La taxonomía de Bloom surge a mediados del siglo pasado de la mano de Benjamín Bloom, surgiendo 40 años después una nueva versión creada por Loris Andersen, quien fuera uno de sus discípulos. A pesar del tiempo transcurrido y de los cambios desde entonces, la taxonomía de Bloom sigue teniendo plena vigencia en el ámbito educativo, tanto para docentes como estudiantes. A los primeros les sirve para entender que no todos los estudiantes aprenden de la misma manera, y a éstos les sirve para identificar las vías por las cuales más aprenden para aprovecharlas a tope.
Esta taxonomía nos dice que el
proceso de aprendizaje se da a través de 6 niveles, partiendo por recordar
hasta crear, como se muestra en la figura. A continuación, veamos cada una de
estas etapas:
Etapa 1: Recordar
Esta etapa implica trabajar con
aspectos teóricos, definiciones de conceptos esenciales y todo lo asociado a memorizar
lo que se está estudiando. Al final de esta etapa se espera que el estudiante
salga bien apertrechado, memorizando los conocimientos básicos necesarios de la
materia en estudio.
Etapa 2: Comprender
Esta etapa implica ir más allá de
recordar, por lo que en ella se debe trabajar en la capacidad de relacionar
distintos conceptos, escribir compendios o resúmenes sobre lo que se ha
memorizado, así como dialogar con otros en torno a lo que se está aprendiendo. Esta
capacidad de relacionar conceptos, de escribir resúmenes y dialogar o discutir en
torno a los conceptos, da cuenta de que se ha comprendido lo que se está estudiando.
Etapa 3: Aplicar
Esta etapa implica la puesta en
acción de los conocimientos adquiridos para la resolución de problemas, tanto
reales como ficticios o teóricos. Bajo este nivel se inicia la aplicación práctica
de los conocimientos teóricos alcanzados.
Etapa 4: Analizar
Esta etapa implica escudriñar en
torno a los conocimientos adquiridos, buscando comprender cómo sus componentes se
relacionan entre sí. Ello permitirá que los estudiantes tengan la capacidad para
discutir no solo los conocimientos de que disponen, sino que comparar y contrastar
distintas situaciones y sus consecuencias desde distintas perspectivas.
Al finalizar esta etapa, se asume
que los estudiantes ya son capaces de reformular la información de que disponen
para abordar la creación, planificación y producción de algo nuevo.
Etapa 5: Evaluar
Esta etapa implica emitir juicios
informados y críticos en torno a lo que se sabe con la información disponible. Esto
implica que los estudiantes tienen la capacidad para reunir los conocimientos
de que disponen para corroborar su veracidad, formular críticas, combinar
conceptos y formular hipótesis.
Etapa 6: Crear
Esta etapa implica un alto grado de razonamiento y creatividad, donde el estudiante pone a prueba toda su capacidad, experiencia y criterio para innovar en torno a un producto, un servicio o un proceso conducente a generar nuevos conocimientos y soluciones en torno a un problema real.
La taxonomía aquí presentada es la revisada, no la original, donde las dos últimas etapas se encuentran invertidas.
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