julio 28, 2020

El automatismo que nos esclaviza

Photo by Damir Spanic on Unsplash
En las últimas décadas el modelo de sociedad basada en una economía neoliberal ha sido presentado como la única vía que nos puede conducir al desarrollo. Esta tesis ha sido sostenida esencialmente por economistas adscritos a la ortodoxia dominante. Visualizan la economía como una suerte de ciencia exacta y no como la ciencia social que es, dado que trata del comportamiento humano. El movimiento de las estrellas, la caída de un objeto es totalmente predecible, no así el comportamiento humano.

En el año 2008, con motivo de la crisis de los mercados financieros y de la economía real, la reina de Inglaterra, Isabel II, se preguntóSi los economistas son tan inteligentes, ¿por qué ninguno previó lo que iba a suceder?”. La razón estriba justamente en que la economía no es una ciencia exacta como quieren hacernos creer. Tales economistas que se dicen partidarios de las libertades individuales,  tienden a efectuar predicciones, proyecciones, pronósticos, efectuando supuestos que no están bajo su control y asumiendo determinados comportamientos de las personas.

La gran paradoja reside en que los economistas neoliberales, que tienden a hacer gárgaras con las libertades, parecen olvidar que sus vaticinios, pronósticos o predicciones, suponen que somos autómatas, por tanto, que no somos libres.   

El futuro del ser humano, si bien es predecible, no lo es totalmente justamente porque somos libres. Sería totalmente predecible si fuésemos todos esclavos. En consecuencia, si bien podríamos predecir el futuro, su validez es solo parcial, dado que no depende tan solo de lo que haya ocurrido en el pasado, sino que también de nuestro comportamiento como seres libres. Esto significa que mientras más esclavos seamos o más automatizados sean nuestros comportamientos, más predecible es el futuro, las tasas de crecimiento, de desempleo y de inflación. Y viceversa, más impredecible será en la medida que seamos capaces de hacer uso de nuestras libertades.

Por ello, si no queremos estar condenados a seguir un derrotero dado, es indispensable ser libres en todo el sentido de la palabra, lo que significa no estar condicionados por limitaciones económicas o educacionales que impidan el desarrollo de nuestras capacidades reflexivas, analíticas y críticas.

Sin estas capacidades, y restringidos económicamente, la libertad no pasa de ser una farsa. Son estas capacidades las que nos permiten ejercer la libertad  para elegir lo más conveniente para cada uno. En ausencia de libertad nuestro comportamiento podría ser estudiado como quien estudia el mundo vegetal.

¿Como se explica entonces que cuando se trata de analizar el comportamiento de un gran grupo de personas muchas de sus conductas suelen ser predecibles? La razón reside justamente en que tan solo una minoría de ellos hace pleno uso del poder que tiene de ser libre, no alcanzando a incidir mayormente en el resultado total. La predictibilidad se reduce significativamente en la medida que la mayoría esté en condiciones de ejercer su libertad. La estabilidad y predictibilidad de los fenómenos sociales se explican por el automatismo con que actúa una mayoría al no hacer uso de la libertad.

En síntesis, es importante recordar que si queremos considerarnos como personas libres, responsables y dignas, la economía no es una ciencia exacta, y menos aún, la economía aplicada, salvo que queramos ser esclavos o autómatas fácilmente reemplazables por máquinas.

Para saber más:
Carta a la Reina de economistas de la corona
Lo pequeño es hermoso de E.F.Schumacher


1 comentario:

  1. Muy cierto...! Estamos atrapados...no vemos salidas...nuestras anteojeras nos impiden vislumbrar salidas ...sin embargo tenemos poder ...una opción es la organización de esa fuerza potencial sin conducción...armonizada...cómo lograrla cuando tantos no tienen resuelto ni siquiera la satisfacción de sus necesidades esenciales ...básicas ???

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