junio 11, 2025

Carolina Tohá, mi candidata


A fines de este mes tienen lugar las primarias presidenciales por la izquierda y centro izquierda. Serán las únicas que tendrán lugar dado que la derecha y la centro derecha no lograron ponerse de acuerdo para llevarlas a cabo.

A estas primarias concurren cuatro candidaturas representativas de las distintas sensibilidades o corrientes existentes tanto en la izquierda como en la centroizquierda: Gonzalo Winter en representación del Frente Amplio (FA); Jeanette Jara por el Partido Comunista (PC); Carolina Tohá por la Socialdemocracia representada por el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia (PPD), el Partido Radical (PR) y el Partido Liberal (PL); y Jaime Mulet por el Frente Regionalista Verde Social (FRVS).

Creo que estamos frente a un gran elenco, con cuatro candidatos de fuste, cada uno con sus fortalezas y debilidades, y veo que las distintas fuerzas políticas han puesto a sus mejores hombres y mujeres para representarnos. No es una elección fácil ni mucho menos.

Sin perjuicio de lo señalado, estas líneas apuntan a expresar y a hacer pública mi preferencia por Carolina Tohá y las razones para inclinarme a su favor.

De partida, sin desmerecer a los restantes candidatos, percibo en Carolina un fuerte talante democrático junto a una alta solidez conceptual, una gran experiencia política y una vivencia personal que la dignifican. Atributos todos, que en su conjunto estimo esenciales para encabezar el próximo poder ejecutivo.

Todos sabemos que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales pasadas las dos primeras mayorías fueran para Boric y Kast: el primero en representación del FA y del PC; el segundo en representación del Partido Republicano. En la segunda vuelta se impuso Boric dado que la centroizquierda se volcó a su favor, esencialmente para evitar el ascenso a la presidencia de Kast, candidato representativo de la ultraderecha.

Los primeros meses del gobierno del FA-PC fueron tales, que a poco andar, el presidente no tuvo más remedio que invitar a las fuerzas de centroizquierda a sumarse a su gobierno para compensar la inexperiencia gubernamental que adolecían quienes estaban conduciendo el aparato estatal y que estaba a la vista de moros y cristianos. El objetivo era claro: enderezar un gobierno que andaba a la deriva. La centroizquierda fue a su rescate. No podía ser de otro modo. Junto con enderezarlo, el gobierno logró ampliar su base de apoyo en el parlamento, donde se encontraba en franca minoría.

Es en este contexto que Carolina es llamada por el presidente Boric a asumir el ministerio del interior para abordar el mayor desafío que enfrentaba el gobierno, el del conflicto chileno-mapuche en la región de la Araucanía junto al migratorio y al de la inseguridad a nivel nacional. Un desafío mayúsculo al que Carolina no le hizo el quite, sino todo lo contrario, encarando con decisión su voluntad inquebrantable por contribuir, en la medida de sus fuerzas, a estabilizar un gobierno que se encontraba en las cuerdas. Todo por Chile.

Con ella y otros destacados personeros, el socialismo democrático pasó a incorporarse al gobierno, transformándolo en un gobierno de coalición más allá del FA y el PC. Los propósitos refundacionales originales tuvieron que ser desechados al no disponerse de las mayorías sociales y políticas necesarias para implementarlas. El espíritu refundacional FA-PC tuvo que ser reemplazado por la moderación, por la búsqueda de acuerdos, y en esta tarea, a Carolina le cupo un rol estelar. Todo esto acompañado de un proceso de aprendizaje por parte del presidente y colaboradores inmediatos, lleno de chapuzas y autogoles, quienes vivieron en carne propia que “otra cosa es con guitarra”. No por mucho madrugar, amanece más temprano.

Hoy nos encontramos, una vez más, ante el reto de mirar hacia adelante, identificar lo que necesitamos. El desarrollo nos sigue siendo esquivo, por lo que para alcanzarlo, necesitamos seguir mejorando la vida de muchas personas que siguen estando en las cuerdas, con bajas remuneraciones, trabajos precarios, fuertemente endeudados, por lo que requerimos retomar la senda del crecimiento, un crecimiento que sea sostenible, inclusivo, verde y digital, cuyos frutos sean compartidos para tranquilidad tanto de los de abajo como de los de arriba.

También requerimos disminuir la desigualdad existente, de modo que los de abajo tengan acceso a una justicia, una educación, una salud, una vivienda y un ambiente que no los discrimine negativamente. Ellos más que nadie la necesitan para salir adelante con su esfuerzo. Por último, requerimos vivir en un país más seguro, donde podamos salir sin tener que andar a salto de mata.

Para satisfacer estos requerimientos, se requieren acuerdos, ajustes, conversaciones, cesiones, no imposiciones unilaterales. Descarto a los candidatos de la derecha y la ultraderecha porque para ellos, en lo sustantivo, la desigualdad no es un problema, lo asumen como natural. Para mí sí es un problema. No me refiero a la desigualdad resultante de quien se esfuerza más respecto del que se esfuerza menos; me refiero a la desigualdad consecuencia de la injusticia. También los descarto  por su acento en la represión antes que en la prevención, por soslayar la relevancia de los DDHH.

Como podemos ver, la tarea que tenemos por delante es mayúscula, y estoy seguro que los requerimientos planteados -más crecimiento, menos desigualdad, más seguridad- son compartidos por los 4 candidatos. De ellos, quien siento que tiene más posibilidades de satisfacerlas en base a un gran acuerdo nacional, es Carolina por lo que mencioné al inicio de estas líneas: su fuerte talante democrático, su solidez, su experiencia y su vivencia personal.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario