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Foto de Rach Teo en Unsplash |
En estas líneas
abordaré someramente, tres temas que si bien no se relacionan entre sí, tienen,
a mi juicio, algo en común. Uno, ver a Trump siendo propuesto como candidato al
Premio Nóbel de la Paz por el Primer Ministro israelí, Netanyahu; dos, ver a la
oposición chilena de derecha clamando por el voto obligatorio para los
extranjeros; y tres, ver a la derecha chilena reclamando credenciales
democráticas a los comunistas.
Trump, en su campaña
fue bien explícito al afirmar, muy suelto de cuerpo, que con él en la
presidencia se acabarían las guerras. Que la guerra en Ucrania, en 24 horas la
tendría cerrada. Bastaba una llamada telefónica a su amigo Putin y la guerra se
terminaría en un dos por tres. Nada de eso ha ocurrido, todo lo contrario, la
guerra continúa, ahora en una suerte de segundo plano, pero la secuencia de destrucción
y muertes persiste sin cesar.
No solo eso, en una
suerte de acción concertada con Netanyahu, Trump decide atacar Irán con la
excusa de inhabilitar, destruir la hipotética capacidad nuclear que tendría. Con
otra culebra, EEUU, en tiempos de Bush, decidió echar abajo al régimen de
Hussein, atacando a Irak. Netanyahu no encontró nada mejor que viajar a Washington
para felicitar a Trump y no contento con ello, proponer su candidatura al Premio
Nóbel de la Paz. Un premio a quien
diariamente trapea con la diplomacia, amenazando con las penas del infierno a
quien ose encararlo.
Mientras tanto, en
Chile la oposición de la derecha celebra el voto obligatorio luego de constatar
que le permite llevar agua a su molino, esto es, que quienes no votaban y ahora
se ven forzados a hacerlo, tienden a votar por candidatos de derecha. Y para que
el voto obligatorio sea de verdad, no de mentira, exigen al gobierno que se
multe a quienes no voten, una multa no solo simbólica, tipo clases de ética a
Délano y Lavín, sino una que duela.
Obligatorio no solo
para los chilenos, sino para los extranjeros, algo inédito a nivel mundial. Cuesta
encontrar un país en el mundo en el que los extranjeros estén habilitados para
votar en elecciones presidenciales y/o parlamentarias. Por lo general se les habilita para votar en
elecciones locales, municipales.
Los campeones del
nacionalismo, del patriotismo, ahora rasgan vestiduras para que los extranjeros
puedan votar como cualquier connacional. Y por el otro lado, por la izquierda,
más partidaria del internacionalismo, poniendo palos en la rueda para el voto
de los extranjeros. El mundo al revés. Es demasiado notoria la existencia de
intereses creados y que las propuestas de lado y lado son con calculadora en
mano. Así no llegaremos a ninguna parte.
Por último, como
broche de oro, ahora tenemos a la derecha reclamando credenciales democráticas
a los comunistas. Se veía venir si en las primarias oficialistas ganaba la
candidata del PC, Jeannette Jara. Y resulta que ganó, y por paliza. No era mi
candidata. Ganó a pesar de ser PC, a pesar de que se sabía que en adelante le
darán como caja. Incluso pensó en congelar su militancia para que su
pertenencia al PC no fuera un obstáculo en su carrera presidencial. Sin embargo,
se dio cuenta que no serviría de nada, que de todas formas le darían como
bombo.
El punto es que toda
esta suerte de cruzada anticomunista desde la derecha, corre un alto riesgo de
terminar siendo un boomerang. Chile nunca ha tenido un presidente comunista. El
PC a lo más ha sido parte de coaliciones de gobierno; lo fue de cinco gobiernos
(de los encabezados por Aguirre Cerda, González Videla, Allende, Bachelet y Boric).
No ha dado ni un golpe de Estado, ni se ha comido guaguas.
No puede decir lo
mismo la derecha, que no trepidó no solo en respaldar un golpe de Estado vía
las FFAA de la mano del innombrable. No conforme con esto, alentó la política
de exterminio de los comunistas. Lo que son las vueltas de la vida. Y ahora tenemos
a un PC resucitado, con sangre nueva. Es por primera vez, que el PC presenta una
candidata a la presidencia en representación no solo del PC, sino que, de un
arco de partidos. No como consecuencia de un acuerdo entre cuatro paredes, sino
de elecciones primarias a las que concurrieron más de un millón de votantes.
Está por verse cómo termina todo esto: si Trump obtiene el Nóbel de la Paz, si multarán a quienes no voten, y si a la derecha terminan saliéndole el tiro por la culata sus ataques a la candidatura de Jara por su condición de comunista.
Muy buenas relaciones entre los tres temas Rodolfo!!
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