diciembre 01, 2025

IIE la rompe … (parte 13)

Que me perdonen quienes me leen si vuelvo a recordar los inicios de la carrera de Ingeniería en Informática Empresarial (IIE), pero lo hago por dos motivos: uno, porque me tocó vivirlo con mucha intensidad y muchas ganas; y dos, porque creo que los primeros años son vitales, tal como lo fue la infancia para cada uno de nosotros. Los primeros años marcan, dejan huella y suelen ser definitorios. La vida nos puede llevar a senderos desconocidos, no previstos. Tal como en nuestras vidas una buena infancia nos provee los pilares para enfrentar el futuro, también es cierto que no lo asegura. Si insisto en esta fase del desarrollo de la carrera es porque me tocó vivirla.

Hoy quiero recordar las exposiciones y conversaciones con empresarios, altos ejecutivos y profesionales que la dirección de la carrera invitaba periódicamente para que los alumnos los conocieran y tuvieran oportunidad de intercambiar ideas e impresiones con ellos con el objetivo de que conocieran el mundo que les esperaba, el terreno laboral con que se encontrarían una vez egresados.

Es así como la dirección de la carrera se esforzó por organizar estos eventos, de los cuales me permitiré recordar una charla en particular, titulada “Historia de una empresa del sector computacional” en tiempos de la Facultad de Ciencias Empresariales (FACE), hoy reconvertida en Facultad de Economía y Negocios (FEN).

La charla estuvo a cargo del dueño y alto ejecutivo de una empresa localizada en Santiago que se inició como proveedora de servicios de arriendo de equipos informáticos y que luego se expandió a la prestación de servicios informáticos. Sus clientes eran tanto empresas privadas, como públicas, tales como bancos, ministerios y municipios.

Lo que más rescato de esa conversación con los alumnos de la carrera, fue el énfasis puesto por el ejecutivo en que solemos no estar preparados para fracasar, en circunstancias que siempre está la posibilidad de equivocarnos. Insistió en que el éxito de todo emprendimiento de un nuevo negocio, empresa, o proyecto, tiende a ser precedido de varios intentos que vieron el sabor amargo del fracaso. Por ello invitaba a perseverar, a no claudicar. El éxito no llega de un paraguazo, sino que suele venir de la mano de varios fracasos, los que al final del día, no deben verse como tales, sino como pasos imposibles de soslayar. 

En tal sentido lamentó que la sociedad valore el éxito y castigue el fracaso, sin percatarse que uno o más fracasos son la antesala de todo éxito. En la ocasión también apuntó a la actitud que todo emprendedor al momento de dar curso a una idea, la de ser capaz de resistir fracasos, errores y caídas. Ellos no deben amilanarnos, sino que, por el contrario, levantarnos una y otra vez. Recalcó que aprendemos más con las derrotas que con los triunfos. Y lo ejemplificó con su propia experiencia, dado que antes de formar la empresa actual de la que es socio y gerente, incursionó y fracasó en el rubro de la ferretería, de una clínica dental y en la agricultura con una plantación de papas.

En relación a la empresa que hoy lidera, planteó que un elemento al que le concede máxima importancia está referido al clima humano que ha de imperar. Sostuvo que, si se desea que una empresa sea productiva, es imperativo que el personal se. sienta a gusto, considerado y respetado, lo que exige una organización de naturaleza horizontal antes que vertical, lo que implica confianza, la existencia canales de diálogo capaces de anticiparse a potenciales conflictos, y una política de remuneraciones consistente con lo planteado. En tal sentido expresó que una de las mayores satisfacciones que le reporta la empresa es que los trabajadores la sientan suya.

Ojalá estas charlas prosigan invitando ahora a quienes han egresado de IIE, y sus empleadores, para que cuenten sus experiencias. Dar a conocerlas a nuestros estudiantes vale oro.

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