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Foto de Nick Fewings en Unsplash |
Los partidos que se dicen de
izquierda y centroizquierda tienen el mérito de haber sido capaces de definir
sus respectivas candidaturas presidenciales mediante el mecanismo instituido
para estos efectos, las primarias que se llevarán a cabo a fines de este mes. A
ellas concurren cuatro candidatos -Jeanette Jara, Carolina Tohá, Gonzalo Winter
y Jaime Mulet- que si bien tienen similar domicilio político, poseen distintas
historias, trayectorias, visiones. Estas diferencias son las que viabilizan una
mayor o menor capacidad para sumar adherentes/votos de unos sectores u otros.
Hay candidaturas con mayor
propensión a atraer votos de quienes se identifican más con la centroizquierda
(Tohá y Mulet), así como otras a quienes se perciben más de izquierda (Jara y
Winter). De igual modo, hay candidaturas que se identifican más con el marxismo
(Jara), o el laicismo (Tohá y Winter), o el humanismo cristiano (Mulet).
Si se buscan votos del centro,
los candidatos de centroizquierda (Tohá y Mulet) tenderán a perder votos por la
izquierda, en tanto que quienes están más a la izquierda (Jara y Winter), tenderán a perder votos
procedentes del mundo centrista.
Este fenómeno no es exclusivo del mundo de la izquierda, dado que se reproduce en la derecha, y de hecho lo está
sufriendo Matthei. Cuando su discurso apunta al objetivo de capturar votos de
centro, corre riesgo de perder votos por la derecha donde se encuentran Kast y
Kaiser prestos a recogerlos. Si por el contrario, opta por
endurecerse, puede ganar votos desde la ultraderecha, pero perder por el
centro.
Acá no hay balas de plata ni nada
nuevo bajo el sol. Lo que se gana por un lado, se pierde por otro. El punto es
evaluar dónde se gana más, o dónde se pierde menos. Pero no es llegar y darse
vueltas de carnero “centrándose” o “endureciéndose” durante la campaña si no se
está respaldado por un mínimo de consistencia para que el mensaje sea
mínimamente creíble.
Cada uno de los 4 candidatos que
concurren a las primarias tienen fortalezas y debilidades. Intentaré centrarme
en las primeras.
Jeanette Jara, del Partido
Comunista (PC), abogada y administradora pública, es empática y ha tenido un
eficaz desempeño como ministra del trabajo, mostrando una capacidad para buscar
acuerdos con la oposición política para aprobar proyectos asociados al ámbito
laboral y previsional, que sin su paciente trabajo difícilmente hubiesen sido
aprobados.
Carolina Tohá, del Partido por la
Democracia (PPD), licenciada en derecho y doctora en ciencias políticas, está
avalada por una sólida trayectoria y experiencia política, que le ha permitido
asumir complejas responsabilidades como ministra del interior, a los pocos
meses de iniciado el gobierno, cuando éste se encontraba en un complejo
escenario en materia de seguridad.
Gonzalo Winter, del Frente Amplio
(FA), es abogado y diputado, de la misma generación del presidente Boric. Al
igual que Jara y Tohá, ha sido dirigente estudiantil, y en la actualidad se
desempeña como diputado en el parlamento, caracterizándose por sus punzantes
intervenciones, tanto en la cámara de diputados, como en los distintos medios
de comunicación.
Jaime Mulet, del Frente
Regionalista Verde Social (FRVS), es abogado y tiene una larga trayectoria
política iniciada en el partido demócrata cristiano (PDC), al que representó en
el congreso nacional como diputado en varias oportunidades. Las ideas fuerzas
que están tras su candidatura son impulsar el regionalismo y el desarrollo de
una economía verde.
Estos 4 candidatos parecen representar muy bien las distintas corrientes existentes en la izquierda chilena. Dentro de las críticas que se formulan a estas candidaturas dentro de la campaña que está teniendo lugar se encuentran, según cada caso: Jeanette Jara: el temor a un gobierno con fuerte presencia del PC; Carolina Tohá: el temor a una restauración concertacionista; Gonzalo Winter: el temor a la inexperiencia gubernamental; y Jaime Mulet: representar a un partido sin mayor peso político.
Jeannette Jara (PC) y Carolina
Tohá (PPD) han expresado la necesidad de hacer crecer la centroizquierda desde
perspectivas distintas. En lo político, Tohá pareciera buscar el centro político
alejándose de posturas radicales, en tanto que Jara, por el contrario, buscaría
capturar a una izquierda que está más allá del PC. En lo económico, la
candidatura de Tohá, antes que más mercado y/o más Estado, busca mejor mercado
y mejor Estado, esto es, mejorar el funcionamiento de los mercados, al igual
que el del Estado; en cambio la candidatura de Jara busca asignar un mayor rol
al Estado que al mercado.
No han faltado los golpes bajos
entre ambas candidaturas. Desde el comando de Jara se acusa una suerte de
revival concertacionista en la candidatura de Tohá, en tanto que desde esta
última se denuncia la no viabilidad política y económica de las propuestas
provenientes del mundo de Jara.
La diferencia de ambas candidaturas, al igual que las de Winter y Mulet, respecto de las candidaturas de la derecha radica en que estas últimas creen a ciegas en el mercado, desregulándolo, y minimizando, jibarizando, reduciendo el rol del Estado al plano de la seguridad y la vigilancia, para mantener el orden y proteger la propiedad privada.
Las primarias están entrando
en tierra derecha y en la campaña que recién se está iniciando, ya están
teniendo lugar muchas asperezas, inevitables por lo demás dado que se están
poniendo sobre la mesa las diferencias antes que las semejanzas. Es claro que
no da lo mismo quien gane las primarias y no será fácil, que, en la noche del 29 de junio, el día de las primarias, todos quienes
votaron en las primarias se cuadren tras la candidatura ganadora.
No pocos están al aguaite, en espera de lo que ocurra para lanzarse al ruedo, dependiendo de quien sea el(la) ganador(a) de las primarias. Entre ellos destacan Rodrigo Mondaca, actual gobernador de la región de Valparaíso; Marco Enríquez-Ominami, para quien sería su cuarta incursión; Harold Mayne-Nicholls, expresidente de la ANFP; y Marcelo Trivelli, exintendente de la región metropolitana.
En todo caso, si cualquiera
de ellos opta por ir a la primera vuelta no haría más que favorecer las
posibilidades de que tengamos una segunda vuelta con dos candidatos de la derecha
compitiendo por la presidencia del país, algo inédito en la historia política
del país en los últimos 100 años. Se trata de un riesgo no menor que solo se
dilucidará en los días que siguen a las primarias.
Por mi parte, volviendo a las
candidaturas y las fuerzas políticas que están tras ellas, me pregunto ¿cuál es
el modelo de país, de sociedad, que están postulando? Mas allá de frases de
buena crianza me gustaría saber qué modelo de país aspiran, ¿cuál es el país
real al que quieren asemejarse? ¿El Salvador de Bukele? ¿La Nicaragua de
Ortega? ¿La Argentina de Milei? ¿La Venezuela de Maduro? ¿La España de Franco? ¿la
Unión Soviética de Breznev? ¿El Chile del innombrable? ¿La Alemania de Merkel?
¿La Suecia de Palme? ¿La Cuba de Castro? Y la otra pregunta cuya respuesta me
gustaría conocer es ¿cuál es la factibilidad política y económica de
implementar lo que postulan?
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