![]() |
Photo by Akshay Chauhan on Unsplash |
Solo incluí dos botones de muestra, los más recientes, pero
no los únicos. Si la columna la hubiese escrito esta semana tendría que haber
agregado otro botón: el de la salida del presidente para comprar vino en medio
de la cuarentena.
Como nunca antes, la columna desató controversia. Uno de mis
lectores la catalogó como uno de mis peores artículos expresando “¡Qué limitada
tu visión de la izquierda que defiendes! El caviar (jamás demostrado) de La
Moneda importa tan poco ante lo que se pide en la búsqueda de soluciones país,
como el funeral de Bernardino Piñera, donde además no se violó protocolo de salubridad
alguno (el ataúd estaba sellado por lo que era dable levantar la tapa que
separaba al medio del difunto por un grueso vidrio). Ustedes han caído en la
más pedestre forma de hacer oposición, quizás porque no saben dónde están
parados”.
No dejó de sorprenderme tan drástico comentario, razón por la
cual, por tratarse de un amigo, solo atiné a responder “¡Veo que te saqué de
las casillas, lo siento!”.
Al respecto es importante aclarar que lo expresado en la
columna no tiene nada que ver con visiones de izquierdas y derechas. El espíritu
republicano lo puedes encontrar tanto a uno como al otro lado, en mayor o menor
grado, así como ninguna de las dos visiones está exento de carecer de él. No
defiendo visión de izquierda alguna, por el contrario, defiendo una visión de
la derecha que sí tiene espíritu republicano, la que está asomándose
tímidamente luego de décadas de oscurantismo. Es la derecha republicana que se desprende
de la dictadura para sumarse al proceso de recuperación de la democracia en la
segunda mitad de la década de los 80 de la mano de Hugo Zepeda, Julio
Subercaseaux y Armando Jaramillo.
El lector, objetor de la columna, agrega que tanto el caviar
como el funeral importan poco frente al problema que enfrenta el país. Toda la
razón, y ese es el punto: es de mal gusto que las más altas autoridades estén implicadas
en cotizar productos gourmet para sus menús con medio país sumergido en
cuarentenas y participando en un funeral, violando sus propios protocolos –el que
establece un máximo de participantes-, cuando el común de los mortales no puede
hacerlo. ¡Vaya ejemplo el que nos están dando! Y después las máximas
autoridades nos reclaman cuando los chilenos de a pie no acatan las
disposiciones y restricciones que las circunstancias están exigiendo.
Si la columna la hubiese escrito esta semana tendría que
haber agregado otro botón de muestra: la compra del presidente en un local de
venta de vinos en el sector oriente de la capital del reino en medio de la cuarentena vigente en distintas partes del país. En vez de dar el ejemplo, da el contraejemplo.
Vergonzoso.
El Ministro de Salud, Enrique Paris, quien lleva poco tiempo
en el cargo, no se corrió ni le hizo el quite cuando se le observó el hecho,
delatando un espíritu republicano digno de resaltarse. Afirmó que “Como se dice,
el rey o la máxima autoridad en este caso, debe dar el ejemplo. Se lo decía
Julio César a su mujer: no solo hay que serlo, sino que parecerlo”. No creo que
París esté defendiendo visión de izquierda alguna. Sostuvo también que “A lo
mejor el presidente se va a molestar, pero lo voy a decir: creo que hay que
medir la consecuencia de los actos”. No está haciendo otra cosa que resaltar la
importancia del espíritu republicano.
No se trata de que la máxima autoridad del país no pueda cotizar
productos gourmet, ni pueda participar en un funeral, ni pueda comprar vino,
aún en circunstancias excepcionales. Legalmente puede hacerlo por ser lo que
es, la máxima autoridad, nadie discute eso. No es irrelevante.
Como dicen por ahí: la mona por más que se vista de seda, mona queda.
Bien Rodolfo, muy atinado tu comentario. Sobre todo admirable me resulta tu sentido del deber ciudadano y te explico porqué:
ResponderBorrar1- Porque en verdad las actitudes "del Rey" no creo que sean un descuido. Parecen sacadas de El Príncipe de Maquiavelo y otros politólogos clásicos: El Rey no debe ser predecible; el rey debe ser temido antes que amado, el rey no puede parecer débil. Está claro, Piñera está demostrando el poder que tiene so pena de perderlo...el problema es que eso revela que se siente débil.
2- Más me llama la atención de tu amigo que te increpa. El enojo irracional de la gente de derecha es cada vez más espontáneo, instantáneo y recurrente. Lo veo en todos lados, el insulto y el denuesto fácil es cada vez más evidente y ocurre en la red que tenemos con primos, compañeros de facultad...hasta con mis hermanos. Hace un tiempo intenté bajarle el perfil a una discusión de un grupo familiar y no sirvió de nada. De hecho la gente de derecha está cada vez más agresiva y no parece darse cuenta en medio de su sectarismo. Por ejemplo, hace unos días a raíz del episodio de los carabineros que denunciaron no haber sido atendidos en el hospital de Melipilla, en algunos grupos proliferaron los insultos y denuestos contra el médico (para peor venezolano por lo que se le invitaba no tan cordialmente a volver al país de su madre de origen). Salieron incluso denuncias contra dicho médico acusándolo de agente del chavismo madurista comunista, come guagua....etc. (todavía no me convence qué un médico chavista, esté trabajando en un hospital rural de Chile, pero no vamos a pedir lógica). En concreto, en esas redes sociales pensaba que debía advertir que se estaban formulando juicios apresurados, que el incidente era muy raro y poco lógico...pero me detuve, pensando que no serviría de nada. La gente de derecha me insultaría de nuevo y nada más. Pensé decirle a mis amigos y primos que esa actitud era peligrosa pues nos empuja a resolver las cosas como en 1973 y puede que los aprecie mucho, pero no tengo dudas de qué lado voy a estar. Peor, nuestra generación, la que bajó a Pinochet, no va a ser derrotada como la de la UP. Pero no lo dije, porque, en la lógica de la guerra, no tiene sentido advertirle nada a un eventual enemigo.
Por eso te aplaudo, porque aún expones tus puntos de vista que, además, son los que deberían primar en un país civilizado. Un país donde las autoridades son modelos de virtud y austeridad, el país soñado por Portales, por Lenin, por Adenauer...de todos los colores políticos. Un abarzo cordial