Foto de Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash |
En una de mis columnas anteriores abordé el tema de los 17 millones de pesos mensuales que recibía Marcela Cubillos por estar contratada media jornada en la Universidad de San Sebastián (USS). Y terminaba con algunas preguntas que formulaban algunos de sus adherentes sobre las cuales me explayaré ahora.
Una de
ellas era ¿y qué? La misma Marcela, encarada al respecto, no trepidó en
responder que la USS como universidad privada podía pagar lo que se le antojara,
que no esperemos que el Estado se meta en una transacción entre privados. Todo esto
tiene varias aristas.
Una,
si bien la USS es privada, recibe recursos públicos, y por tanto algunas
limitaciones tiene que tener, al menos en el ámbito financiero. No es llegar y
pagar lo que se le antoje cuando de recursos públicos se trata. Mal que mal es
la propia derecha la que suele poner el grito en el cielo con el destino de
tales recursos. Claro que siempre y cuando no terminen en sus propios
bolsillos.
Dos,
entre los argumentos esbozados por Marcela se cuenta la escritura de sendos
libros. Si nos vamos a dichos libros constataremos que no tienen nada de
académicos. Uno de ellos titulado “Leer antes de votar” bajo la editorial de la
USS. Otros libros, escritos con otros conspicuos personajes de la derecha, también
bajo el alero de la misma USS son los que llevan por título “Reforma educacional:
un experimento fracasado” y “4/9 El rechazo de Chile”. Son libros eminentemente políticos, que no se
condicen con el rigor que se asume tiene todo texto que se fruto de un riguroso
trabajo investigativo.
Tres,
la suma que recibe mensualmente Marcela no guarda relación alguna con los
ingresos que todo académico chileno, por más connotado que sea. No se observa relación
entre la productividad de Marcela y lo que la USS le paga. Se argumenta que su
renta no se explica tanto por su productividad como por su condición de
influencer, porque tenerla en la plantilla atraería matrículas, prestigiaría a
la USS. Sería un buen rostro, tal como algunos futbolistas o animadores. Solo faltaría
que a Marcela la incluyan dentro de la publicidad de la USS.
Acá
lo que estamos viendo es una suerte de prostitución de la universidad, una
distorsión del ser universitario, de una visión de la universidad absolutamente
desvinculada de su razón de ser, de su deber ser.
Curiosamente,
la legislación universitaria pregonada en tiempos del innombrable, apuntaba a
despolitizar las universidades. La USS es un ejemplo de todo lo contrario, al
menos en sus más altas esferas. El común denominador de sus dueños y de quienes la dirigen es su pertenencia a un mismo partido, la UDI, al que han adosado personajes provenientes
de otras tiendas para darle un tinte pluralista y que se han prestasdo para ser una suerte de palos blancos.
A la
luz de los personajes que han estado, o siguen estando en la universidad, se
podría señalar que la USS es el prototipo de una institución de compraventa de
prebendas.
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