octubre 11, 2024

La universidad prostituida

Foto de Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash

En una de mis columnas anteriores abordé el tema de los 17 millones de pesos mensuales que recibía Marcela Cubillos por estar contratada media jornada en la Universidad de San Sebastián (USS). Y terminaba con algunas preguntas que formulaban algunos de sus adherentes sobre las cuales me explayaré ahora.

Una de ellas era ¿y qué? La misma Marcela, encarada al respecto, no trepidó en responder que la USS como universidad privada podía pagar lo que se le antojara, que no esperemos que el Estado se meta en una transacción entre privados. Todo esto tiene varias aristas.

Una, si bien la USS es privada, recibe recursos públicos, y por tanto algunas limitaciones tiene que tener, al menos en el ámbito financiero. No es llegar y pagar lo que se le antoje cuando de recursos públicos se trata. Mal que mal es la propia derecha la que suele poner el grito en el cielo con el destino de tales recursos. Claro que siempre y cuando no terminen en sus propios bolsillos.

Dos, entre los argumentos esbozados por Marcela se cuenta la escritura de sendos libros. Si nos vamos a dichos libros constataremos que no tienen nada de académicos. Uno de ellos titulado “Leer antes de votar” bajo la editorial de la USS. Otros libros, escritos con otros conspicuos personajes de la derecha, también bajo el alero de la misma USS son los que llevan por título “Reforma educacional: un experimento fracasado” y “4/9 El rechazo de Chile”.  Son libros eminentemente políticos, que no se condicen con el rigor que se asume tiene todo texto que se fruto de un riguroso trabajo investigativo.

Tres, la suma que recibe mensualmente Marcela no guarda relación alguna con los ingresos que todo académico chileno, por más connotado que sea. No se observa relación entre la productividad de Marcela y lo que la USS le paga. Se argumenta que su renta no se explica tanto por su productividad como por su condición de influencer, porque tenerla en la plantilla atraería matrículas, prestigiaría a la USS. Sería un buen rostro, tal como algunos futbolistas o animadores. Solo faltaría que a Marcela la incluyan dentro de la publicidad de la USS.

Acá lo que estamos viendo es una suerte de prostitución de la universidad, una distorsión del ser universitario, de una visión de la universidad absolutamente desvinculada de su razón de ser, de su deber ser.

Curiosamente, la legislación universitaria pregonada en tiempos del innombrable, apuntaba a despolitizar las universidades. La USS es un ejemplo de todo lo contrario, al menos en sus más altas esferas. El común denominador de sus dueños y de quienes la dirigen es su pertenencia a un mismo partido, la UDI, al que han adosado personajes provenientes de otras tiendas para darle un tinte pluralista y que se han prestasdo para ser una suerte de palos blancos.

A la luz de los personajes que han estado, o siguen estando en la universidad, se podría señalar que la USS es el prototipo de una institución de compraventa de prebendas.

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