mayo 13, 2023

¿Quién tiene la última palabra?

Foto de Kyle Glenn en Unsplash

En su momento, José Saramago, el insigne escritor portugués, sostuvo que "El problema central de nuestro tiempo es el problema de la democracia, en el sentido muy claro, rotundo, de que esta democracia no es una democracia, porque los ciudadanos no pueden hacer más que quitar un gobierno y poner otro en su lugar, no pueden realmente influir en lo que influye verdaderamente en sus vidas, que es el poder económico, las instituciones que determinan nuestras vidas como el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio y todo eso, que no son instituciones democráticas porque no las hemos votado, vivimos en una situación casi esquizofrénica."

Siendo cierto lo que dice José Saramago, en orden a que el FMI, el Banco Mundial y la OMC no son instituciones democráticas en el sentido de que no los hemos votado, no creo que toda institución deba ser democrática o que toda institución tenga que ser votada para que sea democrática. El tema es más complejo.

Recuerdo que en clases muchas veces presentaba un problema para que fuera resuelto por los alumnos. Les daba unos 10 a 15 minutos para que lo resolvieran en grupos de 3 alumnos cada grupo. pasado el tiempo los invitaba a exponer sus respectivas soluciones. Luego de exponerlas invitaba a todos los alumnos a votar por las opciones que estaban sobre la pizarra. No siempre la opción correcta era la que tenía la mayoría de las preferencias.

Moraleja: ¡no siempre la mayoría tiene la razón! Por ello siempre hay que andar despacio por las piedras, procurar no perder los estribos ni despegar de la realidad. ¿Se entiende?

Las instituciones a las que Saramago hace referencia son instituciones que se inscriben dentro de la globalización en que estamos, la que tiene sus pros y sus contras. Las Naciones Unidas es una institución global. Ellas no nacen por capricho, nacen en virtud de las limitaciones y problemas generados por la ausencia de tales organismos, o por intereses que prevalecen, para impedir que los países puedan hacer lo que le dé la gana a nombre de la autodeterminación o de su soberanía. A las dictaduras no les gustan las entidades globales porque las encorsetan. Las Naciones Unidas surgieron con motivo de la segunda guerra mundial, para evitar su repetición, y hasta ahora al menos lo han logrado, lo que no es poco.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario