En esta ocasión haré memoria de los paseos anuales que la carrera ha
implementado desde sus inicios. En particular, haré referencia a uno de ellos,
el que hiciéramos a Constitución en tren, en el único ramal que subsiste en el
país. Tren cuyo trayecto bordea el río Maule, en su tiempo caudaloso y
navegable, y que se caracteriza por ser el único medio de transporte para
quienes viven en los poblados que sobreviven en el trayecto.
Pocos días antes se
había declarado un temporal que dejó huella en la vía férrea, pero a pesar de
ello, el tren salió con todos los estudiantes de la carrera vivamente
entusiasmados. A lo largo del trayecto la naturaleza nos regalaba paisajes
preciosos. No pocos era primera vez que hacían un recorrido en ese tren que
constaba de dos carros tipo buscarril. Entiendo que recientemente este
buscarril ha sido reemplazado por un moderno tren eléctrico.
La dirección de la
carrera había reservado un lugar campestre en Constitución donde llegar y hacer
el asado programado. Pero el día indicado no estaba para hacer nada al aire
libre. Las lluvias y la humedad se confabularon para estropear todo, pero el
entusiasmo era tal que el humor campeó contra viento y marea. Las canciones y
las bromas al por mayor se encargaban de amenizar el ambiente. El viaje de ida
normal estaba programado para 3 horas, pero este duró el doble tanto porque el
tren tenía que ir a la vuelta de la rueda por las malas condiciones del
terreno, como porque en la estación Gonzalez Bastías tuvimos que hacer un alto
dado que no se podía continuar. El tren paraba en todas las estaciones y en
ellas no faltaban quienes nos ofrecían sus exquisitos panes amasados.
La vía férrea estaba
cortada y había patrullas de operarios intentando reparar/reforzar partes de la
vía cuyos suelos habían cedido como consecuencia de las lluvias, y en otras
partes árboles caídos sobre la vía férrea que debían despejarse. Ya temíamos
que todo se frustraría y que debíamos regresar. Pero el ánimo no amainó, sino
todo lo contrario, se sentía todo como una aventura. El ambiente, el lugar, el
tiempo y las circunstancias se prestaban para ello.
Para sobrellevar el
contratiempo, sobre la marcha se buscó otro lugar donde arribar en Constitución
dado que el tiempo no estaba para hacer nada al aire libre. Si no me equivoco,
y la memoria no me engaña, creo que uno de los estudiantes se contactó con el
municipio de Constitución para conseguir salir del paso. Contacto que dio positivos
resultados al obtenerse la cesión de un gimnasio cerrado donde pudiésemos
llegar. No recuerdo quién era este estudiante, pero sospecho que era de Constitución.
El centro de alumnos,
con apoyo de la dirección de la carrera, se había hecho cargo del financiamiento
del paseo. Y dentro de sus responsabilidades estaba el de asegurar la alimentación
de los estudiantes participantes en el paseo, y quien estaba a cargo de las
finanzas del centro de alumnos, imbuida de la necesidad de optimizar los
escasos recursos disponibles no encontró nada mejor que pedirle a su madre la
producción de tortillas gigantes y huevos duros para un total del orden de 100
a 110 personas. En materia de huevos, se dice que se produjeron 200 huevos
duros, seguramente para asegurar que nadie se quedara sin su huevito. No cabe
duda que ya había tenido un buen curso de economía. Lo concreto es que no
faltaron ni tortillas ni huevos duros, los que se degustaron con especial
fruición durante el viaje.
Finalmente, llegamos
a Constitución, al gimnasio conseguido a última hora, los grupos
encargados de la alimentación y del asado se pusieron manos a la obra. Todo salió a pedir de boca. Ni el
cambio de lugar ni de las características del espacio lograron menguar el
entusiasmo, el humor, la camaradería y la alegría reinante. El regreso fue en
bus, con todos muertos de cansados. Me dicen que tuvimos tiempo para caminar
por la costa. Deben haber anécdotas al por mayor que ignoro, pero quienes participaron seguramente
recordarán.
Estos paseos fueron
un fiel reflejo del espíritu de la carrera, de la camaradería reinante, del carácter
de sus estudiantes y profesores, del corazón que todos le poníamos. Tengo la
certeza que quienes participaron en este evento, hoy se desempeñan como
profesionales con ese mismo espíritu.
Si alguien tiene fotos de este inolvidable paseo, ojalá me lo haga llegar para incluirlas en esta columna. Abrazo a quienes tienen la paciencia de leerme!

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