junio 09, 2025

Las relaciones en el mundo laboral

Foto de Marten Bjork en Unsplash

Es normal que a lo largo de nuestra vida laboral existan los períodos en los que tengamos problemas, particularmente aquellos que conciernen a las relaciones con terceros. Más allá de los problemas contractuales -de carácter permanente, temporal u otros-, económicos, o espaciales, los más complejos son los que tienen que ver con las relaciones que establezcamos con nuestros superiores, nuestros subordinados, nuestros pares, nuestros proveedores y/o nuestros clientes.

Ya estoy jubilado luego de más de 45 años de trabajo tanto en el ámbito público como privado, y me consta que no son pocos los momentos que nos resultan intolerables, inaceptables. Es todo un desafío gestionarlos de la mejor manera, de forma tal que las decisiones que adoptemos no vayan en perjuicio propio. Me refiero al perjuicio psicológico, afectivo social. Cuando las cosas no andan bien en el trabajo, cuando se está bajo un mal ambiente laboral, es hora de tomar decisiones por más dolorosas que estas sean.

Todas las relaciones tenemos que cuidarlas sin perder el norte, sin dejar de ser quienes somos, sin abandonar nuestra esencia, abriéndose a la posibilidad de que el otro tenga la razón. Los conflictos en nuestras relaciones humanas suelen darse por incomprensiones, por creer que tenemos toda la razón, desentendiéndonos de las razones de los otros. Abrirse a la posibilidad de que uno esté equivocado tiene un efecto disuasivo que suele descolocar al otro, invitándolo implícitamente a conversar, a buscar puntos en común.

Las relaciones humanas hay que cultivarlas, alimentarlas, regarlas con santa paciencia. Como los árboles, hay que regarlos para que den frutos hermosos y sabrosos. De esta forma, los árboles crecen con fuerza, con ganas, agradeciendo nuestro esfuerzo, nuestra dedicación, nuestro tiempo dedicado a ellos. Lo mismo vale respecto de las relaciones humanas en general, y laborales en particular.

No se trata de sonreír todo el tiempo ni de aparentar ser lo que no se es, ni de abandonar la franqueza; sí se trata de prudencia, de pensar antes de decir algo que puede herir. Palabras sacan palabras. La calidad de las relaciones humanas en el mundo laboral son esenciales para una vida familiar y social sana, sin tensiones. De allí la importancia de cuidarla. 

De allí que si estamos en un ambiente tóxico y los esfuerzos por desintoxicarlo son infructuosos, lo mejor es abandonarlo y buscar nuevos horizontes.

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