Pero Real Madrid no llegó como
favorito porque no lucía mayormente, su experiencia en estas lides lo hacían de
temer. Y así fue. No fue un gran partido en términos de calidad futbolística,
pero sí lo fue en términos de tensión, de incertidumbre, de equilibrio, de
intensidad. Quizás Liverpool parecía lucir más, pero no lo suficiente para
llevarse la victoria. Liverpool partió atacando, Real Madrid conteniendo, pero
cualquiera de los dos podía llevarse el trofeo porque los ataques del Real eran
mortíferos. Incluso se le anuló un gol, dudoso a mi juicio. Pero nadie reclamó,
se esperó el veredicto del árbitro a partir de lo que los veedores del VAR le
informaban. No se validó. Y el juego continuó. Hasta ahora no sé porqué no se
validó. ¿Offside? ¿de quién? ¿de Benzema? No lo vi adelantado. Bueno, pero el
Real no se amilanó.
Se fueron al descanso con un empate en
blanco. ¿Dónde estuvo la diferencia? Estuvo en el arquero del Real, que lo
atajó todo, que transmitió seguridad, confianza, la que transmitió a sus
compañeros. La diferencia también estuvo en el desplante del Madrid que nunca
perdió la compostura y cuyos contraataques eran de miedo. Modric, Benzema y
Valverde, aparte del arquero belga, fueron los grandes protagonistas en el
Madrid. Modrid, croata; Benzema, francés; Valverde, uruguayo. Uruguayo tenía
que ser! Fue el del pase gol, el que a lo largo del partido trabajó como
obrero, sin lucirse mayormente, humilde y discreto como pocos. Todo un orgullo
para quienes nacimos en nuestro paisito.
Valverde me hizo recordar a otro
uruguayo de mediados del siglo pasado en el Real de los tiempos de Di Stefano, Puskas
y Gento. Su back central, José Santamaría, la muralla defensiva del Real de
entonces. También me hizo rememorar al Peñarol que años después, en 1966, cuando
en pleno estado Bernabeu, allá en Madrid, se coronó campeón mundial con el
capitán de capitanes a la cabeza, Néstor “Tito” Goncalvez, al ganar por dos a
cero luego de haber triunfado en el estadio Centenario con igual marcador. Eran
los tiempos gloriosos de Peñarol y que tuve el privilegio de saborear. Tiempos que
difícilmente volverán.
Tal cual Rodolfo!!!
ResponderBorrarUn gran abrazo
(Daniel 😄)
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