julio 17, 2020

¿Qué es el populismo?

Photo by Randy Colas on Unsplash

Dicen que vivimos tiempos de populismo a todo nivel. A nivel internacional en USA, Brasil y Gran Bretaña, sus gobiernos han sido motejados de populistas. En Chile, a raíz del proyecto que autoriza la disponibilidad del 10% de los fondos a los afiliados a las AFP para enfrentar la crisis económica generada por la pandemia, se ha acusado a sus partidarios de un actuar populista.


Normalmente tiene una connotación negativa que busca desacreditar a quien se acusa como populista. Si bien no existe una definición específica, suele asignarse el rótulo de populista a toda política, persona u organización que adopta decisiones o medidas para complacer a uno o varios grupos de interés, aparentemente sin mayor costo, con miras a conseguir su voto, preferencia o adhesión. Por lo general el populismo se apoya en el nacionalismo, la ignorancia o las emociones, tendiendo a exacerbar problemas no resueltos, o aspiraciones insatisfechas.

El populismo tiende a asociarse a la demagogia y por lo mismo, los movimientos populistas representan todo un desafío para las democracias dado que una de sus características esenciales reside en que las autoridades ejecutivas y legislativas sean elegidas mediante el voto.

Por lo general, al frente del populismo se posiciona una tecnocracia que tiende a subestimarla. Una tecnocracia que se apoya en quienes poseen altos niveles educativos y que suponen que el comportamiento humano es enteramente racional y predecible, obviando que muchas de sus conductas son irracionales e impredecibles, guiadas por las emociones. Al menos hasta ahora no se ha logrado que seamos unos autómatas.

En democracia, la política necesita de la tecnocracia, pero ella por sí sola no es suficiente porque tiende a subestimar las emociones, los sentimientos, los intereses involucrados. La tecnocracia suele analizar lo que se puede y no se puede desde un punto de vista económico-financiero, bajo el aura de la objetividad, sin considerar la viabilidad política. El populismo es su opuesto, pasa por alto la viabilidad económica, centrándose en la voluntad, en lo que se quiere sin atender a razones, explotando las emociones, sentimientos, o intereses comprometidos.

La política entendida como el espacio para resolver civilizadamente los conflictos y problemas inherentes a toda sociedad humana, es despojada de su razón de ser cuando asume un gobierno conformado por tecnócratas que creen que todo es lógica, en circunstancias que en política no todo es lógica, que las consideraciones sociales no pueden obviarse. Y la política se va al garete cuando asume un gobierno populista que hace caso omiso a lo que se puede o no se puede ética, económica y técnicamente.

Una combinación virtuosa es aquella capaz de tomar en consideración todos los factores implicados para poder satisfacer los requerimientos políticos-sociales. La factibilidad de toda política, si bien depende de limitaciones económico-financieras,  éstas también dependen de la correlación de fuerzas, de juegos de intereses. Por eso, ojo al charqui.

Estas líneas se escriben a raíz de la acusación del gobierno a la oposición de populista por aprobar un proyecto que permite que los afiliados puedan sacar hasta un 10% de sus fondos reservados para su jubilación. Importa señalar que se ha llegado a este extremo por una crisis económica-social sin precedentes. Una crisis  que el gobierno ha sido incapaz de atender oportunamente, respondiendo con propuestas que apuntan a incrementar los ya altos niveles de endeudamiento de la población.

Gobernar es educar, es priorizar, es conducir, es mirar a uno y otro lado para conciliar lo que se quiere con lo que se puede. Populismo es todo lo contrario, es ser conducido por terceros. Populismo es repartir cajas con toda la parafernalia publicitaria procurando llevar agua a su molino. Populismo es llevar como candidatos a personajes de la farándula.

El mejor antídoto para no caer en brazos del populismo reside en una ciudadanía empoderada, educada con espíritu crítico y capacidad reflexiva. Lamentablemente la calidad de la educación deja mucho que desear en este plano, lo que facilita su desarrollo.

Para saber más sugiero leer acá.

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