julio 15, 2024

Desde Pimpinelas (Concón)

Estamos en Concón, en calle Pimpinelas invitados por un gran compañero de mis tiempos de estudiante universitario cuya amistad hemos logrado conservar a pesar del paso del tiempo y la distancia. El viaje a Concón lo hice mientras España jugaba la final de la Eurocopa contra Inglaterra que España ganó finalmente, no sin dificultades, en justa lid. En tenis, también ganó el español Alcaráz en Wimbledon, doblegando a Djokovik, en una soberbia actuación. Por la noche tuvo lugar la final de la copa América entre Argentina y Colombia que ganó, muy merecidamente, a mi juicio, Argentina por más que los colombianos insistieran que les robaron el partido. Uruguay terminó en tercer lugar al vencer a Canadá. Los uruguayos quedamos con sabor a poco porque, dadas las expectativas que nos habías forjado, aspirábamos a más. Sin embargo, tengo la sensación que el tercer lugar hace justicia porque tanto Argentina como Colombia fueron más.

El entusiasmo, la convocatoria y la cobertura generada en los medios de comunicación por ambas copas, me llevan a pensar que si Marx viviera hoy, en vez de afirmar que la religión es el opio de los pueblos, tengo la impresión que diría que el futbol es el opio de los pueblos.

Quienes seguimos la organización de la copa América no podemos dejar de señalar que dejó mucho que desear, poniendo al desnudo la debilidad de EEUU para enfrentar contingencias imprevistas como el desborde de público. Pero donde reveló el país que es, fue el fallido atentado contra Trump que, curiosa o casualmente, le está despejando el camino y catapultándolo a la presidencia que al paso que vamos ganará por paliza a falta de contendores.

Con el atentado Trump logra hacer olvidar todos sus problemas con la justicia y el asalto al capitolio por parte de sus huestes, emergiendo como la figura que tanto atrae a los estadounidenses: la del sheriff, la del llanero solitario, que por sí solo resuelve todos los problemas habidos y por haber. El mismo Trump le pone sal y pimienta de su cosecha declarando “se supone que debo estar muerto”. Por tanto, EEUU debiera estar respirando aliviado porque sería un resucitado para cumplir el destino que el Señor le ha asignado a su paso por esta tierra: Make America Great Again. En la convención republicana que ha tenido lugar al día siguiente, Trump le ha sacado lustre al atentado, tan lleno de interrogantes como tantos otros atentados similares. Interrogantes que el tiempo no logra dilucidar y que solo abre espacio a especulaciones de la más diversa índole. Bastó matar al supuesto autor del disparo que le rasgó la oreja para que lentamente le echemos tierra al tema. Como diría alguien: matando la perra se acaba la leva.

El atentado nos confirma el tipo de país que es EEUU, un país armado hasta los dientes, con una policía que deja mucho que desear, donde las leyes son extremadamente laxas en materia de tenencia de armas gracias a la influencia que tiene la poderosa asociación norteamericana de rifles en el ámbito político. Influencia que ha impedido la aprobación e implementación de leyes que limiten la posesión de armas.

1 comentario:

  1. Excelente comentario sobre la actualidad internacional, permite pensar en la realidad deportiva y política nacional

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