Foto de Guillermo Vuljevas en Unsplash |
El loco Bielsa ha pasado a ser el nuevo entrenador de la selección de Uruguay con miras al próximo mundial. Su arribo ha causado no poco revuelo y reacciones encontradas. Para los uruguayos no ha sido fácil asimilar este hecho porque no pocos reclaman que es un cargo que debió ser asumido por un connacional. Sería segunda vez que un argentino se hace responsable de un seleccionado uruguayo. El primero fue Passarella, sin mayor éxito. Pero la mayoría de los uruguayos celebran y agradecen su llegada.
La personalidad de Bielsa
queda reflejada en sus conferencias de prensa y en el estilo de juego de los
equipos que conduce. Conferencias salpicadas de anécdotas, de filosofía, de una
mirada del futbol que va más allá del futbol mismo. Asocia el futbol a la vida
misma. Sabe que todo es efímero, que en el triunfo todo es alabanza, la que se
convierte en amargura y abandono en la derrota. Sabe de éxitos y fracasos, no
amilanándose ante estos últimos ni ensoberbeciéndose ante los primeros. Cada
día tiene su afán. Filosofía pura aplicada al futbol.
Ya tuvimos oportunidad de
conocerlo en Chile. Dígase lo que se diga, al futbol chileno le cambió el pelo.
Fue quien cambió la mentalidad del jugador; fue quien transformó el juego
arratonado, defensivo, temeroso al que estábamos acostumbrados para convertirlo
en un equipo ofensivo, electrizante, apabullante, sin descanso.
En su primera conferencia a
poco de instalarse ya dio muestra de que no llega a calentar el asiento, sino a
vibrar, a romperla, a jugársela por entero. Que ya se puso la celeste No
tuvieron que convencerlo ni mucho menos, todo lo contrario, arriba a Uruguay
con ganas. Expresó que dos razones fundamentan su llegada: uno, los jugadores
con que puede conformar la selección uruguaya, y dos, tener una
ciudadanía de a pie entusiasta y estimulante.
Confiemos que sea un digno heredero del Maestro Tabarez, que se le deje trabajar tranquilo, que se le tenga paciencia, que no se le exijan resultados en el corto plazo. Es legítimo que exista mucha ilusión, la historia futbolística de Uruguay la avala, al igual que la experiencia del loco. Pero no le pidamos peras al olmo, mantengamos los pies en la tierra. Tanto Uruguay como Bielsa también saben de fracasos, y muchas veces, sino siempre, aprendemos más de ellos que de los éxitos.
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