julio 11, 2020

El sistema de AFP existente en el país

Antes que nada es importante destacar que el sistema de AFP no es un sistema de seguridad social propiamente tal, el que supone un mínimo de solidaridad intra e intergeneracional, un mínimo de aporte empresarial y del Estado. Se trata de un sistema privado de seguridad individual obligatorio por el que cada uno va generando su propio fondo en base a los ingresos que haya logrado percibir durante su vida, sin aporte de la empresa en que uno trabaje ni del Estado. Quien a lo largo de su vida ha ganado poco, y más encima haya tenido períodos sin trabajar, acumulará poco, y en consecuencia, si es que llega a los 65 años, recibirá una pensión irrisoria que muy probablemente deba ser complementada con aportes del Estado para alcanza la pensión mínima. Es la realidad de la mayoría del país.

Este sistema convive con el sistema de previsión para las FFAA, Carabineros y la PDI, que se basa en pensiones provenientes del presupuesto público nacional, esto es de todos los chilenos que pagan sus impuestos, más afín a lo que se entiende por un sistema de reparto. Lo que no se entiende es la brutal diferencia en las pensiones que reciben el mundo civil en relación al mundo ligado a la seguridad interior y exterior como se muestra en la figura.


Si bien la seguridad es importante, también lo es la educación, la salud, etc. y tendríamos que entrar a conversar respecto de los criterios para discriminar a unos de otros.

Existen detalles en los que no me he inmiscuido y que tienen relación con las comisiones cobradas al momento de descontar de los ingresos cuando se está trabajando y cuando se pagan comisiones. Es como si los bancos me cobraran por los depósitos y giros que hacemos.

Mas encima las AFP no garantizan rentabilidad alguna, con el agravante que nos da la “libertad para elegir” entre los cinco fondos disponibles, desde el fondo A, el más riesgoso, hasta el fondo E, el menos riesgoso. Cualquiera diría que estamos jugando al casino o a la ruleta rusa. A ello se agrega que el manejo de los fondos es una verdadera caja negra, donde uno –un mortal como cualquiera- no sabe por qué bajan o suben y tiene que tragarse cualquier explicación.

Por otro lado, no me calza que las utilidades de las AFP sean independientes de la rentabilidad de los fondos que gestionan. Esto es, una AFP puede tener utilidades a pesar de que la rentabilidad de los fondos que administra sea negativa.

Por último, está el método de cálculo de la pensión, que es otra misteriosa caja negra, donde por más que los ejecutivos se esmeren en explicar, los mortales de a pie no alcanzamos a entender nada. Quienes estén interesados en recabar mayor información, sugiero:

  • Leer el blog de Víctor Ramió que reúne valiosa información en torno al sistema de AFP que rige en Chile. Sin perjuicio de que Víctor Ramió es un defensor del sistema, efectúa un exhaustivo análisis de sus características, analiza los cambios introducidos desde su creación, y propone importantes modificaciones. El último de sus artículos es Sistema Pensiones Chileno: top ten a nivel mundial.
  • Ver la presentación que distintas personalidades hicieron ante la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, entre las que destaca la de Patricio Basso (desde el minuto 16 hasta el 44). 


  • También se puede ver otra presentación exclusiva de Patricio Basso centrada en el método de cálculo de la pensión asegurando que su modificación permitiría aumentar significativamente las pensiones actuales y futuras.
  • Ver video de Fundación Sol donde se explica críticamente el modelo de AFP imperante en el país. 
  • Ver un video de Axel Kaiser de Fundación para el Progreso donde el acento está puesto en sus virtudes.

En resumen, considerando estos antecedentes, y otros que por razones de espacio omito, mi posición es contraria al sistema de AFP como sistema obligatorio con sus actuales características. Las razones se centran en:

  • su carácter discriminatorio, dado que deja a los FFAA, Carabineros y PDI fuera del sistema, y a todos los demás dentro de él. Si bien, en general los países tienen sistemas diferenciados para sus fuerzas de seguridad y defensa, sus diferencias no dan origen a pensiones tan desiguales;
  • su carácter individualista, donde cada uno debe rascarse con sus propias uñas, asumiéndose que uno recoge los frutos del esfuerzo realizado en su vida laboral, sin embargo se sabe que por lo general intervienen circunstancias que escapan a dicho esfuerzo: enfermedades, discriminaciones, u otros;
  • su ausencia de solidaridad intrageneracional, esto es, quienes más ganan no contribuyen en nada a quienes menos ganan;
  • su ausencia de solidaridad intergeneracional, esto es, que cada generación debe financiar sus propias pensiones, desentendiéndose de las pensiones de generaciones futuras;
  • su escasa transparencia en el manejo de los fondos, de las comisiones que se cobran y en el método de cálculo de las pensiones;
  • su carácter obligatorio que lo hace operar con ribetes monopolísticos; y
  • su origen ilegítimo al ser fraguado e implementado en tiempos del innombrable sinque hasta la fecha haya sido posible legitimarlo.

Esto no significa que sea partidario de eliminar las AFP. Puede ser un apropiado sistema para quienes tienen buenos y permanentes ingresos, no así para quienes tienen bajas y esporádicas remuneraciones, lo que no es imputable a las AFP. Considero que ellas tienen su razón de ser como un sistema previsional privado voluntario, no obligatorio que complemente un sistema previsional obligatorio de carácter público. Este sistema público obligatorio debe basarse en el principio de que todos los adultos mayores tienen derecho a vivir sus últimos días con dignidad. Por ello, debe otorgar una pensión única similar para todos con independencia de lo que haya logrado imponer cada uno y cuyo valor habría que definir, pero que estimo no debiera ser inferior a un equivalente a los U$S 1,000 con cargo al presupuesto de la nación. Esta pensión base podría verse complementada con lo que cada uno logre acumular  en un sistema previsional privado de carácter voluntario (AFP).

En síntesis, me inclino por un sistema mixto, de reparto e individual con los correctivos correspondientes.

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