diciembre 04, 2025

Jara y Kast en la recta final

Dentro de poco más de una semana tendrá lugar la segunda vuelta presidencial chilena, una elección trascendente, quizás más trascendente que nunca dadas las cartas que están sobre la mesa. Jeanette Jara (JJ) y José Antonio Kast (JAK) están en las antípodas de posturas políticas. Si no me equivoco, es primera vez que desde el inicio de la transición se enfrentan dos candidatos con posturas tan opuestas.

Confieso que me preocupa un escenario político actual en el que uno de los candidatos, JAK, representante de la derecha dura, reivindica la dictadura del innombrable. Y si uno hace un rastreo por los medios de comunicación convencionales, lo califican ya como eventual ganador. Para estos efectos se apoyan en encuestas y en los resultados de la primera vuelta logrados por los distintos candidatos. Ocupan un lenguaje en que se le da por ganador y se actúa en consecuencia, especulando con posibles ministros, con primeras medidas a adoptar.

Quienes me conocen, saben que nunca he simpatizado con el marxismo ni con el fascismo, y que tanto la flecha roja de la democracia cristiana, como sus principales líderes de antaño, Frei Montalva y Radomiro Tomic, influyeron fuertemente en mi pensamiento político. La flecha roja con las dos barras que atravesaba me representaba cabalmente, interpretándola como la fuerza humanista-cristiana destinada a superar tanto al fascismo como al comunismo.

Quienes me conocen también saben que mis preferencias, en las primarias presidenciales, estaban con Carolina Tohá. Ganó JJ en buena lid, y quienes estábamos con Carolina, no dudamos en respaldar a JJ. Su militancia en el partido comunista (PC), es todo un tema que ha sido puesto sobre la mesa en forma interesada. Para ello se ha aprovechado la fuerte dosis de anticomunismo inoculado por décadas en el país por quienes no han trepidado en defender los horrores en que incurrió la dictadura del innombrable.

Es así como hoy tenemos la paradoja de llegar a una elección en el que uno de los candidatos, JAK, representa a las fuerzas políticas que adhirieron al gobierno del innombrable, a la violación a los DDHH incurridos bajo el simulacro de que estábamos en guerra contra un “enemigo interno”. Y al frente está JJ, cuyo partido, el PC chileno, cuando ha sido parte del gobierno, nunca persiguió, torturó ni hizo desaparecer a sus opositores, como sí lo hizo el gobierno que JAK apoyó y apoya hasta nuestros días.

Este cuadro configura un escenario muy raro por decir lo menos: un candidato, JAK, que se dice demócrata, respaldó una dictadura, y una candidata, JJ, que repudia la dictadura, pero que es atacada por pertenecer a un partido, el PC, que respalda dictaduras, pero que en Chile no ha perseguido a nadie. Todo lo contrario, fue perseguido con saña, sin compasión. Las mismas iglesias cristianas tuvieron que salir en defensa de los comunistas que estaban siendo exterminados.

Tenemos un candidato, JAK, de origen foráneo, proclamando chilenidad, pero adherente a la tesis de la existencia de una guerra interna, enfrentando a una candidata, JJ, más chilena que los porotos. Tenemos un candidato, JAK, que pretende encabezar un gobierno de emergencia, como si Chile estuviese en crisis, haciendo suya la tesis de que el país se estaría cayendo a pedazos cuando los datos duros dicen todo lo contrario. Toda una paradoja como para agarrarse la cabeza.

El solo hecho de que exista la posibilidad de que gane JAK es lo que duele. Duele porque sería una suerte de golpe blando. Duele que gane por la vía de bots, mentiras esparcidas al por mayor. Duele que gane evadiendo debates, ocultando su agenda valórica. Duele que un adherente de la dictadura gane por la vía del voto. Duele que se ignoren los avances alcanzados en democracia. Duele que en democracia se vote por quien no cree en ella. Siento que se está jugando sucio.

El solo hecho de que exista la posibilidad de que gane JAK, me hace pensar, a mi modesto juicio, que estamos ante una democracia degradada, distorsionada a punto tal que está dispuesta a hacerse el harakiri.

Al frente está JJ, quien está dando la cara por Chile. En contraposición de JAK, JJ es una mujer sencilla, que viene de abajo, y que a lo largo de su vida ha dado muestra de resistencia, trabajo, tolerancia y capacidad para conversar, alcanzar acuerdos.

Si bien estas líneas tienen un tinte pesimista, no pierdo la esperanza. Los partidos hay que jugarlos hasta el final. Estamos en los minutos finales y siempre es posible remontar, dar la sorpresa, que las encuestas fallen o estén sesgadas, que la ciudadanía sea capaz de sobreponerse a las presiones mediáticas, a los bots que inundan las redes sociales.

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