diciembre 22, 2023

Intentando cuadrar el círculo

Foto de Chaitanya Tvs en Unsplash

Muchos han querido ver en los resultados del último plebiscito una suerte de crítica a un mundo político que no atina, incapaz de resolver los problemas reales que afectan a las personas. No descarto que así sea, pero creo que los resultados dicen algo más, que revelan un desconcierto generalizado. Como que anduviéramos dando palos de ciego. Intentaré explicarme.

El tema constitucional partió desde el minuto cero, cuando se promulgó la constitución del 80 en base a un plebiscito fraudulento, sin registros electorales, en el contexto de una oposición diezmada, relegada a las catacumbas, en una contienda electoral absolutamente desigual de todo orden, rematado con un voto en que las opciones estaban representadas por una bandera chilena y una bandera negra. como que no había por donde perderse.

Desde entonces se ha bregado por modificarla con éxitos parciales a la medida de la derecha, la que se había asegurado su derecho a veto vía senadores vitalicios, designados, sistema electoral binominal, y quórums calificados. todo estaba amarrado y bien amarrado. Los desamarres comenzaron a darse a conveniencia de la derecha. Los senadores vitalicios se levantaron cuando la derecha vio que ya no le convenía, y lo mismo con los senadores designados. Y así, a paso de tortuga se logró ir avanzando, pero manteniendo siempre las bases, la esencia del modelo neoliberal instalado a sangres y fuego. El mismo que hoy Milei pretende instalar en Argentina, así como Fujimori en Perú.

Si bien la constitución actual, luego de sucesivas modificaciones, si bien ha cambiado sus bases políticas originales, mantiene sus bases económicas primigenias. Bases que se han intentado modificarse sin éxito hasta ahora.

La explosión social del año 2019 motivó un acuerdo que derivó en la necesidad de un cambio constitucional que posteriormente fue refrendado en un plebiscito donde por amplia mayoría el país quiso que nos abocáramos a elaborar una nueva constitución.

Se eligió una convención donde los representantes de los partidos políticos fueron barridos, eligiéndose mayoritariamente convencionales provenientes de movimientos sociales. Resultado expresivo de la desconfianza existente en la clase política. El fruto de esta convención fue una propuesta convencional ampliamente rechazada por la ciudadanía, al parecer, por estar pasada para la punta izquierda.

Posteriormente se emprende un segundo proceso constituyente donde la ciudadanía tiene la oportunidad de elegir nuevamente a los consejeros responsables de redactarla. Además, se adoptaron resguardos para que no se salieran de madre. A la hora de elegir a los consejeros constitucionales, sorpresivamente la extrema derecha alcanzó una holgada mayoría, que junto con la derecha, les permitiría elaborar una constitución a su pinta, dejando de lado la propuesta constitucional que un consejo de expertos había logrado armar con acuerdo de todos los sectores, de un extremo a otro. La derecha no resistió la tentación, la oportunidad, gracias a su mayoría, de hacer la constitución que querían, una que en el fondo consolidara, apretara las clavijas sueltas de la constitución actual. Se fueron para el otro extremo respecto de la convención anterior. Sometido al plebiscito la ciudadanía volvió a rechazarla.

¿Qué significa todo esto? Los resultados señalan que la ciudadanía no quiere la constitución actual, tampoco la que salió del primer proceso constituyente, no la que salió de este segundo proceso. Uno se puede preguntar ¿por qué? Sospecho que porque las dos constituciones elaboradas son extremas, dividen en vez de unir.

La paradoja reside en que a la hora de elegir a quienes debían elaborar la constitución, en ambos procesos, elegimos a convencionales y consejeros que preconizaron posturas extremas aprovechando las mayorías alcanzadas. No se aguantaron de pasar máquina. La contradicción que visualizo reside en que queremos una constitución que una, una constitución para todos, pero elegimos convencionales o consejeros que solo quieren llevar agua a su molino. 

Queremos una constitución moderada, pero para elaborarla elegimos consejeros que se atrincheran. Así es imposible. Es como intentar cuadrar el círculo. Como para pensar que el problema no es solo de la clase política, sino de nosotros mismos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario