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Foto de Nick Fewings en Unsplash |
En la ultraderecha, donde podrían
haberse realizado primarias, por ir más de un candidato en su representación
-José Antonio Kast, Johann Kaiser, Francesca Muñoz-, decidieron no hacerla. Sin embargo, se pusieron de
acuerdo para llevar una única lista para las elecciones parlamentarias, señal
de que buscarían potenciar la presencia de los partidos respectivos
-republicano, nacional libertario y socialcristiano- en el congreso nacional.
Lista que sería aleonada, empujada, arrastrada, por cada uno de los candidatos
presidenciales de los tres partidos que la conforman.
Sin embargo, si se visualiza que
uno de los tres tiene posibilidades de pasar a la segunda vuelta, lo más
probable que los otros dos se bajen a cambio de compensaciones a nivel
parlamentario y/o de influir en la campaña. De darse este caso, se esperaría
que la bajada sería de Kaiser y Muñoz, para plegarse a Kast por su mejor
posicionamiento en las encuestas.
Por la derecha y la centroderecha
tampoco tenemos primarias, a pesar de todo el esfuerzo desplegado en esa
dirección por parte de los partidos que conforman ChileVamos (UDI, RN,
Evópoli). Esfuerzo dirigido esencialmente a realizar unas primarias con los
candidatos de la ultraderecha y que ésta desoyó o despreció. El objetivo era
claro, llegar a la primera vuelta con un único candidato, apostando a ganar por
mayoría absoluta, sin segunda vuelta. De hecho, las encuestas daban cuenta de
esta posibilidad.
ChileVamos especuló con unas
primarias con candidatos de la centroderecha y con Carter que no fructificaron.
También se abordó la alternativa de unas primarias truchas que se descartaron
porque era demasiado evidente que serían para no quedar “fuera de la foto”
durante todo el período, el mes de junio, en el que el foco estaría centrado en
las únicas primarias que están teniendo lugar: las que llevará la izquierda y
la centroizquierda.
Por último, Incidió la capacidad de convocatoria, dado que sin la ultraderecha esta capacidad de convocatoria se vería muy reducida. Le faltaría la sal y pimienta que toda primaria requiere para que sea capaz de atraer votantes a ella.
Hoy por hoy, al interior de la
derecha se está dando una tensión no menor, referida a quién tiene la primacía
en ella: la derecha o la ultraderecha. Estamos ante un desdoblamiento inédito,
el de una derecha blanda o centroderecha, y el de una derecha dura o
ultraderecha, fenómeno que se está siendo replicado en varios países.
La no realización de primarias
por parte de la derecha implica que se rehuyó, postergó el debate asociado a quién
tiene la primacía en su interior. Debate que se dará para la primera vuelta de
las elecciones presidenciales, donde se verán las caras para saber quién manda.
Si alcanzaran las dos primeras
mayorías en la primera vuelta, implicaría que la decisión final tendría lugar
en la segunda vuelta. Sería un fenómeno inédito que no cabe descartar,
dependiendo de los contendientes que concurran a la primera vuelta. Si en representación
de la izquierda y centroizquierda no solo concurre quien gane las primarias, ahí
la derecha podría ir cantando victoria.
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