Hoy se conmemoran 35 años del triunfo con que el pueblo de Chile le dijo NO a la perpetuación de un régimen cuyos partidarios, hasta el día de hoy se niegan a identificar con una dictadura. Negacionismo a la carta. Acá y en todas partes la ultraderecha vuelve por sus fueros. En Argentina, uno de los candidatos presidenciales con mayores posibilidades de triunfo, sin arrugarse siquiera, minimiza los horrores de la sangrienta dictadura. Argentina al reducir los desaparecidos de 30 mil a menos de 10 mil. En Chile vamos por igual camino.
Imposible olvidar lo
que fue la gesta del 5 de octubre de 1988. Yo estaba en Arica, era parte de un
grupo clandestino que nos reuníamos en nuestras casas para deliberar y escribir
libremente. Un grupo llamado La Aventura del Pensamiento, nombre propuesto por el
legendario Jaime Barros Perez-Cotapos, médico pediatra que había sido relegado
por la dictadura a Arica. Famoso por sus extravagancias de todo orden. Siempre de
buen humor, de verbo sin igual, comprometido con la causa de los pobres. Había sido
senador por la región de Valparaíso en representación del partido comunista del
que se salió para conformar un movimiento de ultraizquierda, Espartaco, que
tuvo corta vida. También se incorporó con mucho entusiasmo el doctor Salvador
Urrutia, entonces presidente del Colegio Médico, gran hombre, amigo de todos y
querido por todos. No fuimos pocos. Entre ellos Juan Prado, Jaime Rodriguez,
Alvaro Silva, Luis Salgado, Oscar Arancibia, Patricio Arancibia, Mauricio
Néspolo, Octavio Arratia, Santiago Arata. No sé si se me escapa alguien. Algunos
ya no están, se fueron a la eternidad. Tuvimos también visitas ilustres como las
de Juan Podestá, Sergio Bitar, Ignacio Balbontín y otras que no alcanzo a
recordar.
Para el plebiscito,
como La Aventura del Pensamiento participamos activamente haciéndonos cargo del
escrutinio paralelo al del comando oficial del NO en prevención a cualquier
intento de manipulación de los resultados. Eran tiempos de la planilla Lotus
1-2-3, de fax, sin celulares ni internet. Junto con jóvenes profesionales y estudiantes
que se sumaron con entusiasmo al desafío de enfrentar la maquinaria oficial,
conformamos un equipo de trabajo que iba desde los apoderados de mesa,
apoderados de local, enlaces y quienes estaban en el centro de cómputo cuya
localización se mantuvo en secreto para evitar que fuera allanado en caso que
el régimen pretendiera desconocer nuestra victoria.
Fuimos los primeros de
todo Chile, desde Arica, quienes entregamos vía fax los resultados obtenidos en
la comuna, resultados que anticipaban nuestro triunfo, que la dictadura había
sido derrotada en las urnas, con un papel y un lápiz. Pero aún teníamos que
contener la respiración, no podíamos cantar victoria porque la dictadura no
reconocía nada, posponía la entrega de los cómputos oficiales. La dictadura,
vía el subsecretario de entonces, Cardemil, se resistía a asumir la derrota. Solo
cuando el comandante de la Fuerza Aérea, el general Mathei, dijo que había
ganado el NO, pudimos respirar. Las horas de tensión impedían celebrar como lo
merecíamos.
Habíamos ganado. Se
iniciaba un largo y pedregoso camino que aún continúa sin que aún lleguemos a buen
puerto.
Abrazo!
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