A continuación haré mención a algunos detalles que me están llamando la atención durante mi estadía en Alemania. En general, el comportamiento ordenado de su población. Tienden a cruzar solo en las esquinas especialmente remarcadas para estos efectos. Solo cruzan cuando el semáforo les habilita para hacerlo. Aunque no pase vehículo alguno, prefieren esperar. Si alguien osa cruzar cuando no corresponde, es mal visto. La desaprobación social implícita y explícita de otros peatones es manifiesta. Los semáforos y la señalética no son meros adornos, ni están localizados al azar.
En general, sus pueblos y ciudades destacan por la limpieza
de sus espacios públicos. No tanto porque los servicios de limpieza sean
eficientes y recorran periódicamente los diferentes espacios existentes, sino
porque la población se resiste a tirar papeles o cualquier tipo de basura a la
calle. Medio mundo hace uso de la infinidad de espacios públicos existentes –calles,
plazas, parques, playas- para desarrollar actividades recreativas, de descanso,
donde cada familia suele llevar su propia bolsa para volcar allí los restos de
comida en los picnics que realizan. Es común ver la celebración de cumpleaños, bodas,
fines de años escolares y laborales en estos espacios. Se valoran y cuidan los
espacios públicos.
En general el transporte público funciona. Estamos hablando
del metro bajo superficie (U-Bahn), del metro sobre superficie (S-Bahn), de los
buses, de los tranvías (Tram). Una de las consecuencias de la guerra en Ucrania
es la aceleración del uso de la electricidad en el transporte público dada la
disminución del abastecimiento de gas y petróleo por parte de Rusia. Letreros luminosos
en las paradas informan las horas de cuando llega la locomoción que se está
esperando. Los horarios son respetados y guían el comportamiento y los cálculos
de tiempo de transporte por parte de los pasajeros. Todo esto complementado por
un sistema en internet que permite a toda persona que porte un celular
seleccionar la ruta a seguir para llegar a destino.
Casualmente, durante los meses de mi permanencia acá, puedo
hacer uso de todo transporte público con
un ticket cuyo valor es poco menos de 10 mil pesos chilenos mensuales, política
adoptada por el gobierno alemán para desincentivar el uso del automóvil por
parte de los privados para reducir el consumo de gasolina. Esto se complementa
con la introducción de los automóviles eléctricos cuya producción se está
alentando con fuerza. A ello se agrega que se permite portar las bicicletas en
el transporte público sin mayor costo. En Luxemburgo se ha ido más allá: el transporte
público es gratuito! En otros países europeos se está abriendo paso esta
alternativa que a ojos de “los expertos chilenos”, en sus análisis de beneficio/costo
aderezados del más puro neoliberalismo, todo esto sería escandaloso: populismo
puro y duro.
Los edificios están reforzando sus paredes exteriores para
incrementar su aislación térmica junto con incrementar la instalación de
paneles solares para enfrentar la próxima temporada invernal y disminuir la dependencia
de Rusia. La solidaridad con Ucrania se manifiesta ondeando la bandera
ucraniana, tanto en espacios públicos como privados.
En general, un signo dominante en la sociedad alemana viene
dado por la informalidad y la sobriedad, lo que se observa en el vestir, en la
gastronomía, en los modelos de vehículos, en las viviendas y el comportamiento
en general. Pocos aspiran a quererlo todo, la sencillez domina la escena.
En general los edificios no cuentan con conserjes ni
estacionamientos para vehículos, los cuales se estacionan en las calles sin que
se les cobre. Esto da cuenta del nivel de seguridad y confianza imperante, dado
que a nadie se le pasa por la cabeza que le roben el vehículo ni que algún
extraño ingrese a un edificio de departamentos para robar.
El reciclaje anda a lo orden del día llamando la atención que
quienes no necesitan lo que tienen, en vez de tirarlo a la basura o acumularlo
en alguna pieza o bodega, lo dejan en las puertas de sus viviendas para ser
recogidos por quienes pudiesen necesitarlos.
Por último debo destacar la coexistencia pacífica entre
distintas razas, culturas y religiones, porque en este sentido las grandes
ciudades alemanas se caracterizan por ser verdaderos modelos de diversidad.
Lo expuesto no es uniforme, se da en mayor o menor medida en unos lugares, barrios, sectores que en otros, pero es la tónica dominante. ¿De qué depende? No lo sé, pero sospecho que depende del nivel educacional, cultural.
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