Desde sus inicios, la carrera de Ingeniería en Informática Empresarial (IIE) se impuso la tarea de innovar en todos los planos. Su lema es “Formando para innovar”, lo que implicaba formar profesionales que al egresar se caracterizaran por estar abiertos al cambio. Abiertos para estar atentos a oportunidades de cambios para que las empresas sean más efectivas y eficientes con apoyo de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs) que se estaban introduciendo en la gestión organizacional.
Al momento de nacer
la carrera de IIE, las carreras asociadas a administración empresarial, solían
dar la espalda a la tecnología, la que se asumía circunscrita al ámbito de la
producción, no de la gestión; y las carreras vinculadas a las tecnologías -las
ingenierías tradicionales-, daban la espalda a la gestión, ya sea de recursos
humanos, financieros, físicos, u otros. Lo expuesto se explica porque por lo
general, a quien le gusta la tecnología, no le gusta la gestión: y lo mismo
ocurre viceversa, esto es, a quien le gusta la gestión, suele “hacerle el quite”
a la tecnología.
Para enfrentar los
avances en materia de TICs desde las últimas décadas del siglo pasado, algunas
universidades empezaron a abordar el desafío formativo por la vía de los
postítulos, y luego vía magisters. Es así como muchos de los profesionales del
mundo de la gestión, viendo que las TICS estaban haciendo su ingreso al área de la
gestión, y ante su total desconocimiento de ellas, decidieron inscribirse en
programas de postítulos o magisters relacionados con las TICs. Lo mismo ocurría
con quienes formados en el campo tecnológico, pero sin mayores conocimientos de
administración empresarial. Decidieron inscribirse en programas de postítulo
específicos o en magisters de administración de negocios, los conocidos como
MBA. Todos programas para remediar falencias en egresados de profesionales de
pregrado.
IIE nace para romper
esta dualidad, embarcándose en la aventura de formar un profesional “híbrido”,
capaz de embarcarse tanto en el campo de la gestión, como en el tecnológico
mediante la implementación de un plan de estudios caracterizado por el
equilibrio en el peso de las asignaturas vinculadas a la gestión y a las TICs,
pero por sobre todo, mediante una mirada en la que el binomio gestión-TICs se
complementara con el binomio teoría-práctica: la teoría que era aprendida en aula
con clases convencionales, y la práctica vía proyectos en asignaturas y en
consultorías, ambos a ser desarrollados en empresas.
La innovación, que es
el sello de la carrera, no se limitaba a la formación en aula, dado que iba más
allá, en la vida misma del estudiante. Los mechoneos anuales que caracterizan
la vida universitaria, son un claro ejemplo. IIE rompió los marcos bajo los
cuales se realizaban las actividades de los mechones. Un año, los nuevos estudiantes
de IIE, sin saber a dónde los llevaban, fueron conducidos en un bus a la ribera
del río Claro. Allí, al bajarse los esperaban estudiantes de cursos superiores
con palas, chuzos, rastrillos, carretillas e instrumentos de trabajo, para
limpiar la ribera del río. El bus y las herramientas fueron proporcionados por
el municipio gracias a un acuerdo con la dirección de la carrera. En otro año,
los mechones fueron llevados a un parvulario con la misión de limpiarlo y
pintarlo para dejarlo como nuevo. En ambas oportunidades, la carrera sacó
premio, uno de ellos de carácter nacional.
Por todo lo expuesto,
con justa razón podemos afirmar que IIE la rompe, dado que quienes egresan de
ella, lo hacen para innovar, buscando las cuatro patas al gato.
Tendré que dejar para
otra ocasión, los paseos anuales celebrando aniversarios. uno de ellos, muy
accidentado, a Constitución en el ramal ferroviario, que nos tuvo horas detenidos
en la estación de Gonzalez Bastías porque las lluvias habían debilitado los
durmientes. A ver si quienes me leen me ayudan con otros recuerdos
imborrables que dan cuenta de una carrera especial capaz de generar profesionales, personas especiales, buena onda.
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