Dada la emergencia en que nos
encontramos, y a falta de mejores alternativas que no impliquen endeudamiento
adicional al que ya agobia a la mayoría de las personas, se ha levantado la opción
de que cada uno pueda retirar hasta un 10% de los fondos que tenga acumulados
para sus futuras pensiones en las AFP.
Cabe recordar que las propias AFP han
insistido una y otra vez, que cada uno es propietario de sus fondos, y por
tanto, en casos extremos como es la emergencia en que nos encontramos, es
inevitable pensar en la posibilidad de recurrir a ellos. La ausencia de
ingresos por la pandemia frente a las obligaciones a pagar, la necesidad de
encarar los costos de una grave enfermedad, o saber que no se sobrevivirá sino
unos meses, invitan a pensar en abrirse a opciones excepcionales,
particularmente cuando al frente no asoman alternativas razonables.
Es importante destacar que si bien
los fondos existen, ellos no se encuentran en cajas de fondos de las AFP, por
lo que no están disponibles físicamente, sino que se encuentran invertidos en
distintos instrumentos financieros (bonos, acciones, etc.). En consecuencia,
frente a un retiro masivo inevitablemente tiene un impacto en el valor de
dichos instrumentos, y por lo tanto en los fondos que tienen acumuladas las
personas. Por ello deberá haber plazos de entrega, los que no podrán ser tan inmediatos
como se quisiera. Con todo, bajo cualquier plazo que se dé, por más que se busque
amortiguar el impacto negativo, será imposible evitarlo. Y esto afectará más a
unos que a otros, a quienes tengan más fondos acumulados y a quienes estén por
jubilar.
Para no enturbiar la reflexión, no voy
a entrar a analizar los intereses e interrelaciones existentes entre quienes
conforman el gobierno, en particular a nivel de ministros y subsecretarios, y
los directores y altos ejecutivos de las AFP, junto con los dueños y ejecutivos
de las empresas en que se encuentran invertidos los fondos. No es un tema
menor, pero es para otra columna.
Para nadie es una gracia tener que abordar
la emergencia actual recurriendo a fondos reservados para la hora de
pensionarse. Sin embargo, ¿qué se puede hacer cuando se ha perdido el trabajo? ¿cuando
no hay con qué alimentar a la familia? ¿cuando ya no existe capacidad de
endeudamiento por parte de la población? No es broma de tener que recurrir a
fondos propios destinados a la vejez para sobrellevar el presente. Las tardías
y restrictivas propuestas del gobierno que han emergido a modo de cuentagotas,
ni siquiera han podido impedir que diputados y senadores de su propio sector se
sumen a aprobar el proyecto de retiro del 10% de los fondos acumulados por
parte de quienes lo requieran.
Lo curioso es que se ha aprobado un proyecto por el que los trabajadores tendrán que rascarse con sus propias uñas a falta de otras opciones. Como ha afirmado un economista localizado en la puerta norte de Chile, se trata de un triunfo neoliberal que los neoliberales no celebran.
Por más que se amenace con vetar el proyecto, o que se recurra al tribunal constitucional para detenerlo, lo único que se está logrando es eludir una realidad que no se está atendiendo debidamente. Creo que es la oportunidad de repensarlo todo, de punta a cabo.
Otras miradas se pueden encontrar acá:
El retiro de fondos de las AFP: un triunfo neoliberal que los neoliberales no celebrarán de Enrique Fernández
Malo o peor de Fernando Cabrales
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