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Una vez más
me encuentro en Berlín, ahora sin Angela Merkel al frente, sino que con Schölz
como canciller, de la socialdemocracia alemana, quien está encabezando un
gobierno de coalición con verdes y liberales. Con motivo de la invasión rusa a
Ucrania, Alemania vive momentos cruciales tanto por su firme oposición a la
decisión adoptada por Putin de invadir Ucrania no obstante su fuerte dependencia
del petróleo ruso.
Observo una
Alemania disponible para respaldar a Ucrania contra viento y marea, a pesar de
las dificultades que ya le está reportando. Putin juega con la amenaza de
cortar la provisión de petróleo en respuesta al apoyo financiero y de todo tipo
que Alemania está proveyendo a Ucrania.
El pueblo
alemán parece resignado a que el próximo invierno las verá verdes. Los precios
ya están al alza, al igual que en todo el mundo como consecuencia de la guerra
en Ucrania. Para amortiguar el impacto, el gobierno alemán está alentando el
aumento de la superficie y la producción agrícola, al igual que la generación
de energía solar y eólica.
Simultáneamente,
está estimulando el uso del transporte público basado en electricidad, y el
reacondicionamiento de las viviendas de modo que demanden menos consumo de
petróleo. Al mismo tiempo se está desalentando el transporte privado. Esto se está haciendo
efectivo por la vía de generar un pasaje o ticket mensual único por persona por
un valor de poco menos de diez mil pesos por persona que lo habilita para
ocupar el transporte público por todo un mes todas las veces que quiera. Se trata
de una promoción que partió este mes y por los próximos dos meses. El éxito que
está teniendo esta iniciativa gubernamental hace presumir que se extenderá por
todo el tiempo que sea necesario.
Desde hace
años que tanto en Alemania como en otros países europeos, las circunstancias
que se están viviendo están empujando y acelerando el uso de la bicicleta en
paralelo a disposiciones de uso del espacio público que lo favorecen. Ello explica
el masivo uso de las bicicletas tanto de parte de niños acompañando a sus padres,
como de jóvenes para desplazarse a sus establecimientos
escolares, como de trabajadores para ir a sus lugares de trabajo. También se
pueden observar personas mayores pedaleando felices de la vida de un lugar a
otro sin temores. La seguridad que se respira no deja de impresionar gracias al
irrestricto cumplimiento de las reglas de tránsito.
No es
necesario control policial alguno para que los protocolos existentes, que no
son pocos, sean respetados. A nadie se le ocurre cruzar a mitad de cuadra ni
cruzar en alguna esquina sin que esté habilitada la luz verde para estos
efectos. Eso los niños lo aprenden desde que asisten al parvulario y lo
observan en el cumplimiento de sus mayores.
Los parques
públicos, que en Berlín abundan sin que a ningún privado se le ocurra tentar a
algún funcionario municipal o gubernamental para que le habiliten una inversión
inmobiliaria en ellos con miras a obtener cuantiosas utilidades en zonas de
alta plusvalía. Cualquiera que sea el color político de quienes habitan en este
país, la valoración de lo público en estos confines es muy fuerte. No por ser
de uso gratuito descuidan los espacios públicos como lo demuestra su limpieza y
el cuidado de sus jardines. Pobre de aquel que sea sorprendido tirando algún
papel a la calle o al parque. En los numerosos lagos que rodean Berlín sus riberas
son públicas para uso y goce de la población que acude en masa los fines de
semana y feriados. Familias enteras hacen sus picnics y al retirarse se
preocupan de dejar todo limpio.
Lo señalado
da cuenta de un extendido y fuerte pensamiento ecologista que se está
expresando políticamente a través de un partido verde, que es parte de la
coalición de gobierno, y que también está permeando a los restantes partidos
políticos alemanes.
https://www.abc.es/internacional/abci-holanda-suma-alemania-y-austria-querer-recuperar-carbon-ante-cortes-ruso-202206211334_noticia.html#vca=rrss&vmc=abc-es&vso=tw&vli=cm-general&_tcode=d2ZvMWUy
ResponderBorrarSin duda que es un retroceso que se explica por la emergencia generada por la no provisión de petroleo por parte de Rusia.
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