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Dentro del propósito de disponer de información lo más
completa y fidedigna posible, a continuación intentaré esbozar los argumentos que
se han estado esgrimiendo a favor y en contra de la vacunación obligatoria entre los expertos en la materia.
Los argumentos a favor de la vacunación obligatoria se
centran en que una persona que no se vacuna es un potencial facilitador de la
transmisión de covid19 a terceros. Quien no se vacuna puede dañar la salud de
quienes los rodean. En consecuencia, toda persona vacunada se presume que disminuye
el riesgo de dañar a terceros. Esto es
válido en la medida que la efectividad de las vacunas sea alta, por sobre el
90% y en la medida que no tenga costo o éste sea mínimo.
Hasta la fecha, a falta de vacuna, lo que se ha estado
implementando es una suerte de confinamiento obligatorio, expresado en toques
de queda, cuarentenas y otras medidas, con la aparición de la vacuna cambia el
escenario. A lo largo del año 2020 hemos podido apreciar que el confinamiento
obligatorio encierra costos individuales, económicos y sociales no menores que
se han estado expresando de las más diversas maneras, entre ellas, menores
ingresos y una mayor violencia intrafamiliar. En tal sentido se asume que la
vacunación obligatoria conlleva mayores beneficios y a menores costos que el
confinamiento obligatorio, en especial a los grupos más vulnerables a contraer
covid19 ya sea por edad –los adultos mayores- como por quienes viven hacinados –los
más pobres-. De allí el interés por disponer de la vacuna al más breve
plazo posible.
Cabe consignar que la vacunación obligatoria permite
distribuir uniformemente entre todos los riesgos asociados a la obtención de la
inmunidad de todos. Esto implica que la responsabilidad del logro de un
beneficio para toda la sociedad es compartida por igual entre todos los
miembros de la sociedad.
Esta inmunidad colectiva se podría alcanzar con alternativas
menos coercitivas, voluntarias, por la vía de recomendar y alentar la
vacunación a través de fuertes campañas informativas por los medios de
comunicación y redes sociales. Desafortunadamente la experiencia vivida a lo
largo de todos estos meses señala que persisten sectores, grupos dentro de la
sociedad que prestan oídos sordos a las recomendaciones o restricciones que se
han estado impulsando.
En todo caso existe cierto consenso en que, al menos para
ciertos grupos –adultos mayores, personal de salud y otros-, la vacuna contra
covid18 debería ser obligatoria, sancionándose a quienes no se vacunen mediante
multas o restricciones de libertad de movimiento.
Quienes están contra la vacunación obligatoria afirman que
ella solo se justifica en la medida que previene enfermedades graves y muy
contagiosas, y si bien covid19 es contagioso, no la califican como una
enfermedad infecciosa de alto riesgo debido a su baja tasa de letalidad. Se asume
como tal la proporción de fallecidos por covid19 y la cantidad de personas
afectadas por la enfermedad. Por tanto, no es calificada como grave porque
quienes mueren son pocos en relación a quienes contraen el covid19. Efectivamente,
son pocos, pero habría que interiorizarse respecto de las secuelas de quienes
sobreviven a la enfermedad.
Otro punto que esgrimen quienes se oponen a una vacunación obligatoria
reside en que se ha comprobado que la gravedad de covid19 está asociada a la
edad, afectando más a los adultos mayores y menos a los jóvenes. En un ambiente
democrático forzar a los jóvenes a vacunarse muy probablemente tendría
consecuencias políticas negativas.
Por último, un elemento en contra de la vacunación
obligatoria descansa en las dudas que despierta la rapidez con que han
aparecido las vacunas que se han estado desarrollando. Dudas legítimas por
cierto, dado que normalmente toman su tiempo y que en esta ocasión se ha acelerado por la cantidad de recursos –financieros, humanos, logísticos- que se han
destinado y están destinando. Dudas que se ven incrementadas por la ausencia
de información pública, completa, confiable y fidedigna respecto de los niveles
de eficacia y seguridad, tiempos de inmunización y consecuencias colaterales de
las distintas vacunas.
Todo ello explicaría que así como existen quienes están
disponibles para vacunarse de inmediato, otros prefieran “esperar a ver qué
pasa”, y un último grupo no menor, no esté dispuesto a vacunarse en modo
alguno.
Por lo visto, queda camino por recorrer, requiriéndose un mayor involucramiento de los distintos grupos sociales, más educación, más
información, más comunicación, más confianza.
Leída esta columna, y con los conocimientos que tiene ¿cuál sería
su decisión?
Para saber más:
Pour ou contre la vaccination
obligatoire? par Dr Jean-Yves Hindlet en https://www.lespecialiste.be/fr/actualites/medical/pour-ou-contre-la-vaccination-obligatoire.html
La OMS se opone a la vacunación
obligatoria contra covid19 en https://www.lefigaro.fr/flash-actu/l-oms-est-opposee-la-vaccination-obligatoire-contre-le-covid-19-20201207
Vacuna contra el covid-19: ¿debería ser obligatoria? Dos
expertos dan su punto de vista a favor y en contra en https://www.bbc.com/mundo/noticias-55165092
¿Debería ser la vacuna contra el COVID-19 obligatoria? en https://www.dw.com/es/deber%C3%ADa-ser-la-vacuna-contra-el-covid-19-obligatoria/a-55876589
En Canadá se han detectado un effecto secundario en los trabajadores de primera linea que han recibido la vacuna - esperanza.
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