La actual ola de transición democrática que viven varios países de América Latina parece que tienen sus días cantados. En Europa, la ola comunitaria iniciada al término de la segunda guerra mundial y ampliada a los países que conformaban la Europa Oriental con la caída del muro de Berlín, también parece estar llegando a su fin.
En nuestro continente, la elección de Bolsonaro en Brasil parece dar cuenta de ello. Bolsonaro, al igual que tantos otros que están emergiendo desde las catacumbas, lo hacen con un discurso simple, sin rodeos, que no requiere mayor reflexión, apelando a la antipolítica. Son políticos que simulan no serlo con un discurso antipolítico, basados en la ley del talión, de la imposición del más fuerte, manipulando nuestras emociones e inseguridades y apuntando sus dardos hacia los grupos humanos más vulnerables y fáciles de identificar: los inmigrantes, los negros, los homosexuales, los mapuche.
No resulta difícil visualizar que vivimos tiempos de rechazo a la política y los políticos por gran parte de una población, la que se siente defraudada, con una gran rabia, la que vuelca esencialmente contra el centro y la izquierda, no a favor de la derecha, sino que de la ultraderecha. En consecuencia, todo indica que se está ente el inicio de una ola de repliegue, de retorno a un discurso nacionalista, antiglobalizador encabezado ahora por Trump. Un tiempo que se asemeja al vivido en Europa antes de la segunda guerra mundial.
En Chile, su más genuino representante es José Antonio Kast, quien clavó su primera estaca en las últimas elecciones, obteniendo un nada despreciable 8%. Desde la derecha jaquea a la derecha, así como en su tiempo, la izquierda era jaqueada por la izquierda. Para él, y no pocos como él, Piñera pareciera estar “más interesado en agradar a la izquierda que de defender las convicciones propias y cumplir el mandato de los chilenos”. Tanto JAK como otros están convencidos que la izquierda está dominando la agenda de gobierno. Igual que en tiempos de la Concertación y de la Nueva Mayoría, cuando desde la ultraizquierda estaban convencidos que la derecha estaba dominando la agenda de gobierno.
Dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezarse dos veces o más con la misma piedra. Espero que no. La salida que salvará al ser humano y a la madre tierra es la ola humanista, la ola del equilibrio, la sensatez, la armonía, la paz interior, y la solidaridad entre nosotros. Entre la ola populista y la humanista, no hay por dónde perderse!
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