Estamos siendo testigos de una resurrección del populismo de derecha, que generalmente se asocia a la ultraderecha o al fascismo. El último botón de muestra es el resultado de las recientes elecciones en Andalucía, España. De la nada misma, VOX, la ultraderecha española, sin mayor trascendencia hasta la fecha en toda España, se catapultó con una votación por sobre el 10%. Porcentaje alcanzado en una región con tradición de izquierda y que en las más de tres últimas décadas ha sido gobernada por el partido socialista obrero español (PSOE). Los otros dos partidos de derecha, Ciudadanos y Partido Popular (PP) se apresuraron en mostrarse disponibles para formar gobierno con VOX aprovechando que juntos conforman una mayoría.
No resulta fácil encontrar las razones que explican esta debacle para todos los partidos, muy especialmente a la izquierda (PSOE y Podemos de Iglesias), aunque también a la derecha tradicional (PP) y la nueva derecha (Ciudadanos). Ahora parece que estamos regresando a una vieja nueva ola.
Es preciso destacar que en el tiempo, y en diferentes partes del mundo, hemos estado inmersos en distintos tipos de olas políticas. Europa en la primera mitad del siglo pasado fue remecida por la ola fascista o nacionalsocialista que desembocó en la segunda guerra mundial. Tiempos en los que en América Latina muchos países vivieron dictaduras o gobiernos encabezados por militares: Somoza en Nicaragua, Trujillo en república Dominicana, Pérez Jimenez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Batista en Cuba, Perón en Argentina.
Luego de haber sido escenario de una cruenta guerra que trascendió sus fronteras, en la segunda mitad del siglo XX caracterizada por la guerra fría, los países occidentales europeos se reconstruyen democráticamente y comienzan a forjar la Unión Europea para dejar atrás los tiempos de nacionalismos. Mientras tanto, Europa oriental cae dentro de la órbita soviética-comunista al amparo del Pacto de Varsovia.
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