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Foto de AbsolutVision en Unsplash |
El presidente regional de un partido opositor, en DiarioTalca titula su última columna (“Tohá se equivoca: la probidad sí importa”) de un modo que invita a reflexionar sobre el modo en que se está haciendo política. Al leer la columna observo que hace alusión a la nominación de Cristina Bravo, exgobernadora de la región del Maule, como jefa de su campaña territorial en la región.
Los hechos señalan que Cristina está actualmente en calidad de imputada en
una de las aristas de la investigación que se está llevando a cabo contra la
Fundación Urbanismo Social dentro del Caso Convenios. Que esté imputada no
implica que sea culpable en tanto las instancias judiciales no la declaren como
tal . Mientras tanto debe asumirse su inocencia. Esto vale para este caso como para cualquier otro.
Nunca he escuchado a Carolina Tohá afirmar
que la probidad no le importe, muy por el contrario, que sí le importa, y tiene
una trayectoria de vida que así lo confirma. Una trayectoria sujeta a errores,
como la de todo ser humano, de cualquiera de nosotros. El titular en comento me
llamó la atención por cuatro factores:
Uno, por tratarse de una columna escrita por
un abogado que debe saber que todo imputado, es inocente en tanto no se
demuestre lo contrario por parte de las instancias judiciales pertinentes. No
soy abogado ni mucho menos, pero así entiendo que funcionan las cosas en un
estado de derecho.
Dos, por tratarse de un presidente de un
partido, Evópoli, que nació para refrescar la política, para innovarla, para
oxigenarla con nuevos aires, con una nueva mirada desde un liberalismo tanto en
lo económico como cultural, orientado a tender puentes, a buscar acuerdos, y no
para andar metiendo cuñas destinadas a sacar ventajas más propias de la
política tradicional.
Tres, porque la política propiamente tal,
está asociada al debate, intercambio de ideas, a diferencia de la politiquería
que nos arrastra al fango, a basurear, a tirar barro contra personas. A
Sócrates se le imputa una frase que importa tener presente: “Las mentes fuertes discuten ideas, las mentes
promedio discuten acontecimientos, las mentes débiles discuten sobre personas”.
Por ello me pregunto: ¿qué estamos discutiendo, conversando o intercambiando? ¿sobre
ideas, acontecimientos, o personas?
Cuatro, porque a
pesar de que el prestigio de la política está por los suelos, los principales
candidatos presidenciales que tenemos en carrera, tanto oficialistas como de
gobierno, tienen una trayectoria nada desdeñable. Por lo mismo, más vale que
nos centremos en los aspectos positivos de los candidatos de nuestras
preferencias, antes que andar metiendo el dedo en la llaga de lo negativo de
los demás.
En síntesis, la probidad debe importarnos a todos. Nadie tiene estampado a sangre y fuego el sello de la probidad. Resaltemos lo positivo de los candidatos que tenemos, dejando que los ciudadanos por sí mismos sean capaces de identificar a quien es el(la) más idóneo(a) para conducir los destinos del país en los próximos años.
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