de que la guerra en Gaza ha terminado. Me alegra que exista un alto al
fuego, pero me temo que esto no es más que un
paréntesis, un entretiempo para reanudar acciones al menor chispazo. Lo que
hace Trump es puro show, pues toda su vida ha sido un showman y hoy está
viviendo su minuto de éxtasis, con todo un mundo girando a su alrededor. Ojalá fuese
un alto al fuego permanente que de por resultado la convivencia de pueblos que
ya han sufrido mucho.
¿Por qué no hizo lo mismo con Ucrania? Se le olvida que es este "presidente de la paz" que permitió y facilitó la destrucción de Gaza y la muerte de 70.000 civiles y que se niega en reconocer la existencia de Palestina
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