octubre 21, 2024

Desde Comillas

Por un primo que por esos días estaba en Valdivia, me entero de que Comillas donde me encuentro en estos meses, llegó a ser la capital de España por tan solo un día, el 5 de septiembre de 1881, por iniciativa del monarca de entonces, Alfonso XII. ¿Quién sabe por qué? Podríamos decir  que fue capital “entre comillas” como respondiera otro primo residente en la capital del reino de Chile, Santiago. Allí donde diariamente se cuecen habas para todos los gustos.

En todo caso confesemos que habas se cuecen en todas partes, como lo confirma el apagón total que ha vivido Cuba al momento de escribir estas líneas, el descarrilamiento de un tren entre las estaciones de Atocha y Chamartin en Madrid, la batalla por la presidencia entre Trump y Harris en EEUU, la reducción del presupuesto público universitario argentino impulsado por Milei, por mencionar tan solo algunos botones de muestra.

Comillas es un pueblo con tan solo del orden de dos mil habitantes registrados, pero en tiempos de verano se multiplica al menos por diez, superando los 20 mil gracias a su hermosa playa de arenas blancas contra las cuales colisionan las olas del mar cantábrico. Olas que tienden a enfurecerse según el tiempo para chocar con bravura contra los acantilados que circundan la playa y que conforman la cornisa cantábrica.

Situado el pueblo en la región de Cantabria a 45 kilómetros de su capital, Santander, su construcción se caracteriza por su sobriedad y talante aristocrático, señal de gloriosos tiempos pretéritos en los que la nobleza solía vacacionar por estos confines. De ello dan muestra algunos de sus edificios más emblemáticos.

Uno de ellos, El Capricho, proyectado por el arquitecto Antoni Gaudí, máximo representante del modernismo catalán, y construido entre 1883. Este edificio fue proyectado bajo el período de influjo oriental que vivió Gaudí por esos años. Hoy está convertido en un museo que destaca por su luminosidad y sus azulejos con girasoles.

El lado del Capricho nos encontramos con el palacio de Sobrellano, conocido también como el palacio del Marqués de Comillas. De estilo neogótico, tiene una fachada impresionante, sobrecogedora, destacando en lo alto una suerte de púlpito desde el cual un político podría lanzar una perorata capaz de emborrachar a quienes lo escuchen. Quien ordenó su construcción fue Antonio López y López, el primer marqués de Comillas, para dar cuenta de su nueva posición social y atraer a su amigo, el rey de entonces, Alfonso XII, para que lo escogiera como su destino vacacional. Se terminó de construir poco después de El Capricho, en 1888. En su interior se alojaba a los invitados, sus familiares y personal de servicio. Actualmente pertenece al gobierno de Cantabria y es visitable.

Por último, cabe destacar lo que fue el Seminario Mayor de la antigua Universidad de Comillas, fundada en 1890, donde hoy se desenvuelve el CIESE (Centro Internacional de Estudios Superiores del Español)-Fundación Comillas, adscrito a la Universidad de Cantabria.  Este edificio, cuya construcción fue iniciada en 1883 es de estilo gótico-mudéjar, y fue otra obra ordenada por el marqués de Comillas, su “obra pía” para “ganarse el cielo” y perpetuar su nombre.

Otro cantar son sus calles adoquinadas, sus casas abalconadas, sus subidas y bajadas, sus cafés, sus gentes, sus vientos, las praderas que rodean a Comillas. 

3 comentarios:

  1. Muy buena la descripción de Comillas Rodolfo, esperamos ir para allá algun día. Abrazos!!

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  2. Anónimo11:42 a.m.

    Qué hermosura, tu relato pinta el paisaje. Gracias por compartirlo con nosotros.

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  3. Anónimo9:31 p.m.

    Excelente relato profesor, lleno de historia y de detalles que hacen que nuestra imaginación vuele a ese lugar. Un abrazo a la distancia y espero el próximo relato.

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