Se nos va un año marcado por las movilizaciones estudiantiles en nuestro país y ciudadanas en otros países. Reflejo de una época en la que cada vez más personas ya no se tragan sapos ni culebras. Cada vez parece ser más contundente lo que no se quiere, y lo que sí se desea.
Por momentos da la impresión que estamos ante un choque de trenes. Cada vez hay menos tolerancia hacia la corrupción, la ausencia de transparencia, pero simultáneamente, la tendencia hacia la conformación de oligopolios y sus oscuras colusiones, influencias aumenta vertiginosamente. Las PYMEs la tienen cada vez más difícil, devoradas por los monstruos que con nuestros propios comportamientos de consumo generamos.
Los sueldos reguleques siguen haciendo historia en un país donde la inmensa mayoría vive al borde del precipicio. Bajo un gobierno que obtuvo la presidencia de la mano del lema “una nueva forma de gobernar” el año termina con vergüenza. Resulta doblemente obsceno que asesores del Ministerio del Interior, sin título, con nula experiencia en el ámbito para el cual fueron contratados, el del combate a la delincuencia, lloren miserias con sueldos millonarios, aduciendo que se están “sacrificando” porque en el sector privado ganarían mucho más. Hay que ser caraduras. ¿Quién los mandó “sacrificarse”? Simultáneamente la delincuencia en vez de batirse en retirada, aumenta. El gobierno, eludiendo su responsabilidad, solo atina a traspasársela a los fiscales. Hay que ser caraduras.
Como broche de oro, la Corte Suprema, como regalo de fin de año, resuelve elegir a Rubén Ballesteros para presidirla, letrado que participó en los consejos de guerra existentes en los primeros años de la dictadura. A ello se agrega que posteriormente, cada vez que le ha tocado participar en algún proceso judicial, ha fallado a favor de la impunidad del innombrable y de la aplicación de la ley de amnistía destinada a borrar crímenes que la humanidad ha declarado como imprescriptibles.
En política nacional seguimos comulgando con ruedas de carreta al ritmo que fija la derecha. El sistema electoral binominal sigue campeando por sus fueros, al igual que la imposibilidad de que los chilenos que viven en el exterior puedan votar.
En los próximos días, los estudiantes que rindieron la PSU conocerán sus resultados y efectuarán sus postulaciones. Estamos ante un fin de año, que al igual en los anteriores, las universidades despliegan sus mejores dotes publicitarias, intentando captar matrículas que les proveerán apetitosas y suculentas ganancias, a pesar que legalmente no tienen fines de lucro. Todo un símbolo de la hipocresía y los eufemismos reinantes.
A todos mis queridos lectores les deseo un feliz año nuevo, menos corrupto, más transparente, más auténtico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario